Eijirou y sus amigos volvían de otra clase de pociones fallida. Aizawa estaba cada vez más estricto desde que Yu le dijo que podría ser mejor que él en la elaboración de cualquier poción. Desde entonces pagaba su frustración con sus alumnos.
Iban por el primer piso y vieron a Sekijiro bajar las escaleras murmurando cosas enfadado. Al fijarse mejor, pudieron ver agua cayendo por las escaleras.
-¿Tsuyu habrá roto alguna cañería?
Fueron hacia el baño, y allí encontraron todos los grifos abiertos, expulsando agua a borbotones.
-¿Tsuyu?- La llamó Eijirou.- ¿Estás aquí?
La chica salió de uno de los retretes mirándolos con desconfianza.
-¿También habéis venido a tirarme cosas?
-¿Por qué haríamos eso?
-No lo sé. Yo estaba pensando en el día que morí, y de repente alguien me lanzó un libro a la cabeza. Está ahí.
Les señaló hacia el retrete de en frente. Eijirou fue hacia allí y se encontró un libro empapado de agua. La encuadernación era negra, de cuero, y las páginas estaban amarillentas. Al examinarlo más de cerca, pudo ver que tenía el nombre Norel Alfon en letra dorada en una esquina de la portada.
Pasó las páginas, pero estaban en blanco, así que salió del cubículo y les enseñó el cuaderno a sus amigos.
-Espera.- Dijo Mina al mirar también el nombre.- Ese nombre me suena... Norel Alfon ganó un premio hace
cincuenta años por Servicios Especiales al Colegio.
-¿Y cómo sabes eso?
-La noche del castigo a Katsuki y a mí nos tocó limpiar los trofeos. Sekijiro me hizo limpiar su placa unas cincuenta veces.
-¡Eso es genial!
Todos se volvieron hacia Sero como si estuviese loco.
-¿Por qué iba a ser genial limpiar trofeos?
-No me refiero a eso, ¿no os dais cuenta? Según Monoma la última vez que se abrió la cámara fue hace cincuenta años. A lo mejor su premio fue relacionado con eso, y entonces podríamos descubrir cosas de lo que está pasando, e incluso podríamos averiguar dónde está la cámara y cómo cerrarla.
-El único problema es que está en blanco.
-Bueno, podemos ir a la biblioteca.
Y eso hicieron, investigaron toda la tarde, pero desgraciadamente no pudieron hallar nada sobre ese chico misterioso.
Eijirou se encontraba sentado en su cama pasando las páginas del cuaderno. No supo por qué, pero se le ocurrió que podría intentar escribir en él. Cogió una pluma y un bote de tinta y puso:
«Mi nombre es Eijirou Kirishima.»
Una vez hubo terminado de escribir la frase, vio con sorpresa que se desvanecía. Comprobó el frasco pensando que podía ser tinta invisible, pero no lo era. Miró con detenimiento la página por delante y por detrás, pero no había absolutamente nada. Entonces ocurrió algo. Justo debajo del lugar donde estaba antes su frase, aparecieron unas palabras.
«Hola Eijirou Kirishima. Mi nombre es Norel Alfon.»
Estas palabras también se desvanecieron, pero Eijirou volvió a escribir.
«¿Sabes algo sobre la Cámara de los Secretos?»
«Sí.»
«¿Podrías contármelo?»
«Te lo puedo mostrar, si quieres»
«Vale.»
Las páginas del diario comenzaron a pasar muy rápido, como si estuviera poseído. Se pararon hacia la mitad del libro, y en la esquina de la página derecha apareció la fecha del día 13 de Junio. Una luz salió del diario y Eijirou se vio absorbido dentro del libro.
Notó que volvía a estar en el suelo y enseguida se dio cuenta de dónde estaba. Esas eran las escaleras que llevaban al baño de chicas del segundo piso. Comenzó a subirlas y hacia la mitad vio a un chico, mayor que él, que observaba serio algo que había más arriba.
-Perdona, ¿eres Norel?
Pero el chico no le respondía. De hecho, parecía que ni si quiera podía verle. Eijirou llegó junto a él y vio a dos profesores salir del baño con una camilla. Al acercarse más tuvo que apoyarse en la barandilla de piedra para no caerse de la impresión. En la camilla, tapado por una sábana blanca, había un bulto con forma humana. De uno de los lados colgaba una mano, que tenía un color blanco.
-Alfon.
Eijirou se giró y vio al profesor Toshinori al comienzo del pasillo. Norel se acercó a él rápidamente mientras le saludaba con respeto.
-¿Qué haces tan tarde despierto, Norel?
-Lo lamento profesor, quería comprobar si los rumores eran ciertos. Si cierran Hogwarts, no tendré a dónde ir.
-Lo lamento Norel, pero eso es decisión del director.
-¿Y si atrapasen al culpable? Si capturasen al monstruo no habría necesidad de cerrar Hogwarts.
Eijirou se fijó en la mirada que Toshinori le dirigió a Norel. Era la misma que en su momento usó con él.
-¿Hay algo que quieras contarme Norel?
Notó que el chico parecía dudar, pero al final negó con convicción.
-No señor, nada.
-Bien, en ese caso, puedes irte.
Eijirou vio que Norel bajaba de nuevo las escaleras, así que le siguió. Caminaron durante unos minutos hasta llegar a una puerta al final de un pasillo. Norel sacó su varita y la abrió sorprendiendo a quien estaba dentro.
-Hola, Taishiro.
