¿Puedes jugar conmigo? (JIHAN)

By Illicitil

24K 2.9K 940

Se encontraba en una investigación necesaria para su trabajo cuando se encontró con un niño que lo confundió... More

🖤
2
3
4
5
6
7
8
9
10
- FIN -

1

2.2K 289 157
By Illicitil



Uno de los cuatro demonios más fuertes del infierno, Jeonghan, vagaba por la tierra contaminada y sobrepoblada, buscando nuevos humanos con los que jugar y corromper.


Odiaba como estos alteraron a su gusto la historia y les daban nombres patéticos, creyendo que eran siete los demonios más poderosos, "los príncipes del infierno". Tan patético. Que aburrido debe ser solo representar un solo pecado capital.


Todos tenían de todo un poco, pero destacaban en alguno. Según los humanos que ni si quiera vivieron en la época en la que sucedió todo, por sus escrituras él se llamaría Asmodeo. Era tan divertido. Los humanos se creían el centro de todo, por lo que plasmaron la "historia" en un libro, pero era solo desde su punto de vista tan limitado.


Quizás el tratar de escribir todo, dándole un orden y nombres se sentían más tranquilos, con más poder y control sobre lo abstracto que era el tema de ángeles y demonios.


Él y sus hermanos solían cambiar bastante de nombres o hasta apariencia, por lo que era imposible que los humanos supieran quienes eran exactamente. Solo creían lo que ellos les quisieron mostrar.


Por ello, amaba corromper a los religiosos, principalmente a los que seguían esa figura tan "majestuosa" de Dios sin dudarlo.


Era aún más satisfactorio arruinar los matrimonios que se unieron en la iglesia. Creyentes que querían seguir lo correcto en la vida para ganarse un espacio en el cielo junto a los "puros y bellos" ángeles, bajo el cuidado del todopoderoso.


Este tipo de personas solían tener un rechazo o no veían natural la relación de personas del mismo sexo, por lo que era divertido tentar al hombre, confundiéndole y haciéndolo entrar en pánico al sentirse atraído por el mismo sexo, pues Jeonghan tenía esa apariencia y sensualidad que provocaba deseo en cualquiera.


Si su objetivo era la mujer, entonces hacia la imagen del mejor hombre de todos para tentarlas a pecar, siendo infiel y provocando que vieran imperfecciones en sus esposos. Cuando otros descubrían que tenia de amante a Jeonghan, entonces dejaba que los mismos humanos dañaran a la mujer, acusándola de romper sus votos abriendo sus piernas a cualquiera u otras cosas absurdas. Lo bueno para el demonio, era que los humanos son débiles ante la opinión pública, así que, si la única persona en la que se apoya aun, desaparece, entran en crisis y... 


Era tan fascinante corromperlos.


Para elegir a quien de la pareja iba a llevar al mal camino, solía usar su poder para entrar a las casas e investigar un poco, invadiendo sus pensamientos mientras dormían. Por como la humanidad a mejorado su tecnología y de paso, sistemas de seguridad, ha tenido que recurrir a lucir invisible.


Pero ocurrió un problema esta vez.


Entro a la casa de una familia feliz que había visto salir de la iglesia esa mañana del domingo, un hogar de dos pisos. Mientras buscaba la habitación matrimonial, en el pasillo solo iluminado por la luz de la luna, vio aparecer a un niño.


Se quedo quieto a pesar de que no podía ser visto, porque había algo en ese pequeño que congelo cada parte de su cuerpo.


El infante abrazaba un peluche blanco de un conejo. Tras pestañear varias veces y restregarse la cara, lo miro fijamente con sus grandes y expresivos ojos, los que reflejaban de forma adorable la luz de la luna.


- ¿Eres un ángel? – Pregunto con una expresión de sorpresa, admiración e inocencia, pues ese hombre era muy hermoso e irreal. ¿Acaso era su ángel guardián del que tanto le hablaban sus padres?


