"¡Padre, Xuemo definitivamente no es un demonio! ¡Ella es verdaderamente la hija del marqués Ning! ¡No hay duda de eso!" Exclamó Ji Yunhuang.
"Yunhuang, ¿cómo puedes estar tan seguro de eso? Debes saber que un demonio de alto nivel no emite ningún aura demoníaca. ¿Si ella no es un demonio, entonces explica todos estos fenómenos extraños que están ocurriendo a su alrededor? Además, ni siquiera puede decirnos quién la ayudó a formar un pacto de sangre con el pequeño Qilin..."
"Padre, Xuemo ya había declarado que recibió su llamado más alto recientemente... O tal vez hubo un experto que brindó orientación y la cambió para mejor. Además, ella no ha hecho nada perjudicial para el Imperio Vasto Cielo. Y en cuanto al pacto de sangre, tal vez ella realmente no podía recordar cómo lo hizo o que el experto que la ayudó previamente había tenido la intención de borrar su memoria. Padre, Xuemo sigue siendo la hija de Marquéz Ning, después de todo, e incluso tuvo contribuciones al Imperio Vasto Cielo en asuntos recientes. Si no fuera por ella, hubiera perdido la vida... Y si continúas condenándola por acusaciones infundadas, me temo que decepcionará a muchos oficiales leales..."
La expresión del emperador Le Xuan se oscureció y dijo: "¡Huang'er, incluso si no consideramos sus otras ofensas, solo el hecho de tomarte como rehén es un error tan grave que lleva a la ejecución de todo el clan!"
Ji Yunhuang estaba decidido a salvarla y dijo: "Padre, soy una parte voluntaria, ¡por lo tanto, no tiene nada que ver con ella!" Porque nadie estaba hablando por Ning Xuemo, si él no le suplicaba, ella realmente moriría aquí...
El emperador Le Xuan ya tenía sus sospechas, pero no esperaba que el amor de su hijo por Ning Xuemo fuera tan profundo que, para protegerla, ¡realmente admitió ser un rehén! ¿No sabía que la censura imperial podría convertir fácilmente su confesión en su contra y evocarle el título de príncipe heredero?
¿Se había vuelto loco este niño?
El emperador Le Xuan se calmó, "¡Basta de tonterías!"
Echó un vistazo a Ning Xuemo y sintió que ella era realmente una mala suerte en todo momento; ¡Una mujer fatal!
¡Si ella continuara viviendo, entonces su brillante hijo en quien se enorgullecía tanto de él se arruinaría en sus manos!
"Detengan a Xuemo primero, y haremos lo mismo con las pruebas, y si ella es realmente inocente, la liberaré", ordenó el emperador Le Xuan. Sin embargo, en este momento sabía que no la dejaría con vida, especialmente como alguien que trajo mala fortuna, ella debe ser eliminada lo antes posible para evitar que ese caso vuelva a suceder.
"¡Padre!" Continuó Ji Yunhuang.
"¡He decidido! ¡No digas más!" El emperador Le Xuan hizo un gesto con las manos y ordenó a sus hombres que arrestaran a Ning Xuemo.
Ning Xuemo se burló un poco antes de cerrar los ojos.
¡Little Apple estaba tan enfurecido que sus ojos se pusieron rojos! Él y la guardia imperial dejada por Xi Jue vigilaron cuidadosamente los costados de Ning Xuemo.
"¡Lucharé con todo lo que pueda contra aquellos que se atreven a tocar a mi maestro!" Little Apple rugió y descubrió sus colmillos.
"¡Es alguien a quien mi maestro quiere proteger, y quien la arreste significa ponerse en contra de mi maestra!" El guardaespaldas que Xi Jue dejó con ella también enfatizó en un tono frío.
Todos estaban siendo cautelosos, ya que nadie deseaba ofender al clan de la familia Rey Sabio, y si alguien del clan insistiera en proteger a Ning Xuemo, nadie se hubiera atrevido a tocarla. Todos miraron a su alrededor consternados antes de cambiar su visión al Emperador Le Xuan.
Las expresiones del emperador Le Xuan se volvieron aún más oscuras: "La guardaespaldas Xia, ella es ciudadana del Vasto Imperio y esto es un asunto de gran severidad, ¡y debo perseguirlo! En cuanto a ahora, pido disculpas y uno de estos días buscaré personalmente la comprensión de tu maestro". Luego hizo un gesto a todos los guardaespaldas imperiales.
Las escamas de Little Apple ya estaban temblando, y cuando abrió los ojos, ya estaba preparado para morir por esta causa.
La atmósfera en el pasillo se tensó instantáneamente, y una guerra podría estallar en cualquier momento.
"Su Majestad, puedo aceptar sus términos y condiciones".