Un fogonazo, un grito, silencio. Y Midoriya enceguecido por el quirk del villano en turno.
Oscuridad, vacío, miedo. Y sus manos tratando de asirse a algo.
Frío, terror, ansiedad. Y Midoriya cayendo de rodillas.
Palpó su rostro preguntándose si el quirk del villano era absorberlos en una oscuridad infinita, pero tras unos segundos analizando la situación se dio cuenta que habia sido el único afectado. Trató en vano de regular su respiración, y solo se quedó quieto, inerte; no quería estorbar, pero tampoco podía huir, solo pedía en silencio que alguien fuera por él, pero todas las voces a su alrededor tan ajenas sólo lo alteraron más.
—Uravity, Ingenium —susurró suplicando ser auxiliado.
Una mano se posó en su hombro y respingó, movió sus manos tratando de tocar al dueño de esa mano, y entonces lo percibió, un tenue aroma, único, indescriptible, pero indiscutiblemente de él. Su corazón dejó de galopar en su pecho a medida que su presencia se hacía más fuerte.
—Shouto.