Se despertaba cada mañana, claro ya sabemos con una herida nueva en su brazo, de noches llenas de lágrimas, pero con la esperanza cada día de tener un mensaje nuevo de Shinobu, el cual nunca faltaba en su blog, Akemi no sabía la razón de porque Makoto se veía más feliz y con más vida, le hacía preguntas y trataba de revisarle el blog, pero Makoto solo le decía que había encontrado su razón de vivir y se iba tarareando una melodía que había compuesto en su pequeño violín, Akemi busca por cielo, mar y tierra al pequeño intruso de su relación, pero nadie sabía si había alguien nuevo en la vida de Makoto.
Makoto trato de poner a Shinobu en una parte de su vida donde no fuera maldecida por Akemi, lo alejó de sus ojos para que no supiera de su existencia, entre más salia con este chico misterioso se encontraba con más y más cajas de sorpresas, pues el era ese punto rojo en una pared blanca, lejos de todas las personas que eran como ovejitas que seguían las modas de los demás, pero Shinobu era diferente, tenía su propia moda, y sus propios encantos.
-Makoto, eres una mujer muy hermosa, y he de confesarte que me enamore de tí, se que esto es muy apresurado, y que apenas llevamos 2 meses desde que nos conocemos, pero se que te quiero en mi vida y que nunca estés lejos-, le dijo Shinobu una tarde en el parque.
Ella aún impactada por la noticia trato de disculparse y correr a casa, pero el la detuvo sin lastimar las heridas de su brazo que el ya había notado en un descuido de Makoto, porque ella trataba de esconderlas, no quería que ese hombre se enterara de su sufrimiento pero era muy tarde, el las había visto y sabía por lo que pasaba.
-Makoto, no quiero que te hagas más daño y no quiero que seas infeliz donde estás, ven conmigo te ofrezco un techo y comida-, haciendo énfasis a su extrema delgadez, Makoto sonrió, le toco una mejilla y dijo que lo pensaría dicho esto se levantó del banco y se fue.
-¿Qué hago?, ¿que le digo?, no sé como actuar ante esto- dijo Makoto
-¿Así que encontraste tu final del túnel, ah'?-, le preguntó NeriDerukamen desde la cocina
-¿Final del túnel? no entiendo-, contestó
-Sí te darás cuenta cuando salgas, yo aún no lo encuentro, pero verás que lo haré Makoto, lo sabrás te lo prometo-.