El trato y el sacrificio

By Catherine_11k

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En el pequeño pueblo Villa Lóbrega, las fiestas de Halloween son muy famosas entre los jóvenes en donde una v... More

Prólogo
Capítulo 1 "Villa Lobrega"
Capítulo 2 "El juego"
Capítulo 3 "Mi informante"
Capitulo 4: Rompiendo las reglas
Capítulo 5 "Supervivencia"
Capitulo 6 "Fantasmas"
Capitulo 7 "El trató"
Capítulo 8 "Dulces sueños"
Capítulo 9 "Lo correcto"
Capítulo 10 "Morir o Sobrevivir"
Capítulo 11 "Sacrificio"
Capítulo 12 "Pesadillas"
Capítulo 13 "Una Cuenta Saldada"
Capítulo 14 "Juntos"
Capítulo 15 "Dios"
Capítulo 17 "Mirada de Cristal"
Capítulo 18 "Intercambio"
Capítulo 19 "Fiel"
Capitulo 20 "Feliz Halloween"
Capitulo 21 "Monstruo"
Capitulo 22 "Jugadora"
Capitulo 23 "Amargas palmadas"
Capítulo 24 "Tú mascara"
Capitulo 25 "La chica bajo la máscara"
Capitulo 26 "La promesa rota"
Epílogo

Capítulo 16 "Atrayente y peligroso"

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By Catherine_11k

La luz se había ido, y esta vez nada garantizaba que volvería. Solo la luna iluminaba el aula mientras Rachel se acercaba al escritorio y revisaba los cajones. En uno de ellos encontró una manzana roja y hambrienta no dudó en llevársela a la boca.

— Maldición — murmuró Derek, inquieto.

Rachel, notandolo, trató de distraerlo: — Podrías casi pasar por un estudiante más — dijo con una sonrisa suave — Ese uniforme no te queda mal.

— Fui a una escuela católica. Mi nivel con seguridad era más alto que el de este instituto — respondió con su tono altanero, pero más apagado de lo usual.

Rachel lo observó por un momento: — Eso explica mucho.

— ¿Como qué?

— Como tu postura rígida, casi militar. Tu tendencia a seguir las reglas y normas del juego al pié de la letra... — dijo, volviendo a morder la manzana y sentándose sobre el escritorio — Y tu falta de fe en... casi todo, no solo en Dios.

— Bueno. No me dio muchos amigos y sigue sin hacerlo — dijo, girando su mano hacia ella, apuntándola.

— Tal vez si probaras con sonreír un poco — sugirió — Solo un poco. ¡Vamos! — pidió, meneando la cabeza, pero ignorándola él le apartó la mirada — ¡Oh, claro, el chico misterioso del salón! — bromeó — Seguro también dirás que eras el galán de la clase.

— Sabía que me considerabas guapo — dijo, volviendo su mirada a ella tan rápido que la hizo reír.

— Claro — replicó con sarcasmo. Aunque en realidad Derek no era un chico desagradable. Rachel recordaba bien cómo le había invadido el deseo de acercarse a él cuando lo vio por primera vez; un chico alto, delgado, con esos hermosos ojos celestes, pero eso había sido antes, antes de ver de lo que él podía llegar a ser capaz y lo que esos celestes ojos eran capaces de revelar.

— ¿Y tú? — dijo de pronto frente a ella — ¿Tú eres la típica chica buena y timida que se sienta al frente, hace los deberes y se porta siempre bien? — preguntó.

— No — corrigió, casi entre risas por su tan errado veredicto — Solo soy la chica de mala fama que se sienta en el medio y todos creen conocer.

— Bueno... — empezó acercándose un poco más — De seguro yo habría tratado de conocer la verdad detrás de esos rumores.

— Te tienes demasiada fe, Derek.

— Subestimas mi capacidad y encanto — dijo, colocando una de sus manos sobre el escritorio, muy cerca de sus piernas y peinando su cabello hacia atrás en un gesto odioso que a Rachel le recordaba a Elvis Presley.

Rachel se rió: — La fachada de chico bueno con la chica de mala fama. Eso ni siquiera pasa en las historias de Wattpad.

— ¿Por qué no? — preguntó él, colocándose aún más cerca su aliento casi chocando contra ella — Porque no hacemos que pase — susurro y en un rápido movimiento mordio también aquella manzana.

Rachel miró a la manzana con algo de desprecio y la soltó sobre su mano, entregándosela.

— Porque nadie quiere ensuciar así su reputación — explicó, con el desgano y resentimiento fluyendo en su voz — El juego terminó — añadió, disponiéndose a bajar de la mesa, pero las manos de Derek la retuvieron, tomándola de la cintura con suavidad.

— Pero a mí nunca me han importado cosas tan vanas y falsas como la reputación — explicó, mordiendo la manzana una última vez más y lanzándola al tacho de basura en un tiro perfecto.

