Cupido por una vez

נכתב על ידי YamiKriss

3.3M 394K 86.3K

Cuando Elizabeth Sagarra descubre que el hombre del cual estaba profundamente enamorada se ha convertido en s... עוד

Sinopsis
Orden De Los Libros
Capítulo 1 💘
Capítulo 2 💘
Capítulo 3 💘
Capítulo 4 💘
Capítulo 5 (Parte I) 💘
Capítulo 5 (Parte II) 💘
Capítulo 6 (Parte I) 💘
Capítulo 6 (Parte II) 💘
Capítulo 7 💘
Capítulo 8 (Parte I) 💘
Capítulo 8 (Parte II) 💘
Capítulo 9 💘
Capítulo 10 💘
Capítulo 11 💘
Capítulo 12 💘
Capítulo 13 💘
Capítulo 14 💘
Capítulo 15💘
Capítulo 16 💘
Capítulo 17💘
Capítulo 18 💘
Capítulo 19 💘
Capítulo 20💘
Capítulo 21 💘
Capítulo 22💘
Capítulo 23 💘
Capítulo 24💘
Capítulo 25 ?
Capítulo 26 💘
Capítulo 27 💘
Capítulo 28 💘
Capítulo 29 💘
Capítulo 30 💘
Capítulo 31 💘
Capítulo 32💘
Capítulo 33💘
Capítulo 34 💘
Capítulo 35💘
Capítulo 36 💘
Capítulo 37 💘
Capítulo 38 💘
Capítulo 39 💘
Capítulo 40💘
Capítulo 41💘
Capítulo 42 💘
Capítulo 43💘
Capítulo 44 💘
Capítulo 45 💘
Zona de FanArts 💜
Capítulo 46 💘
Capítulo 47 💘
Capítulo 48 💘
Capítulo 49 💘
Capítulo 50 💘
Capítulo 51 💘
Capítulo 52 💘
Capítulo 53 💘
Capítulo 54 💘
Capítulo 55 💘
Capítulo 56 💘
Capítulo 57 💘
Capítulo 58 💘
Capítulo 59 💘
Capítulo 60 💘
Capítulo 61 💘
Capítulo 62 💘
Capítulo 63 💘
Capítulo 65 💘
Capítulo 66 💘
Capítulo 67 💘
Capítulo 68 💘
Capítulo 69 ?
Capítulo 70 💘
Capítulo 71 💘
Capítulo 72 💘
Capítulo 73 💘
Capítulo 74 (Final) 💘
Nota De La Autora
Cupido Otra Vez 💝
Dioses (1)
Entrevista A Los Personajes (I)
¡Ya a la Venta!
Escenas De Cupido por Una vez
¿Cómo adquirir Cupido en Formato Papel?
Cupido En Goodreads
¡Cupido Ya Disponible En Formato Electrónico
Gana Cupido En Ebook
Ganadora Libro Electrónico + Leer Cupido Gratis En Kindle

Capítulo 64 💘

29.8K 4K 544
נכתב על ידי YamiKriss

Dedicado a Lectora180803

Desperté con el apetitoso olor de pan tostado y huevos revueltos. Abrí los ojos para descubrir a Eros preparando el desayuno en una cocina que la noche anterior no estaba ahí. De todos modos todavía había espacio para meter un comedor entero si era necesario, pese a todas las porquerías que yo misma había traído.

La luz que entraba por las ventanas anunciaban un esplendoroso amanecer.

—¿No tienes cocina? —pregunté.

—Sí, hay una en el primer piso, pero para qué ir hasta allá si puedo traer una hasta acá —contestó—. Buenos días.

Se dio la vuelta y llevó hasta mi cama la bandeja con el desayuno.

—¿Cómo es que puedes hacer aparecer tantas cosas? —inquirí.

—En teoría, no salen de la nada. Tú piensas algo porque lo has visto en otro lado, y lo único que hace tu mente es traerlo.

—¿Eso no es ilegal?

—Es tomar prestado —contestó—. Además, hay alguien limpiando el desastre.

—¿Cómo?

—Hermes, el mensajero de los dioses. Desde que hay tiendas comerciales, su nueva tarea es ir y pagar cada vez que sienta la magia de algún dios haciendo de las suyas. Luego, nos pasa la factura. —Casi me ahogo de solo pensar en cuánto dinero había gastado en montar la habitación—. No hay problema, nadie en el Olimpo o fuera de él está en la quiebra. Bueno, quizás Dionisio, pero él es bueno para el derroche, se la pasa armando fiestas y jolgorios.

Comimos juntos, en la comodidad que la cama nos ofrecía, pero mis inquietudes no cesaron.

—¿Por qué no hay puerta? —interrogué.

La expresión de Eros me dio a entender que no había pensado en ese detalle.

—No hay necesidad cuando puedes transportarte de una pieza a otra —contestó, y luego me miró—. Pero tú no puedes.

