Cuando abrí mis ojos, casi me da un infarto.
Santo dios de la cachucha y las abdominales...
Definitivamente este chico iba a robar mi corazón si mantenía viendose tan rierno como en este momento, que estaba dormido. Me impresionaba también el hecho de sus largas pestañas, o por su sonrojo casi imperseptibles.
Sus ojos no tardan en abrir y al mirarme, se pone más rojo que un tomate. Me dieron ganas de reír por ello, pero me contuve, porque yo tambi estaba sonrojada.
Hablamos toda la noche mirando el techo, no nos dimos cuenta que nos quedamos dormidos al parecer. Lo más impresionante es que no me sentía cansada, no había tenido otro recuerdo.
— ¿Estas bien? — Me pregunta, le sonrío.
— No estarán bien en los últimos cinco minutos si no me explican porqué estan en la misma cama — Ambos gritamos de susto ante la voz de Tony. Miramos a la entrada donde él se encontraba cruzado de brazos.
— No te debemos explicación — Informo, sentandome. Peter no tarda en hacer lo mismo.
— Claro que sí.
— Claro que no.
— Claro que sí y yo mando aquí, ahora explíquenme porqué estan tan cerca.
Me encogí de hombros.
— Estabamos hablando y nos quedamos dormidos — Comenta el castaño sentado a mi lado.
— Catigados, los dos.
— ¡Pero!
— Nada, yo soy Iron Man y aquí mando.