Mírame. [KaiSoo]

Od kannfx

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✎ Título: Mírame. ✎ Primer [1] tomo de Nárrame. ✎ Pareja: KaiSoo (Jongin/Kyungsoo). ✎ Autora: kannfx. ✎ Géne... Více

Introducción.
1: Primer día.
2: El cómo y por qué.
3: Desayuno con Mr. Humor.
4: Tan malvadamente bonito.
5: Cambio de planes.
6: Luhan...¡vete de aquí! Parte 1.
7: Luhan...¡vete de aquí! Parte 2.
8: Éxtasis.
Extra 1: Pesadillas y recuerdos.
9: Y a la mañana siguiente...
10: ¡Ups! Llegamos.
11: Corazón de piedra.
12: Sentimientos extraños.
13: Sentimientos aclarados.
14. Posibles esperanzas para nosotros.
15. Te extraño. Enviar.
Capítulo 17: LO SIENTO.
Extra 2: LUEGO DEL CLUB.
Capítulo 18: HERIDAS CICATRIZADAS. Parte 1.
Capítulo 19: HERIDAS CICATRIZADAS. Parte 2.
Capítulo 20: HERIDAS CICATRIZADAS. Parte 3.
Capítulo 21: ¿SORPRESA?
Capítulo 22: ESTÁ BIEN.
Capitulo 23: ESTOY AQUÍ.
Extra 3: TARDE EN LA PLAYA.
Epílogo: SÍ, ACEPTO. [Final]
Notas finales.

Capítulo 16: CELOS.

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Od kannfx

Tao había regresado de sus cortas vacaciones junto a sus padres e inmediatamente, se había instalado en la casa de Yoora -la madre de Sehun, quién aún seguía en vacaciones junto a los familiares de Jongin-, acompañado de sus otros dos amigos.

— ¿Qué sabes de relaciones? —preguntó el chico candy a Tao, matando zombies con su Play Station. Los tres se encontraban jugando un juego que Sehun tenía desde hacía años y, cómo estaban aburridos, habían decidido jugar un rato.

—Te equivocas de camino, Sehun. Yo nunca he tenido ningún tipo de novio, novia o algo por el estilo. —respondió el pelirrojo sin interés, completamente inmerso en la pantalla LED, al igual que los demás. Todos en aquella sala sabían que era mentira, pero no era el momento de escanear el expediente amoroso del joven Huang.

—Solo queda lamentarse. —Jongin dejó que un zombie vaya hacia él para matarlo y cayó rendido hacia atrás, apoyando todo su peso en el respaldo del sofá. Poniendo pausa al juego, Tao y Sehun compartieron una mirada preocupada.

Intentando animar la situación que se había tornado silenciosa e incómoda, a Sehun le pareció buena oportunidad para emplear su plan para subir el ánimo del moreno.

—O tal vez deberíamos salir a pasarla bien. Ya sabes, ir a alguna fiesta salvaje dónde tengamos una orgía con millones de bien dotadas y maduras prost…

— ¡Mucha información! —espetó Tao, cubriendo la boca de Sehun antes de que siguiese diciendo alguna cosa fuera de lugar—. Que repugnante, mejor cállate y déjame hablar a mí.

—Como quieras. —refunfuñó el menor, quitando la diestra del pelirrojo de su boca, cruzándose de brazos y esperando que el maduro de Tao tuviese la palabra de la conversación.

—No se esfuercen demasiado. No estoy de ánimos para ir de fiesta. —dijo Jongin, interrumpiendo a Tao.

—No, escucha, ya tenemos planes para esta noche. —informó el pelirrojo—. Hoy hay una fiesta en el club de Chocolat dónde iremos y la pasaremos muy bien.

—Te guste o no. —dijo en forma de amenaza Sehun, entrecerrando sus ojos y tomando nuevamente el joystick para seguir con la misión de acabar con todos los zombie de aquella montaña rusa.

—Las fiestas ayudan a los corazones rotos. —molestó el pelirrojo a Jongin, consiguiendo como respuesta un puchero lamentable.

