Amores paralelos.
Parte 1.
Sonic.
El asfalto de las calles reflejaba las brillantes luces de la ciudad en pequeños charcos de agua creados previamente a consecuencia de la llovizna.
—Te voy a humillar. —Alardeó mientras caminábamos en dirección al karaoke.
—Ya, ya, claro. —Reí. Me tomó del brazo y se recargó en mi hombro.
Mi actual pareja había venido a la ciudad por un asunto de contratos y eventos, aprovechó la ocasión para pasar a visitarme e invitarme a salir. Según tengo entendido, una vez lleguemos, nos reuniremos con un colega suyo.
—¿Con quién dices que nos veremos?
—Se llama Juventino Amiano, es un viejo amigo mío. —Solté una carcajada.
¿Ese es su nombre? Podría ser protagonista de una serie de narcotraficantes sin problema.
—No me imagino todo el bullying que recibió esa pobre alma. —Bromeé.
—No te apiades, es un hijo de puta. —Bufoneó junto a mí.— Aunque su nombre artístico es Lowell.
—¿Qué? ¿qué? ¿qué? —Pasé a desternillarme.— ¡Cambiar tu nombre por uno más cool para que el público te quiera es hacer trampa!
—La mayoría en el medio lo hace.
—Y yo desperdiciando mi carrera con "Sonic The Hedgehog". Podría haber sido, no sé, Maddox Hiper McFly o algo aún más exagerado. Ya hubiese sido nominado a los premios MTv. —Burlé.
Ambos ingresamos al establecimiento, un bar karaoke bastante concurrido. Ella me tomó de la mano, y se empeñó en la tarea de guiarme hacia su amigo.
Éste se encontraba sentado en una mesa, había una chica —que por la forma en la que la abrazaba, supongo es su novia.— a su lado. Mina lo saludó con un apretón de manos tanto a él como a la chica.
—Sonic, ¿no? Mina me ha hablado de ti.—Soltó a modo de saludo.
—Sí, sí, es un gusto. —Estreché su mano.
—Es gusto es mío, amigo. Puedes llamarme Lowell. —Juventino jaja.
Sonreí aguantando la carcajada, mi mente hacía cientos de chistes rebuscados sobre su nombre y, aún más preocupante, su apellido.
[...]
Amy.
Amy:
—Esta es la última vez que te obedezco, la cita está siendo un asco.
Rouge:
—¡Ánimo! No creo que sea tan malo :)
Guardé mi celular en mi bolso, salí del baño de mujeres y volví a la mesa. Rouge me había hecho una cuenta en uno de esos sitios webs para citas, y ahora mismo me encontraba en una increíblemente incómoda.
Me senté en la silla, él me sonrió. No sé veía que tuviese malas intenciones, pero simplemente no es mi tipo... Para nada.
—Así que Amy Rose, me sería de agrado conocer su opinión sobre nuestro conciábulo. —Pidió acomodando sus lentes.
Lo observé con atención, arrugué la frente de manera sutil. ¿En qué momento accedí a tener una cita con una obra de Shakespeare viviente?
—Eh, sí, sí, ha estado fantástico. Em... Perdóname ¿cómo me dijiste que te llamabas?
—No representa brete alguno, soy César.
—¿Y qué te gusta hacer?
—Es una interpelación de lo más dificultosa, pienso, quizá en leer, escrutar el periódico y noticieros, participar en tertulias y demás. ¿Qué me dices de ti?
—Eh, pues lo normal, salir con mis amigos, cocinar y hacer un poco de jardinería.
—Sin el afán de presentar una actitud apática, me parece algo ordinario. ¿A qué te dedicas?
—Soy fotógrafa.
—¿Estudiaste la universidad?
—Sí, tiene más de medio año que me gradué de USBI. —Compartí con hastío.
—Tienen buen nivel académico, ¿en qué área te recibiste?
—En artes.
