Hyperion. Nuevas Especies #3

By kellyythoralabatalla

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Anahí dedicaba su vida a ayudar a los que más lo necesitaban, y eso puso en riesgo su vida. Mientras hacia su... More

Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce | F I N A L |
Epílogo

Capítulo Uno

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By kellyythoralabatalla

Anahí sentía como si su corazón fuera a estallar en su pecho.

Había investigado el lugar donde se dirigía, pero obtuvo poca información. Fue una sorpresa darse cuenta que su prima, casi hermana, trabajaba en lo que técnicamente era una fortaleza.

Anahí había permanecido casi 7 años por fuera de su país natal: Estados Unidos, dejando la poca familia que tenía para seguir con su trabajo de asistente social y voluntariado con ONU. La mayoría del tiempo se la pasaba viajando a países tercermundista o en conflicto.

Cuando recibió un correo de su prima, fue como una señal del cielo.

Ahora se encontraba a unos minutos de estar a salvó por un mes con las Nuevas Especies, con las que trabajaba su prima, mientras trazaba su plan de huida.

—Llegamos. —Anunció el hombre que la había recogido en el aeropuerto.

Anahí sólo asintió y miró por la ventana. Unos muros, de por lo menos 10 metros, la recibieron. Esos muros le dieron un poco de seguridad, nadie sabía dónde estaba, aunque tampoco pensaba quedarse mucho tiempo en ese lugar.

El auto se detuvo después de pasar la primera puerta. El conductor le dijo que tenía que ser requisada y ella sonrió ocultando su nerviosismo.

Al bajarse del auto vio como una mujer salió de la caseta de seguridad. Era demasiado alta y musculosa, parecida a una atleta. Sus ojos eran completamente oscuros.

—Hola, humana. Soy Breeze, soy la encargada de revisarte y revisar tus cosas para que puedas entrar a La Reserva. —La mujer le sonrió.

—Yo soy Anahí Lenetti, la prima de Gina —dijo mientras la hembra Especie se acercaba y la empezaba a requisar.

Anahí estaba acostumbrada a las requisas. Casi todos los grupos insurgentes que se encontraba, la requisada y muchas veces se pasaron de la cuenta.

—Sí, escuché que venias a quedarte un tiempo. ¿Vacaciones?

La humana dudó. —Sí, un mes, y luego vuelvo al trabajo.

Cuando Breeze terminó, pasó a su bolso.

—¿No revisaras mis zapatos? —Le preguntó.

La Especie la miró.

—No, no es necesario.

Pero Anahí pudo ver la cara de extrañeza en ella.

Dos minutos después Breeze terminó de mirar la única maleta que traía. Sabía que debía de tener muchas preguntas por sus prendas, pero eran regalos, no los podía dejar. Caminó unos metros hasta pasar por una segunda reja, y al pie de ella estaba su prima junto con un hombre, o lo que ella pensó que era un hombre. Era alto, rondando el metro noventa, con una camisa sin mangas mostrando los brazos musculosos y bronceados. Tenía cabello negro recogido en una cola de caballo.

En cuanto su prima la vio, corrió hacia ella y la abrazó.

—Ann, finalmente nos vemos otra vez. —Sonaba demasiado alegre.

—Es un gusto volver a verte, Gina.

Las dos mantuvieron el abrazo por varios segundos, cuando finalmente lo rompieron, Gina presentó a la Especie.

—Ann, este es Brass. Él nos va acompañar a mi cabaña.

—Espero que disfrutes estar aquí. —La Especie le sonrió—. Me gusta tu cabello rojo.

—Gracias, yo también espero disfrutar mucho. —Anahí le devolvió la sonrisa.

Los tres se montaron en el Jeep y arrancaron en dirección a la cabaña de Gina.

—Este lugar es impresionante. Traté de buscar información en Internet, pero no encontré.

Brass se rió.

—Sí, lo es. Pero no encontrarás nada del interior de La Reserva en Internet. No nos gusta que personas extrañas estén aquí porque tratarían de hacernos daño como las otras veces. Por eso somos muy estrictos en la seguridad y con los humanos que nos visitan.

Anahí podía ver a varias Especies que la miraban abiertamente mientras pasada en el Jeep.

—Por eso te hice firmar el contrato de confidencialidad —dijo Gina.

