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By iblamejay__

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Seth Ford, frío, calculador y terriblemente carismático, adoptado por uno de los mayores criminales de la ciu... More

Prólogo - Bonnie & Clyde
Capítulo 1 - Bienvenida a Nueva Orleans
Capítulo 2 - La universidad no es para criminales
Capítulo 3 - El chico del discurso
Capítulo 4 - Nueva información
Capítulo 5 - El pasado de Violet
Capítulo 6 - No mi tipo de fiesta
Capítulo 7 - Incógnitas
Capítulo 8 - La Veuve Noire
Capítulo 9 - Maldita encuesta
Interludio - En la oscuridad
Capítulo 10 - Delitos revelados
Capítulo 11 - Como el Ajedrez
Capítulo 12 - En problemas
Capítulo 14 - Blow
Capítulo 15 - El Rey de la ciudad
Capítulo 16 - Las apariencias engañan
Interludio - Juegos inofensivos
Capítulo 17 - Un negocio redondo
Capítulo 18 - El Golpe (Parte 1)
Capítulo 19 - El Golpe (Parte 2)
Capítulo 20 - Nuevas sensaciones
Capítulo 21 - Sal de mi vida
Interludio - Vuelta al ruedo
Capítulo 22 - El consejo de un viejo
Capítulo 23 - Bienvenida al equipo
Capítulo 24 - Campo de tiro
Capítulo 25 - Debilidad
Interludio - Frank
Capítulo 26 - En mi mente
Capítulo 27 - Noche en el club
Interludio - Enfrentando la realidad
Capítulo 28 - La joyería
Capítulo 29 - Diamantes para la ciudad
Capítulo 30 - Puñalada al corazón
Capítulo 31 - Siguiendo al corazón
Capítulo 32 - Mykonos
Capítulo 33 - Experiencia de muerte
Interludio - La verdad sobre Violet
Capítulo 34 - Nuevo año nuevo drama (parte 1)
Capítulo 35 - Nuevo año nuevo drama (parte 2)
Capítulo 36 - Bajo las estrellas
Capítulo 37 - Te creo
Capítulo 38 - Perro de presa
Capítulo 39 - Terapia
Capítulo 40 - Una pequeña aventura
Capítulo 41 - Éxtasis
Capítulo 42 - Lenta e irremediablemente
Capítulo 43 - Vendetta
Interludio - El poder es poder
Capítulo 44 - Un plan perfecto

Capítulo 13 - La gota que colmó el vaso

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By iblamejay__

Observé como la rubia desapareció con Chad escaleras arriba, al instante me relajé, mi enfado se evaporó y mis ganas de estrangularla con ellas. Hacía tiempo que no conocía a alguien tan ignorante, cabezona, insolente y prepotente a la vez. Su tontería se había costado una vida y un conflicto que podría matarnos a todos.

Su mirada de odio al final de nuestra conversación era lo que me había acabado de sacar de mis casillas, la había cagado y ni siquiera podía admitirlo.

— ¿Qué vamos a hacer ahora? — Pregunté a Frank, quien miraba la pared pensativo.

—Arreglar esta locura antes de que la cosa se ponga fea.

—Yo me encargo. — Fui a coger el teléfono, pero la mano de Frank me interrumpió.

—No. Encárgate de la chica, lo sabe todo, si habla estamos perdidos. —Casi me olvidaba. —Yo me encargo de hablar con Malcolm.

Asentí y di media vuelta, directo a las escaleras. Las subí directo al segundo piso, y me paseé un rato entre los interminables pasillos, tratando de encontrarlos. Mientras pasaba por el baño, sus voces llamaron mi atención.

— ¿Entonces vivís aquí? — Preguntó Violet.

—La mayor parte del tiempo, sí. Aunque viajamos bastante a menudo, ya sabes, el negocio nos llama. —Ambos rieron.

¿Se puede saber que coño estaba pasando?

Abrí la puerta de un manotazo, captando la atención de ambos. Se encontraban junto al lavabo, mientras que mi amigo sostenía una toalla mojada y se dedicaba a limpiar las manchas de sangre de la rubia, ella se apoyaba sobre el mismo. Violet se puso tensa al instante, mientras que Chad se limitó a mírame indiferente.

— ¿Chad puedes salir un momento? —dije serio con mi mirada fija en el moreno. Chad se despidió con Violet con un una simple mirada y salió al pasillo cerré la puerta tras nosotros.

—¿¡Se puede saber que diablos haces?! —exclamé en voz baja.

—Parece buena chica. —Se encogió de hombros.

