Es un nuevo día y debo afrontar el colegio, apenas pongo un pie en aquel lugar la consejera me recibe.
—Cassy ¿Podemos hablar en mi oficina?. —Pregunta fingiendo simpatía.
-—Debo ir a clases. —digo tratando de escabullirme.
—No te preocupes, te daré un permiso- Me da una falsa sonrisa Y espera que la siga.
Ya en su oficina ella toma asiento y acomoda un retrato que estaba chueco.
—¿Cómo te estás sintiendo últimamente Cassy? —Pregunta.
Ella iba a mandarme nuevamente al instituto mental, sé que no me quiere aquí.
—Bien- Tengo que hacer un mejor esfuerzo si quiero que me crea.
—Estoy empezando a adaptarme nuevamente.
Ella asiente escuchándome
—Me han dicho que has tenido varios roces con tus compañeros.
—Si. No les agrado demasiado a los alumnos. Debería esforzarme por encajar.
—¿Qué puedes decirme de la pelea con Nickol?
—Ni siquiera fue una pelea. Sólo me enojé por las cosas que dijo de mi y reaccioné mal, la insulte, pero solo fue eso. No hubo gritos ni golpes, Nada.
—¿Has hecho algún amigo?. Es importante saber que puedes socializar e integrarte con los demás.
—Si. Hice un amigo.
—¡Oh eso es genial! ¿Puedes decirme quien es? —
¿Porqué mentí? ¿Ahora que le diría.?
—Tristán Black.
Ella pareció sorprendida.
—Tristán parece un buen chico, sus calificaciones son perfectas y sus antiguos maestros dieron excelentes recomendaciones de él, además parece integrarse fácilmente en cualquier grupo, te hará bien su compañía así se te hará mas fácil integrarte.
—Él ha sido muy amigable conmigo.- Miento
—Eso es excelente. En pocos días se dictaran los grupos de estudios y si comienzas a socializar será mas facil para tí pasar tiempo con tus compañeros.
—Si, me estoy esforzando. —Sonrió.
—Muy bien. Puedes irte a clases. —Dice mientras firma un permiso.
Salgo de su oficina algo aturdida y me dirijo a clases.
Antes de entrar al salon de clases ya siento mi nuca picar, los pequeños pinchazos me ponen nerviosa. Sé que es mi intuición avisándome que el peligro esta cerca.
Thomas no estaba aquí.
Me desanime un poco tenía esperanza de verlo.
Samanta tampoco está pero para mi desgracia Tristán se esta encuentra en su asiento con su típica cara de aburrido jugando con un bolígrafo negro.
Tomo asiento despues de entregarle el permiso al profesor.
5 minutos después la punta del lápiz pincha mi espalda.
Tomé una respiración profunda y lo ignoré.
Dos clases despues, estoy en el comedor tratando de almorzar la comida sin sabor ni consistencia que sirven aquí. Necesitaban contratar una buena cocinara de menos de 85 años pueda distinguir entre sal y azúcar.
Tiré el plato lejos de mi. La comida de aquí apestaba, mi estómago rugía de hambre.
Llevé la charola hasta el cesto de basura y tiré los alimentos en esta, con enojo deje la charola en la pila para lavar y me marché.
Los adolescentes con hambre somos peligrosos.
Caminé desanimada hasta mi casillero, creí tener algo que entretenga mi estómago tres horas más hasta que pueda ir hasta mi hogar donde Eva hacia manjares.
Cierro enojada la puerta del casillero, sin encontrar nada para comer.
—¿Así que somos amigos?- Solté un pequeño grito del susto.
Tristán esta apoyado sobre el casillero contiguo.
Tiene una sonrisa dibujada y me mira divertido.
Sus jeans y remera combinan con sus botas militares negras. Su cabello despeinado y oscuro resalta sus ojos azules.
—¡Jesús! - Dije calmandome.
—Amén, pero realidad soy Tristán- Dijo en tono burlón. Su sonrisa se amplía al ver mi cara de disgusto.
Comienzo a alejarme de él. No me importa dejarlo hablando solo.
Él no me agrada y no lo disimularé. Debió notar que me cae como sopa fría y lo quiero lejos de mi, porque sólo me mira mientras me alejo por el pasillo oscuro y vacío.
Todos están almorzando debí quedarme en el comedor donde no estaría sola.
Comienzo a sentir miedo, me detengo miro hacia atrás, Tristán ya no estaba.
Hasta prefería tener que platicar con él y no estar sola aqui. Todo estaba en silencio, la luz era escasa y la próxima salida estaba demasiado lejos.
El frio me heló la espalda, conocía ese sentimiento, el miedo se apoderó de mi.
La salida estaba realmente lejos y para volverme casi era la misma mierda, No llegaría
Miré frenéticamente en todas las direcciones pero parecía estar sola, me metí en la primera puerta que encontré abierta cerrandola rápidamente tras de mi.
Estaba agitada, recuperaba el aliento cuando me di cuenta que aquí hacia aun mas frio que en el pasillo. Intenté abrir la puerta y salir de allí pero esta no respondió.
Una carcajada inundó el lugar.
