Sakura se había encerrado en su habitación, luego de ver a Shaoran, más que sentirse feliz, se había sentido triste, sus ojos estaban completamente hinchados, rojos y ya no derramaban lágrimas, se había pasado todo el tiempo llorando, tapándose para que si llegase Touya no la escucharan.
-¡Es un tonto! -gritó Sakura al tiempo que tiraba el peluche que Shaoran le había dado en el parque de diversiones-
No se dio cuenta en qué momento le venció el sueño, lo único que sabía era que no quería ver a Shaoran, ya no era más su lobito, aunque le doliera, no quería verlo por ahora, no estaba dispuesta a que él se desquitara con ella.
***
Los días pasaron y Sakura no respondía las llamadas y los mensajes de Shaoran, incluso le había dicho a su hermano que si la iba a buscar dijera que no estaba, en algunas ocasiones era verdad que no estaba, en otras, simplemente se la negó, Touya únicamente seguía las instrucciones de su hermana ¿quién era él para desobedecerla? Además, estaba muy feliz por hacerlo.
Shaoran ya no buscaba qué más hacer, después de lo que pasó, cuando despertó lo único que quería era arreglar las cosas con su linda novia, pero no tuvo resultado, las llamadas y mensajes no los respondía y cada que iba a su casa se la negaban, fue con la única persona que sabía que le ayudaría, al menos eso era lo que pensaba.
-Tienes mala cara Shaoran -saludó Eriol al castaño- ¿qué te pasa?
El ambarino se dio cuenta que Tomoyo no estaba por ningún lado y solo así se permitió contarle todo a su amigo, no es que no confiara en Tomoyo, pero sabía que no lo iban a entender, Shaoran iba escupiendo cada cosa que pasó desde que se fue a Hong Kong hasta cuando regresó y tuvo la pelea con su novia, y ya no sabía si seguían siendo novios, pero esperaba que sí.
Eriol escuchó atentamente todo lo que le decía, no le gustaba ver a su mejor amigo tan abatido, aunque tampoco le agradó lo que le contó con respecto a Sakura, después de dejar que el castaño se desahogara, por fin habló.
-Si fuera Sakura también te ignoraría... ¿cómo se te ocurre pensar eso? Mira Kaito la ha pretendido desde que él llegó a Japón, pero Sakura jamás le ha dado entrada...
Al escuchar eso, Shaoran miró a su amigo, no muy contento...
-Lo conoces -lo acusó-
-Claro que lo conozco, he ido a eventos de Sakura desde que entró a trabajar en el colegio -Eriol no había entendido el tono de su amigo, cuando entró en razón, sonrió- Yo no tenía que contarte nada, te ayudé en lo que pude -sentenció-
-¡Sabías el nombre del sujeto y aun así cuando te lo pregunté fingiste demencia! -sin darse cuenta el ambarino había elevado su voz unos cuantos decibeles-
-Shaoran, si te hubiese dicho el nombre de Kaito, te hubiese tenido que dar el nombre de todos los pretendientes de Sakura, que déjame decirte, son demasiados, la única ventaja que tienes es que tu cuñado es un energúmeno que la sobre protege y los ha mantenido a raya -Eriol por más de las alteraciones de su amigo, siempre mantuvo la calma- Mira, tú lo que deberías de hacer es arreglarte con ella, y ahora buscarás una solución tú solo, conmigo no cuentas y déjame decirte que con Tomoyo menos.
Cuando Eriol terminó de hablar, dejó un par de billetes para pagar el café que estaba bebiendo y dejó a Shaoran solo, estaba dispuesto a ayudarlo, pero después de ver cómo se estaba comportando, no lo iba a hacer, eso y que Tomoyo le dijo que lo cortaría si ayudaba al... (y cito textual) "ogro mal encarado que le gritó a Sakurita" contra esa amenaza, él no iba a arriesgarse.
***
Más días pasaron y Sakura se fue con todos al campamento, serían solo tres días, pero estaba dispuesta a disfrutarlos, por el bien de su salud mental, todas las noches se la pasaba llorando, traía unas ojeras que le daban trabajo de ocultar con maquillaje, para su fortuna, Touya no se había estado quedando en la casa, así que no tenía que dar explicaciones o reprimirse a la hora de querer llorar.
Los mensajes de Shaoran eran cada vez más insistentes, al igual que las llamadas, incluso se había dedicado a dejarle mensajes de voz, este día había decidido no llevar el móvil, no quería que le arruinara sus días. Para cuando llegó al colegio, ayudó con lo que le pedían, al haber estado ausente, no le habían dejado a cargo ningún grupo, por el contrario, ella era el comodín y únicamente se encargaría de las actividades al aire libre, junto con la profesora Jin.
Después de una hora de viaje, llegaron al destino del campamento, cada profesor se hizo cargo de su grupo, todos menos Kaito, quien se reportó enfermo y no asistió al campamento, por lo cual Sakura pasó de ser el comodín a ser la encargada de uno de los grupos.
