Jackson

By ligtning5

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Segundo libro de la trilogía El Campamento En este libro te meterás en la vida de Jackson Lee Tremblay antes... More

Introducción
Capítulo 1: El Mal Día
Capítulo 2: La Pelea
Capítulo 3: La Cacería de Camellos
Capítulo 4: El Dibujo
Capítulo 5: El Pozo
Capítulo 6: Juntos, pero sin Amor
Capítulo 7: Volver a Casa
Capítulo 8: El Poema
Capítulo 9: El Hacha
Capítulo 10: La Lista de las Discotecas
Capítulo 11: El Callejón
Capítulo 12: Reputación
Capítulo 13: La Chica de Amadeus
Capítulo 14: El Asesinato de Robert Shelby
Capítulo 15: El Árbol
Capítulo 16: El Plan Secreto
Capítulo 18: El Mundo
Capítulo 19: La Espada
Capítulo 20: Erikson
Capítulo 21: El Mensaje
Capítulo 22: El Seudónimo
Capítulo 23: El Fugitivo
Capítulo 24: El Video
Capítulo 25: Trato Nuevo
Capítulo 26: El Restaurante
Capítulo 27: El Bolso
Capítulo 28: Los Hermanos Lovren
Capítulo 29: Rodeados
Capítulo 30: El Chico de los Libros
Capítulo 31: El Nido de Serpientes
Capítulo 32: El Ángel
Capítulo 33: Lluvia de Dinero
Capítulo 34: La Muerte Joven
Capítulo 35: El Altar
Capítulo 36: La Junta Directiva
Capítulo 37: Después de Erikson

Capítulo 17: El Tío

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By ligtning5

El sábado a la mañana recordé que tenía que juntarme a estudiar matemática con Hannah en su casa. De hecho prefería estudiar solo, solamente iba a esas juntas de estudio para estar cerca de Lovren. Por otro lado, no lo había visto ni sabido nada de él desde antes del incidente del sábado pasado, supongo que las serpientes deben estar de luto y planeando algo muy feo para la Sede Central. Tenía que averiguar qué estaba pasando entre las serpientes.

Al llegar a la casa, Hannah me abrió la puerta y me dejó pasar.

—Espérame en el comedor, mis padres se acaban de ir a hacer las compras así que estaremos tranquilos. Iré arriba a buscar mis cosas—explicó Hannah enérgicamente y se fue corriendo escaleras arriba.

Me quedé observándola hasta que terminó de subir las escaleras, no me había dejado ni decir hola. Fui hasta el comedor y me senté en una de las sillas de la mesa, colgando mi mochila en el respaldo. En la habitación contigua escuché que tocaban un piano y me levanté del asiento para seguir el sonido. Me encontré con un pequeño salón con unos sillones y un piano de cola blanco. Drake estaba sentado detrás del piano moviendo sus dedos habilidosamente de un lado hacia otro, presionando las teclas como si en realidad las estuviera acariciando. Su estilo punk y desaliñado contrastaba tanto con la casa y el piano que parecía un intruso.

—¡Cuñado!—me saludó alegremente Drake mientras seguía tocando—¿Tocas el piano?

—No—respondí cortante.

Drake se detuvo de golpe y se apoyó con ambos codos sobre las teclas del piano produciendo un ruido molesto.

—¿Sabes? He hablado con unos conocidos, tú sabes, y se me ocurrió preguntarles por ti. Ninguno te conocía. Qué extraño ¿no?—sonrió sínico.

Sabía que Drake me investigaría. Tarde o temprano podría descubrir que soy de la Sede Central, pues Madeleine lo descubrió.

Me encogí de hombros y él se acercó lentamente hacia mí.

—No juegues conmigo—me amenazó, mirándome de arriba abajo—Recuerda para quién trabajo—murmuró.

Lo miré con los ojos entrecerrados y echando humo por la nariz.

—¿Qué sucede aquí?—preguntó Hannah con su tono chillón.

