Entre a la casa y lance los tacones por algún rincón
Karen: Mateo, ya estoy aquí... -Grité pero nadie respondió- ¿Mateo?
No estaba en el salón, supuse que estaría durmiendo así que subí a la habitación pero tampoco estaba ahí, ni en el baño, ni en ninguna parte. Agarré el móvil y marqué su número.
-El teléfono al que está llamando está apagado o fuera de cobertu...- Apagué la llamada, ¿Dónde estaba? Había quedado com Manu, a lo mejor se quedó con él. Llamé y respiré mientras buscaba otra ropa en el armario.
Karen: Manu, ¿Mateo está contigo?
Manu: No...-Respondió algo ahogado- ¿Dónde estás?
Karen: En mi casa...
Manu: No te muevas, voy para alla
Me colgó el teléfono, yo me dediqué a ducharme. ¿Dónde se habría metido? Pronto salí de dudas, cuando salí del baño y miré hacia su mesilla de noche. Había una hoja y al lado un bolígrafo. Me acerqué y la abri... Maldije la hora en que lo hice.
"Mi amor...
Sé que esta no es la mejor forma de decirte esto pero no puedo seguir así, no puedo vivir con la culpa de lo que has hecho. Aveces las cosas se tornan a negro y no sabemos como actuar, sé que la mejor forma era esta, huyendo. Tú podrás seguir con tu vida, eres fuerte y yo sólo seré un estorbo para ti.
Mi pequeña, espero que nunca olvides nada de esto jamás, que recuerdes cada día que te despiertes lo felices que fuimos juntos, aunque ahora tengamos que coger caminos distintos. Soy un cobarde.
Sé que nuestros hijos están en buenas manos junto a ti... Háblales de mí... Y recuerdame... Rehaz tu vida y sobre todo nunca olvides que te quiero..."
Karen: Maldita sea... -Susurré mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. La puerta sonó bruscamente y corrí hacia ella. Al abrir Manu me miraba triste, él ya lo sabía- ¿Se ha ido...?
Manu: Intenté pararlo pero... -Se encogió de hombros- Karen, déjalo, volverá...
Karen: No lo hará...-Aseguré mientras empezaba a alzar la voz inconscientemente- ¡La primera vez que volvió era porque estaba embarazada! ¡AHORA NUNCA LO HARÁ!
Manu: shh... -dijo y me abrazo. Me alegraba tener un amigo como el, donde apoyarme y llorar y asi me la pase durante 10 minutos- todo saldrá bien... Vendre a vivir contigo si eso te hace sentir mas segura. No dejare que te pase nada y sobre todo, intentare hablar con Mateo
Karen: no quiero que hagas algo que no quieres...
Manu: Karen, eres mi amiga... -susurro- mas bien eres como mi hermana, me quedare aquí...
Karen: gracias... -susurre-
Después de un rato, ambos fuimos a casa de mi madre, donde me recibieron sobresaltados porque estaba llorando y porque no volvi con Mateo
Pedro: ¿Qué te ocurre? -Dijo mi suegro quien me trajo una taza de tila con miel y se sentó a mi derecha. Mi madre estaba sentada enfrente, asustada por mí-
Karen: Mateo... Se ha ido...-Susurré- ¡Me ha abandonado con una nota!
Sus caras se quedaron blancas mientras yo volvía a derrumbarme en ese lugar. Miraba a mis hijos y no podía evitar pensar en él. ¿POR QUÉ ME ESTABA PASANDO ESO?
Pedro: No puede ser...-Dijo mi suegro poniéndose de pie. Conté toda la historia, toda la verdad pues doliera a quien le doliese eso era lo que había pasado. Mi madre tuvo que irse a llorar mientras el padre de Mateo aguantaba mirándome entristecido- como lo pille lo mato... ¿Cómo te va a abandonar después de eso? ¡Es que lo mato!
Cogió su celular y llamó repetidas veces al número de su hijo sin respuesta. Estaba nervioso, pensé que le podría dar algo.
Pedro: ¿Te dijo a dónde iba?
Manu: A casa de su madre...-Dijo sin levantar la mirada del piso-
Pedro: Buscaré su número, ¡Y tanto que lo haré! ¡Se va a enterar!
Karen: Yo me... Me voy yendo. -Susurré- Quiero estar un rato con mis hijos e irme a dormir. Muchas gracias de todas formas...
Susurré y tras coger a uno de mis hijos y Manu a otro salimos de allí y nos metimos en el coche...