Tragué saliva con temor. Todo estaba oscuro, las ventanas cerradas dejaban entrar solo unos pocos rayos de luz.
No dejaba de intentar abrir la puerta, vi una silueta alta parada en el fondo de la habitación, sólo podía ver el brillo azulado de sus ojos.
Mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho, me apoyé en la pared sin escapatoria, cayendo lentamente hasta el piso frio. Sentí el agua escapando de mis ojos y empapando mi cara.
Sus pasos pesados, me hicieron erizar el vello, su risa aterradora parecía sonar en cada rincón, se acercaba lentamente hacia mi.
La puerta se abrió y la luz se encendió.
—¿Qué rayos haces ahí? - preguntó Tristán divertido, pero su expresión cambió al ver mi estado.
—¿Estás bien?- —Miré mi alrededor, todo estaba normal. Las ventanas abiertas, los pájaros cantaban, el ventilador de techo hacia ruido al girar y no había absolutamente nadie mas que Tristán y yo.
Me paré con dificultad y miré al chico, sus ojos curiosos no entendían mi estado.
—¿Qué pasó? - preguntó mirando el lugar.
—Nada. —Limpié mi cara. Y salí disparada con rumbo a mi salon de clases.
—¡Cass espera!- me llama, trota hasta mi alcanzandome a los pocos metros. —La consejera me llamó para hablar de nuestra relación- su sonrisa aparece cuando me detengo de golpe.
—¿Qué le dijiste? -Pregunté con miedo si él había desmetido la historia que yo había contado probablemente la consejera me mandaría a hacerme otro estudio psicológico donde sabrían que no estoy apta aun para convivir con los demás y volverían a encerrarme.
—Seguí tu patraña. Le dije lo divertida y amigable que eras y de lo mucho que querías hacer amigos— largó una carcajada. —Así que como ahora somos amigos pensé que podríamos salir esta noche a comer algo.
—No somos amigos- digo bajo. Yo no lo negaría; le temía y estar a solas con él no era una idea que me gustara.
—Me debes una.
—¿Me estás chantajeando?— Pregunté sin creerlo.
—Si, si lo estoy haciendo. Yo te salvé el trasero y a cambio pido una noche de pizza. ¿O no te gusta la pizza?— preguntó divertido.
—Si me gusta ¿a que clase de humano no le gusta la pizza?
—A Sam no le gusta.
—Ella no es humana, viene del infierno. —Ambos nos reímos. Y por un momento nos conectamos. Por primera vez no tuve temor de él.
—¿Entonces paso por ti esta noche?- el timbre sonó y los alumnos comenzaron a llenar el pasillo dirigiéndose a sus clases.
—Que extraño, pensé que había pasado mas tiempo —miré mi alrededor. Los descansos eran de 10 minutos y hacia más tiempo que me había ido del comedor.
—Cass - llamó mi atención. —¿Paso por ti a las ocho? - Pregunta acercándose a mi.
-—No puedo de noche.
—-¿No puedo? ¡No, no quiero!.
—¿Toqué se queda?- preguntó divertido.
—Masomenos. —Respondo. Obviamente no saldria de mi casa sin la luz del sol.
—Entonces vamos ahora. Te invito una hamburguesa.
—Aun tenemos dos clases.
—Cuando dejes de ser una nerd, avisame; yo iré por algo de comer si quieres ir te espero en mi coche. Tú decides si vuelves a esa horrible clase o vas por una hamburguesa deliciosa conmigo. Decídete pronto. —Dicho esto se va por el pasillo en dirección a la puerta. Ya casi no había chicos, Me quedé allí inmóvil. cuando el último alumno entró al salon de clases. Salí corriendo tras Tristán.
Él me esperaba apoyado en su auto negro, luciendo jodidamente bien.
—Sabia que vendrías- siento diversión en su tinte de voz.
—Sólo porque tengo hambre. -digo y entró de mala gana al coche.
No había dejado de sentir aquella sensación de peligro, de que algo malo me pasaría estando con Tristán pero si me quedaba en el colegio tal vez me iría peor.
Él no dice nada durante todo el recorrido hasta un horrible bar de esos a los que yo jamás había entrado.
Baja del coche y es tan rápido que no me da tiempo a abrir la puerta, él lo hace por mi. Me da una sonrisa ganadora.
Entramos al lugar, obviamente no es de mi agrado es oscuro adentro y tiene luces de colores rojizos, los tipos de la mesa de villar me miran raro y los que beben cerveza fingen no verme.
Tristán me conduce hasta una mesa del fondo, nos sentamos frente a frente.
La camarera llega, es una linda rubia con tatuajes.
—Hola galán. —Dice masticando su chicle. La muchacha es hermosa y por alguna horrible y extraña razón siento una pisca de enojo y tal vez celos.
—Caroline ¿Cómo estás cariño?.— Pregunta simpático. Ella por fin me ve a mi. Hace un gesto extraño, sorprendiendose de mi compañía.
Yo no era lo suficiente bella como para estar con un tipo tan guapo como Tristán
—Muy bien ¿Qué van a pedir?- Pregunta seria.
—Una hamburguesa con todo, papas, una gaseosa de cola y una cerveza en vaso grande.
