—Jungkook, amor. ¿Me estás escuchando?
Amor...
Volteó a verle con una de sus sonrisas que no, no eran falsas, pero que de alguna manera se sentía mal, incorrecto. Sentía que al mirarle y hablarle de manera amorosa, cometía una falta. Cosa que no debería ser así, no estaba cometiendo ninguna, después de todo, no tenía ningún otro lazo.
Él no estaba mal, él estaba haciendo las cosas bien ¿cierto?
Aún no se saca de su cabeza aquella escena, donde su cachorro lloraba en los brazos de..., su padre. No quería ver sufrir a su pequeño, pero debe entender que su corazón pertenece a otra persona.
Sí, pertenece a otra. Debe pertenecer a otra.
Recuerda la reacción de su bebé cuando le comentó y les presentó, sin duda lo habían criado bien, no se comportó mal, pero su tristeza se vio reflejada y eso le lastimaba.
No había nada que hacer, ya no estaban juntos y ahora había encontrado a su destinada. Sí, tal como su madre lo dijo, es una mujer.
—Disculpa, ¿Qué decías? —Avergonzado le dijo, pero sin borrar su sonrisa.
Ella le sonrió mientras negaba ante lo distraído de su novio. —Que está bien ir mañana a ver a tu mamá, ya vi que puedo.
—Excelente, mamá se alegrará de verte.
—Me pone nerviosa, pero lo soportaré, por ti, cariño. —Se acercó y lo besó. Obviamente le correspondió.
Su lobo se sentía a gusto ante la presencia y contacto de ella. Su lobo.
Aunque aún se cohíbe al sentir que está cometiendo un error, pero la sensación y dependencia de ser su destino lo hacen olvidar y revolotear por más contacto, a llegado al punto de desearla y querer pasar sus celos, que algunas veces se han adelantado, pero hasta el momento su parte humana ha podido controlarlo.
Espera que cuando aquel gran paso sea dado, todo salga bien y que su pequeño acepte su nueva pareja.
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Su jornada laboral había acabado y eso le alegraba, por fin vería a sus cachorros. Siempre le dolía separarse de ellos por las mañanas, pero era algo que le tocaba aguantar y soportar. Esta vez no llevó a su bebé donde la señora Jeon, sólo a su pequeño. Tuvo la suerte que Jimin lo cuidara, ya que por el embarazo dejó de trabajar a petición de YoonGi. Vaya suerte, se decía él.
Ahora sólo tenía que pasar por su cachorro, e ir por su bebé a casa de su amigo. Iba tarde como siempre, ya que por haber faltado tenía muchos pendientes que actualizar, soportar a un furioso NamJoon y soportar aquellas punzadas de dolor.
Se bajó del taxi y una vez frente a la puerta, tocó el timbre de ésta. Escuchó unos pasos a toda prisa, sin duda era su cachorro y al abrirse la puerta lo confirmó.
—¡Papi~! —Gritó y se abalanzó a sus brazos donde lo recibió gustoso.
—Cariño... —Besó su frente—, ¿te portaste bien? —Indagó mientras lo acomodaba en sus brazos.
—Siempre, papi. Soy muy obediente. ¡Abuelita está orgullosa!
—¿Ah sí...? pues me alegro. —Y lo bombardeó a besos en todo su rostro mientras el pequeño reía.
Ambos estaban absortos en sus actos que no se percatan de la mirada que tenían sobre ellos. Hasta que una voz carraspeó.
—No vayas a entrar, mamá fue por tus cosas. —Le informó con seriedad.
—Está bien, SeokJin. —Le dedicó una venia. La cual no fue devuelta. Lo hería, claro que lo hería y en demasía.
—Adiós, pequeño. —sacudiendo la mano y regalandole una sonrisa, a su pequeño, se fue sin despedirse de él.
Su rostro se entristeció un poco, pero las manitas de su pequeño levantaron su rostro y le sonrió, tenía que ser fuerte por sus cachorros. El pequeño le sonrió.
—No importa que tío Jin y papá Kook no te quieran. Es suficiente que Minnie y yo lo hagamos.
—Lo sé, cariño. —Besó su mejilla.
Sin duda era el padre más afortunado al tener tan bello hijo inteligente, porque sin duda lo es, expresarse de esa forma reconforta el corazón de TaeHyung.
La mujer se hizo presente, exaltando a los dos y riendo por ello. La mujer se unió a su disfrute.
—Lo siento. —Dijo, sin borrar la sonrisa—. Hubieras esperado adentro, me iba a tardar, por eso le dije a Jin que te hiciera pasar, no me digas que...
—No, —Se apresuró a decir—, yo le dije que esperaría aquí. —Le sonríe y le dedica una mirada a su pequeño, le ha enseñado que mentir es malo y justo lo está haciendo frente a él.
—Bien, aquí está todo. —Le extiende la mochila y el castaño la toma colocándosela en su hombro.
—Gracias por todo, de nuevo lo repito. Vendremos mañana.
—No te preocupes, vayan con... cuidado. —Sus palabras fueron débiles al ver a su hijo allí parado y..., no estaba solo.