—No te preocupes, estoy acostumbrada. Incluso creo que he firmado más contratos de confidencialidad que el mismo presidente. —Anahí sonrió—. Lo que vea aquí, no saldrá nunca de mi boca, ni estando bajo tortura.

Gina le dedicó una mirada de confusión, pero ella volteó su cara para seguir mirando el paisaje.

—Me gustas, humana. Podría considerarte para ser mi compañera —respondió Brass.

Anahí miró a su prima y ella asintió como diciendo: "Después te lo explico"


~*~

—Cuando dijiste "cabaña" me imaginaba algo más... Rústico —dijo la pelirroja.

—Bueno, yo también pensé lo mismo cuando me lo dijeron.

Anahí miraba con asombro la casa. Tenía una sala amplia, con un conjunto de muebles y un televisor. Había un pequeño comedor con cuatro puestos al lado de la cocina integral.

—Tienes hasta un microondas y un lavavajillas. —Miró con asombro Anahí.

—La mayoría de personas en Estados Unidos tiene estas cosas —dijo Gina con obviedad.

—Bueno, supongo que me alejé del país durante mucho tiempo.

La pelirroja dejó la maleta al lado de la puerta.

—Subamos. Arriba están las dos habitaciones, cada una tiene su baño propio.

Las dos subieron las escaleras mientras Anahí arrastraba su maleta. Al llegar al segundo cuarto, se encontró con una cama Queen size. Casi pudo escuchar a los ángeles tocar sus arpas detrás de ella.

—Hoy y mañana estaré contigo, me dieron permiso.

Anahí corrió a la cama y se tiró. Sintió como si cayera sobre una nube.

—Voy a la cocina a preparar la cena. Descansa y dúchate si quieres, nos vemos dentro de una hora. —Gina salió y cerró la puerta.

Anahí escuchó la voz de Gina distante.

Hacía tres años que no tocaba un colchón decente. Siempre iba de un lado a otro y la comodidad estaba casi erradicada de su vocabulario. La mayoría de camas que conocía estaban hechas de paja o tablas, algunas veces le toco dormir en el suelo, literalmente. Pero muchas de esas penurias valieron la pena cuando pudo ayudar a quienes lo necesitaban. Ahora podía ver como la riqueza estaba tan mal proporcionada y lo afortunada que erra.

Alcanzó a dormitar y después, con pesar, se levantó a bañarse. En el baño encontró casi todo tipo de productos para el cabello, de olores frutales y neutrales. Se sentía como su estuviera en un hotel de 5 estrellas, ya que estaba acostumbrada a sólo agua y el jabón básico. Las peores partes fueron en África central, donde tuvo que permanecer semanas sin bañarse.

Cuando salió, se sintió como una persona nueva. Nunca se había sentido tan limpia. Sacó una blusa de tiras y un short café. Bajó las escaleras siguiendo el olor de la comida, mientras se peinaba el cabello.

—Nunca te había visto el cabello tan largo. —Gina puso los platos sobre el comedor.

Anahí se miró el cabello, era verdad que lo tenía muy largo, hasta su cadera, pero ni lo había notado porque casi siempre lo mantenía recogido por el calor y para que no le obstruyera en su trabajo.

—Supongo que tengo que cortarlo, los salones de belleza son escasos en medio oriente.

—Ya te lo cortaras, mejor empecemos a comer. Hice la ensalada de la abuela, la que tanto nos gustaba de niñas. Además, recordé que eras vegana. ¿Todavía lo eres?

La pelirroja caminó descalza hasta el comedor. Las dos se sentaron.

—Lo era, pero es muy difícil cuando mantienes viajando y conoces diferentes culturas. Algunas se ponen muy molestas cuando no aceptas lo que te ofrecen, y la mayoría adora la carne porque es escasa para ellos. —Empezó a comer.

—Es bueno saberlo, ya que aquí abunda la carne de todo tipo. —Gina habló mientras comía de la ensalada—. A la mayoría de las Especies los alimentaban con carne cruda o casi cruda cuando estaban en cautiverio, y todos conservan esos hábitos.

—Quería preguntarse sobre ellos. Me avergüenza de admitirlo, pero sé muy poco de ellos.

—No te preocupes, la mayoría lo hace. Ellos lo prefieren así.