Jeonghan tenso su mandíbula, queriendo negar con asco aquello, ¡¿Cómo podía llamarle de esa forma?! Se sentía tan jodidamente ofendido. Pero entonces recordó que solo era un niño humano, los cuales suelen ser muy estúpidos e ingenuos, además de adorables como cachorros y gatitos, pues al menos este tenía una sonrisa muy bonita. Sería más divertido seguirle el juego.


Se agacho para estar a la altura del niño, dándole de esas hermosas sonrisas que les daba a pensar a la mayoría de los humanos que era el ser más bueno y amable del mundo – Si, lo soy. He bajado de mi cómoda y suavecita nube para regañarte por no estar durmiendo a pesar de la hora que es – Decía en un cariñoso regaño. El de cabello castaño oscuro hizo un puchero y miro al suelo con tristeza.


- E-Es que estoy muy aburrido y no puedo dormir – Se defendió apenado.


- ¿Por qué no puedes dormir? – Cuestiono con calma, entrecerrando sus ojos al ver los del niño.


- C-Creo que hay un monstruo en mi armario. Me levante para pedirle a mi papá que revisara el armario porque a mí me da mucho miedo – Jeonghan rodó los ojos y se puso de pie, ofreciéndole su mano al pequeño. Este la acepto con duda, siendo llevado de vuelta a su cama. El rubio lo acomodo en esta.


- Duérmete – Le dijo sin mucho humor. Este parecía temblar mientras daba un vistazo al armario. El de angelicales rasgos suspiro y se encamino a esa puerta, abriéndola con confianza - ¿Ves? Aquí no hay... nada – Fulmino con sus ojos a un demonio menor que ansioso esperaba entre las sombras para seguir alimentándose del miedo del pequeño. ¿Qué tan inútil debía ser aquel demonio para buscar atormentar a presas tan fáciles? De una patada lo hizo volver al infierno – Nada – Repitió mirando al niño, dándole una inocente sonrisa.


Este pareció relajarse y sonreír aliviado, confiando en su supuesto ángel guardián. Jeonghan se acercó de nuevo al pequeño.


- Duerme, ahora – Repitió, subiendo las mantas hasta cubrirle toda la cara, a lo que el niño rió de forma adorable, bajándolas un poco para volver a ver al mágico ser. Jeonghan levanto una ceja al verlo mirarle tan fijamente, pero a la vez sin decir nada, abriendo y cerrando varias veces sus pequeños labios.


- ¿Puedes jugar conmigo? – Finalmente pidió. El demonio sonrió de medio lado, cruzándose de brazos.


- ¿Qué me ofreces a cambio? – El pequeño pestañeo varias veces con confusión. 


Al ver la seria actitud de su ángel, trato de pensar en algo - ¿Dulces? – Propuso.


Jeonghan negó.


- Sobro algo de la cena. Mi papá trajo pizza –


Negó.


- Tengo algunos autitos de juguetes muy bonitos –


Jeonghan soltó un suspiro.


- M-Mi mamá hizo galletas muy ricas –


El demonio rodó los ojos. El infante se mordió los labios de la frustración.


- Y-Yo... - Miro a toda la habitación, buscando algo que quizás aceptara el ángel.


- Debe ser algo importante – Dio como pista, aunque sabía que no conocía el término de "alma", así que solo se divertiría viendo que le ofrecía.


- ¿Mi corazón? – Murmuro confuso el pequeño, llevándose su manito al pecho. Jeonghan casi se atraganta con su propia saliva, negando de inmediato. Podía ser un demonio, pero no disfrutaba corrompiendo niños. Era mejor cuando eran adultos – Mi mami dice que mi corazoncito es mi más preciado tesoro, pero que aún es muy chiquitito... - Susurro, pensativo.