Drake me rodeó con el brazo y sonrió a su hermana.

—Este chico es simpático—dijo Drake risueño mientras palmeaba mi espalda, haciéndome doler, pero Hannah no lo notó—Algún día deberíamos salir, pero sin ti, arruinarías la diversión—miró a Hannah.

—No me haces gracia—contestó Hannah—Vamos, Jackson, antes de que mi hermano te contagie la estupidez.

Drake desapareció escaleras arriba y nos quedamos solos en la planta baja con Hannah. Tuve que fingir no entender algunas cosas de matemática sólo para darle un motivo a esta patética junta de estudio. No le encontraba el sentido a estudiar en grupo ¿para qué? No sentía que estaba estudiando, al contrario, estaba más concentrado observando el cabello de Hannah que en lo que me decía. Era tan naranja como una calabaza y su piel era demasiado blanca. También observé que mordía su lápiz, me ponía demasiado nervioso, yo sufría más que el lápiz.

—¿Ahora entiendes?—preguntó Hannah.

Tuve que dejar de mirar el lápiz todo mordisqueado y lleno de gérmenes y repensar como cinco veces lo que acababa de preguntarme. Ella me miraba a mí y luego a la hoja ¡me estaba explicando!

—¿Qué?...digo sí, sí, no era tan difícil como creí—me apresuré a responder.

Ella frunció el ceño y se rio. Luego Hannah se quedó observándome dudosa y soltó su lápiz.

—¿De qué hablabas con mi hermano?—preguntó de repente—Y no se te ocurra responderme que hablaban cosas de hombres—bromeó.

Sonreí y pude notar que ya me había puesto rojo.

—Mmmh...de nada importante ¿por qué?—pregunté incómodo y desvié la mirada hacia la hoja. Hannah no pareció convencerse con esa respuesta.

—Pues quería saber si pasó algo entre ustedes. Es que mi hermano puede ser muy imbécil a veces, pero no dice las cosas en serio—respondió Hannah.

—Me he dado cuenta—contesté y ella habrá creído que lo dije en broma, pues se rio. Fingí reírme sólo para convencerla—No pasó nada, él estaba hablando de salir—mentí.

—Está bien, pero no salgas con él—dijo y volvió la vista a su hoja.

¡Al fin se ponía interesante esta patética junta! Hannah sabía algo, lo podía percibir.

—¿Por qué no?—pregunté inocente, tratando de mantener toda mi ansiedad.

Hannah volvió su vista hacia mí y se quedó pensando.

—No lo sé, no creo que Drake ande en cosas buenas—respondió en voz baja.

—¿De qué hablas? Es tu hermano—repuse. La tenía que hacer hablar y ya casi lo lograba.

—Lo sé, pero él...siempre se va, no sé a dónde, tampoco sé qué hace, vuelve muy tarde y si es que vuelve. Tampoco sé quiénes son sus amigos, él dice que no tiene, pero yo lo escucho hablar por teléfono en su habitación—murmuró—Lamento contarte esto, es que nunca he podido decírselo a nadie. Él antes no era así—se encogió de hombros.

—¿Cómo era?—pregunté. Ahora sí era más por chumear que por mi investigación. No me imaginaba a Drake siendo de otra forma.

Hannah sonrió traviesa y miró hacia las escaleras. Al ver que no había señales de su hermano, se acercó a mí.

—¿Quieres ver algo?—preguntó y asentí con la cabeza. Hannah se levantó de la silla y fue hacia el mueble que había detrás de nosotros, abrió el cajón y sacó un cuadro—Si le mencionas que te mostré esto, ambos estamos muertos ¿entendido?

Puse mi mano en mi frente e hice el gesto de soldado y ella volteó el cuadro.

—No puede ser—reí.

El cuadro era de Drake hacía dos años y estaba bien vestido, con el cabello peinado para atrás y una sonrisa tan grande como la de Hannah, sólo que usaba aparatos y lentes. Drake tenía pinta de ñoño en ese entonces. Además se veía más debilucho y su mirada era inocente. Cualquiera creería que lo poseyó un demonio luego de eso.

