Lost City. Mi Nueva Vida.

By RachelBarker07

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Después de la derrota de Voldemort la tranquilidad vuelve poco a poco. Hogwarts a quedado destruida y todos h... More

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Invitaciónes

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By RachelBarker07

Capitulo 10. Pensarás en mi.

—¡Querida!, ¡Querida!, ¡Cariño corre!-—la señora Granger miraba nerviosa por la ventana principal —Mira ahí, ¿Es él, no?

Desde el sexto piso, las dos pudieron ver como Draco era arrastrado cuál muñeco de trapo, por otro muchacho aún más alto que él.

—Vayan por la señora Malfoy.— pidió Hermione, tomando su varita y yendo abajo.

Sus padres solo se limitaron a obedecer, estaban acostumbrados a las cosas extrañas que atraía consigo la magia. Sabían lo inteligente que era su hija y confiaban en ella para manejar esa situación.

—¿Draco?— Hermione salió con varita en mano, aún era muy temprano para que alguien estuviera fuera.

—Baja eso por favor, si alguien te ve los tres tendremos problemas.

—¿Que le hiciste?— la castaña apuntó al rostro de Adam.

—¿Que, que le hice? Este idiota tomó de más y ni siquiera puede ponerse en pie. Quedó inconsciente y hasta ahora no ha despertado.

—¿Que le diste, Rosier?

—Primero baja eso— Adam hablaba entre dientes mirándola con furia mal disimulada.

—¿Que le diste?— repitió firme la joven bruja.

—Le di Ginebra, Brandy, Cerveza, todo muggle.

—Dejálo.

—Si lo suelto chica lista, caerá como mosca embarrada en el pavimento.

—¡Suéltalo!— Hermione alzó más la varita.

—Escucha maldita ratita de biblioteca, será mejor que te hagas aún lado y me dejes llevarlo a su casa antes de que todos los muggles nos oigan— está vez con la mano izquierda, Adam le mostró su varita escondida entre sus ropas —No quiero pelear contigo —la desafío. Los ojos de Adam parecían encenderse junto a su temperamento —si algún muggle nos ve, los Aurores estarán aquí en un parpadeó y no serán piadosos con él. Si te interesa, te harás a un lado.

No tenía más opción, se hizo aún lado y lo dejo subir, lo siguió de cerca hasta que recostó a Malfoy en su cama.

—Supongo que aún me odias, Granger—preguntó Rosier con una sonrisa burlona.

—Si, desgraciadamente si.

—A mi sinceramente se me había olvidado todo sobre ti, pero viéndote y después de lo que Malfoy me contó, te recordé mejor. La ratita de biblioteca, amiga del gran Harry Potter.

A Hermione le había costado mucho deshacerse del apodo que los Slytherin le habían impuesto desde primer año. Recordaba perfectamente a Adam Rosier, era dos años mayor que ella y cada que la veía buscaba la manera de molestarla, le tiraba los libros, le jalaba el cabello, le buscaba mil apodos e inclusive la llegó a tirar saliendo de la biblioteca, pero un día desapareció y todo eso se detuvo.

Encontrarlo ahora solo era otro castigo a su ya complicada vida.

—Sabes, es raro ver tanta gente del pasado junta, aunque es bueno recuperar a los amigos, Malfoy siempre me ha caído bien.

—No creo que él quiera ser tu amigo de nuevo— Adam sonrió y acortó distancia entre ellos.

Costumbre aprendida de la guerra, Hermione sacó su varita colocándola entre ambos. Eso no lo hizo retroceder.

—Escucha Gryffindor, debo ser sincero contigo, antes era un imbécil, creía en todo eso de la sangre, pero cambié y la verdad es que eres tan hermosa como Draco te describió anoche —el chico enrolló la punta de su varita en el cabello de Hermione.

—¡Aléjate de mi! —lo amenazó con más firmeza.

—¡Hey! No te preocupes— dió un salto hacia atras. — no te haré nada... Solo no hagas sufrir al pobre de Malfoy, porqué creeme que si él no logra tenerte, yo personalmente vendré por ti y la verdad es que no suelo ser muy tierno. —Adam clavó sus rojos ojos en ella.

—Primero muerta.

—¡Gryffindor! Siempre una Gryffindor, pero recuerda que las serpientes comen ratones — con un movimiento rápido, Adam realizó una "aparicion" y se fue.

Después de unos minutos, Hermione pudo respirar con normalidad.

—¡Draco, Draco!— el rubio estaba perdido en alcohol y olía a rayos. Los golpes del día anterior ya estaban negros.

Hermione recordó a sus padres y a Narcissa, marcó a su casa y pidió un poco de tiempo.