Rachel levantó la mirada mientras Derek bajaba la suya hacia ella. No era la primera vez que ambos estaban tan cerca, pero ahora había algo diferente, algo eléctrico que se apoderaba de ambos.

— No es verdad — empezó — Todo lo que dicen de mí... no es verdad — confesó, en voz baja.

Derek, sin dejar de mirarla, apartó un mechón de su rostro, rozando su mejilla con suavidad.

— Creo recordar haber sido bien sarcástico cuando dije que eso me importaba muchísimo — explicó por un momento, casi sintiendo el horrible peso que ella llevaba en sus hombros — Pero... sí me importa saber lo qué piensas de mí — confesó de golpe.

— ¿Qué pienso? — preguntó, sintiendo el calor en sus mejillas y el corazón acelerado. Rachel Yo no quería contarle lo que pensaba de él. Derek la hacía sentir nerviosa, agitada y asustada por debajo de la piel. Él le había confesado con sus propias palabras que era peligros, pero aunque sus oscuros ojos escondían secretos, ella habia visto más allá de ellos. Sabía que, debajo de la superficie, había un brillo especial había altruismo y nobleza y eso le atraía. Se acordó de las veces que la había rescatado de su cuerpo musculoso protegiendola. Él era tan atractivo, pero de igual forma peligroso — Que eres... atractivo, pero peligroso.

— ¿Sólo eso? — preguntó desilusionado.

— Aún no te conozco bien... — se excusó, encogiéndose de hombros — ¿Por qué nunca antes te había visto en el pueblo? ¿Qué quieres del juego?

— Eso no puedo decírtelo — dijo, alejándose de ella y dando un paso hacia atrás mientras negaba con la cabeza, como queriendo quitar imágenes de ella.

— ¿Por qué no? — preguntó, elevando la voz.

— Porque... es algo difícil. No lo entenderías, Rachel — se cubrió. Apenas le miraba. Rachel no podía decidir si creerle. Él sobrepesaba cada palabra, cada movimiento, era cuidadoso porque tenía mucho que esconder, y ella lo sabía, y por dentro se moría de ganas por descubrirle.

— ¿Por qué entonces no me lo intentas explicar? — pidió — ¿A qué has venido al instituto...

— ¡Rachel! — la interrumpió con una voz seria. Y fue entonces, cuando esa mirada fría regreso y noto de primera mano cómo el temblor crepitó en ella — Tenías razón. El juego terminó — dijo, suspiró y se inclinó tan repentinamente que Rachel se echó hacia atrás, temblando y casi levantando las manos para protegerse.

— ¡Ah! — se quejó cuando su espalda chocó contra el escritorio tras ella.

Derek la miró atónito por un momento, y luego soltó un resoplido de pura indignación.

— ¿Acaso me crees capaz de... — no terminó, estaba tan ofendido que no se atrevía a decir la palabra — ¿En verdad piensas que podría hacerte ese tipo de daño? — preguntó aún incrédulo — ¡No soy así, Rachel, no soy esa clase de chico...

— Yo no lo sé. No te conozco lo suficiente — le replicó.

— ¡Pues no lo soy! — exclamó con un grito molesto — Entiendo bien que te has cruzado con varios idiotas en tu vida, pero yo no soy como uno de ellos — dijo, apuntándose a sí mismo con el ego herido.

— Eso es toda una obviedad — recriminó molesta.

— ¿Bromeas? — preguntó — A mí nunca se me pasó por la mente hacerte daño, Rachel, no como a ti, y ni siquiera te molestes en negarlo porque la repugnancia que me tienes desde tus locas pesadillas se refleja en tu cara — dijo, apuntándola con un dedo acusador.

Entonces Rachel le apartó la mirada avergonzada. ¿Cómo podía ser tan cruel y sacárselo en cara?

— ¿Algo más? — preguntó herida y con los ojos brillantes, mientras se cruzaba de brazos tratando de recuperar la compostura.

— Sí. Puedes pensar lo que quieras de mí, Rachel, pero no me culpes por las cicatrices que te dejaron otros — terminó con resentimiento.

Rachel se detuvo estaba ofendía dolida aquello había sido demasiado. Entonces se alejo de él hasta el otro extremo de la habitación. Se sentó al fondo del aula y allí, con los brazos y cabeza recostada sobre la mesa, habló.

— Puedes tomar el primer turno y quedarte tranquilo; confío en que no me matarás mientras duermo. Después de todo, no es culpa tuya que yo esté tan traumada — refutó.

— ¡Por Dios! — volvió a quejarse molesto — Sabes que no fue eso lo que quise decir.

