Simplemente Camren

By angelXXVII

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Ciertas cosas simplemente suceden, sin pedir permiso o preocuparse por lo que pensamos. Simplemente. Lauren e... More

Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capitulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 (Part. 1)
Capítulo 19 (part. 2)
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo Final
Epílogo

Capítulo 28

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By angelXXVII

POV Lauren

Las expresiones de incredulidad todavía se apoderaban de Mani y Thomas. Incluso después de que estar sentados alrededor de la única mesa de la casa. Era obvio por las muecas que hacían que aún no creían que Camila estuviera allí, a mi lado, llevando ropas mías y con una sonrisa tonta que aparecía en su cara a cada minuto. Después del primer susto, Camila corrió para salvar el pan de la tostadora y me eché a reír por las muecas que Mani hacía cuando intentaba decir algo, pero sin lograrlo nunca. Así que fuimos a vestirnos, no podía quedarme sólo con la sábana puesta, así como no dejaría que Camila estuviera medio desnuda, por muy sexy que se vea en mi blusa.

- Bueno, suficiente. - Mani bajó su tenedor con un poco de fuerza en la mesa - ¿Qué demonios está pasando?

- Es una larga historia. - Camila comentó y delicadamente terminó de tomar su café.

- Oh, olvidé decirte. Cuando llegué aquí encontré esa foto tuya en el pasillo de la biblioteca. Fue Mani quien me ayudó a encontrarte. Le dije que eras el amor de mi vida y ella no me lo creyó, estaba con eso de la Dama de Hielo. - le expliqué a Camila que se sonrojó de inmediato.

- Odio ese apodo. - ella comentó poniendo los ojos en blanco y luego sonrió. - Pero sería difícil de creer si no fuera conocida de esa manera.

- ¿Así que eres la mujer de su vida? - Thomas repitió en un tono de duda. - ¿Eres lesbiana y estás comprometida?

- Exactamente. Siempre fui suya, de hecho. - Camila se encogió de hombros y cortó un pedazo de manzana, siempre tenía hambre después de una noche como la que pasó.

- No puedo creerlo. - Mani murmuró y luego se rió a carcajadas. - Nadie se lo creerá.

- No necesitamos que lo crean. - Camila añadió un poco seria. - Aprendí que no le debo explicaciones a nadie, sólo a los que realmente me importan.

- Espera, déjame entenderlo. ¿Estuvieron juntas en el pasado? - Thomas todavía buscaba un poco de lógica.

Camila me miró con la duda de que si debería contar nuestra historia o no. Pero por un tiempo viviría con Mani hasta que mi vida se estabilizara en Londres. Entonces tomé la mano de mi italiana y entrelacé nuestros dedos de forma amorosa y con una media sonrisa me enfrenté nuevamente a la pareja frente a nosotras.

- Estudiábamos en el mismo instituto desde la secundaria. - comencé a narrar. - Ella me odiaba, y yo la encontraba deliciosamente insoportable. Siempre terminábamos peleando y en eso, la directora nos obligó a escribir una redacción sobre la otra o tomaría medidas drásticas con nosotras.

- Ese fue el punto máximo de mi odio hacia ti. - Camila se rió al recordarlo. - Quería matarte.

- No eras la única mi amor, ¿lo ves? Nuestros sentimientos siempre fueron mutuos. - bromeé, sin poder resistirme a darle un beso en la mejilla sólo para verla quedarse avergonzada. - Pero eso sólo hizo que nos acercáramos más. Siempre tuve que arreglármelas sola, trabajar, cuidar de mi hermano pequeño. Camila descubrió todo sobre mí y bueno, ya saben, soy irresistible.

- Ragazza stúpida, ¡no seas tan presumida! - Camila se quejó, pero cuando la miré, ella sonreía. - Olvidaste decirles que io era completamente heterosexual.

- Eras tan mujeriega como yo, al menos en eso estamos iguales. - le recordé. - Pero de todos modos, en resumen. Nos enamoramos y empezamos a salir. Camila comenzó a cuidarme de una manera que me hizo amarla cada día más. Todo iba bien, el instituto, el trabajo, el romance. Pero todo se desmoronó cuando su padre se enteró de lo nuestro.