—Okay- Ella termina de anotar y se marcha moviendo excesivamente su falda.
—¿Beberás?-Pregunté, él asiente —¿Y vas a manejar aun asi?. — Vuelve a asentir lentamente con su cabeza.
—Sólo es una cerveza Cassiell, he conducido con más alcohol que sangre en mi cuerpo, y hasta ahora no hay que lamentar víctimas. Soy un exelente conductor, estás a salvo conmigo- me responde triunfante.
Mientras comía mi hamburguesa Tristán me observa sin mucho interés y bebe su cerveza helada con tranquilidad.
Miro a mi alrededor y me siento intimidada por las personas de aquí, parecen rudas y toscas.
—Entonces si hablas- dice simpático. Ignoro lo dicho por él
—Si John sabe que estoy aquí me confinará a mi habitación por siempre. Digo pensando.
—¿John es tu padre? - pregunta.
—Masomenos. -respondo. Él me mira sin entender.
—
En realidad no es mi padre, pero es quien me ha criado y se siente como si lo fuera.
—¿Tienes un tutor?- Preguntó curioso —¿ Y tú familia? —Pregunta.
—Él es mi familia- Tristán asiente lentamente con la cabeza.
—Cuentame de tí —Digo en un intento de ser amigable.
—¿De mi? No hay mucho que contar, me fuí de casa de mis tíos ni bien cumplí los 18 y me mude aquí.
—¿Sólo?-Pregunté sorprendida, el asiente — ¿Cómo logras mantenerte?-Pregunté con curiosidad. Él sonríe con picardía.
—Soy dueño de este bar, lo compré hace unos meses con la herencia de mis padres y gano lo suficiente para vivir-
—¿Con qué? ¿19, 20? años tienes dosb carros, tú casa y tu propio bar comedor? bien yo presumiré que puedo atarme las agujetas por mi misma. —Él rió ampliamente, su risa era grandiosa. Mi miedo comenzaba a alejarse.
—Tuve que pasar por mucho y la verdad es que tengo 18 todavía — Sonríe y da otro sorbo a su cerveza -—Tú turno. Cuentame de ti. —Propone.
¿Que se supone que debo decir?
—Vivo con John y dos ayudantes y pues... No se que más decir.
—Cuéntame tu versión de la historia... La real —Tragué saliva. Hablaba de lo que Nick había dicho de mi.
—Sé que lo que dijo Nick de tí es una calumnia.
—Son reales las cosas que dijo de mi, sólo es que ella la cuenta a su manera.
—¿Entonces tiraste a Sam por las escaleras?- pregunta divertido pensando que mi respuesta seria un No.
—Si, si lo hice y no me arrepiento de haberlo hecho.
Él pareció sorprendido pero luego rió.
—¡Oh pagaría por verlo!- Pensé que tal vez se enojaría o me llamaría loca pero siguió muy agusto.
—¿Que te hizo para que la hicieras rodar por las escaleras? - él parece divertido.
—Me abofeteo porque se enteró que Thomas me había invitado a tomar un helado, eramos pequeñas pero Samanta ya era una maldita perra, me enojé y forcejeamos ella cayó y se quebró el hombro y la nariz. Desde entonces soy su némesis.- conté sin darme cuenta.
Él me escuchaba atento.
—Debió romperse el cuello. —Dice encogiendose de hombros.
A eso ni yo lo había pensado.
— ¿Qué le pasó a Luna?— preguntó serio. Me puse incómoda, era horrible lo que había pasado con luna y realmente no quería recordarlo.
—La asesinaron.
—Lo siento, no debí preguntar. Es sólo que tenía curiosidad.
—Esta bien, creo que ya debería irme. John irá por mi al colegio y si no me encuentra seguramente traerá a la policía.
—Esta bien. vamos cenicienta.
Obviamente nos fuimos sin pagar, él era el dueño ¿No?
A los pocos minutos estábamos en el estacionamiento del colegio. Bajé del auto y me arrepentí al instante.
Todo el alumnado iba saliendo y por supuesto me vieron, sus caras llenas de sorpresa y desagrado.
Les juro que me acordé la escena de Crepúsculo en la que Bella llega al colegio con Edward
—Mejor esperamos aquí- Dice Tristán saliendo del coche. Me debatía entre ir con la manada de leones o que John me vea con él.
Asentí y me quedé parada junto al auto, él se apoyó contra este y yo simplemente parecía una idiota sin saber que hacer.
—Espero que ya no pienses en mi como un machista, egocentico y ¿Qué más era?
—Patán y sin vergüenza.
—Si, eso.
—Tal vez agregue a la lista que eres agradable. —Él sonrió
Veo el auto de John estacionando unos metros adelante.
—Ya vinieron por mi, te veo mañana. -Digo y agarro con fuerza mi mochila.
—Nos vemos luego Cass- Dicho esto se subió a su auto y salió a toda prisa.
—¿Me negarás que no es tu amigo? -Pregunta John con una sonrisa en sus labios cuando estoy adentro del coche.
—Sólo es mi compañero de clases —Dije encogiendome de hombros mirando por la ventanilla.