- Si, es muy pequeñito como para ofrecerlo. No le des algo tan importante a alguien que acabas de conocer – Regaño el demonio y trato de excusar por qué no podía aceptarlo, odiando como esos ojos le miraban con tanta confianza, asintiendo de inmediato a sus palabras. El infante volvió a quedarse pensativo, empezando a tener sus ojos llorosos por la frustración. Cuando intento relajarse abrazando su peluche, abrió los ojos como si encontrara la respuesta.


- ¿J-Jugarías conmigo a cambio de Rocket? – Levanto un poco el conejo de peluche entre sus manitos, temblando ante un próximo llanto. Ese conejo blanco era el que espantaba sus pesadillas y le ayudaba a soñar siempre con cosas suaves y coloridas.


Jeonghan iba a negar, pero noto como el niño estaba a punto de llorar, por lo que tras un suspiro, asintió – Si, es perfecto para el trato – Dijo rendido, notando de inmediato como se ilumino el rostro del pequeño.


- ¿Cómo te llamas? – Pregunto con curiosidad el niño, moviendo un poco las sabanas para sentarse bien - ¿Ahora somos amigos? – Decía con una emocionada sonrisa.


- Si, amigos – Suspiro, peinándose un poco el cabello. Miro a los ojos al infante, quien lucía tan feliz – Llámame Hannie. Y déjame adivinar... ¿Tu nombre empieza con J? – El niño abrió su boca al estar muy sorprendido.


- ¡Si! Me llamo Joshua. Un gusto, Hannie – Le ofreció su pequeña manito, la que tomo y agito levemente, cerrando el trato que habían hecho. A cambio de "Rocket", jugaría con él, saciando su aburrimiento.


- ¿Por qué estás tan aburrido, Shua? – Se sentó en la orilla de la cama, pinchando con su índice una rellenita mejilla del niño, quien solo reía divertido por ello, pero ante su pregunta, su expresión se oscureció.


- Porque no tengo amigos – Confeso apenado – Hace poco llegamos aquí y aun no puedo conocer a otros niños de mi edad. Mamá y papá están muy ocupados como para jugar conmigo, porque están explorando la ciudad. Me dijo mi papá que están asegurando todo para que yo pueda pronto conocer gente y jugar afuera – Murmuraba con un puchero, teniendo que contenerse y ser buen niño, pues confiaba en las palabras de ellos.


El demonio tras años conociendo a los humanos tenía una idea de que era lo correcto en esas situaciones, por lo que, le dio unas cariñosas palmadas en la cabeza como consuelo – Pronto podrás hacer varios amigos, así que no te preocupes. Hasta entonces, yo jugare contigo – No sabía porque dijo esas palabras, pero, en fin, ya se arruino el intento de separar a esa familia así que no estaba ocupado.


Los dos miraron hacia la puerta al escuchar sonidos de pasos. Jeonghan se puso de pie y antes de que abrieran esa puerta, le hizo la seña de que guardara silencio.


Entro la madre del niño, quien con el cabello revuelto y cansada expresión observo la habitación hasta volver su atención a su hijo - ¿Qué haces despierto a esta hora, bebé? – Dijo con tono cariñoso, arropándolo de nuevo y peinando con suavidad sus cabellos – Debes dormir, recuerda que mañana saldremos a explorar y descubrir donde venden delicioso helado – El pequeño asintió, teniendo una expresión perpleja por como su madre no veía a Hannie, quien sonreía traviesamente.


- L-Lo siento mamá. Buenas noches – Dijo luego de que ella beso cariñosamente su frente.


- Buenas noches, sueña con los ángelitos – Murmuro con pereza la adulta, apagando la lámpara antes de salir. Joshua aguanto la risita, pues ya estaba con uno que al parecer su mamá no veía.


Tuvo intención de levantarse de nuevo en cuanto escucho la puerta de la habitación de sus padres cerrarse, pero el rubio lo detuvo, acomodándolo de nuevo en la cama – Es cierto lo que dice tu mamá. Debes dormirte – El niño se quejó con un frustrado sonido.