—Cómo quieran, iré con el peor de los humores y espero no recibir quejas de parte de ustedes. —para Tao y Sehun, eso era suficiente.

o• o• o• o• o• o• o• o•

 

De manera inexplicable habían logrado que Jongin esté guapo y listo para ir a la fiesta que se estaba por hacer en un club a varios kilómetros del hogar de Yoora, un club de nombre Chocolat, dónde asistían todos los estudiantes de las universidades de Seúl. Los tres ya se encontraban afuera de aquel lugar, en el auto del moreno, observando y esperando el momento indicado para entrar.

—No te preocupes, ya verás cómo cambia esa cara. —comentó en voz baja Sehun hacia Tao, con el cuerpo inclinado hacia él y la mirada clavada en el teléfono móvil del pelirrojo, esperando un mensaje.

—Yo no estoy preocupado, ¿tú lo estás?

—Un poquito. —admitió el chico candy y leyó apresuradamente el mensaje que acababa de llegar a la bandeja de entrada—. Cruza los dedos, Tao. —el aludido se limitó a poner sus ojos en blanco y recuperar su teléfono, mientras Sehun se quitaba el cinturón de seguridad y giraba hacia atrás—. ¡Jongin! ¿Estás listo? Quítate esos auriculares y muévete para que pueda aparcar el auto.

El moreno se quitó, sin ganas, los auriculares de los oídos y abrió la puerta, saliendo por ella, Tao también salió del auto y se posicionó al lado del más bajo sin dejar de sonreír de manera emocionada.

— ¿Por qué estás tan feliz? —le preguntó Jongin, demasiado desanimado cómo para siquiera empeñarse más en elevar su voz, así hacerse escuchar sobre la música que se oía a sus espaldas.

—No lo sé, presiento que hoy será una noche inolvidable. Te lo aseguro, hoy ganaremos los tres. —el más alto guiñó un ojo. Jongin suspiró y se encogió de hombros, sin molestarse en preguntar qué era lo que iban a ganar ellos tres más que una resaca para la mañana siguiente.

Sehun hizo su presencia a los pocos segundos, también con una sonrisa impregnada en el rostro, a diferencia que la de él se notaba preocupada y nerviosa al mismo tiempo. Levantó sus dos pulgares y caminó en dirección a la entrada del club, seguido de los otros dos chicos.

Se posicionaron en la pequeña fila de muchachos que se había formado y esperaron hasta que por fin comenzó a moverse y, en menos de unos minutos, se encontraban dentro de aquel lugar de luces bajas, bar con bebidas alcohólicas, mujeres y hombres de todos los gustos y una estrecha pista de baile. Un DJ en lo alto poniendo música tranquila y no tan ruidosa, esperando el momento perfecto en que se llenase el lugar para reproducir la música adecuada que se ponía a la hora de bailar. Aquel lugar era gigantesco y, simplemente, genial.

No iba a ser la primera ni la segunda vez que Sehun y Jongin llegaban a un lugar como ese, pero para Tao, un inocente chico, era otro mundo.

—Wow. —exclamó, dando un paso adelante para admirar desde otro punto de vista—. Esto es increíble, ¿no creen?

—Te avisaré cuando le encuentre lo increíble, Tao. —el moreno bufó, indiferente y cada vez teniendo una actitud semejante a la de Mr. Humor. Tragó el nudo que se formó en su garganta y carraspeó—. No me siento bien, chicos, quiero irme ahora mismo.

 — ¿Qué idioteces dices, Kim Jongin? Apenas hemos llegado y ya quieres huir. Vamos, bebamos algo mientras se va llenando el lugar.

—Sí, anímate y ven a tomar algo. —Tao palmeó la espalda del moreno y este solo rogó al cielo para que un rayo partiera al medio a todos los que se encontraban en ese horrible y espacioso lugar. Resignado, siguió a ambos chicos que se dirigían sin más a dónde se servían las bebidas.

Sehun tomó lugar en la parte final del bar y pidió una bebida mezclada, teniendo a su lado a Tao quién hizo el mismo pedido que el ex rubio. Jongin, quién estaba sentado al lado del pelirrojo, se limitó a pedir una simple cerveza.

Al cabo de unos minutos, la pista de baile y el club en sí, se habían llenado casi por completo. Entre ellos había, en su mayoría, estudiantes de la universidad a la que asistían, algunos conocidos de los tres muchachos, quienes escondían el rostro para no tener que saludar a nadie. A excepción de alguien que notó la presencia en particular de Jongin y no dudo ni un segundo en acercarse a él. O, mejor dicho, lanzársele como perro en celo.