—¿Qué? ¿Acaso te da miedo lo que pueda encontrar si recorro la casa?

—Por el contrario, me gustaría que alguna vez consideraras la idea de mudarte aquí.

Estaba a punto de responder cuando un poderoso estruendo me estremeció. La pared donde se dibujaba el enorme portón se hundió hasta abrirse de par en par.

—Asombroso —admití.

(...)

Eros se marchó poco después, lo que significó quedarme sola en la enorme mansión.

A decir verdad, luego de meditar un poco descubrí que tenía dos salidas simples a este problema: o aceptando su propuesta de volverme inmortal o perdiendo la virginidad. Ninguna de las dos acababa de convencerme, y sin embargo tampoco me gustaba ignorar qué tipos de acuerdo estaba haciendo el dios para mantenerme con vida. Pero él se negó a darme explicación alguna.

Por lo menos esta vez me pasé la tarde recorriendo los amplios pasillos que en todo me recordaban a una casa griega, con las columnas y todo.

No me sentía intrusa curioseando, desde que el mismo dueño de casa me había dado su autorización para recorrer el lugar. Sin embargo, pronto descubrí que no todos los cuartos estaban abiertos a todo público, la mayoría de las puertas eran meras decoraciones, que no podía atravesar.

—Muy inteligente, Eros —farfullé.

Por supuesto que no iba a permitirme merodear con tanta libertad.

¡Qué ilusa!

Entonces me encontré con otro problema: la casa era tan grande que me perdí en sus corredores. Extrañamente, en lugar de preocuparme, la experiencia me resultó excitante. Es decir, me había extraviado en la casa de Eros, ni dios sabía qué clase de cosas podía encontrar. Literal.

Así fue como llegué al precioso jardín que había visto desde mi habitación. El cielo todavía tenía los colores anaranjados del amanecer, los cuales contrataban con la vivacidad de las flores que crecían desde su seno, formando una escena tan pintoresca que me causó una conmovedora alegría.

Definitivamente, era como estar frente a la personalidad juguetona de Eros.

Toqué una nube que pasó volando sobre mi cabeza, atravesándola con la misma facilidad con la que se palpa el vapor. En su interior, las raíces de la planta se enredaron en mi mano y me sostuvieron mientras mi cuerpo se elevaba por los aires.

Chillé asustada y pataleé un poco antes que me dejara caer en un cúmulo mucho mayor. Mis pies se enterraron como si estuviera caminando en sobre arena, pero curiosamente no me hundí.

Sintiéndome como Alicia en el país de las Maravillas, emprendí mi aventura a través de las masas de gas. Algunas nubes más pequeñas se me acercaban, como si los capullos que residían en ellas tuvieran curiosidad por conocerme, aunque siempre había tenido la creencia de que la Madre Tierra estaba viva, esto llevaba mis convicciones a otro nivel.

Me paseé por las colosales columnas griegas, que le daban un toque serio y magnificente al jardín surrealista. El aire que llenaba mis pulmones estaba colmado de esa típica humedad silvestre, que no resultaba molesta, sino que me recordaba al olor de la lluvia en medio del bosque. Ese aroma que gracias a los avances de la ciudad y la contaminación de las industrias, pocas veces podía percibirse.

Y me encontré con una divertida sorpresa. Una escultura de Eros, tallado en mármol, a gran escala. Probablemente era unas tres veces más grande que el auténtico. Y debo decir que habría puesto verde de envidia a Miguel Angel.

Su ego cada vez me sorprendía más.

No pude evitar preguntarme si desnudaba al real sería igual de...

Moví la cabeza deshaciéndome del vergonzoso pensamiento, e hice un esfuerzo por controlar el calor que se había subido a mis mejillas. ¡Santo Cielo! Ponerme así por una escultura era enfermo.

Y aún así, me quedé mirando durante varios minutos, hasta que las nubes decidieron reacomodarse.

Salí volando, sentada sobre la esponjosa masa, igual que un buda en medio de su meditación. Pasé frente a las narices del falso Eros y me alejé sin que pudiera evitarlo.

Llegué a otro extremo del jardín, donde me encontré con otra estatua que me dejó sin aliento.

Era una mujer bellísima, tan hermosa que pudo haber competido con Afrodita sin problemas, y solo se trataba de una imagen sin color. Sus rasgos eran perfectos, armoniosos. Su expresión era dulce y serena. Su cabello caía revuelto sobre sus voluminosos pechos, y lejos de parecer avergonzada por estar posando desnuda, su postura era segura, sólida. Era el porte de una auténtica diosa.

No me di cuenta que mi mandíbula se había abierto, sorprendida por su magistral apariencia. Era cautivadora, manumental, imponente. Todo lo que yo no, y me odié por sentir tal fascinación hacia ella, por más inevitable que fuera.