El chico torció el entrecejo, bien era cierto que la mayoría pasaba de inscribirse ahí, generalmente optaban por especializarse en otras carreras.
Cesár utilizaba lentes de sol para cubrir las grandes ojeras y bolsas que yacían bajo sus ojos, era un estudiante de medicina, Rouge fue quien lo convenció de venir, él no quería ni salir de casa, argumentaba que le quitaba tiempo que podría invertir en estudiar... En temporada vacacional. Llegó un momento donde no sabía si era un nerd total o simplemente no quería salir conmigo.
Cuando Rouge colocó en la descripción de mi perfil "Gusto de un hombre con el cual pueda tratar y discutir temas de actualidad" no me imaginé esto.
No lo digo por su físico, sino que parece que tampoco encajamos en la personalidad.
—Escucha, eh, César, no creo que esto vaya bien. ¿Por qué no mejor dejamos esta cita aquí? —Sonreí. Sabía que el sólo hecho de cancelar era grosero, pero temía que aquello fuese a peor.
Maldición, qué cosa tan más absurdamente formal, me sentí en clase de literatura otra vez.
[...]
Sonic.
Reí mientras bajaba del escenario, había pasado a cantar junto a Lowell —Amiano jaja— la tan controversial "Rasta-Mandita" de Molotov.
Sinceramente me la estaba pasando genial. Me senté en los asientos del bar, Mina se me recargó en el hombro mientras yo la abrazaba, me sentía cómodo, pero en cuanto pensaba en que terminaría con ella justo ese día me hacía odiarme. Mina no tenía la culpa de sentir amor.
—Y dime Sonic, ¿te dedicas a la música?—Me cuestionó el amigo de la mangosta.
—Sí, no vivo de ella, sólo tengo un pequeño trabajo en un café, no es mucho.
—¿Cantas en un café?
—Sí, sábados y domingos.
—¡¿Y sólo dos días?! Te están desperdiciando, tienes una muy buena voz, ¿o acaso miento, Mina?
Ambos nos giramos a verla, ella llevó su dedo índice a su labio inferior y lo palpó dos veces con bullicio.
—Pues. —Alargó la e.— Lo primero que puedo escuchar en él como guitarrista es su poderío rítmico. Su bases rítmicas alternan riffs, estacatos, arpejios, ¡y más! Tiene una voz con mucho cuerpo, color y potencia. ¡Lowell deberías de escuchar sus canciones! Es un excelente letrista.
Le sonreí, posteriormente agaché la mirada. ¿Cómo haré esto? Tengo que terminar con ella, pero me tiene en la cima del podio, me admira en demasía, tanto en el medio musical como fuera de él.
—Eso suena bien. —Me miró riendo, tomó una de las servilletas de la mesa y sacó un bolígrafo del bolsillo de su camisa.— Este es mi número, guárdalo, quiero hacer un dueto contigo.
—Oh, eh, ¡por supuesto!
[...]
Abrí la puerta de mi casa, intenté ser cauteloso, para mi mala suerte, mi hermana estaba despierta y rondando en la cocina.
Me miró confusa al notarme siendo acompañado por Mina. Estaba de visita en la ciudad, pensé que ya habría hecho el hospedaje en algún hotel pero en cuanto salimos del karaoke me informó sobre caso contrario. Debí de suponer que se confiaría de quedarse conmigo.
Venga, otro día siendo novios. No puedo terminar la relación si ella está durmiendo en mi casa.
—Hola Sonia. —Mina la saludó amigablemente.
—Hola, disculpa que esté con esta apariencia de vaga, pero Sonic no me dijo que te tendríamos por aquí. —Reí nerviosamente.
—Mina se va a quedar esta noche, descansa. —Subimos las escaleras.
—Am... ¿Sonic? ¿Ustedes son...? —Nos señaló a ambos con inexactitud.
—Amigos, amigos je. —Respondí.
La he cagado sólo con una frase.