Como era el primer día, los chicos tendrían tiempo de acomodarse y de pasar el resto del día libre, prácticamente solo tendrían un día de actividades, porque el tercer día también estaba dispuesto para que disfrutaran de unas cuantas horas para luego marcharse, así de corto iba a ser este campamento.
Aun así, los docentes tenían que estar al pendiente de los alumnos, más de los de quinto y sexto, que eran los más grandes y podían meterse en problemas, así que entre los profesores decidieron hacer rotaciones para cuidarlos y así ellos podrían relajarse. Para cuando le tocó a Sakura hacerse cargo, ya estaba entrando la noche, todos se habían dirigido a sus cabañas, así que la ojiverde, quiso caminar un poco, sabía que si tocaba la almohada se pondría a llorar, sus ojos ya estaban condicionados... almohada igual a derramar lágrimas.
-Al fin estás sola -escuchó una voz en la oscuridad, la voz la podía reconocer siempre, pero también era la voz que no quería escuchar, estaba dispuesta a irse y dejarlo, pero el dueño de la voz la sujetó del brazo- por favor, hablemos -suplicó-
-No tengo nada de qué hablar contigo, suéltame -entre ellos saltaban chispas, las de Shaoran eran por la necesidad de tener contacto con su novia, la de Sakura eran de enojo porque a pesar de que habían pasado días, no había superado lo que pasó-
-Preciosa, por favor, sé que fui un imbécil, el peor de todos, pero de verdad necesito explicarte...
Sakura no lo dejó continuar, simplemente elevó su brazo y la palma de su mano fue a impactar en la mejilla del ambarino...
-Explicarme ¿qué? -las pupilas de la ojiverde se habían dilatado, había contenido su enojo- no me vuelvas a llamar preciosa, estaba muy equivocada contigo...
Shaoran no le dio tiempo a que continuara, cargó a la chica y comenzó a llevarla consigo, quería arreglar las cosas por las buenas, pero dado que la chica de ojos verdes le había propinado una cachetada, este comenzó a realizar su plan B "secuestrarla" al menos así lo iban a escuchar sí o sí.
Para cuando llegaron al auto del ambarino, la hizo meterse en los asientos de atrás, ya que como le había puesto la seguridad para niños, podría evitar que saliera, los gritos no los podía evitar, aun así nadie se asomó, al menos le dio tiempo como para sacarla del campamento y llevarla a su plan B.
-¡Estás Loco! ¡Detén el auto! -gritaba Sakura-
-Tranquilízate o tendremos un accidente -Shaoran estaba tranquilo, a pesar de los arrebatos de la ojiverde-
-El único que logrará que nos accidentemos eres tú, detente o llamaré a la policía.
Shaoran esperó que lo hiciera, pero cuando Sakura empezó a tantearse, recordó que se había dejado el móvil en casa, por lo cual no tenía modo de comunicarse con nadie, estaba en manos del castaño, casi a manera de berrinche, Sakura se sentó y cruzó sus brazos, no iba a ganar nada gritando como loca.
Para cuando Shaoran se detuvo, vio que estaban en casa del castaño, de mala gana se bajó del auto cuando vio que el chico le había abierto la puerta, Shaoran tenía una media sonrisa en los labios y una de sus mejillas estaba roja, si que sabía pegar la ojiverde.
Al ver que su novia no caminaba, Shaoran la volvió a cargar, lo cual propició que ella lo golpeara repetidas veces y volviera a gritar como loca, cuando entraron a su casa, la depositó en el sillón.
-Yo quería hacer las cosas bien, tú no me diste otra opción-sonrió el ambarino- considérate mi presa
Sakura no daba crédito a lo que le decía el castaño, sabía que se lo había dicho para dar alusión al significado de su nombre, la ojiverde solo le sostuvo la mirada, aunque la situación le parecía lo más gracioso y romántico a la vez, pero eso no se lo iba a decir.
-¿No hablarás? -el castaño se sentó enfrente de ella, al ver que no decía nada y tampoco se movía comenzó a hablar él- Bueno, al menos espero que me escuches -suspiró el ambarino- Se qué es difícil de perdonar mi comportamiento, yo mismo me siento mal, preciosa, te juro que nunca fue mi intención ofenderte así, te amo Sakura, te he amado desde niño y no quiero que por una tontería mía todo esto se acabe, solo te pido una oportunidad para demostrarte que esa persona que te gritó y se comportó de esa manera no soy yo, bueno si era yo... bueno tú me entiendes -el castaño vio que en el rostro de la chica se empezaba a dibujar una pequeña sonrisa, eso era una buena señal- ese día me había pasado de todo y al verte con ese sujeto no hizo más que detonar todo lo que llevaba reteniendo, créeme, no soy así, pero todo me había superado -el castaño bajó la mirada, le costaba verla a los ojos- en Hong Kong las cosas iban muy mal, no te quería contar para no alarmarte, mi mamá me estaba dando una solución, pero no la acepté, porque aceptarla era que ella me podría retener allí y yo lo único que quería era regresar contigo -suspiró- perdóname preciosa.