-¿Qué haces aquí, Norel?
-Voy a tener que entregarte, Taishiro. Dicen que cerrarán Hogwarts si los ataques no cesan. No creo que quisieras matar a nadie. Pero los monstruos no son buenas
mascotas.
-¡No ha matado a nadie!
-Los padres de la chica muerta llegarán mañana. Lo menos que puede hacer Hogwarts es asegurarse de que lo que mató a su hija sea sacrificado...
-¡No fue él!
-Hazte a un lado.- Norel apuntó a una caja que había tras Taishiro y pronunció un hechizo.
Hubo un estallido y por un hueco que hizo el hechizo salió algo que corrió y escapó por la ventana. Taishiro se abalanzó sobre Norel antes de que pudiese perseguir a lo que había huido.
Eijirou sintió que se mareaba y se vio transportado otra vez al presente, más concretamente al suelo de su cuarto. Se puso de pie y corrió escaleras abajo dondese encontraban Sero y Denki leyendo, y Mina haciendo los deberes. Ni si quiera advirtió a Katsuki estudiando en una esquina.
-¡Fue Taishiro!
Los tres chicos se volvieron hacia él.
-¿Qué?
-¡El abrió la Cámara de los Secretos la última vez! ¡Tenemos que hablar con él ahora!
Los tres se levantaron y siguieron a Eijirou hacia la cabaña del guardabosques, sin percatarse de que el chico rubio había escuchado todo.
Mientras iban de camino, Eijirou les contó todo lo que había pasado.
-A Taishiro lo expulsaron, y supongo que entonces los ataques cesaron.
-Alfon me recuerda a Yuga. Pero ¿por qué tuvo que delatar a Taishiro?
-Tú te encontraste a Taishiro en el callejón Knockturn, ¿verdad Eijirou?
-Dijo que había ido a comprar un repelente contra las babosas carnívoras.
Se quedaron en silencio un rato hasta que llegaron a la cabaña. Tocaron la puerta pero no había nadie.
-No se ve movimiento, lo más seguro es que no esté.
Se quedaron unos minutos esperando, pero acabaron por aburrirse y volvieron hacia el castillo.
Al final acordaron que no hablarían con el guardabosques hasta que hubiese otro ataque. Pasaron las semanas, y la gente ya no miraba con tanto temor a Eijirou. De echo, algunos volvieron a acercarse a él, y las mandrágoras pronto estarían listas para despetrificar a todos.
Eijirou estaba nervioso porque al día siguiente tenía un partido contra Hufflepuff. Nejire les había hecho entrenar un montón.
Entró a su habitación junto con Denki y se quedaron congelados. Todas sus cosas se encontraban revueltas las sábanas desechas, y lo que antes estaba dentro de los baúles se encontraba esparcido por el suelo.
-¿Qué ha pasado aquí?
-No tengo ni idea.
Se pusieron a ver si les faltaba algo, mientras recogían sus cosas.
-Alguien ha estado buscando algo. ¿Qué te falta?
Eijirou terminó de ordenar todo y entonces se percató de lo que faltaba.
-Se han llevado el diario de Norel.
Bajaron corriendo hasta la sala común, que estaba medio vacía, y encontraron a Sero y Mina sentados en el sofá con Shoto y Sarah. Se llevaron a los dos a parte y se quedaron helados al escuchar lo que les habían contado.
-Pero... Sólo puede haber sido alguien de Gryffindor. Nadie más conoce la contraseña.
Esa noche cerraron la puerta a cal y canto, e intentaron dormir para el partido del día siguiente.
Despertaron al día siguiente con un sol intenso y sin una sola nube a la vista. Un día perfecto para un partido de quidditch.
Al abandonar el Gran Comedor, Eijirou fue con Sero a los vestuarios mientras Denki y Mina cogían sitio en las gradas. Cuando ya iban a salir del castillo, Eijirou volvió a escucharlo.
-Matar... Déjame desgarrar... Despedazar...
-¡La voz! Acabo de oírla de nuevo, ¿tú no Sero?
Vio que Sero abría mucho los ojos. Inmediatamente se puso muy nervioso.
-¡Creo que acabo de comprender algo! ¡Tengo que ir a la biblioteca!
Y se fue corriendo por las escaleras dejando al otro chico confundido. Sin embargo no le dio muchas vueltas y siguió su camino hacia los vestuarios.
Se puso su túnica y junto al resto del equipo salió al campo de juego. Acababa de montarse en la escoba cuando la profesora Kayama llegó corriendo al campo.
-El partido acaba de ser suspendido.
Nejire le reclamó.
-¡No pueden cancelar el quidditch!
-No hay réplicas. Todos los estudiantes tienen que volver a sus respectivas salas comunes, donde les informarán los jefes de sus casas.
Eijirou iba a seguir a los estudiantes, pero la profesora le detuvo.
-Kirishima, creo que será mejor que vengas conmigo. Tus amigos nos esperan también.
Eijirou vio a Denki y a Mina parados en la entrada al castillo. Subieron con ella la escalera de mármol, pero no en dirección al despacho de la profesora.
-Esto os resultará un poco sorprendente.- Dijo la profesora Kayama cuando se acercaban a la enfermería-. Ha habido otro ataque...
Entraron a la enfermería, y allí pudieron ver un cuerpo tendido en una de las camas, y siendo atendido por Chiyo.
Eijirou escuchó el chillido de Mina y los sollozos de Denki al verlo allí tendido.