—Tu madre no debe verte así.— le dijo al chico inconsciente —ya que es una borrachera muggle tendré que quitartela de la manera difícil. Tal vez así aprendas tu lección.

La chica miró el reloj, eran ya las 10:00 AM. la comida de los Wesley empezaría a las 4:00, debía darse prisa.

Tomó al inconciente Malfoy y con ayuda de su varita lo desvistió hasta dejarlo en ropa interior, por un momento se ruborizó al ver aquel cuerpo pálido al descubierto, pero el recorrido de sus ojos la guió hasta los moretones en sus costillas y la enorme mancha roja que tenía en el antebrazo.

La curiosidad igual que siempre, le ganó. Sabiendo que el rubio ni cuenta se daría, tocó la marca. Se sentía caliente, casi como si tuviera fiebre solo en ese lugar, y por su expresión, al más mínimo roce le dolía.

En lo largo de su palido estómago, encontró pequeños puntos negros, eran quemaduras viejas. Estuvo tentada a tocarlas, pero de alguna forma se sentía muy personal. Incluso con él, inconsciente.

Haciendo aún lado sus pensamientos, volvió a la labor de meterlo en agua fría.

Lo llevó al baño y llenó la tina de agua helada para posteriormente sambullirlo ahí.

El momento fue horrible para Draco que dormía profundamente, al sentir el agua fria en su piel, dió un brinco tirando la mitad del agua de la bañera y mojando a Hermione.

—¡¡Jodido infierno!!— gritó

—¡Basta, quédate quieto!

Haciendo uso de su habilidad, Hermione utilizo un hechizo para mantenerlo en la bañera mientras él, todavía borracho, gritaba improperios contra ella y el frío que sentía.

Lo dejo ahí un buen rato mientras preparaba el café más amargo que podía.

—¡¡¡Granger!!! ¡¡¡Granger!!! ¡Déjame salir de una maldita vez!

—¡si, si, ya voy, ya voy!— Hermione quitó el hechizo y el rubio dió un enorme salto lejos de la tina.

—¿Que diablos significa todo esto, Granger? ¿Que hago aquí? ¿Y Rosier?

—Toma.— le arrojó una toalla —y tomate esto.— le entrego la taza de café.

—¿Que rayos es esto? ¿Una poción? Está hirviendo.

—Asi debe consumirse, bebela.

Malfoy se quemó la punta de la lengua con la amarga bebida.

—¡aagg!, ¿Que rayos es esto? ¡Sabe horrible!

—¡Tomalo de una buena vez y vístete no tengo todo el día!— Hermione comenzaba a desesperarse, nuevamente miro el antebrazo del rubio, que gracias al agua fría le salía un leve vapor por los poros, pero los puntos negros llamaron más su curiosidad.

Draco notó que lo miraba y se cubrió rápidamente.

—No seas pervertida, Granger.

—No tenías queja la otra vez.

—¡Ven acá bruja!— Malfoy hizo el ademán de querer atraparla para que saliera.

Hermione también escondía la cicatriz que le había hecho Bellatrix, no iba a preguntarle nada aunque la curiosidad le ganara. Dejo que Malfoy entrara a su habitación sin decirse nada más.

Pero pasó media hora y el rubio no hacía ningún ruido o intento por salir, desesperando aún más a la bruja.

—¿Malfoy, puedo pasar?

Draco se encontraba en su cama con las manos en la cabeza, hecho un ovillo, solo cubierto por una bata larga.

—¿Porque tienes que tocar como una bruja loca? Solo entra.

—Lamento tener modales. ¿aún no te has vestido? ¿te duele la cabeza?

—Me duele todo, pero la cabeza siento que me va a estallar, necesito que me ayudes. Dame una poción para la resaca— el tono autoritario del chico iba de la mano con el dolor que sentía.

—No, no voy a hacerlo, debes sentir lo mismo que todos los muggles que beben.

—¡Por Merlin, Hermione, no me volveré un alcohólico!— a la chica se le hizo raro que mencionara su nombre, siempre le hablaba por su apellido. Supuso que se trataba del dolor.

—Lo siento, pero es lo que te mereces, nos tuviste preocupados a todos.

-—¿Tú te preocupaste?

—¡Claro que si! Creí que Rosier te habría hecho algo como castigo por traición o yo que se.

—Oh, qué dulce— dijo con sarcasmo

—Si, búrlate. Pero lo digo enserio, ayer regresé y hablé con la chica que ayudaste, me dijo lo que pasó... me sorprendió bastante.

—Si, si, es mejor que te olvides de eso. No creo que vuelva a pasar.