Cuando el ambarino alzó la mirada, Sakura se dio cuenta que él estaba conteniendo sus lágrimas, no pudo seguir enojada con él, podía más su amor hacia él que todo el enojo del mundo, así que se levantó y lo abrazó, el contacto que ambos ansiaban desde hace días, después de todo, Sakura entendía el motivo de su mal humor, cuando estaban chicos Shaoran le llegó a hablar sobre lo estricta que era su mamá con él, no había tenido oportunidad de conocerla pero no podía ser tan mala si había logrado tener un hijo como Shaoran.
-Me rompiste el corazón ese día, sabía que mi lobito estaba aquí... Sakura tocó el pecho del ambarino- pero ese que estaba gritando y me veía con desprecio no me agradó, entiendo que tengas problemas, pero así no se solucionan -la ojiverde apoyó su frente contra la del ambarino y prosiguió- te amo Li Shaoran, pero no quiero que ese ser horrible se aparezca de nuevo, porque entonces esto si se acabará.
Shaoran solo alcanzó a rozar su nariz contra la de ella, le gustaba su forma de ser, sabía que la había herido, pero daría su vida por no volver a hacerlo, sobre todo porque no le había gustado verla tan triste y sin energías, esa no era la Sakura que conocía, era como un fantasma.
-Lo lamento tanto...
De un moviendo hizo que la ojiverde se sentara en sus piernas para así poder sellar ese momento con un beso, ese beso que ansió desde que bajó del avión días atrás, al fin podía sentir los suaves labios de su novia. Cuando se separaron por un poco de aire, ambos se sonrieron.
-Me puedes explicar bien por qué estabas muy enojado, no me vale la versión corta -Sakura hizo un mohín que a Shaoran le encantó-
-Pues la empresa se iba a pique, estuve en vela tratando de solucionarlo, hasta que mi mamá se apareció con una de sus brillantes ideas que me ataban, entonces tu suma el que no había dormido, creo que ni comía y que mi mamá saliera con sus cosas, estaba como un volcán en erupción, me desquité con las personas que no debía. Ah y se me olvidaba, ahora ya no soy un Li, renuncié a mi apellido al irme ese día de Hong Kong -finalizó el castaño-
-Entonces ahora serás Shaoran Kinomoto -la ojiverde enarcó una ceja, pensó que el castaño se iba a negar o iba a quejarse, pero de su boca no salió nada- tu silencio dice que si aceptas.
-¿Si sabes que eso parece una propuesta de matrimonio indirectamente? -el ambarino vio como el color en su novia cambiaba, era obvio que no lo había pensado de esa manera-
-Yo... tú... no... no... -Shaoran se estaba divirtiendo con los balbuceos que estaba dando Sakura, aun así, la levantó e hizo que se sentara en el sillón mientras el sacaba algo de uno de los cajones del escritorio que había ahí, luego que obtuvo lo que quería, se arrodilló frente a ella y se aclaró la garganta-
-Deja que te enseñe cómo se hace... -el ambarino le guiñó un ojo- Sakura Kinomoto, mi preciosa, la única dueña de mi corazón... desde que te vi hace muchos años atrás supe que no podría olvidarte, que eras el amor de mi vida y lo confirmé cuando te volví a ver, y también que a pesar de los años no pude olvidarte, estos días me hicieron ver que quiero que estés a mi lado todos los días y es por eso que te pido, te ruego y te suplico ¿Te casarías conmigo?
En ese momento Shaoran abrió una pequeña caja de terciopelo rojo, dentro había un anillo sencillo pero hermoso con un diamante rosa en medio, algo poco usual, Sakura se llevó las manos a la boca, estaba entre feliz y asustada, no sabía si gritar, reír, llorar o las tres cosas al mismo tiempo, pestañeó varias veces para evitar llorar, hasta que al fin reaccionó y se arrojó a los brazos de Shaoran, este la sujetó y buscó la manera de no caer o ambos se lastimarían.
-¿Es enserio? -al fin había recuperado el habla, al ver que Shaoran asentía, la ojiverde sonrió- si lobito, si me caso contigo.
Shaoran introdujo el anillo en el dedo de la chica, luego le dio un pequeño beso en el dorso de la mano, estaba muy contento, Sakura había pasado de ser su novia a ser su prometida, aunque no llevaban mucho tiempo.
-Entonces ahora si te puedo decir que seré Shaoran Kinomoto -el castaño le guiñó un ojo a Sakura, quien se sonrojó, no creyó que lo que dijo diera como resultado una propuesta de matrimonio.
Después de todo, el plan B había resultado mejor de lo que había planeado Shaoran, el castaño no esperaba proponerle matrimonio en ese momento, había comprado el anillo cuando lo vio por un impulso, aun así, pensaba esperarse un poco, pero muchas veces las cosas cambiaban de rumbo y eso fue lo que pasó.