— ¡Oh no! De seguro fue culpa de mis pesadillas. De verdad intentaré controlarme y no tenerlas — terminó con su voz perdiéndose al final angustiada y comenzando a llorar.

Entonces el silencio los rodeo, la luz de la luna iluminaba la oscura habitación y Derek ahora solo podía mirar a la herida muchacha en el fondo del aula llorando por su culpa y a pasos lentos comenzó a acercarse.

— No — chillo al escuchar sus pasos — Enserio crei que tal vez sentias algo de compasión por lo que he pasado. Pero nunca espere que, lo usaras en mi contra...

Derek se quedo en su lugar sin atreverse a dar un paso más. Se sentía asqueroso. Ella tenía razón.

— Lo hago. Quiero matarlos a cada uno de ellos por lo que te hicieron... — se detuvo. ¿Qué diferencia había ahora entre ellos y él? — Soy un estúpido. Lo siento — dijo él su voz fue apenas un murmullo — Dije que lo siento — repitió esta vez con una voz más gruesa y animada, pero Rachel aún no apartaba su rostro de su escondite. Entonces el muchacho avanzó y tomó el asiento junto a ella con cautela — Rachel — la llamó — Lamentó lo que dije. Tal vez si soy una mala persona después de todo — dijo pensativo y lanzando un suspiro — Yo te implique en todo esto. Debi haber dejado que te fueras por esa puerta aquella vez cuando nos conocimos, pero egoistamente yo... ¡Te necesitaba!. De hecho aún te necesito... — explicó con la mirada perdida — Y no lo estoy diciendo solo porque tema que me dejes ahora en esta aterradora oscuridad — agregó esperando hacerla reír y sin lograrlo — Te necesito Rachel. Te necesito a mi lado. Y te prometo que cumpliré mi parte del trato y ya no forsare, ni intentaré que algo más que eso nos una; si es lo que en verdad quieres... — comentó dejando la respuesta y su invitación flotando en el aire.

— Lo que yo quiero — empezó — Quiero saber porque estas aquí...

— Yo no soy tan perfecto como tú Rachel — explicó — ¿Es tan difícil evadir algunas preguntas...

— Si — afirmó sacando su rostro de su escondite — Porque yo no puedo entenderte como tú a mí y de verdad lo he intentado — confesó en voz alta y de alguna forma el decirlo la hizo sentir aliviada. Estaba tan cansada de intentar tener información de él con estrategias o preguntas que él simplemente esquivaba y decidia no contestar — Dudo de ti y de cualquiera en este maldito juego porque me asusta — confeso — Me asusta no saber más de ti porque tu me mantienes aquí en este juego y... Tu mismo dijiste que cuando llegara el momento de la obligación moral no harías lo correcto, tú...

Rachel se detuvo y agachó la mirada apartándola de él anonadada, sabía que aunque no terminara de hablar él igual siempre parecía lograr captar por completo todo lo que ella sentía y pensaba. Era como un libro abierto para él, pero él no lo era para ella.

— Eso fue antes de conocerte Rachel — se excuso y la mirada que él le dio fue tan indistinta a las otras — Fue antes de que me salvaras de Miguel, me alimentaras aun a costa de ti y sin ser egoísta. Fue antes de que curaras mis heridas, durmiéramos juntos y salvaras mi vida arrastrandome inconsciente... Aúnque esa vez recibí varios golpes — se quejó tratando de sonar gracioso — Pero aún así... no me dejaste — explicó — Protegerte y desear quedarme a tu lado a cambio de todo eso. ¿No suena bien? — preguntó con un encogimiento de hombros.

— Suena lógico — murmuró Rachel, con la mirada perdida en esos recuerdos.

Derek entonces suspiró relajado sin apartar la vista de ella. Bajo la luz de la luna, su cabello se veía tan oscuro que en costraste su piel lucia aún más pálida y sus labios más rojos. En verdad, ella era muy hermosa.

— Sabes... Es muy difícil estar molesto con la única persona que soporto en este juego.

— Soy la única persona que tienes en este juego Derek — murmuró con obviedad lanzando una risa.

— Me agradas Rachel — confezo de pronto haciendo que su sonrisa se esfumara — Me gustas — corrigió.

— ¿Porque? — pregunto sorprendida.

El muchacho sonrió de forma genuina, pero tan fugas que cuando hablo ella se apagó por completo.

— Porque me miras como si supieras quien soy — comentó como una obviedad — No al chico lindo que soy ahí afuera — se corrigió arrogante — Es como si conocieras de lo que soy capaz, de todo lo horrible que soy capaz y aún así vieras algo bueno en mi. Creyeras en mi. Tu eres la única persona que me a visto así, tal y como soy, sin máscaras. Yo... — se detuvo cuando su vista roso los brillantes ojos de Rachel tan atentos sobre él — Casi estoy feliz de que este juego te cruzara en mi camino — confesó.