Giré la perilla de mi puerta, encendí la luz y me hice a un lado para que la mangosta pasara. Lo hizo, en cuanto yo entré, Mina se dio la vuelta para mirarme directamente a los ojos.
Es aquí cuando muero y mi caso termina en Investigation Discovery.
—¿Amigos?
—Sé que estás enfadada por eso, pero... —Piensa por una maldita vez en tu vida, Sonic.— Espero que comprendas que con esto del coma de mi madre, mi familia aún sigue un poco delicada. —Excusé.
—Supongo que... Debe ser complicado tener tantas emociones seguidas la una de la otra, lo siento.
Sentí mi interior retorcerse hasta crujir. El hecho de haber ocupado aquella situación que tanto nos tuvo en vela y agonía, como mentira piadosa para salir de un aprieto en el que yo solo me había metido, me causaba repulsión hacia mí mismo.
—No, no te disculpes. Ahora es mejor dormir, por si tienes necesidad de, el baño es aquel de allá. —Señalé mientras acomodaba las cobijas en la cama.
—¿No dormirás aquí? —Se acercó.
Sentí su cuerpo más pegado al mío. Tragué pesado y de mis labios salió una risa nerviosa.
—No sé si sea buena idea después de que Sonia nos haya visto. No es precisamente normal dormir con "amigas". —Desvié la mirada sintiendo mis mejillas calientes.
—Al menos quédate hasta que me duerma.
Mi respiración se tornó más agitada, preferí disimularlo pero no pude controlar mi libido en cuanto sentí su boca sobre la mía.
Correspondí y paseé mis manos por su cintura, ejerciendo un contacto apretujado y deseoso. Di un par de pasos hasta topar con el bordo del colchón, me senté en él, halé a Mina hasta mí, quedando justo entre mis piernas.
Exploré el interior de su blusa con las yemas de mis dedos, Mina llevó sus extremidades a mi cinturón y prosiguió a desabrocharlo mientras yo me encontraba besándola con furia y lujuria.
Las oleadas de sangre recorrían todo mi cuerpo a gran velocidad hasta hacerme sentir la presencia de un tercero en mi pelvis.
Ella soltó una pequeña carcajada, se separó de mis labios y pasó su dedo índice sobre mi pecho, marcando un camino bullicioso sobre mi ropa hasta llegar a mi rostro. Acarició mis comisuras y me sonrió.
—Pues si Sonia considera que no es normal dormir con "amigas", creo que es peor acostarte con ellas. —Se mofó.
Cerré mis párpados con fuerza mientras mostraba mi dentadura blanca en una sonrisa divertida.
—Touché. —Me aparté.
Mina se recostó, decidí quedarme a su lado. Ella se situó sobre mí, su respiración se tranquilizó y, en mi caso, la pasión abandonó mi cuerpo.
Sentí una pesadumbre en mi pecho, no de un ser amado, sino de un ansia insatisfecha. Esperé hasta que Mina fuese vencida por el cansancio y me marché a dormir a la sala.
Bajé las escaleras, Sonia seguía en la cocina. Me observó con una sonrisa traviesa y divertida.
—¿No decías que iban a terminar hoy? —Mofó.
—Cállate, ¿tienes idea del lío en que me metiste cuando preguntaste qué éramos? —Mi oyente rió.
—Me causó mucha satisfacción sentir la tensión en el aire.
—Eres un monstruo. —Caminé hasta el sofá.— Por cierto, creo que grabaremos un dueto con un tal Lowell.
—¿Con Lowell? ¿En verdad? ¿Nos vamos a colgar de su fama?
—¿Fama? ¿Lo conoces?
—Sí, deberías de ver la diversidad de géneros en sus álbumes, salsa, merengue, funk, disco, pop en fin. Será interesante.
[...]
Amy.
—¿Y bien? ¿Cómo te fue en tu cita?
—Una mierda.
Escrito: 09/12/2018.
Publicado: 05/10/2019.
Créditos a xDavid547