—No, me refiero a que no sé casi nada. Mantenía más en desiertos y junglas que en ciudades, y las noticias del mundo eran casi inexistentes para mí. Recuerdo haber escuchado noticias sobre una compañía que, hacia experimentos con humanos y ADN de animales, pero nada más. Cuando digo que estoy muy atrasada en noticias y cultura general, es porque casi ni existe para mí.

—Bueno, tu poca información es verdadera. Las industrial Mercile creó a las Nuevas Especies mezclando ADN de animales con ADN humano. Y hacían experimentos de medicinas con ellos. Los mantuvieron en cautiverio la mayoría de su vida. Cuando se dio a conocer que eso estaba pasando, se autorizó la desmantelación de la compañía. Muchos empleados huyeron y muchas Especies murieron, pero otros pudieron sobrevivir y aquí están. Esta es una de sus sedes, la otra es el Homeland, fue dado por el gobierno en compensación.

—¡Wow! De verdad que me perdí mucho. —La mujer seguía comiendo y su prima pudo notar que comía muy rápido y probaba de todo, como si lo estuviera haciendo en contra del reloj.

—Las Especies compraron estos terrenos y construyeron La Reserva, es mucho más tranquila que el Homeland. Y aquí viven las Especies que les cuesta más adaptarse.

—¿No se han adaptado? A mí me pasó lo mismo. El primer año del voluntariado fue horrible para mí; no tener privacidad y las comodidades que tenía antes, fue duro, pero lo superé. Ahora que volví al país casi todo es nuevo para mí, cuando estaba acostumbraba a ver plantas y pueblos casi que olvidados por el mismísimo Dios. —Anahí se rio—. Hasta ver un lavavajillas es anormal para mí.

—Algunos son más salvajes que otros. Ellos viven en la Zona Salvaje, yendo por el bosque a tres kilómetros de aquí. Hay algunos que nunca salen de ahí, son más grandes y aterradores que los que viste hoy —dijo lo último en un susurro—. Muy pocos saben hablar bien o escribir. Profieren vivir en el bosque rodeados de los animales de las Especies rescatan.

—Es triste, pero por lo menos allá se sienten seguros. Muchas veces no hay que abandonar lo seguro.

Gina notó el tono en que lo dijo Anahí. Ella sabía que su prima después de tantos años moviéndose pro el mundo no regresaría tan fácil a su país, y algunas expresiones más algunas frases la hacían sospechar.


~*~

Anahí se revolvió entre las sabanas, no había podido dormir sobre la cama. Sabía que tendría que acostumbrarse ya que no volvería a trabajar en la ONU. No sabía si sentirse alegre o triste. Bajo la cobija y la almohada sobre el suelo, he intentó dormir otra vez. Tocó el collar que le había dado una mujer de la tribu Himba, los colores significaban fertilidad. Estuvo tentada a rechazarlo, pero no se atrevió por miedo a que la mujer se enojara. Ella dudaba que son su vida tuviera hijos, ya que su vida sexual era casi inexistente porque moviéndose de un lado a otro y oliendo a sudor y otras cosas todo el tiempo, muy pocos hombres se le acercaban. Pero ahora tenía que dejar esa vida de lado.

—Ann. —Gina llamó a su puerta.

—Pasa.

Gina apareció vestida con un traje ejecutivo.

—Ya me tengo que ir a trabajar. Hay comida en la nevera y todo lo que necesites. Si quieres dar un paseo por La Reserva, me llamas y te enviaré un escolta. No está permitido que andes sola, es más una precaución por tu seguridad.

Anahí asintió.

—Gracias. Igual dudo que vaya a salir. Quiero quedarse en la casa descansando. Tal vez cocine, ¿Te espero para el almuerzo?

—No, yo como en el bar. Si quieres, me puedes alcanzar.

La pelirroja se levantó de la cama.

—Si no te incomoda, prefiero quedarme en la casa.

—Como quieras, igual tenemos mucho tiempo para compartir.

Y eso le preocupaba.





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Wenas gente. Volví con otra historia de las Nuevas Especies, ya que me alcanzaron a pedir que escribiera otra.

¿Qué Especie creen que es: Felino, Canino o Primate?

Voten y comente. 

Nos leemos luego.

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