Hannah volvió a guardar el cuadro rápidamente.

—¿Ahora entiendes de lo que te hablo?—rio y volvió a tomar asiento.

—Yo no creo que nadie cambie de un día para el otro—observé. Hannah hizo una mueca y terminó soltando un suspiro. Miré hacia arriba y me dio curiosidad por saber qué se encontraba haciendo Drake en su habitación—Necesito ir al baño.

Hannah asintió con su cabeza y me levanté de mi asiento. Fui hasta el baño y cerré la puerta. Allí saqué mi teléfono y me puse los auriculares. Luego conecté mi teléfono a los micrófonos que le había colocado a Drake en su habitación.

...¿y pues a ti qué te parece? Es obvio que van a ir tras la importadora luego de saber que Maddie trabajaba ahí. Van a venir por el resto de nosotros—dijo Drake enojado y luego se quedó callado mientras la persona que estaba en la otra línea hablaba—Por ahora no molestemos al tío, está muy apenado, igual que todos nosotros...—dijo con una voz cargada de amargura ¿Tío? ¿Con quién estaba hablando Drake?—Sé que fuiste tú el que mandó a pintar la casa...sí, y por eso el tío casi nos mata a los tres, gracias imbécil...No, ahora no puedo, mi hermana está estudiando con su novio y no confío en él...sí, el camello, justo por eso no me gusta.

Drake colgó la llamada en ese momento y no volví a escucharlo. Fingí tirar de la cadena y salí del baño. Miré hacia la planta alta y Drake no había salido de su habitación. No me habían relacionado con Patrick ni con la Sede Central, eso era una gran noticia. También recordé que Madeleine me había dicho que Erikson cuando la rescató se hizo pasar por su tío, me pregunto si Erikson es ese "tío" del que Drake hablaba. Y lo último que noté fue que dijo que casi los mata a los tres. Tres serpientes.

Cuando llegué otra vez al comedor, Hannah estaba mirando mis hojas de matemática con el ceño fruncido y cuando me vio llegar, apartó la vista de inmediato. Me hice el tonto y recogí mis cosas.

—Tengo que irme—le avisé.

—Está bien, nos vemos el lunes—dijo ella.

El día lunes, antes de que tocara el timbre de entrada a la escuela, me quedé charlando con Becca y Noah en el patio, como siempre. Tim se nos había unido, no se me despegaba desde que lo defendí de los hermanos Davis. Hannah pasaba a unos metros de nosotros y me levantó la mano con una sonrisa. Cuando volteé, Becca me estaba mirando pícara.

—¿Qué? Me cae bien—dije a la defensiva, sin embargo ella no quitaba su sonrisa traviesa.

—He escuchado que se juntan a estudiar—canturreó ella.

—Creí que no te gustaba estudiar en grupo—dijo Noah con el ceño fruncido.

—Y no me gusta, yo no entendía matemática y ella se ofreció a explicarme—mentí.

—Ni historia, ni biología, ni química...—prosiguió Becca con una sonrisa.

El calor me subió a las mejillas y bajé la mirada para mirar a Tim, que permanecía callado. Él estaba con la mirada perdida mirando hacia cualquier parte, como siempre. Chasqueé mis dedos frente a sus ojos y él pareció despertarse.

—¿Qué?—preguntó Tim confundido.

—Mientras no sea una Tiffany 2 está todo bien—dijo Noah.

—¿Quién es Tiffany? ¿De qué hablan?—preguntó Tim aún más confundido.

El timbre sonó y todos los alumnos comenzaron a entrar a la escuela.

—Despiértate, niño—le dije Tim impacientado.

Tim era la única persona en toda la Academia que no se había enterado de todos los chismes que había entre Tiffany y yo, incluso los profesores y los de la limpieza se habían enterado de los chismes, pero Tim vivía en su propio mundo.