— ¡Hola, Jongin! —saludó Sooyeon en voz demasiado alta, de pie al lado del moreno, con un vestido que parecía ser más que nada un trapo ciruela que apenas sí cubría su cuerpo. Su rostro completamente maquillado, su cabello atado en una cola alta y su sonrisa brillante—. Hacía mucho tiempo que no hablábamos, ¿no? ¿Cómo la estás pasando?

—Hummm…—Jongin asintió, girándose para darle la espalda a la castaña y seguir con su cerveza. Lanzó una mirada de auxilio hacia sus dos amigos, pero estos parecían no querer notar la presencia de la recién llegada.

—Oh, Dios Santo… ¡Que descortés de tu parte! —exclamó la chica, ahora sí llamando realmente la atención de los tres. Sooyeon se cruzó de brazos y frunció los labios, esperando por algo que ninguno entendía de qué se trataba.

— ¿Qué? —le espetó Tao sin ningún tipo de respeto y sin poder aguantárselo, mirándola de forma exagerada y asqueado.

—No estoy hablando contigo. —agitó su melena marrón y se acercó más al moreno, quién deseaba ser tragado por la tierra—. Jongin, ¿no tienes pensado invitarme a sentarme? ¡Soy una dama, por favor! —Sehun ahogó una risa y se giró nuevamente, no queriendo ver la patética actitud de la castaña. Tao rodó los ojos y Jongin seguía sin entender qué hacía en aquel lugar, ni por qué la vida lo odiaba tanto cuándo él no había hecho nada malo para merecer tanto castigo cómo el que estaba sufriendo en ese momento.

—Creo que…—sin poder terminar con la frase, Sooyeon hizo una mueca y se sentó en las piernas del moreno, dejándolo sin hablar—. ¿Q-qué haces?

— ¿Sabes por qué vine hasta aquí? Por ti. —Sehun hizo una mueca al igual que Tao y Jongin sólo abrió sus ojos con desconcierto—. Porque quería pedirte perdón…y porque te extrañé mucho, ¿sí? No es lindo cuando el chico que me gusta me ignora por una discusión tonta que tuvimos y creo que es maduro de mi parte pedir disculpas, ¿no lo crees? —la castaña se abrazó a su cuello y lo vio a los ojos, sonriéndole e intentando engatusar a Jongin, quién podía sentir los incómodos atributos de la chica chocar contra su barbilla.

— ¿Por qué no te vas de aquí, Sooyeon?—la voz furiosa de Sehun generó un mohín de asco en el rostro de la castaña, más una de confusión en el rostro de Jongin. ¿Desde cuándo Sehun le hablaba de esa forma a ella? Según una fuente confiable –Mr. Rumores y su acompañante, Luhan-, el ex rubio sentía cierta atracción por Sooyeon desde el comienzo de la secundaria.

— ¿Sigues resentido, bonito? No te preocupes, tal vez tengas suerte la próxima vez. Mmm…tal vez. —respondió ella con fingida inocencia, mientras sus ojos se notaba la malicia pura. El chico candy apretó con fuerza su mandíbula y se calló, dándole un sorbo largo a su bebida.

Jongin, un tanto molesto por aquella contestación a su amigo, adoptó una apariencia decidida.

—Sooyeon, déjanos en paz. Acepto tus disculpas, pero mejor ve con otra persona. —sin esperar una respuesta por parte de ella, el moreno la empujó con delicadeza de sus piernas y se volteó para también darle un sorbo a su cerveza, sonriendo hacia Tao y Sehun.

— ¿Qué mierda le pasa a los hombres de hoy en día? —la castaña se dio por vencida muy rápidamente ante el rechazo de hacía segundos y se fue por dónde vino, juntándose nuevamente con su grupo de amigas.

Jongin dejó de lado la cerveza que acababa de terminar y se cubrió el rostro con los brazos, arrojando juramentos en voz baja. Quería irse inmediatamente de allí, quedarse en el departamento de sus padres y no salir hasta que el año haya pasado por completo. Una extensa puntada en medio de su frente le hizo lanzar un quejido doloroso.

