24 de diciembre. Un día "feliz" lleno de regalos y sonrisas tanto verdaderas como falsas, las últimas de familias unidas con cinta adhesiva en vez de nunca rotas.
Para Eal era solo otro día más. Los regalos no le importaban, y su familia tampoco. Había perdido total contacto con su parte paterna, aunque nunca estuvieron muy unidos. Con la familia de su madre si que tenía más relación, aunque no la mejor. Tuvieron un par de malentendidos pero se solucionaron rápidamente.
Para Iván la Navidad era una época mágica. Si alguien viera su vida, probablemente pensaría que era perfecta. Su familia estaba unida, era popular, tenía una novia... Y tan solo con doce años. Sin embargo, algo la faltaba, y, como Iván es Iván muy en el fondo, él seguía buscando.
Una vida perfecta, adornada con lo que un adolescente más desea, y otra destartalada por el vitíligo y su padre. Estas vidas, estas almas, en Navidad del 2018 ni siquiera cruzaron miradas, ni se estrecharon en un abrazo. No quisieron, ninguno de los dos quiso ni pudo hacerlo.
No pudieron porque su vida no les dejó. No quisieron porque su mente no les dejó. Y acabaron sin poder hacer nada una noche de Navidad.