- Fue la peor noche de mi vida. Eso porque hubo ese problema con esos idiotas del parque. - Camila comentó y se puso tensa, apreté su mano y ella suspiró. - Mi padre ya estaba planeando enviarme a Oxford esa misma noche. Amenazó a Lauren y cortó todo tipo de comunicación.

- Dos años después aquí estamos. Nos reencontramos ayer, tuvimos el mejor sexo de nuestras vidas y nos enfrentaremos a todo lo que nos espera.

- ¡LAUREN! ¡Ellos no necesitaban saber esa parte! - Camila se quejó avergonzada y tímida.

- Oh, siento informar, no estamos ciegos. Lauren todavía está toda marcada. - Mani comentó riéndose. - Es algo obvio.

- La historia de ustedes es muy hermosa, a pesar de todo. - Thomas sonrió. - Es un placer conocerla oficialmente, Camila, mujer de Lauren.

- Me gustó eso. - lo aprobé completamente.

Camila me dio un ligero golpecito con el codo y terminé riéndome. A decir verdad, ese día me reiría incluso del viento de tan feliz que estaba. La tiré y empecé a llenarle la cara de besos y ligeros mordiscos mientras intentaba apartarme riendo, pero casi sin fuerzas para empujarme porque no quería realmente alejarme.

- Estamos aquí todavía. - nos recordó Mani, aclarándose la garganta.

En ese momento el celular de Camila comenzó a sonar. Ella se levantó y fue a buscarlo en medio del caos de nuestras ropas por toda la casa. Aproveché la oportunidad para continuar mi desayuno, necesitaba recuperarme aunque fuera el mínimo de mis fuerzas. Mani seguía haciendo algunas pequeñas preguntas mientras Camila iba en una búsqueda casi perdida del dispositivo. Cuando lo encontró, gritó un "te encontré miserable" en italiano que me hizo reír. Era tan delicioso finalmente entender todo lo que decía, sin dejar de ser sensual cuando hablaba su lengua materna.

- ¡Hey Ally! - ella atendió desde la sala, pero como el apartamento era pequeño se podía escuchar fácilmente la conversación. - Estoy bien, siento irme así. No, no pasé la noche en mi apartamento, pero no te preocupes, estoy muy bien acompañada. ¡Por supuesto que no! ¡No me emborracharía para salir con cualquiera por necesidad! Sabes que, ¿por qué no llamas a los chicos al vestíbulo del edificio para que les presente? Estaré allí en un minuto.

Ella apagó su celular y me levanté acercándome a ella. No la dejé hablar, la envolví por la cintura en un fuerte abrazo y la besé de forma dominante, pero sólo para hacer que el contacto sea lo más largo y cariñoso posible. Lo de anoche no fue suficiente, podría pasar una semana, un mes o un año, nunca lo sería. ¡Simplemente porque no me cansaba de esa italiana, nunca me cansaría! Cuando el beso finalmente terminó, ella frotó su nariz en la mía y me envolvió el cuello con sus brazos de una manera tierna.

- Te presentaré a mis amigos, son pocos, pero me ayudaron a enfrentar estos años. - ella hablaba bajito como si quisiera que solo yo la escuchara.

- Quería pasar el resto de la semana sólo contigo, besándote y amándote. - hice un puchero.

- Tenemos clases y compromisos de todos modos. - Camila empezó acariciar mi pelo, haciéndome ceder a cualquier sugerencia que ella diera. - Pero tendremos que encontrar la manera de pasar todas las noches y tiempo libre juntas, al menos por un tiempo.

Asentí con la cabeza y le di un beso más. Pero esta vez Camila no me dejó prolongarlo, lo interrumpió y fue hasta que el baño terminar de prepararse. Me tiré al sofá con una sonrisa imposible de quitar de mis labios, por más que lo intentara, él siempre persistía en su obstinada felicidad.

