El Príncipe Perfecto

Bởi FabiolaGp

9.9M 809K 71.3K

A veces pienso si la felicidad existe, si verdaderamente llegará un día en el que pueda reconocer libremente... Xem Thêm

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
SORTEO! NUTELLA! What?
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
¡SORTEO DE DOS EJEMPLARES!

Capítulo 24

114K 13.2K 1.2K
Bởi FabiolaGp

¡Que disfrutéis bellas y hermosas florecillas!




—Carl —mencioné en voz alta llamando la atención de mi chofer que pareció asentir como respuesta—. Conduce sin rumbo fijo hasta que te lo diga. Necesito pensar.

—Por supuesto alteza.

Agradecía la falta de comentarios por su parte, esa profesionalidad característica que me hacía despreocuparme por lo que pudiera o no pensar tanto de lo acontecido hasta el momento, ya que resultaba demasiado evidente lo que allí había pasado a juzgar por mi aspecto y el ruido que desde luego debió haber escuchado, pero sabía que Carl era la prudencia personificada y jamás haría un solo comentario fuera de lugar, aunque en aquel momento no me importaba lo que mi chofer pudiera o no pensar, sino en mi situación con la que era mi esposa.

Esa mujer me había llevado al límite de mi propio control como nunca antes había ocurrido y no solo eso, sino que había traspasado dicho límite y se había expandido por cada cédula de mi ser provocando un autentico aluvión de sentimientos encontrados; la deseaba, la anhelaba, la necesitaba... ella sencillamente me embriagaba y por eso iba a ser mía.

Basta de culpas, basta de resentimiento hacia mi mismo y a la mierda cualquier duda; la quería para mi, y por si eso no era suficiente... era legalmente mi esposa, algo que en aquel momento me suponía más un placer que un inconveniente.

«Ella me gustaba de verdad»

Celeste había sido la primera mujer que no se había interesado por lo que representaba mi cargo o el dinero que tenía en mi cuenta corriente, ella aspiraba a pretensiones, ni tan siquiera había intentado abusar de su condición siendo mi esposa para conseguir algo cuando bien podría hacerlo... tal vez era esa sincera honestidad la que abrumaba mis sentidos, eso y sin duda... la frescura que representaba cada gesto, acción o palabra que salía de sus labios.

¡Dios!, ¡Si es que me tenía abducido con sus encantos!

Me moría de ganas por tenerla bajo mi cuerpo, sintiéndola estremecerse entre mis brazos mientras era verdaderamente mía.

Aquella noche iba a ser larga, demasiado larga sin ella y más teniendo en cuenta que no pensaba dar ni un solo paso atrás. Cerré los ojos recostándome hacia atrás y sonreí mientras recordaba los instantes que había vivido hacía escasos momentos sobre el asiento en el que me encontraba, como la había tenido en mi regazo, sentada sobre mi mientras le brindaba placer y ella se retorcía gimiendo entre sollozos... estaba absolutamente preciosa, radiante e increíblemente bella.

Necesitaba decírselo y sobre todo tener una mejor despedida que la que habíamos tenido dadas las circunstancias. Tenía la necesidad de que todo estuviera bien con ella y hacerle saber que no pensaba cambiar de opinión, es más... ahora que sabía que me deseaba, nada me frenaría.

Saqué el teléfono del bolsillo interior de la chaqueta y busqué su número para enviarle un mensaje. Sería el primero que le enviaría, así que quise que fuera especial y enviárselo en su idioma, por tanto no podía decir demasiado, por lo que fui breve al no dominar demasiado el idioma.

Se me olvidó decirte algo...

Buenas noches mi preciosa Celeste.

Bohdan Vasylyk.

Cuando pulsé enviar mi corazón se aceleró lo suficiente para saber que ella me importaba demasiado, tanto... que comenzaba a asustarme a mi mismo de lo que era capaz de provocarme solo de pensarlo.

Guardé el teléfono pensando que no me contestaría por ser demasiado tarde, seguramente estaría durmiendo, pero su respuesta tardó solo unos instantes y me sorprendió que siguiera despierta.

¿Tal vez ambos estuviéramos en la misma situación? Leí su mensaje vorazmente.

Buenas noches mi querido príncipe,

Pd: Mañana necesito hablar con usted, tengo una invitación que proponerle.

¿Una invitación?, ¿Qué clase de invitación? Entendí que si no lo había mencionado sería que lo quería tratar en persona y en aquel momento recordé que debía partir de viaje tras el desayuno.

Hablaremos mañana antes el desayuno,
puesto que deberé partir inmediatamente después.

Descansa.

«Porque yo desde luego no podré descansar hasta que no te tenga» evité teclear a pesar de que deseaba decirlo a gritos.