— ¿Te encuentras bien? —le preguntó Tao a su lado, palmeando su hombro con fuerza—. Es la primera vez que lo diré, pero realmente creo que esa chica es una perra cómo Luhan dice siempre. —nadie lo negó—. Y hablando de Luhan, allí está. —dijo el pelirrojo y la mirada de los tres se centró en la entrada del club, dónde, justamente, se encontraba el castaño seguido de la presencia de Baekhyun, ambos parecían estar cansados y, a la vez, extrañados. Sehun fue el primero en levantarse de su lugar y caminó rápidamente hacia ellos, dándoles un susto.

—Oh, ¿desde cuándo Luhan sale? —preguntó un no tan interesado Jongin, rastreando el lugar en busca de cierto pelirrojo de ojos grandes, labios carnosos, con humor no tan sano y rostro fruncido, típico cuándo algo no sale cómo él quiere o, simplemente, cuando algo no es de su agrado –es decir, todo-.

—No lo sé. —contestó Tao y, haciendo un ademán notorio con sus brazos, le indicó a Baekhyun que viniese hacia ellos, ya que había quedado completamente solo allí mientras Luhan era arrastrado, a la fuerza y contra su voluntad, por Sehun hacia las escaleras.

El pequeño castaño se acercó y se sentó en el lugar del candy, un tanto incómodo y nervioso. Jongin, por otro lado, seguía con su búsqueda de Mr. Humor, frustrándose por no encontrarlo. Pidió la bebida más fuerte que haya y, cuándo la tuvo en frente, la bebió de un sorbo.

—Hola. —saludó por fin el castaño, tragando saliva y moviendo su pie con nerviosismo, mirando a cada rato a su lado, cómo si alguien estuviese a su lado. El único que respondió su saludo fue Tao, mientras el moreno se levantaba de su asiento y se excusaba de ir al baño, sin molestarse en saludar a aquel niñato.

Se paró en seco y volvió hacia el bar, parándose frente a Baekhyun. Tuvo que agarrarse de la mesa del bar para no caerse hacia atrás.

—Eh… ¿vino él? —preguntó el mayor con dificultad, acercándose para ser escuchado.

— ¿Vino él? ¿Quién? —Jongin frunció el ceño ante aquella contestación y viró sus ojos, mirando muy mal al menor.

—Él…eh…Kyungsoo, ¿quién más? ¿Está aquí?

—Luhan le dijo si quería venir, a lo que él dijo que no. Le dijo que ibas a estar tú y dijo que se vaya a la mierda, porque no tenía pensado venir tampoco. —volvió a responder con inocencia pura, sin medir sus palabras y lo que estás ocasionaron en el interior del mayor—. Siempre fue muy malhumorado, pero antes no era tan así, tal vez tú eres su problema.

— ¿Qué? ¿Por qué yo sería su problema? —preguntó molesto por lo que Baekhyun le decía con tanta simpleza. El menor ladeo su cabeza y, a los segundos, hizo una mueca de confusión, para luego responder cómo si fuese un robot.

—No está acostumbrado a la atención y tú…le das demasiada atención. No lo sé, le debes molestar y por eso no quiere verte más.

Jongin apretó su mandíbula y se contuvo de hacer alguna idiotez con el castaño que no tenía la culpa de ser tan malditamente imbécil.

—Lo que tú digas no cambia mis sentimientos, lo que él diga o haga tampoco. —la expresión que mostró en ese momento Baekhyun fue de arrepentimiento total y negó con sus delicadas manos.

—Lo siento, fui muy… ¡malo! —exclamó y hasta Tao vio de forma rara al pequeño manojo de nervios que era Baekhyun—. No oigas nada de lo que digo, ¡no lo hagas! ¡Por favor!

—Cómo digas…

Un tanto decepcionado y enfurecido, el moreno chasqueó la lengua y retomó su camino al baño de hombres, murmurando un agradecimiento irónico en voz demasiado baja cómo para ser escuchada, teniendo en cuenta el volumen de la música, su irónico agradecimiento no fue ni escuchado por él mismo.

Ya dentro del baño de caballeros se encontró con dos jóvenes secando sus manos, más otro pequeño grupo de chicos de la universidad que terminaban de fumar un cigarrillo y se iban de allí.

