POV Camila
La odiaba. Desde el momento en que se mostró tan perfecta para los demás. Lauren no era nada, pero parecía conseguirlo todo. Era una injusticia la forma en que los profesores la trataban. La forma en que siempre me ganaba, siendo que siempre llegaba tarde y apenas parecía importarle lo que pasaba a su alrededor. Eso me molestaba de una manera ilógica, ya que ella no hizo nada contra mí. Pero era un sentimiento que no podía controlar o pensar, pues siempre que lo intentaba más rabia sentía.
Cuando la vi discutiendo con Austin no pude controlarme y me fui a enfrentarla. Austin no se merecía nada de eso y podría apostar que él había hecho algo de malo. Pero no importa, era Lauren y la quería lejos de mí y de mi mundo, lógico, pero incontrolable. ¿Pero en qué resultó? Era la primera vez en mi vida que iba a la oficina de la directora recibir una advertencia y estaba nerviosa. Mi padre estaría decepcionado. ¡Y todo era culpa de esa chica!
Caminé con la frente en alto hasta la dirección mientras que por dentro temblaba ante la futura reprimenda. Lauren me siguió en silencio con una expresión que no pude descifrar. ¡Maldita sea! Odiaba no saber lo que pensaba, ¿Por qué tenía que ser tan difícil? Cuando por fin llegamos, la directora nos pidió que nos sentáramos en las sillas delante de la mesa, obedecemos en absoluto silencio. La Sra. Moore hacía movimientos lentos y ponderados cuando se acercó a la mesa para sentarse en la silla giratoria.
- Los profesores han estado comentando estas discusiones que ambas están teniendo una con la otra - La Sra. Moore comenzó, en un tono tranquilo y frío al mismo tiempo - Quiero que se justifiquen.
El silencio de Lauren fue prolongado, ella miraba directamente a la directora como si se negara a mirarme. Eso fue suficiente para meterse con mi humor nuevamente.
- ¿Por qué ella tiene privilegios? ¡Eso es injusto con cualquier otro miembro de este colegio! - Protesté vehemente - Llega tarde, duerme en algunas clases, obtiene ventajas...
- Tengo el mejor promedio. - Lauren me interrumpió.
Cerré mis manos en puños. Podía apostar que ella no hacía nada para estar en la cima, mientras que las personas como yo, se preocupaban por los mínimos detalles.
- Calificación no explica conducta. - Completé ríspidamente.
- Hay personas peores que yo y tú no crees que haya injusticia. - Ella argumentó finalmente mirándome. - No sabes nada sobre mí y me juzgas, italianita burguesa.
- SUA...!
- ¡Basta! - la directora golpeó su mano en la mesa en un ruido ensordecedor haciendo que los dos nos quedáramos quietas. - Quiero que presten atención. Hay una manera para que no las castiguen por causar desorden.
- Pero... - dijimos al mismo tiempo.
- Pero nada, escuchen. Ustedes tendrán un mes para realizar un trabajo juntas. Quiero que escriban una redacción sobre la otra, cómo fue el tiempo juntas y la historia de ambas. - La Sra. Moore decretó de forma definitiva.
- ¡Eso no tiene sentido! - Lauren replicó.
- Por primera vez Io estoy de acuerdo con esta ragazza! - dije enseguida.
- ¿Quieren optar por la lógica de cumplir detención? - La directora arqueó una ceja dándole un mayor poder.
- ¿Y qué quieres? ¿Una redacción sobre lo perfecto que es su vida? - Protestó Lauren finalmente alterándose - Sarah, sabes que no tengo tiempo para eso.
¿Ella estaba tratando a la directora por el nombre de pila? Miré a la señora frente a mí y por su aspecto era algo normal, pues la directora no cambió su postura en absoluto al ser llamada de esa manera. Lo que era increíble, siempre la conocí apenas como la Sra. Moore y para todos seguía siendo sólo la Sra. Moore o la Sra. Directora.
- Lauren, veo esto como algo necesario - La directora habló más suavemente. - Lo estoy providenciando para que las dos dejen de pelear. Es sólo un medio diferente que conseguí. Es esto o el castigo. Quiero que se conozcan y que me escriban honestamente sobre ello, puede haber críticas y opiniones, no tienen que ser amiguitas ni nada de eso. ¿Qué me dicen?
- Estoy jodida. - Lamentó Lauren llevando ambas manos en la cabeza.
Eso me hizo mirarla furiosa. ¿Quién se creía ella para juzgar ser malo estar a mi lado? Cualquiera en este colegio le encantaría estar conmigo, ya sea por popularidad, sea por mi nombre, sea por amistad. ¿Quién...? ¿Quién se cree ella? Como estábamos en silencio, la directora suspiró y nos dijo que saliéramos. Yo todavía no entendía exactamente qué debería hacer o cómo manejar la situación. Me había despertado esa mañana siendo mi mayor preocupación la fiesta del fin de semana, no quería ir y no sabía cómo declinar la petición de mi amiga.
- ¿Cómo lo haremos? - Lauren preguntó cuándo el silencio se hizo demasiado largo.
- Tú empezaste la confusión, tú la arreglas, ragazza stupida. - murmuré todavía enojada.
Entonces ella hizo todo lo que menos esperaba. Me agarró del brazo y empezó a alejarme de la sala de la directora. Logré soltarme sólo cuando llegamos a una parte aislada del pasillo del colegio.