—Tú siempre tan dulce, Jackson—gruñó Becca y posó un brazo sobre el hombro de Tim—Jackson es un idiota, no escuches nada de lo que te diga—le iba diciendo mientras entraban a la escuela.

—Claro, lo dice como si ella fuera más simpática que yo—gruñí.

—Ella sólo nos trata mal a nosotros—comentó Noah y se metió a su curso.

A la primera hora rendía el examen de matemática. Hannah, como siempre, fue la primera en terminar el examen. Sin embargo, cuando ella se levantó de su asiento, Phil se apresuró a levantarse más rápido y entregar la hoja primero.

—Esta vez te gané, Lovren—se burló Phil.

Hannah miró la hoja de Phil sobre el escritorio y le hizo una mueca de desprecio.

—Si no va a completar la prueba, aunque sea coloque su nombre—gruñó la profesora y le extendió la hoja a Phil.

Mientras los demás se reían de Phil, le coloqué el nombre a mi hoja y me levanté a entregar. Phil estaba parado sobre el pizarrón colocándole el nombre a su hoja vacía. En el camino me rocé con Hannah, quien le echó un ojo a mi hoja antes de tomar asiento.

—Apareció el doctor ¿tú también entregarás en blanco?—me preguntó Phil. Entregué la hoja, miré a Phil con el ceño fruncido y volví a mi banco en silencio—El que no estudie no significa que no sea inteligente—replicó Phil desde atrás.

—¡Davis! Entregue esa hoja y váyase a sentar—dijo la profesora impacientada.

Apenas tocó el timbre para el receso, Hannah se acercó a mi banco. Becca se detuvo en la puerta y me miró haciendo bailar las cejas para luego irse. Me puse rojo de la nada y Hannah por suerte no lo notó.

—¿Cómo te fue?—le pregunté.

—¿Por qué finges no saber matemática?—me preguntó. Me quedé totalmente helado. Miré a mi alrededor y ya no quedaba nadie en el curso—No es que esté siendo entrometida, pero...—ella también se había puesto nerviosa—Me da la impresión de que sabes más de lo que aparentas.

—Tal vez—respondí—Es decir...me gusta cuando me explicas—dije nervioso.

Si pudiera golpearme ahora mismo, lo haría, y muy fuerte. No sé qué acababa de decir. Ella se dio cuenta de que estaba fingiendo, lo haría tarde o temprano. Ella se quedó mirándome muy directo a los ojos, quería que me tragara la tierra. No sabía qué pasaba por su mente y eso me desesperaba.

—Al principio creí que querías juntarte conmigo sólo para que te hiciera la tarea—dijo ella.

—No, claro que no—me apresuré a responder—Me gusta estar contigo, somos amigos.

Ella miró hacia el suelo decepcionada. Había sido sincero, ahora no entendía qué sucedía. Me estaba volviendo loco ¿por qué las mujeres eran tan complicadas? Hannah asintió con su cabeza y se fue del aula, dejándome con la boca abierta y una confusión mental severa.

Al salir del aula, Becca estaba apoyada sobre la pared de enfrente y se me acercó.

—¿Qué le hiciste?—me preguntó con el ceño fruncido.

—No lo sé, le dije que éramos amigos y se ofendió. Creí que ella quería ser mi amiga—expliqué.

—Eres un imbécil—espetó.

—¿Por qué todo el mundo me insulta? Le dije que éramos amigos ¿tan malo es eso?—pregunté impaciente.

—¡Ella no quiere ser tu amiga, Jackson!—explicó Becca perdiendo los estribos—Ella está enamorada de ti, te invitó a conocer a sus padres, pasan muchas horas juntos, siempre estás en su casa y le vienes con que sólo son amigos. Yo que ella te hubiera golpeado.

—¿Y cómo iba a saber eso? ¡No leo mentes!—me defendí.

—Los hombres son tan tontos—bufó ella y se fue echando chispas por el pasillo.

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