- Así que podría decir que pasaste por uno de los programas más difíciles por una ¿mujer? - Mani preguntó mientras se acercaba y se sentaba en el sofá delante de mí.

- La razón principal. Me encanta la arquitectura, siempre he estudiado para hacer este curso. Pero cuando perdí a Camila, la arquitectura se convirtió en un medio para encontrarla. Sólo uní lo útil a lo agradable. Si no fuera por el programa, buscaría pasantías, trabajos, juntaría mi dinero y vendría aquí, sin importarme si utilizara todos mis ahorros. - Lo expliqué de una manera sencilla, como si eso fuera obvio para mí. Me senté mejor y miré fijamente a Mani sin darme cuenta de que mis ojos brillaban apasionados. - Entienda, no sabría vivir sin ella, me pasaría la vida buscando formas, medios para encontrarla al menos para saber si estaba bien. Mi vida no continuaría sin eso.

- Y prometiste que me encontrarías. - de repente Camila estaba detrás del sofá, inclinando su cuerpo para envolverme por la espalda y darme un tierno beso en el cuello. - Si nos apresuramos podremos usar mi apartamento después.

- ¿Por qué seguimos aquí? - pregunté, fingiendo seriedad.

Camila se rió y me dio otro beso. Nos despedimos de Mani y Thomas y tomamos un taxi. Ya no me pelearía con Camila por ello, después de todo, aunque todavía tenía una condición financiera menor que la de ella, el programa había cubierto todos los costos, lo que me dejó en una posición favorable ya que todo lo que junté era pensando en ella. Durante el camino ella me contó un poco sobre sus amigos, describiéndolos rápidamente ya que mi apartamento estaba relativamente cerca del suyo. Cuando llegó a Matthew fue imposible no hacer una mueca y molestarme un poco. Ella se dio cuenta y frunció el ceño.

- Es un amigo importante. - ella dijo terminando de hablar.

- Sí, lo cual, por cierto, todo el mundo sabe que le gustas. - lo dije, todavía berrinchuda.

- Y que todo el mundo sabe que io nunca quise tener nada con él. Porque te estaba esperando. Oh, no hagas pucheros, tengo ganas de morderlo sólo porque te deja extremadamente tierna.

Intenté seguir enfadada, pero esos ojos tan intensos sobre mí no me dejaron. Terminé sonriendo y poniendo los ojos en blanco, ganándome como premio un abrazo de lado ya que todavía estábamos en el taxi.

Cuando llegamos. ella estaba sosteniendo mi mano en un suave apretón, pero aun así sosteniéndome como si no quisiera soltarme. Entrelacé nuestros dedos y entramos en su edificio, que era obviamente mucho más grande y mejor que el mío. Probablemente allí estaban los hijitos de papi que no querían vivir en los dormitorios del campus universitario. Por un momento me arrepentí de haber elegido un simple par de pantalones, zapatillas y una blusa negra de mangas largas que sólo se completaba por una chaqueta blanca por encima. Era tan simple que podría apostar que sus amigos eran de alto nivel. Respiré profundamente preparándome para comentarlo con Camila, pero antes de que darme cuenta ya estábamos en una sala llena de sofás y una hermosa decoración en verde y blanco.

- Camila. - exclamó una pequeña chica.

Camila la saludó con una enorme sonrisa, tragué todo lo que tenía que decir y me armé de valor. Lo que importaba era sólo Camila y nadie más, ¿no es así?. Vi a sus demás amigos y me arreglé el pelo por instinto para estar más presentable. Ellos se levantaron y se acercaron, mi único alivio fue el apretón de su mano sobre la mía, ella no me soltaría.

- ¿Pasaste la noche con una chica? - un chico, que no era Matthew, pues a este lo conocía, preguntó con sincera sorpresa. - Y tu chica, esa del colegio que...

- Un gusto. - lo interrumpí con una tímida sonrisa. - Soy la chica del instituto de la que está perdidamente enamorada. Lauren Michelle Jauregui.

- ¡OH DIOS MIO! - Ally gritó.

- ¡No me lo puedo creer! - el mismo chico obviamente también estaba sorprendido.