—Malfoy, no creo que sea buena idea que recurras a Adam Rosier para desahogarte.

—No me hará nada— mencionó —no le interesa hacerme daño.

—Es un Slytherin e hijo de un mortífago.

—Yo igual— Draco se sentó sin mirarla —Y no le he hecho nada a nadie. Aún.

—No me refiero a eso.

—¿entonces a que? ¿Acaso te traumamos demás, Granger? Solo eran una bola de tonterías lo que salía de nuestra boca, muchos me seguían el juego.

—No se sentía como un juego.

—Me arrepiento a diario, desearía cambiar mis palabras, pero...

—Es tarde.— finalizó la chica —Y ya pasó así que... lo que hiciste ayer significa que lo intentas, estás siendo mejor.

—Como sea, es mejor que te vayas.— respondió seco.

—Quiero estar bien contigo.

—¿Nunca te has puesto a pensar que quieres estar bien con todos? Algunas veces también es válido mandar al diablo las cosas que no nos agradan, te ahorrarás muchos problemas a la hora de fingir que alguien te cae bien solo por compromiso. — con un ademán Draco le indico que se fuera.

Las palabras del rubio eran ciertas. Hermione siempre buscaba la manera de quedar bien con todos, de no meterse en problemas aunque a veces no le gustara lo que tenía que hacer.

¿Si Draco podía cambiar... ella también?

Para ella Draco había dejado de ser una carga forzosa, aunque le costará admitirlo, le gustaba ser testigo del cambio que tenía el príncipe de Slytherin.

—Malfoy, escúchame.

—Ya no hay nada que decir.

—Hay mucho que decir en realidad. En verdad quiero que arreglemos las cosas, permíteme hacerlo.— Hermione se quedó mirándolo detenidamente.

Su aire petulante se había esfumado de su rostro, solo expresaba melancolía enmarcada en pequeñas arrugas que se le formaban en las mejillas, y unas enormes ojeras que lo hacían ver un poco más grande de lo que realmente era, por no decir que estaba en los huesos y sus pómulos morados no lo hacían ver mejor. Aún así sus ojos grises ahora se veían más claros, menos tormentosos.

—No quiero una amiga, Granger.

—Esta bien, si no quieres entonces podemos...

—Cuando llegue aquí— la interrumpió —no queria vivir entre muggles, tenía miedo de apagarme lentamente, igual que si estuviera en una celda de Azkaban, pero tú haces que todo eso sea solo un mal sueño— le confesó. —Me haces darme cuenta que nada de eso iba a pasar, que puedo estar mejor.

—Me alegra que poco a poco le encuentres sentido a la vida.

—Tú le das el sentido— las palabras del rubio no eran amistosas, cargaban un tono romantico que Hermione no quería enfrentar de momento.

—Malfoy no puedo... debo irme, tengo una reunion con Harry y Ron— no sabía cómo enfrentar esa parte del rubio, ese extraño cariño que ahora le mostraba, la aterraba.

—Quedate conmigo.— el rubio hizo un intento por tomarle la mano, pero Hermione se alejó.

—No tardare mucho, lo prometo, intenta dormir.

—No vayas, no vuelvas con ellos ahora. Quédate aquí hasta que veas que estoy siendo sincero.

—Lo siento, no puedo cancelar.

—Entonces ve, pero pensarás en mi tanto como yo en ti.— sentenció el rubio dándole la espalda nuevamente.

La chica salió conteniendo la respiración. Sabía que si él decía una palabra más, terminaría quedándose. Agradeció que no lo hiciera.

El dolor de cabeza de Draco no se comparaba con lo alterado que sentía el corazón, hablar con Adam solo lo había hecho aferrarse más a Hermione.

—¿Asi que la Griffindor sabelotodo si te gusta? Lo decía de broma, sabes.

—Siempre me gustó... Pero quise negarlo tanto que me la pasaba fastidiandola para que nadie lo notará. Y luego vino Voldemort y no se, creí que ya no la vería nunca más.

—¿Cuando me fui, que fue lo que dijeron mis padres? Adam cambio el tema bruscamente.

—Solo recuerdo que tu padre se apartó un tiempo del mío y en las reuniones, algunas veces salía tu nombre, pero tu madre agachaba la cabeza y no respondía nada.

Era de esperarse, lo ocultaron de todo el mundo por vergüenza. Así que digamos que estamos en una situación similar, amigo.

no estás exiliado.

No, pero jamás volvería. Hace dos años que me fui y lo que mi padre hizo nunca lo perdonaré.

—¿De que hablas?