—Es una aspirante a periodista que quería meternos en la cárcel, y tú le estás diciendo cómo trabajamos. —Aunque la situación era grave, Chad parecía no darle mucha importancia.

—Está aterrorizada, no dirá nada. —Aseguró. —Relájate un poco hermano. —Dio unas palmaditas en mi espalda y desapareció entre los pasillos.

Negué y me armé de valor para entrar en ese maldito baño, abrí la puerta y nuestros ojos conectaron. Se puso tensa de inmediata, para después fingir indiferencia, cogió la toalla y la mojó en el grifo, para después dirigirla a su cuello.

Cerré la puerta detrás de mi y anduve con decisión hasta ella, parando a unos escasos centímetros.

Me miró de reojo, claramente nerviosa y habló.

—Si vienes a gritarme ya puedes salir por dónde has entrado. —Se atrevió a decir, y sorprendentemente su voz no tembló como antes.

No dije nada, y simplemente me acerqué un poco más, la observé por unos segundos y después le quité la toalla de sus manos. Se giró bruscamente e intentó quitármela de vuelta, pero la sujeté fuertemente.

—Sólo quiero ayudar. —Murmuré.

—No quiero tu ayuda. —Rechistó. Intentando quitarme la toalla de nuevo, pero moví la mano rápidamente.

—Me importa una mierda. Mi casa mis reglas. —Me fulminó con la mirada de nuevo, pero terminó rindiéndose.

Mojé la punta de la toalla y la pasé por su cuello, limpiando las últimas gotas de sangre que aún quedaban. Cuando acabé, bajé hasta su clavícula. Se puso tensa al instante, e incluso dio un pequeño paso hacia atrás. Levanté la mirada, encontrándome con la suya, y tras mantenerla por unos segundos la desvió hacia el espejo.

—Preferiría que me gritases a que simplemente me miraras con esa cara de amargado. —Pronunció entonces, y por alguna razón me hizo gracia. Reí levemente y dejé la toalla a un lado, mirándola divertido.

—Relájate, chulita. Para una vez que quiero ser amable ..

—¿Chulita? — Levantó una ceja ante su nuevo mote.

—Sí, chulita. Eres prepotente a más no poder, quizás empiece a llamarte así mas a menudo. —Podía sentir su enfado aumentar, y eso me gustaba.

—Espero que ni siquiera tengas que llamarme. — Me esquivó y se dirigió directa a la puerta.

— ¿Estás segura que quieres salir así a la calle? — Llevé una mirada a su ropa manchada de sangre. Ella hizo lo mismo, y resopló al darse cuenta. — Sígueme, chulita. Voy a darte algo para que al menos no te detengan. —Salí del baño y ni siquiera me esperé para ver si me seguía, fui directo hacia mi habitación, dónde podría darle algo.

Entré a mi habitación y esperé a que Violet entrara. Se paró en la puerta y observó el interior con curiosidad por unos segundos, hasta que finalmente se decidió a entrar.

—Bonita habitación. —Murmuró sin mas.

Cerré la puerta tras de ella y me dirigí al armario mientras ella se sentaba en mi cama.

¿Que diablos se supone que iba a darle ahora? Rebusqué en mi armario hasta que encontré una simple camisa blanca y unos vaqueros. Las chicas con camisa siempre me habían parecido sexy.

Me giré con la ropa y la dejé a su lado sobre a cama.

Violet puso cara de disgusto para después mirarme con una media sonrisa de desconcierto.

— ¿Es una broma no? — Rió sin ganas.

— ¿Que esperabas chulita? ¿Un vestido Gucci?

—Esperaba que tuvieras ropa de alguna ex. — Se encogió de hombros.

—Frank tiene una estricta norma con las chicas en esta casa. Eres la primera mujer que pisa esta habitación. — La informé.

—Qué afortunada. — Dijo irónica

—Muchas se morirían por estar en tu lugar.

—Ya, seguro. — Se levantó con mi ropa en sus manos y me miró fijamente. — ¿A qué esperas? — Dijo señalando la puerta. — Si no te importa quiero cambiarme.

— No pienso dejarte aquí sola para que me robes algo. — Puse la mejor excusa que me dio tiempo a pensar.

En realidad sabía que no sería capaz de robarme nada, pero solamente me apetecía irritarla un poco más. De alguna manera era divertido.

—Entonces me voy yo. — Intentó pasar por mi lado pero frené su trayecto con mi brazo.

— O te cambias aquí o no te cambias. — Dije duramente. Noté como su enfado aumentaba a una velocidad inquietante, y reí mentalmente por cumplir mi objetivo.