Quería invocar una lata de spray y rayar su precioso rostro, pero sabía que sería una falta de respeto hacia Eros, así que me abstuve. Además, no quería parecer una delincuente.

Cerré los ojos, rehuyendo a la solemnidad que destilaba su mera imagen, y me alejé a través de las pomposas nubes.

No me di cuenta de lo fuerte que pisaba, sino hasta que mi pie se enterró en un nubarrón, aterrándome como si hubiera pisado un hoyo en la playa.

Dejé escapar un chillido frustrado, mientras intentaba salir del lío en el que me había metido. Todavía no había logrado sacar la mitad de mi pierna, cuando una misteriosa fuerza me atrapó.

Aparecí en mi habitación en la casa de Eros. Por un momento, creí que él había regresado, pero mi ánimo decayó cuando reconocí a su hija frente a mí, con su tipica expresión de pocos amigos, pese a la sensualidad que desbordaba su sola presencia.

—Esta cosa no ha dejado de sonar, es una niña —dijo, entregándome mi celular.

Revisé la pantalla y descubrí siete llamadas perdidas de mi mamá.

—Es el número de mi mamá —alegué.

—Pues cuando yo contesto me habla una llorona de cuatro años y no sé qué hacer —espetó.

Entonces, mi teléfono vibró.

—Lizzie, Lizzie. —Escuché la voz de mi pequeña prima, Vanessa, al borde del llanto.

—Vane —contesté—. ¿Qué pasa, pequeña?

Esperaba que me dijera que los perros se habían comido las patas de los pollitos o que Sonrisa se había lastimado corriendo por el campo, como muchas otras veces. No era primera vez que iba de visita y me llamaba para que fuera a ayudarla a curar a los animales.

Sin embargo, fui incapaz de entender las palabras que balbuceaba entre lágrimas desesperadas.

—A ver, Vane. Necesito que respires y me digas qué pasa. Mira, así —dije, inhalando profundamente para que ella siguiera mi ejemplo.

Cuando se calmó, dijo algo que me dejó helada.

—El tío malo está enojado.

Mi prima volvió a ponerse a llorar y me enfoqué en los sonidos que podía escuchar por debajo de su voz. Golpes furiosos. No, eran patadas. Mi papá iba a echar abajo la puerta si no le abrían.

—Vane, ¿dónde estás? —exigí saber—. ¿Dónde está mi mamá?

Ella volvió a respirar con fuerza para calmar sus sollozos antes de responder.

—La tía subió el cerro y todavía no baja. Yo me escondí porque me dio miedo.

—No te preocupes, quédate ahí escondida, y no salgas, por nada del mundo. ¿Me entiendes Vane? Escóndete y no salgas hasta que vaya a buscarte, ¿sí?

Mi prima contestó con una ahogada afirmación antes de colgar.

Mi mirada recayó en Hedoné.

—Llévame a mi casa —exigí.

—¿Qué? Ni de broma, si Artemisa te mata, mi papá me va a castigar por todo lo que queda de siglo y queda mucho —replicó.

Caminé hasta llegar hasta ella.

—Por favor, te lo imploro —supliqué—. Tengo que ir, mi familia me necesita.

Estaba dispuesta a pedírselo de rodillas, pero antes que pudiera intentar cualquier cosa, la diosa se desvaneció en el aire.

Grité frustrada. Estaba atrapada en una prisión en medio de las nubes.

¿Por qué mi papá había vuelto a casa?

—¡Le dije que se fuera! —exclamé llena de ira.

Ni siquiera me di cuenta de la verdad que se escondía en mis palabras hasta que las pronuncié.

El eco de un disparo se reprodujo en mi cabeza y entonces, recordé el día en que yo misma lo había corrido de casa.

Ese recuerdo que mi mente se había esforzado por desterrar había regresado para terminar su trabajo.

.
.
.

¡BASTA!
TODOS SE VAN A MORIR 😱😱😱

Oh no sé yo... Es que la escritora está bien loca. 

Ahora a Liz solo le queda perder la virginidad para volver a casa... O no?

LA VIDA DE MI PROTAGONISTA Y MI PROTAGONISTA CORREN RIESGO Y LA ESCRITORA SOLO PIENSA EN SOLUCIONARLO CON SEPSO... Osea, esto es wattpad

La última ganadora del concurso de IG es esta chica:


¡Felicidades! ❤️

Saluden a mi hermano, vamos a ver Suicide Squad... ¿La vieron? ¿Es buena?

המשך קריאה

You'll Also Like

10.3K 549 31
esteee... hola(?). esta es mi primera historia , espero tenga apollo , jejej mi nombre es OP y si quieres más historias con faltas de ortografia est...
876K 53.1K 43
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...
8.7K 1.3K 55
Susi Villalba ama el chisme. La verdadera pregunta es ¿Quién no? Ella tiene la costumbre de apuntar todos los chismes y secretos del colegio en su di...
40.3K 6.7K 49
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...