Ahora que lo recuerdo, todo empezó por mi estúpida curiosidad. Comencé a fijarme en una chica, una Ravenclaw de mi grado. No sabía mucho de ella, solo su nombre, y que casi siempre hacia rabiar a Snape, porque de los nervios tiraba los frascos de posiones. —Sonrió —tenía miles de pecas salpicandole su pequeña naricilla y un frondoso cabello negro que me tenía al borde de un colapso. Era hermosa.

—¿Era?

—Investigando, descubrí que su madre trabajaba para mi padre. Hice hasta lo imposible por hablarle, pero ella solo me miraba indiferente, sin decir nada y agachando la cabeza como si me tuviera miedo. Una noche cuando me acerqué a ella por sorpresa, la hice llorar. Solo algunas veces había escuchado su voz, pero en aquella ocasión sentí como si el alma se me hubiera partido en dos.

—¿porqué?

Cuando pudo parar de llorar, me dijo: "por favor no me mates, lo siento, lo siento, yo no quería ser una bruja."

—¿Que? ¿Porqué dijo eso?

Confronte a mi padre y me confesó que le había pedido a su empleada escondiera su sucio secreto. La mujer había tenido una hija con un muggle. Mi padre mató al muggle y amenazó a su empleada con asesinarla si la verdad salía a la luz. Así que la chica que me gustaba era una mestiza. Sabiendo eso logré acercarme más a ella. Nos enamoramos. La convencí de huir conmigo antes de que todo se pusiera peor. Nos refugiamos en pequeños pueblos dónde esperábamos que no nos encontrarán, pero el poder de los mortífagos creció cuando el señor tenebroso regresó y mi padre pidió favores... Nos encontraron un martes por la tarde. — Los ojos de Adam parecieron encenderse en la ira que nacía de sus recuerdos. —la torturaron hasta matarla frente a mí. Creí que me volvería loco, logre escapar gracias a mi madre, me dijo que viniera aquí, al mundo muggle y que jamás regresara.

El relato de Rosier había dejado más intranquilo a Draco. Podía imaginar ese dolor si cambiaba a los personajes, si se colocaba en la posición de Adam.

Ser sangre pura era un asco.

Hermione llegó una hora después de lo previsto, entre la borrachera de Draco y arreglarse, se le había hecho tardísimo.

—¡Hermione! Creímos que ya no vendrías, cariño.— Molly Wesley la recibió con los brazos abiertos, todos los demás la saludaron amablemente para después seguir con su conversación particular. —¿tienes hambre nena?

—oh no, no señora Wesley no se preocupe.— le entregó las flores a la dulce señora

—Nada de eso cariño, te traeré algo.

Harry se acercó a ella junto con Ginny, dándole un gran abrazo. Ambos la habían extrañado demasiado. Inmediatamente se pusieron a platicar las novedades.

Mientras Hermione embarraba panes de puré de papa, Harry y Ginny la escuchaban atentos. No omitian ningún juicio pero se veían consternados.

—¿Asi que Malfoy está a tu cargo?— Harry trataba de analizar la situación con tranquilidad.

—Si, supongo que lo creyeron conveniente.

—Pense que estaría oculto en su mansión.

—Le han confiscado todo.

—¿y Adam Rosier está ahí tambien, en Londres muggle?

—Si, me sorprende no habermelo encontrado antes, al parecer vive relativamente cerca.

—Tal vez él si te había visto, pero se mantenía oculto.— comento Ginny.

—No lo sé, pero sigue siendo igual de agresivo que siempre.

—Debes tener cuidado con él.—  sugirio la pelirroja, mordiéndose el dedo índice como siempre lo hacía cuando estaba nerviosa.

—¿Porqué?

—Dicen que antes de desaparecer, torturó y mató a una mestiza.

—¿Y crees que tenga intenciones contra Malfoy?— preguntó preocupada.

—No lo sé, es demasiado pronto para descubrirlo. —Aceptó Harry.

—¡Que lío! ¿Y Malfoy como toma todas las cosas?— cuestionó Ginny.

La pregunta la obligó a detenerse, hizo aún lado la comida y meditó si debía contarles lo que había pasado con Draco durante ese tiempo, pero Ron los interrumpió antes de poder hablar.

—Hola Mione, te ves hermosa.— elogió el pelirrojo, recibiendo sonrisas pícaras de Harry y Ginny —Vamos, bailemos un rato.

—En un momento. Necesito alimentarme para no desmayarme en la pista.

—De acuerdo, pero no lo pienses mucho.

"Pensarás en mi, tanto como yo en ti", le había dicho Malfoy.

Sus amigos se alejaron para bailar mientras Hermione sacaba de su bolsa un celular, debatiéndose entre llamar a los Malfoy o no.

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