—Bien. — Soltó cabreada, y volvió de vuelta a las puertas del armario. — Date la vuelta al menos.

—Entonces no veo si me robas. — Comenté obvio. Apretó la mandíbula por la rabia y fue ella quien se dio media vuelta, de manera que solo podía ver su espalda.

Sacó su jersey de un tirón y la tiró hacia un lado de la habitación.

No había mucho que ver, pero aún así observé su figura por unos segundos. Tenía un cuerpo de escándalo y unas curvas jodidamente definidas. Para completar las vistas, bajó sus pantalones, y la sorpresa fue inmediata.

Sí, tenía un culazo.

Quizás el odio hacia su persona y su descarada actitud había eclipsado todo lo demás, pero no me había dado cuenta de que Violet era una de las chicas más atractivas que me había cruzado en mi vida.

Lástima que su personalidad jodiera el pack.

No tardó en ponerse mis pantalones, y después se abrochó mi camisa.

Una vez acabó volvió a dar media vuelta, y sus ojos, entre verdes y amarillos me fulminaron con la mirada.

— ¿Sabes? Me pone verte con mi ropa. — Seguí con mi plan de ser molesto, pero esta vez el resultado fue inesperado. Su mirada cambió de odio a sorpresa, y los colores subieron a sus mejillas, lo que me daba otra razón para atacarle. — ¿A la chulita le pone nerviosa que le hable? — Me levanté de la cama y me acerqué a ella mientras reía.

—Me repugnas. — Soltó entonces, con el doble de odio que antes. — Si aquel día en la fiesta ya me pareciste un ser asqueroso hoy tengo que añadir criminal, irritante y prepotente. Espero que te pillen, espero que te pudras en la cárcel y espero estar ahí para verlo. — Las risas acabaron de inmediato. Una cosa era hacerla enfadar y otra que me faltara el respeto en mi propia casa. —Acabas de matar a un hombre y ni si quiera te has inmutado. —A esa última frase, añadió una mirada de horror. Si quería hacerme sentir como un monstruo, lo había conseguido.

Di varios pasos hacia adelante totalmente serio mientras ella retrocedía hacia atrás, hasta que su espalda tocó el armario. Pese a estar arrinconada, me sostuvo la mirada desafiante.

—No me conoces. — Empecé. — No sabes de dónde vengo o por qué hago lo que hago. No sabes como pienso, ni como actúo. — Hice una pequeña pausa en la que nuestros ojos se fulminaron con una intensidad nunca antes vista. — ¿Sabes lo que creo? Que ni yo soy tan malo ni tú eres tan buena. Sé que en el fondo eres una pequeña criminal, a tu manera, y a cambio de ti, yo sé como vivir, tengo muy claro lo que hago y por qué lo hago. Pero adelante, sigue en tu mundo de fantasía en el que yo soy un ser despreciable y tú la heroína que salvará a la ciudad de mis garras.

No me contestó, simplemente me sostuvo la mirada por unos segundos, hasta que la puerta de la habitación se abrió. Sin embargo ninguno de los dos se movió un centímetro, ni apartó la mirada.

—Malcom ha llegado al edificio, Seth. — Escuché la voz de uno de los guardaespaldas.

—Enseguida bajo. — La puerta volvió a cerrarse, y finalmente aparté la mirada, dando media vuelta hacia la puerta. — Recoge tus cosas y baja al salón, Malcolm querrá verte.

—¿Quien es Malcolm? —preguntó curiosa. —Con un poco de suerte el hombre que va a enterrarte viva en algún desierto. —Salí de la habitación y cerré de un portazo, cansado de la situación.

Estaba harto de todo esto, y sólo esperaba que todo acabara, Violet desapareciera y yo pudiera continuar con mi vida.

Bajé al salón con los pasos de Violet tras de mi, dónde Chad y Frank ya se encontraban preparados.

—Gracias a Dios que se ha cambiado. — Murmuró Frank mirando a Violet detrás de mi. — Sentaos, bajad la mirada y sobre todo dejadme hablar a mi.

Nos sentamos y esperamos en silencio la llegada de Malcolm, quien no tardó en llegar.

La puerta principal se abrió, y Malcolm apareció por fin.

Era un hombre mayor de raza negra, de la edad de Frank. Había engordado aún más desde la última vez que lo vi, y llevaba su característico traje negro, junto con un sombrero del mismo color, y un palo dorado con el que se aguantaba, entró junto con dos matones, supongo que de guardaespaldas. Malcolm era el jefe de la banda más grande y peligrosa de la ciudad, y pese haber coexistido durante muchos años, desde hacía unos meses habíamos tenido alguna que otra rivalidad

— ¡Frank! — Saludó el viejo. —Cuanto tiempo.