- Fue por ella que salí corriendo del Sunset. Ella me estaba esperando en la plaza. - Camila lo explicó con una hermosa sonrisa en los labios. - Así que, presentando formalmente. Amore, este es Benjamín, está cursando relaciones internacionales. La pequeña Allyson, está un semestre menos que yo. Y este es Matthew, hace administración y ya está terminando el curso.

Los saludé más relajada. Pero al mirar a Matthew mi mano automáticamente apretó la de Camila. Entiendan, él era uno de esos hombres que hacen que las mujeres se enamoren sólo con su sonrisa de dientes blancos y su barba sin afeitar. Estaba tan concentrada en eso que cuando recibí un beso en el cuello me sorprendí y sonreí desconcertada.

- ¡Tienen que contarnos cómo sucedió todo esto!. - Ally casi saltaba en su lugar, tan feliz por las dos que rápidamente se ganó mi simpatía.

Nos dirigimos a los sofás más alejados y nuevamente, contamos un poco de nuestra historia. Sin embargo, lo más divertido sucedió cuando un grupo de estudiantes pasaron por nosotros y regresaron como si vinieran a confirmar lo que estaban viendo. Tenía un brazo envolviendo la cintura de Camila y riendo, nuestros cuerpos estaban casi pegados sin que me diera cuenta hasta ese momento.

- ¿Nos están mirando? - pregunté con curiosidad, señalando con la cabeza al grupo.

- Es Seth y sus amigos. - Benjamín los reconoció. - Es de mi clase de Francés avanzado.

- Deben estar mirando a Camila. - Ally se rió. - Después de todo, nunca antes había estado tan cerca de alguien así. Siempre se aleja. Ni siquiera Matthew...

- Oh, la Dama de Hielo. - la interrumpí no queriendo que hablara de Matthew al mismo tiempo en que tenía una idea. - Así que déjame darles un mensaje.

Agarré la barbilla de Camila y antes de que pudiera reaccionar, encajé nuestras bocas en un intenso beso. Ella trató de empujarme después de los primeros segundos, pero ese beso no era para aquel grupo, sino para que Matthew viera que ella era mía y sólo mía. De manera posesiva peleé por el dominio y no dudé en someter a Camila a un beso realmente abrumador y definitivamente escandaloso para un lugar público. Ignoré todas las protestas de sus amigos de que estaban de vela, parando sólo cuando el aire empezó a faltarnos. No pude contener una risa baja cuando ella abrió los ojos y todavía estaba entumecida por el efecto del beso.

- Esta molestosa y aburrida italianita es mía. - dije de manera cariñosa, pero sabía que Camila se daría cuenta de que eran los más puro celos escondido en mis palabras. - Siempre ha sido y siempre lo será.

- ¿Quién quiere apostar que estará en todas los anuncios y redes sociales? - Ally se rió mientras se imaginaba. - "¡La Dama de Hielo es atacada por una desconocida!" o "¡Finalmente se derritió! ¿Cuál será el secreto de esa misteriosa chica? ".

- O comentarios peyorativos. - Matthew completó serio. - La dirección que puede tomar esos rumores es asustadoramente peligroso, creo que fue innecesario y exhibicionista.

Quería matarlo. Normalmente era Camila quien demostraba celos y posesión, como cuando sucedió con Linna o cuando me acompañaba en el trabajo sólo para rescatarme de las chicas que solía llamar de zorras sin vergüenzas. Pero en ese momento fue ese chico que pasó más tiempo con mi mujer, escuchó cada risa y lo amó, la hizo sonreír con la esperanza de que le sonriera de manera especial. Estaba enfadada por eso, tal vez por la envidia que sentía, de querer haber hecho esas cosas y no ÉL.

- No me importa, ya no. - dijo Camila determinada a mi lado. - Siempre hablarán, o nos mirarnos mal, especularán cosas y me juzgarán. Pero puedo soportarlo todo, puedo ser fuerte... Si tengo a Lauren, después de todo lo que hemos pasado es como si pudiera conquistar el mundo sólo con mi felicidad.