- Quiero jugar contigo, eso decidimos – Se cruzó de brazos de forma muy infantil. Jeonghan sonrió con diversión, peinando su suave cabello oscuro.


- Tienes que dormir y descubrir donde hay comida deliciosa por aquí cerca – Joshua bufo, pero termino acomodándose bien en su cama, frunciendo sus cejas con molestia.


El demonio sentía tanta ternura. Necesitaba que se quedara dormido, así que para no recurrir a dormirlo con sus poderes, utilizo otro de sus atractivos: Su voz.


Joshua relajo su rostro y sintió su corazón acelerarse y a la vez sentirse cálido por la suave y melodiosa voz de Hannie, quien cantaba una canción de cuna que rápidamente provoco que la pereza fuera invadiendo su pequeño cuerpo.


Dormido, se acurruco un poco hacia donde el demonio se encontraba sentado, quien al terminar de cantar, acaricio un poco sus rellenas mejillas típicas de los niños para finalmente, desvanecerse de un pestañeo con ayuda de sus habilidades, llevándose el peluche de conejo consigo.




...



Todos los días investigaba por la zona en donde vivía Joshua, excusándose con que aún no corrompía a ningún humano por ahí, pero que al llegar la noche, echaba un vistazo a su habitación para confirmar si ya estaba dormido.


Estaba aliviado de que en las primeras noches lo encontrara tranquilo abrazando su almohada, pero en esta ocasión, lo vio estar arrodillado a un costado de su cama con sus codos apoyados en esta, a punto de juntar sus manitos


- ¿Qué haces despierto? – El niño se sacudió por el susto que le dio escuchar de repente una voz. Sin embargo, duro poco, pues al ver de quien se trataba se le ilumino el rostro.


- Quería jugar contigo, Hannie – Respondió directamente. Le encantaba eso de que los niños fueran tan honestos y no sintieran lo bueno o malo en lo que hacían.


- ¿Si? – Se paseo por la habitación, revisando el armario y otros lugares para confirmar que no hubieran otros demonios.


- Estaba esperando a que pasara una estrella fugaz para pedirle que volvieras a aparecer, pero hay muchas nubes. Así que quise rezar y pedírselo a Dios, pero llegaste antes – Dijo con una feliz expresión.


Jeonghan quería reír, ¿Pedirle a Dios que ponga un demonio en su vida? Al asegurar todo, se acerco a donde el pequeño, quien de un saltito se puso de pie, ya que se había sentado al borde de su cama. Lo vio indeciso unos segundos.


- ¿Puedo abrazarte? – El demonio entrecerró los ojos con extrañeza para finalmente solo encogerse de hombros. Joshua supuso que lo dejo al este agacharse, así que a cortos pasos llego a su lado, abrazándolo por el cuello y enterrando su carita en su hombro derecho. Se separó al rato, luciendo una avergonzada pero alegre expresión.


- ¿Te gustan los abrazos? – Cuestiono tras aclararse la garganta. Hace décadas no le daban un abrazo tan sincero y puro. El infante lo pensó y asintió, pero luego negó, asintiendo de nuevo. Jeonghan sonrió divertido por lo indeciso que se veía.


- Yo siempre abrazaba a Rocket, pero como te lo di, estoy en la busca de lo que es igual de agradable que abrazar – Explico entre emocionado y triste, como si fuera una investigación científica que le recordaba a la pérdida de su peluche favorito.


- Ohh, entiendo, ¿Por el momento que es lo más agradable de abrazar? – Le siguió el juego, como si tuviera interés en saber eso. Joshua se quedó pensativo y murmuro bajito algunas cosas mientras contaba con sus dedos, asintiendo o negando ante sus propias palabras - ¿Soy el primero? – Dijo juguetón.