El moreno caminó con pasos pesados y se dirigió a uno de los lavamanos desocupados del medio. Abrió el grifo del agua y, sin ponerse a pensar qué tan fría iba a estar, ahuecó sus manos y se lanzó el helado líquido al rostro, intentando de aquella manera aclarar sus pensamientos. Dejó que el agua fluyera y se secó sus manos con las toallas de papel de un costado, asqueado porque se deshacían y se adherían a sus poros. Cerró el grifo, se terminó de quitar los pequeños papelitos húmedos de la cara y, entonces, levantó su vista. Su mirada se encontró con los enormes ojos oscuros de Mr. Humor, quién estaba recostado en la gastada y blanca pared de aquel baño, con ambos brazos a su costado y con su inexpresivo rostro que tanto lo caracterizaba.

Jongin tragó saliva y un escalofrío le recorrió la columna, moviéndose unos centímetros para mantener el equilibrio. Los síntomas del alcohol ya estaban haciendo efecto y la estabilidad del moreno corría peligro. Y la presencia de él no ayudaba nada.

Kyungsoo no apartó la conexión de miradas en el espejo sucio y se encaminó hasta quedar a su lado. Antes de que alguno de ellos pudiese decir o hacer algo, un chico con cabellera amarilla cómo una banana salió del retrete y se posicionó en el lavamanos, empujando accidentalmente a Jongin, haciéndolo tambalear, pero no para hacerlo caer.

—Oh, lo siento, amigo. Venía distraído. —se disculpó el chico rubio y sonrió amigablemente, comenzando a limpiar sus manos—. ¿Todo bien?

—Claro, no hay problema alguno. —Jongin imitó la sonrisa del chico rubio y rompió la mirada con Kyungsoo—. Pero ya me voy, creo que algo aquí me descompuso. — se largó de allí con apuro y la mente en blanco, al igual que sus nudillos.

El moreno pasó por el medio de la pista de baile, haciendo equilibrio para no ser empujado y tirado al suelo, estabilizándose y sacudiendo su cabeza para no marearse más de lo que ya estaba a causa del alcohol que recorría su mecanismo y las luces que lo desviaban del camino. Con dificultad, logró salir del amontonamiento de personas sudadas y se dirigió a la salida, dispuesto a irse de allí, pero su atención fue captada. A pocos metros de él se encontraba Sooyeon bailando íntimamente con un chico de aspecto ebrio y drogado, fuera de sí y sin ninguna idea de por qué estaba moviéndose cuándo debería estar desparramado en el suelo o, a lo sumo, muerto.

Sin pensárselo mucho, se acercó a ellos dos lentamente y, en el proceso, miró a su costado, viendo cómo Mr. Perra se acercaba con pasos acelerados hacia él, preocupado. Y esa iba a ser la primera vez que Jongin recordara verlo de aquella manera.

Jongin pudo ver cómo los labios del pelirrojo pronunciaban su nombre y el nombrado sonrió sin ganas, negando con su cabeza.

Tomó el hombro desnudo ajeno y, así sin más, unió sus labios con los de la castaña, quién fue tomada por sorpresa, pero no tardó en corresponder cuándo notó de quién se trataba.

No pasó ni un minuto antes de que ambos comenzasen a pasarse las manos por todos los lugares posibles y, con brusquedad, Jongin la empujó hacia la pared, uniendo sus cuerpos por completo, refregándose contra ella, con una de sus manos dirigiéndose sin pudor a sus bustos y la otra a su cintura. Sooyeon enrolló los brazos en su cuello y agarró una gran cantidad de sus mechones oscuros, importándole un carajo el muchacho con el que se encontraba bailando hacía unos momentos atrás. Aquel beso se fue haciendo más  intenso y salvaje, los toqueteos desesperados parecían no tener fin y la pasión de ambos inundaba la pequeña burbuja en la que se encontraban, fuera de todos los de su alrededor. Fuera de Kyungsoo.

El moreno rompió la unión de belfos y la tomó de la cintura, dirigiéndola hacia la salida con ansias. Abrió la amplia puerta de aquel club y, antes de irse por ella, miró hacia atrás y se encontró con Mr. Perra, quién aún se hallaba en el mismo lugar, la ingenuidad adornando todo su rostro mientras era empujado por algunos que intentaban pasar.

Una última sonrisa antes de que él y Sooyeon abandonaran el lugar. Una sonrisa que lo decía todo.

Te lo mereces.

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