- la felicidad son sólo momentos. La construcción de una reputación o imagen, puede ser para toda la vida. - Matthew continuó.

- Así que disfrutaré cada momento mío con ella, sea buenos o malos. - Camila continuó y suspiró. - Nada nos separará Matthew, ya hemos sufrimos prejuicios, a Lauren incluso la golpearon en público por defenderme. No soy ingenua, pero tampoco viviré de acuerdo a especulaciones y posibilidades.

-Pero... - Matthew iba a continuar.

- Amigo, ya deja de buscar defectos. - Benjamín lo interrumpió. - Se aman. Fin. Tendrás que superarlo.

Casi amé a ese irlandés. Matthew estaba tan obviamente enamorado de Camila que quise golpearlo hasta deformar su carita de macho seductor. Sabía que estaba mirando de forma amenazadora, no podía ocultar todo mi malestar, así como prefería mantenerme quieta para no bajarme a su nivel.

- ¡Solo estoy tratando de protegerla! - el inglés se defendió cerrando los puños. - No puedes impedirme de hacer eso.

- Yo si puedo. - no podía soportarlo más. Incliné mi cuerpo hacia adelante, lanzando una mirada intensamente fría a mi rival. - Siempre la cuidé cuando estaba mi lado, no sería diferente ahora. Les agradezco que la hayan cuidado, no pienso robarles a Camila. Pero quiero dejar claro que ella es mi novia, no, mi mujer. Ciertas responsabilidades recaen sobre mí ahora.

- ¡Sólo eras una chica frágil! - Matthew se levantó perdiendo el control. - ¿Cómo la protegerás de los peligros? No fuiste capaz de mantenerla cerca de ti, ¿Qué te hace capaz de hacer algo ahora?

Eso me alcanzó hasta el punto de hacerme palidecer un poco. ¿Qué garantías tenía de que la protegería? O mejor dicho, ¿Cuándo las tuve? No tenía fuerza bruta o financiera, todavía no. Camila estaba por levantarse, pero la detuve. Con movimientos lentos me levanté del sofá y sin pronunciar una palabra di un paso suave hacia Matthew... Y apliqué mi mejor gancho de derecha. El golpe fue lo suficientemente fuerte para derribarlo en el suelo y alejar su cuerpo. Todo el mundo se levantó bruscamente e incluso el grupo de curiosos se acercaron. Matthew se arrastró hacia atrás para aumentar la distancia y se levantó rápidamente para no parecer haber herido demasiado su orgullo.

- ¿Ves? Así la protegeré. - dije de una forma seca, manteniendo la mirada tranquila y fría. - Ahora escúchame estúpido inglés, crecí teniendo que enfrentarme a batallas mucho más grandes que mi tamaño y fuerza. Y gané de alguna manera. Nunca le pediré a Camila que se aleje de las amistades que hizo, después de todo, fuiste tú quien estuvo a su lado cuando yo no estaba. Pero ahora estoy y protegeré todo lo que tenemos con todas mis fuerzas, aunque tenga que vender mi alma al diablo para poder enfrentarme al mismísimo Papa. No me importa recibir algunos golpes, caerme y humillarme. Pero por esta mujer he cruzado el continente y puedo hacer mucho más por ella. No será un inglés que no acepta perder quien se interpondrá entre ella y yo. ¡No eres nada comparado a lo que hemos pasado!

Respiré profundamente por la nariz para recuperar el aliento. El silencio dominó el ambiente hasta que Benjamín se acercó a Matthew y lo sacó del brazo. No me había dado cuenta, pero inconscientemente mi cuerpo se puso delante de Camila como si sirviera de escudo. ¡Podría protegerla, estaba segura! Pero entonces, ¿por qué esa duda se implantó en mi pecho? Estaba completamente incómoda con las miradas y no podía descifrar lo que Camila estaba sintiendo. Me masajeé los dedos un poco doloridos por la fuerza del golpe y retrocedí algunos pasos.

- Lo siento. - le pedí mirando de Camila a Ally. - No quería quería hacerle daño a tu amigo.