—Malcolm, adelante, puedes sentarte. —El viejo Malcolm se sentó junto a Frank, a unos escasos metros de nosotros.

—Creo que tenemos mucho que discutir. — Murmuró Malcolm claramente disgustado. Hizo una señal a sus matones se situaron justo detrás de nosotros. — Tres de mis hombres han muerto en lo que se suponía iba a ser una entrega pacífica.

—Lo sabemos, y sentimos mucho que la cosa no haya ido como esperábamos. — Frank trató de calmó el ambiente.

— ¿Lo sentís? Más lo siento yo. El dinero que me debéis no está, tres de mis hombres no han regresado.

—El dinero sí que está. — Interrumpí.

— ¿Vas a decirme a mi si está o no está mi maldito dinero? — Murmuró irritado.

— El dinero fue entregado. — Insistí. — O estás mintiendo o tus hombres no son tan fieles como tú crees.

Frank me fulminó con la mirada, y con razón. Malcolm se levantó de inmediato, ofendido.

— ¡Te respeto a ti y a tu banda, Frank, pero tu chico está fuera de control, no quiero que haya un conflicto entre nosotros pero no queda más remedio!

—Estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo Malcolm. — Negoció Frank.

— ¿¡Un acuerdo?! Habéis pasado los límites, tenéis bajo vuestro techo a un topo. — Señaló a Violet. — ¿Por qué no está muerta aún?

Frank tardó en responder, realmente no había ninguna razón para que siguiera con vida.

Noté a Violet ponerse tensa a mi lado.

—Malcolm, la chica es inocente.

— ¡La chica lo sabe todo! ¡Nos está poniendo en peligro! ¡Tiene que morir! — Insistió. Miré de reojo a Violet, quien miraba aterrorizada a ese hombre.

Coincidía en que eliminarla sería lo más fácil, pero nosotros no éramos como Malcolm, Frank no nos había enseñado a matar a personas inocentes.

—Malcolm estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo. —Volvió a decir Frank.

— ¡Al cuerno el acuerdo! — En un ataque de nervios, sacó la pistola y apuntó a Violet. — ¡No hay acuerdo hasta que ella esté muerta.

No se si fue las ganas de debatirle a Malcolm o la estupidez del momento, pero cogí la pistola de debajo de la mesa y me posicioné delante de Violet, apuntando a Malcolm de vuelta. Sus matones me apuntaron de inmediato.

Chad fue a intervenir, pero bajé su arma con mi mano sobrante, si algo salía mal ya teníamos suficiente con un muerto.

— ¡Seth baja el arma! — Me ordenó Frank totalmente fuera de sí.

—No va a venir a nuestra casa a insultarnos y a amenazarnos. —Exclamé con odio.

—Malcolm te volveremos a pagar el doble de lo que te debíamos. — Volvió a hablar Frank.

El silencio después de eso fue absoluto.

—Frank no tenemos tanto dinero. — Lo avisé.

— ¡Lo conseguimos! ¡Daremos otro golpe! — Exclamó. — Ahora bajad las armas, todos.

Le hice caso y bajé mi arma, ellos imitaron mi acción.

Por supuesto el gordo codicioso aceptó.

—Eso resolvería uno de los problemas, pero la chica seguiría con vida.

—Violet también participará en el golpe. — Frank vertió la gota que colmó el vaso. Miré a Frank incrédulo, al igual que todos en el salón, sobre todo Violet, quien incluso se atrevió a negar. — O participas o mueres, tu eliges. — Dijo Frank. — Así no podrá denunciarnos puesto que ella también estará implicada. — Se dirigió hacia Malcolm.

Malcolm miró indeciso a Violet y después a Frank, para finalmente dar su respuesta.

— Bien. — Aceptó. — Pero esta vez no quiero fallos.

— Me alegra que hayamos llegado a un acuerdo. — Frank se levantó junto a Malcolm para llevarlo a la puerta, mientras nosotros asimilábamos la información.

Bajé la mirada hacia Violet, quien simplemente miraba el suelo en shock. Me acerqué a ella y susurré en su oído.

—Parece que al final no voy a ser el único criminal aquí, chulita.

————————————
Sé que va a haber controversia con esto así que, "chula" en España puede tener un significado negativo, y significar engreída o prepotente, de ahí viene el mote de Seth hacia Violet.

Aunque si que tengo entendido que en otros países puede significar otras cosas.

Igualmente, sólo quería dejarlo claro para evitar discusiones.

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