TaeHyung al notar la vista de la mujer pasar sobre su hombro, voltea para ver qué es lo que la dejó un poco descolocada y se arrepintió de haberlo hecho, porque él quedó más que descolocado, quedó destrozado ante la imagen que sus ojos miraban, que quizá para muchos no era nada, pero para él significaba un Fin.
Sintió como su pequeño se aferraba a su camisa, mientras trataba de esconderse en su cuello. Frente a él estaba su... ex alfa, con su mano entrelazando la de una bella mujer. Su vista estaba en aquella unión de manos, extrañando ser él quién sostenga esa mano rasposa. Su pecho dolió y su lobo aulló en silencio, dando por sentado aquella relación.
Levantó su mirada de la unión de manos, para verle, ver a ese hermoso alfa que le hacía daño, pero se lo merecía y era hora de pagar aquella falta, aunque sintiera desfallecer en ese momento. Desvió la vista a la mujer cuando la pareja se acercó.
—Pequeño, Jung Ahn~ —Canturreó la mujer al acercarse y con sigilo tocar el brazo del pequeño, quien se negaba a mostrar su rostro. Los otros presentes miraban en silencio.
—Cariño~ —Dijo el castaño como pudo, ya que sentía un nudo tremendo en su garganta—, No te comportes así y saluda. Vamos..., papi está bien. —Le susurró lo último.
Eso bastó para que el pequeño levantara su rostro y soltara un tímido "hola" para luego volver a su postura.
—Lo siento. —Le dijo TaeHyung a la mujer... omega. Su olor era extremadamente dulce. Le dolió sentir la combinación con el olor del alfa—. Él no es así.
—Descuida, seguro está cansado. —Sonriente le dice la mujer omega. TaeHyung sólo se limita a asentir, se sentía fuera de lugar, ese ya no era su circulo, pero antes de marcharse la mujer continuó—. Mis modales, soy SungJi. Supongo tú eres TaeHyung. Tu hijo te adora.
—Un gusto, SungJi y sí, ese es mi nombre. —No puede fingir una sonrisa—. Me alegra que lo haga y disculpa por su comportamiento. —Le hace una pequeña venia.
—Descuida, entiendo. Jungkook ya me ha dicho que es tímido. —Voltea y se acerca a Jungkook, agarrando su brazo—. ¿No es así, amor?
Amor... TaeHyung no podía soportar más. Esa palabra dolía.
Jungkook sólo asiente y baja la mirada, le duele ver a aquel castaño y más le duele ver su rostro con dolor. ¿Por qué? ¿por qué le dolería? él no tendría que sentir nada después de todo.
—Bien, es tarde. Fue un gusto. —Le dijo a la mujer, la cual le respondió que igual. Luego se dirigió a la señora Jeon—. De nuevo, muchas gracias, —Hizo una venia como pudo, ya que su pequeño le impedía hacerlo bien—, le veo mañana. —Por último le habló a su pequeño—. Despídete, cariño. No avergüences a papi. —Le dice juguetón.
El pequeño a regañadientes levanta su rostro para despedirse, sin bajar de los brazos de su padre.
—Adiós abuelita. —Le tira un besito con sus manitos—. Adiós, señora y..., adiós papá. —Y vuelve a esconder su rostro en el hueco del cuello de su padre.
Con un poco de pena, TaeHyung se retira y maldice al percatarse que tiene que pedir taxi, por lo que sigue su camino sin detenerse. Tomaría el autobús, aunque le costará más manejarse en éste; pero no quería estar un minuto más ahí, su pecho dolía y la marca también, sólo quiere llorar por horas y horas.
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—¿Te sientes mejor? —Cuestionó un Jimin, un tanto preocupado.
Su amigo había llegado un poco pálido y sólo entró, bajó a su hijo, el cual gritó al ver cómo su padre se tambaleó un poco por un mareo que le acechó.
Rápido fue en su auxilio y le ayudó a sentarse en el sillón. Esperó que se calmara mientras iba por agua y éste la aceptaba, tomándola de una sola. Jimin afligido, indagó un poco y al ver como su amigo exponía aquella —casi extinguida— marca, mostrando lo roja que estaba, entendió que algo sucedió con aquel alfa.
—Lo estoy...
—El pequeño Jung fue donde su hermanito, a cuidarlo. —TaeHyung sólo asintió.
Jimin se acercó a su amigo y empezó a acariciar sus cabellos para relajarlo, cosa que funcionó de maravilla. TaeHyung dejó escapar el aire acumulado y un sollozo se escapó de sus labios. Jimin sin esperar más, como pudo lo atrajo, envolviéndolo en un abrazo, haciendo que el omega dejara escapar más sollozos que pasaron a lágrimas y un llanto desgarrador.
Sorbió por su nariz y se restregó en el pecho de su amigo, tranquilizando su llanto mientras Jimin sobaba su espalda y esperaba en silencio a que su amigo se desahogara. Sin separarse soltó aquellas palabras:
—Encontró a su destinada y..., ahora formalizarían todo.
No era tonto y sabía que si JungKook la llevó a casa de sus padres, era para eso. Todo su ser se sentía morir ante saber lo que vendría.
Su marca desaparecería junto con su amor.
BM~