- Él se estaba pasando de la raya. - Ally trató de calmar los ánimos. - Te lastimaste.

- No me rompí una uña. - intenté bromear y sonreír, pero fue en vano. Mis hombros cayeron desanimados. - Creo que es mejor que me vaya, de nuevo siento las molestias.

Recogí el resto de mi dignidad y empecé a alejarme. No podía soportar mirar a Camila y mostrar toda mi inseguridad, no quería que viera que estaba a punto de llorar. Hace tan poco tiempo que todo cambió radicalmente que ahora me faltaba la confianza que fingí demostrarle a Matthew. ¿Y si Camila saliera lastimada en todo esto? ¿Y si la hago sufrir por mi condición? Estaba tan confundida que no me di cuenta que me dirigía al lado contrario a la salida, sólo quería alejarme de todo. Pasé tanto tiempo sola que en ese momento la soledad parecía ser mi único consuelo. Abrí una puerta pensando que era una salida sólo para encontrarme con que me había detenido en una sala de estar vacía, probablemente por el horario.

- Lauren...

Escuché la voz de Camila detrás de mí, lo suficientemente cerca, para luego sentir sus brazos abrazándome. Me limpié una terca lágrima que salió y tomé sus manos para alejarla. Pero Camila me apretó aún más contra su cuerpo. Ella debería haberme seguido silenciosamente sabiendo que iba por el camino equivocado, tal vez para que pudiéramos estar a solas.

- Io non te soltaré. - murmuró en voz baja en mi oído.

- Sólo necesito un poco de tiempo a solas, luego me recuperaré y me disculparé hasta con ese inglés. Lo siento si te avergoncé con mis actitudes. - Dije con la voz ronca, estaba tratando a toda costa no mostrar que estaba a punto de caer en un llanto silencioso. - Desearía haberles pasado una buena imagen. Incluso iba a pedirte que me dejaras volver a mi apartamento para ponerme algo mejor, pero era tarde y Ally te había visto y...

- Io ti amo.

- Y realmente traté de ignorar a ese chico, las miradas que te daba, los pensamientos celosos y enojados. Realmente traté de controlarme y...

- Que mierda Lauren. - Camila de repente me dio la vuelta y me empujó para que me cayera en un sofá que estaba prácticamente a nuestro lado. En un rápido movimiento se sentó en mi regazo, con una pierna a cada lado de mi cuerpo, manteniéndose así de frente a mí. Así podría mirarme con esos ojos marrones con una intensidad que me robaba el aliento. - Escucha lo que te digo, Te Amo.

- No siempre será el amor lo que nos sostendrá. - murmuré finalmente permitiéndome ser débil, no podía mentirle ante esa mirada. - Tal vez Matthew tenga razón en algunos puntos...

- Io ti amo. - ella me volvió a interrumpir.

- ¿Me estás escuchando? - pregunté un poco enojada, ¿por qué no me entendía?

- Sì, Io sono. Ma sto diciendo che ti amo. - ella dijo que estaba, pero estaba diciendo que me amaba. Increíblemente me regaló una sonrisa apasionada. - Mientras no escuches eso, no podré decir las otras cosas.

Me quedé mirándola sin lograr pronunciarme. Entonces Camila me dio un pequeño beso, y luego otro más largo, me mordió el labio inferior y otra vez otro pequeño beso. No pude contener un suspiro, lo que indicaba que ella me había calmado un poco. Ella sonrió satisfecha y se llevó una mano en mi pelo para acariciarme mientras hablaba.

- Io también tengo miedo. Miedo de perderte de nuevo, porque no sé si sobreviviría si eso ocurriera. Tengo miedo de que te canses de mí...

- ¡Eso es imposible Camila! - la corte rápidamente.

- No estuvimos ni un año juntas Lauren, aunque parezca que vivimos una vida entera. Así que sí, tengo miedo que descubras que hiciste todo esto, para después de algunos meses o años darte cuenta que no era yo.

- Eso es imposible. - repetí convencida. - Eres la mujer de mi vida. ¿Qué me asegura que tú tampoco lo harías? ¡Estoy segura de lo que siento, Camila!