Los golpes en la puerta me despertaron abruptamente y cuando abrí observé a una de las doncellas portando la bandeja de mi desayuno. Apenas había dormido cuatro o cinco horas teniendo en cuenta lo tarde que me había metido en la cama y es que solo conseguí arrastrarme hacia el abismo del sueño por puro agotamiento e incluso así, mi mente era incapaz de dejar de proyectar aquella imagen de Celeste semidesnuda sobre mi cuerpo.

«¡Bohdan!, ¡Cálmate de una vez!» me reproché mientras me abofeteaba la cara bajo la ducha y me centraba en lo que era verdaderamente importante; la reunión que tendría en tan solo unas horas, solo que antes de partir la vería un instante y le dejaría muy claro cuáles eran mis intenciones... y en ellas la palabra amistad quedaba relegada al olvido.

Esperé pacientemente frente a su puerta, el desayuno se serviría en aproximadamente quince minutos y estaba seguro de que ella estaría terminando de vestirse para acudir puntual como siempre hacía. Sabía que si la encontraba a medio vestir o con aquel camisón de seda... ¡Dios!, ¡No podría resistirme! Aunque aquella propuesta que debía hacerme me tenía completamente intrigado. En cuanto observé que la puerta se abrió y ella salía con aquel atuendo dulce, su rostro de facciones perfectas y absolutamente deliciosa en todo su conjunto casi contuve el aliento.

—¿Has dormido bien? —pregunté y noté que mi voz era más ronca de lo habitual, pero es que ella era como una visión ante mis ojos; incapaz de poder resistirse a ella.

—Quizá podría haber dormido mejor —contestó rápidamente y sentí ese palpitar incesante.

—Quizá yo también —dije siendo completamente sincero. Desde luego que podría haber dormido infinitamente mejor estando junto a ella, pero en aquel momento no tenía tiempo material para romper la distancia que nos separaba de un movimiento y meterla en esa habitación hasta saciarnos a ambos... no, aunque sin duda alguna lo haría a mi vuelta—. ¿Cuál es esa invitación que deseas proponerme? —pregunté tratando de cambiar de tema o quizá enviaría al diablo absolutamente todos mis deberes.

—¡Ah, eso! —contestó en otro tono y centrándose en el tema—. Tengo un compromiso al que asistir dentro de unos días y me preguntaba si me acompañarías. Estaríamos tu... yo... y trescientas personas desconocidas en la boda de mi amiga.

¿Una boda?, ¿Quería que le acompañara a una boda? Mis músculos se relajaron en aquel momento.

—¿La de la despedida de soltera por la que estabas en Las Vegas? —pregunté recordando que precisamente había ido allí a festejar con sus amigas por esa razón.

—Si —afirmó en un tono de voz suave, como si por alguna razón creyera que rechazaría su invitación... nada más lejos de la realidad teniendo presente lo que ella había hecho por mi.

—Está bien —dije pensando que mi asistenta me mataría, pero me daba absolutamente igual—. Creo que sería desconsiderado por mi parte no acompañarte, teniendo en cuenta que has debido dejar tu vida en Madrid por venir aquí durante un tiempo —añadí confesando que le debía demasiado.

—Entonces confirmaré nuestra asistencia —contestó sin mucha emoción y eso me dejó algo confuso.

—Respecto a lo de anoche... —comencé a decir queriendo saber si todo estaba bien, necesitaba decírselo, confesar que deseaba mucho más de ella... de nosotros.

—¿Sí? —exclamó expectante y eso me alentó.

—Creo que ambos somos conscientes de que...

—¡Tuuuuuuuuuuuuuu! —El grito procedente del final del pasillo cortó mi discurso improvisado, puesto que por más que lo había intentado no había encontrado las palabras adecuadas a pesar de estar acostumbrado a dar demasiados.

La visión de mi madre dirigiéndose hacia nosotros con rostro despiadado y lo suficientemente enfadada para saber que alguien había despertado a la bestia.

—¡Ayyyyy! —gritó Celeste dando un pequeño salto y rodeándome hasta colocarse detrás de mi a pesar de sentir sus manos en mi pechó como si me abrazara asustada.

—¿Has despertado a la fiera? —pregunté no importándome decirlo en voz alta—. Me pregunto qué habrás hecho para ponerla así... —añadí con algo de diversión en el rostro.

Era la primera vez que ver a mi madre así no me asustaba, ni tampoco me provocaba reparo alguno, quizá Celeste Abrantes estaba cambiando demasiadas cosas en mi mismo y no solo la atracción que me hacía sentir hacia ella.


Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

836K 37K 49
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
818 123 14
Jordan, una escritora apasionada por la Fórmula 1, busca al chico ideal para protagonizar la adaptación cinematográfica de su libro erótico. Entre u...
742K 37.9K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
182K 16.8K 34
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...