— Casi... — la muchacha se asomó solo unos centimetros y Derek vibro en su lugar ansioso. Entonces la palma de la mano de la muchacha tocó su frente con delicadeza — ¿No estas volando en fiebre o si? — pregunto juguetona.

— Niña — murmuró torturado tomando su mano.

— Confío en ti Derek. Se de lo que eres capaz y también creo que somos el equipo perfecto, pero quiero conocer más de ti, más de él chico narcisista y protector que conozco aquí.

— Solo soy esto — murmuró con tristeza soltando su mano y enseñandose a sí mismo — Sin familia, sin siquiera una mascotas. Solo con un sucio departamento en el centro. Nada ni nadie me espera allí. ¿No es eso algo triste? — preguntó con una falsa sonrisa.

— Tampoco a mi alguien me espera allí afuera — murmuró — Ya nadie que me importe. ¿No somos algo triste? — preguntó.

Derek lanzó una carcajada.

— Mejor volvamos a estar molestos. Destruyes el poco ego que me queda — pidió sintiendo su orgullo por los suelos, pero también la apasiguadora mano de ella sobre su brazo que lo calmaba.

— No es mi intención — se disculpó — Allí afuera... Tu... — se detuvo con las mejillas enrojecidas por la idea.

— Dime — pidió dandole ánimos.

— ¿Tu... que piensas de mi? — preguntó levantando la vista a él con los ojos tambien efusivos de deseo.

Entonces el muchacho sonrió y se acercó. La calidez y electricidad rodeandolos una vez más.

— ¿De ti? — preguntó — Atrayentemente peligrosa — le refuto acercandose y cuando ella no retrocedió acortó la distancia entre ambos aun más — Encantadoramente peligrosa — dijo colocando su mano en su mejilla y viendo a sus labios pidiéndo su permiso.

— ¿Sólo eso? — pregunto nerviosa sintiendo su corazón latir con fuerza contenientose a dar ese primer paso más sin saber cómo retroceder y buscando con áfan aquella cuerda voz que le dijese el peligro que corría, pero ella ya no estaba. La distancia crítica los tenía atrapados a ambos.

Derek rozó delicadamente su mejilla, su mano bajando luego por su cuello, las yemas de sus dedos transmitiendo peligroso calor. Rachel inclinó su mirada hacia abajo tímidamente, pero él la tomó de su mentón con suavidad levantandola.

— Sólo eso me basta — explicó en un susurró apagado por el deseo — Por favor, Rachel, déjame demostrarte que no soy como ellos. Déjame mostrarte lo que es un verdadero caballero... — suplicó y entonces Rachel sintió sus labios llegando sobre los suyos tan rapidos, pero delicados que detuvo cualquier nombre por el que había estado a punto de llamarlo y cerro sus ojos mientras las manos de él caían de su mejilla a sus hombros, rozando sus brazos, y llegando a descansar en la parte baja de su cintura y espalda.

Por primera vez Rachel estaba cayendo en la tentación y se entregaba entre sus brazos dejando que él hiciera lo que quiera de ella y soltando todo pensamiento cuerdo para fundirse en un cálido y suave beso que le quemaba la piel.

De pronto Derek pasó una de sus manos de nuevo en su mejilla guiando el beso de su inexperta compañera mientras Rachel comenzaba a percibir por primera vez como una ola de anhelo comenzaba a elevarse en su interior. La suavidad de sus manos rozando su piel la hacia vibrar. Él sabía muy bien cómo tocarle y ella era como mantequilla en sus manos.

De un momento a otro Rachel pasó a estar sentada sobre la mesa y él de pie frente a élla. Un pequeño estremecimiento de pánico y placer se disparó a través de ella que entonces lo tomó de su camisa al mismo tiempo que se echaba hacia atrás para recuperar aliento y preguntar:

— ¿Y... si simplemente me estas seduciendo para ganar este juego?

Derek sonrió libremente ante la absurda idea mientras alzaba su mentón con suavidad dispuesto a obtener otro beso.

— Vamos — pidió, pero la duda no podía pasar desapercibida no frente a ella y se detuvo del anhelo solo para responderle — Sabes que sin ti estaría completamente perdido y corriendo en un laberinto sin salida, algo así como Thomas — explicó.

Rachel sonrió, ella nunca había pensado que él era del tipo de chico que leería un libro como ese y le encantaba cada vez más saber de él y sorprenderse.

— De modo que confiezas que me estás utilizando — acusó con una fija mirada provocadora, soltando su agarre para acariciar su pecho.

— No más de lo que tu a mi Rachel — murmuró muy junto a sus labios casi rozándolos.

— Entonces esperemos que yo no sea Teresa... — murmuró sonriendo y  plantandole élla un nuevo beso apasionado.

******❦♥️❦*****

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