- No – El lado competitivo y orgulloso del demonio se vio herido – Mi mamá es la mejor. Tu eres el segundo y mi papá el tercero. Me pincha con los pelitos que tiene aquí, así que pudiste ganarle – Decía mientras se tocaba el mentón. ¿Segundo lugar en ser lo mejor para abrazar? Lo sentía correcto, pues los humanos solían valorar mucho a sus madres, así que en el fondo ellas deberían estar en el puesto cero, por lo tanto, él sería el primero.


Sonrió con orgullo al haber ganado.


- Entonces, ¿Qué quieres que juguemos? – Los ojos de Joshua se iluminaron ante sus palabras. Camino rápidamente hasta un mueble de donde saco varias cosas que dejo en el suelo junto a la cama. Eran hojas, crayones, algunos juguetes de plástico y peluches.


- Quiero jugar m-muchas cosas, así que elige tu – Nervioso, jugaba con el borde de su pijama de Winnie de Pooh. Jeonghan levanto una ceja el verlo mirar varias veces a los crayones, dejando claro que quería dibujar, ¿Desde tan pequeños les enseñan a ser tan amables? Podía simplemente decir "¡Vamos a dibujar!" Pero no, le dejaba a él elegir.


- Con los peluches – Aguanto la risa al ver su carita de decepción, luciendo estúpidamente adorable al solo asentir y sin muchas energías, empezar a tomar los que no usarían para guardarlos – No, espera – Vio esperanza en sus grandes ojos – Mejor las figuras de acción –


Esta vez inflo sus mejillas y asintió, empezando a hacer lo mismo, pero con lo otro.


- ¿O mejor los peluches? – Joshua detuvo lo que estaba haciendo, frunciendo las cejas – No, definitivamente los juguetes... pero – Decía mientras fingía pensar. El niño dejo todo en el suelo y soltó un bufido de indignación, cruzándose de brazos.


- ¡Decídete! – Regaño en tono agudo. Por Woozifer, era tan adorable estando molesto. No pudo evitar fastidiarlo. Al ver que seguía sin dar una definitiva respuesta, el pequeño sonrió ante una idea – Como no puedes elegir, yo lo haré por ti. Vamos a usar los crayones. Así, puedes dibujar a los dos – Le sorprendió su astuta forma de tratar de convencerlo. Tenía el potencial para ser un adulto tramposo e inteligente.


Esa noche lo que más hicieron fue dibujar, en otras fue crear historias usando las figuras de acción o también usando los peluches. Durante varias noches de un mes el demonio fue compañero de juegos del pequeño Joshua, no sabía porque lo hacía, quizás por su orgullo de cumplir los tratos que realizaba.


Pero tras pensarlo mejor, ¿Por qué perdía sus noches con un niño humano?


Cumpliría su trato, así que una noche luego de haberle cantado de nuevo para que se durmiera y arroparlo correctamente, llego a la decisión de que no lo visitaría más, ni si quiera verlo desde lejos para confirmar si dormía.


Se arrancó uno de sus cabellos, el cual con ayuda de su poder fue deformándose en algo mucho más grande y esponjoso. Un peluche con la forma de una jirafa


Al tener una parte suya, se consideraría como que le seguía haciendo compañía, así que mantenía el trato.


Lo dejo entre los brazos del dormido niño para luego desaparecer entre las sombras de la habitación.




Continue Reading

You'll Also Like

21.5K 2K 13
Todos sufren a veces. SeungCheol hace todo lo posible para asegurarse de que las personas que ama sufran lo menos posible. O doce veces donde SeungCh...
159K 23K 58
Haber pasado dos años dentro de una peculiar escuela tuvo que ser suficiente para hacerlos rectificar. Pero no fue así. Decididos a revelar al mundo...
10.7K 1.5K 12
→Donde con un simple e inocente juego de paternidad, Jeonghan y Joshua descubren el amor. El más puro y hermoso amor. El amor de niños. →;; JiHan »...