- Esto es serio, Camila. - Ella habló llamándome por primera vez por el nombre. - No puedo tener ningún indicativo negativo en mi registro. No puedo pagar una universidad y necesito esta beca si quiero seguir estudiando después del instituto.
- Deberías pensar en eso antes de insultar a mi amigo. - Reclamé mirándola.
- ¡Ni siquiera sabes lo que hizo y ya me echas la culpa! ¿Es tan difícil salir de tu mundo y ver el de los demás?
- ¿Es tan difícil ser educada?
Ella iba a decir algo, pero cerró fuertemente la boca conteniéndose. Bueno, al menos Lauren estaba consciente de que era ella la que perdería más que yo. Pero no quería tener que enfrentarme a mi papá, el famoso Fiscal, diciéndole que había llevado detención a causa de una pelea cualquiera. Respiré profundamente para calmarme.
- Vale, necesitas conocer mi vida y yo la suya. Sencillo. - Complicado lo ponderé por mis adentros.
- Yo no tengo mucho tiempo. Tendremos que reunirnos para hablar. - ella dijo alejándose un poco. - No podré este fin de semana.
- ¿Por qué no? - pregunté más por curiosidad que por intriga.
- Estaré ocupada. - Lauren se mordió el labio inferior y se puso evasiva. - Mira, no sé abrirme muy bien, ¿vale? Una cosa a la vez. Si no podemos hacerlo este fin de semana, el lunes hablaremos un poco mejor. Eso si logro mantenerme sana cerca de ti.
- ¿Qué quieres decir con eso ragazza?
- Que eres aburrida.
Abrí la boca para intentar defenderme, pero Lauren sonrió justo después. Nunca antes la había visto sonreír, así que fue la primera vez que vi eses dientes que parecen el de un conejito. No logré enfadarme como quería y eso me molestó bastante.
- Y tú eres una ragazza stupida. - repliqué, pero no tan enojada.
- Ya dijiste eso y en mi poco italiano eso significa estúpida chica. Pero creo que es mejor que nos vayamos, estamos perdiendo la clase de geografía y realmente no me gusta esa asignatura.
Lauren me dio la espalda y empezó a caminar. No le gustaba geografía, pero prácticamente pasaba todas las asignaturas. Todo el mundo sabía lo nerd que era. Sin embargo, no parecía encajar en ningún sitio. A veces usaba ropas sin sentido, como si tomara las primeras que encontraba. Generalmente un par de pantalones desgastados, una vieja zapatilla y una simple blusa. Fue entonces cuando las preguntas en las que siempre traté de no pensar me golpearon. ¿Quién era ella? ¿De dónde salió? ¿Por qué era así?
Traté de no pensar mucho en ello, pero era prácticamente imposible. Cuando la clase terminó, me fui con Dinah como siempre, estaba tan distraída que no sabía de qué hablaba mi mejor amiga, apenas balanceaba la cabeza afirmando todo lo que ella parecía decir.
- ¡Camila! Despierta, ¿Qué sucedió en la dirección? - Dinah preguntó en un grito.
- ¡Sua pazza! ¡No me asustes! - me quejé mientras parpadeaba para tratar de acostumbrarme al presente. - Pero en fin, la directora me pasó un trabajo para que io hiciera junto con la ragazza stupida. Tendremos que hacer una redacción sobre la otra.
- Es mentira, ¿no? - Dinah carcajeó divertida - ¡Qué suerte la tuya! Todos quieren saber más sobre Lauren. Sin mencionar que la mitad de las chicas de la escuela quieren un pedazo de ella. Incluso yo, daría mi coche por un beso suyo. Dicen que besa bien.
- ¿Lo dicen? Apenas tienes las agallas de conducir tu Mercedes Dinah, con miedo de que se arañe.
- ¿Conoces a Alice del segundo año? ¿Esa rubia de ojos marrones de la clase de teatro con la que me quedé el año pasado? Ella se ligó a Lauren en una fiesta y se pasó la semana entera tratando de declararse a ella. Dijo que el beso de la chica era una locura.
Puse los ojos en blanco. Dinah era mi mejor amiga desde que llegó al Lyon, ella era hermosa y extrovertida, enérgica para una gigante como ella. Una rubia de ojos marrones, era una de las mayores conquistadoras del Lyon, famosa por ser bisexual y tener altos números en ambos lados del equipo. Yo sabía que Lauren era lesbiana, pero no que fuera tan codiciada. O que tuviera tanta fama. Yo apenas sabía de esas cosas cuando se trataba de chicas con chicas y lo que sabía era gracias a Dinah.
- ¿Sabe algo más sobre Lauren? Lo necesito para el maldito trabajo - le pedí mirándola con una sonrisa. – Así no pasaré tanto tiempo con ella.
- La chica es todo un misterio. No sé más que todo el mundo. Es parte de su encanto. ¡Y voy a querer saber todos los detalles de tu trabajo! Pero cambiando de tema, te irás a la fiesta de Bárbara, ¿no?
- Io no quería, tengo examen el martes...
- Oh vamos. Sí te irás. El lugar estará lleno de chicas y chicos guapos. Y por lo que escuché, habrá música de las buenas. Su padre encontró una DJ que le gustó. Si a él le gusta, debe ser realmente muy buena.
- Ya, ya, me secuestrarías de todos modos.
Dinah sonrió, pero yo sabía que era verdad. Aquella chica lo que tenía en tamaño tenía en actitud, no dudaba en que invadiera mi casa y me llevara a la fuerza a la fiesta.