- Io estoy segura de algo. - ella dijo con la voz ligeramente llorosa. - Que desaprendí a llevar una vida independiente. No sé cómo sería no pensar en ti todos los días, sonreír a solas con algún recuerdo nuestro. Y ahora que te tengo de nuevo, me doy cuenta que ni mi corazón, alma y cuerpo ya no me pertenecen. Son tan tuyos que no tengo una segunda opción. Y eso no está mal porque ahora mismo soy la persona más feliz del planeta.

- La felicidad está hecha de momentos. Tendremos algunos tan complicados como los del pasado, tal vez más. - recordé amargamente lo que dijo Matthew.

- Por más que hayamos sufrido en el pasado, siempre te esperé, ¿no? Ya sé todo eso Lauren. Como también sé que podría salir gritando por toda Oxford que eres la mujer de mi vida, que te amo y te deseo, lo haría hasta que pierda la voz con los gritos. Si es necesario, para que tú creas en ti mismo.

- ¿Creer en mí mismo?

- Sí, porque si puedo hacer esto porque creo en nuestro amor, pasar la mayor vergüenza del siglo en la universidad más prestigiosa de Inglaterra... Tú también podrás protegerme, hacerme sonreír en los días más tristes, abrazarme cuando me sienta incapaz o herida por otros.

- No quiero que te hagas daño...

- No podemos predecir el futuro, especular demasiado o volvernos locos por las posibilidades. Pero creo en ti, en tu fuerza, en tu valentía. Creo en tu amor, Lauren Michelle.

Suspiré fuerte y sentí que dos lágrimas se escapaban. Camila las limpió con su mano libre y me acarició la mejilla, no sabía si ella tenía conocimiento de que esas simples caricias me aliviaban de toda la tensión. Pero si eso era posible, ¿por qué no en el futuro?

- Sé que lucharás por mí sin importar en perder o ganar, pero que lo intentarás con todo lo que tienes. De la misma manera, estaré allí para ayudarte a levantar, para curar tus heridas o revigorizar tus fuerzas. Estaré allí porque te amo, te amo tanto que a veces siento que me ahogaré o que mi corazón explotará con tanto sentimiento guardado y...

La interrumpí con un corto y tranquilo beso. Pero sólo ese toque de labios fue suficiente para encender las llamas de mi fuerza y ​​convicción. Había llegado tan lejos y no fue en vano, tendría esa mujer para siempre de mi lado.

- Eres tan perfecta. - murmuré apasionadamente contra sus labios. - Perfecta incluso en tus imperfecciones.

- Sobre Matthew... No pongas esa cara, escúchame. Estaba a punto de darle una bofetada, de tan enojada que estaba por dentro. ¿Pero puedo revelar algo? Estabas tan tierna llena de celos y cuando lo derribaste y dijiste todas esas cosas te amé aún más... Y me pareció extremadamente sexy.

No aguanté la risa que pronto fue acompañada por la suya. La abracé fuertemente contra mi cuerpo. Me sentí tan poderosa y viva de nuevo que fue como si toda el lío anterior fuera sólo una tontería mía.

- ¿Qué tal si vamos a mi habitación y tenemos ese sexo de reconciliación que siempre tuvimos en el pasado? - Camila preguntó seductoramente en mi oído.

- Pero no fuimos nosotras las que peleamos. - bromeé deslizando mis manos sobre sus muslos.

- Es sólo una excusa para subir. - dijo ella poniendo los ojos en blanco.

- Antes, quiero saber algo que se me acaba de ocurrir. Es muy importante, y quiero que respondas con toda sinceridad.

- ¿Qué más quieres saber, Lauren? ¿Todavía tienes alguna duda?

- Sí. - respondí sinceramente y ella suspiró, se apartó un poco para poder mirarme. Me aclaré la garganta como si tuviera armándome de valor.

- Ya dilo. - ella se quejó de mi vacilación.

- Vale, ok... Entonces mi italianita, quería saber... ¿Un giorno, mi vuoi sposare?

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