Final
I Parte
Leah
El tiempo corre.
Vestido blanco.
Rosas blancas.
Un jardín de ensueño.
Theo.
Una unión para siempre.
Tick tock.
¡Hoy era el gran día!
—Voy a casarme —susurro—. No puedo creer que voy a casarme.
—Pues créelo, porque está sucediendo —Mónica me sonríe a través del espejo, mientras me ayuda a peinar mi cabello para el velo.
—Es increíble —sonrío.
Luego de leer la carta que mi madre escribió para mí, me hice la pregunta que ella misma había plasmado en el papel, y llegué a la conclusión de que realmente tenía que casarme con Theo.
Durante varias horas me planteé el ir a buscar a Derek, pero algo dentro de mí decía que era en vano, pues si no pudimos estar juntos tiempo atrás ¿Qué me hacía creer que ahora podríamos estarlo? Él y yo no estamos destinados a estar juntos; jamás podrá ser así, no mientras exista esa barrera invisible entre los Harris y Williams.
Yo tengo que pretender no sentir nada hacía Derek, hasta que se vuelva realidad, porque no podemos estar juntos. Nuestro amor es completamente prohibido y no podemos alimentarlo del odio de las demás personas o terminaremos igual que nuestros padres...
Destruidos.
—Mi lugar es al lado de Theo —murmuro para mí misma.
—¿Dijiste algo, corazón? —Mónica se detiene y me observa, esperando una respuesta por mi parte.
Estoy por decirle una pequeña mentira, cuando la puerta se abre, revelando la figura de mi tía Louisa, ceñida en el vestido azul que escogí para las damas de honor. Lleva su cabello suelto en ondas, dándole ese aspecto natural y desaliñado que bien la ha caracterizado.
—¡Hoy vas a casarte! —ella sonríe y se acerca a mí, lista para darme un abrazo.
—Lo sé —respondo—. Parece irreal.
Quiero que sea irreal, quiero una señal que me diga si estoy haciendo las cosas bien.
—Sé que estás nerviosa, pero créeme que eso pasará en cuanto veas a tu futuro esposo frente a ti —ella toma mis manos y me da una sonrisa completamente sincera—. Tu madre estaría completamente orgullosa de ti, lo sé.
Trago fuerte al escuchar esas palabras. ¿De verdad mi madre se sentiría orgullosa?
Yo siento que no.
Siento que estoy siendo cobarde y no tengo idea de porqué.
—Ven, vamos a prepararte.
Mi tía me lleva hacia el vestidor, donde mi precioso vestido de novia me espera para este gran paso. Entro a la gran habitación y jadeo al ver mi vestido frente a mí, como si fuese un recordatorio de que hoy mi apellido pasará a segundo plano y voy a pertenecer a Theo para siempre.
Porque nuestra unión es para siempre, hasta que la muerte nos separe.
—Dios, realmente necesito que estés aquí, mamá —cierro mis ojos y suelto un suspiro, tratando de controlar las lágrimas que amenazan por salir de mis ojos.
Comienzo a vestirme, cuando me percato de que alguien más ha entrado a la habitación. Agudizo mi oído y me doy cuenta de que es mi padre —que ahora entabla una conversación con mi tía— el que ha entrado.
—Estoy feliz de que estés aquí para ella, Louisa —el tono de voz que mi padre utiliza me recuerda de pronto al tono que siempre usaba para hablarle a mamá.
—Yo también lo estoy, Maximilian —silencio—. Y también estoy feliz de que me permitas estar dentro de tu pequeña familia.
—Tú eres mi familia...
De repente, el silencio se hace presente, lo que me lleva a pensar que se están mirando directamente a los ojos. Mi corazón golpea con fuerza, mientras siento como la tensión comienza a formarse en toda la enorme habitación. Frunzo el ceño y me preparo para salir, cuando escucho como la puerta se abre de golpe. Rápidamente me echo para atrás y pongo una mano sobre mi pecho, tratando de regular mi respiración.
Algo pasó entre ellos dos.
—¿Leah ya se está vistiendo? —la voz de Mónica se escucha molesta y eso solo me da más razones para creer que mi tía y mi padre estaban en algo más que una simple conversación.
¿De qué rayos me perdí durante estos meses?
Estuviste discutiendo con Theo.
Mi pecho recibe una punzada en ese momento, pues mi subconsciente tenía razón. Durante estos cinco meses lo único que hice con Theo fue discutir sobre sus escapes de noche a las casas ajenas, porque sí, él continuaba con su adicción al robo; lo que llegó a preocuparme al punto en que tuve que decirle lo que pensaba, asunto que no salió para nada bien. Cada vez que intentaba sugerirle que lo dejara, él se molestaba y se marchaba de casa sin decirme nada, hasta el día siguiente, que volvíamos al círculo vicioso de siempre.
Finalmente me harté y quise cancelar el compromiso, pero cuando lo hice él no lo soportó y prometió buscar otro empleo, a cambio de que no terminara con lo nuestro. Ahora él ha cambiado y es por eso que seguimos juntos y luchando por lo nuestro. Sin embargo, gracias a esas discusiones me doy cuenta que en mi familia han pasado muchas cosas que he ignorado por completo.
Pero prometo descubrirlas luego de mi boda.
Termino por arreglar mi velo y sé que el tiempo ha llegado a su fin y debo ir al jardín donde todos los invitados y Theo me esperan para nuestra gran unión.
Doy varias respiraciones, pero no logro calmarme. Los nervios están ganando la batalla contra la seguridad de que todo saldrá bien y eso no me gusta. ¿Será que Derek está bien? No puedo evitar pensar en él, en cómo se sentirá con todo esto; no puedo evitar tener la esperanza de verlo sentado entre las personas, apoyándome... aunque sea apoyándome, así como lo hizo en el funeral de mi madre.
No hubo necesidad de unas palabras o de algún contacto físico; su sola mirada fue más que suficiente para fortalecerme ante esa terrible situación que era perder a mi madre, y ahora mismo necesito eso, necesito que esté aquí, que me dé su mano y me diga que todo estará bien.
—¿Por qué no dejo de pensar en ti aun en el día de mi boda?
De pronto, la puerta se abre, permitiéndole a mi padre entrar y observarme con una enorme sonrisa en su rostro.
—Es hora —me tiende su mano.
Desvío la mirada por última vez al tocador —ubicado en la esquina de la habitación— donde he colocado la carta que mi madre escribió, rogando porque haya tomado una buena decisión y mi matrimonio sea bueno.
—Es hora —suspiro.
Comienzo a caminar por el jardín, tomando a mi padre del brazo. Mi corazón late desenfrenadamente y me veo obligada a seguir tomando varias respiraciones profundas para calmar mis nervios. Mi padre me sonríe y sé que intenta reconfortarme sin necesidad de palabras, pues él jamás fue bueno para ellas.
Ese era territorio de mi madre.
—Si hay amor entre ambos, nada puede salir mal —habla—. ¿Entiendes?
—Sí —susurro.
—El amor es el sentimiento más bueno y puro que Dios creó en esta Tierra, Leah —él me da una última mirada antes de llegar al lugar donde se encuentran todos—. No permitas que la confusión nuble ese pensamiento. El amor es la fuerza que destruye cualquier emoción negativa, nunca es al revés.
Y sin más, llegamos a caminar directo al altar.
Directo a mi nueva vida.
Directo a mi nuevo amor.
Directo a mi nuevo sueño.
Un sueño donde no está Derek Harris.
Adiós Derek...
_____________________________
NOTA IMPORTANTE DE LA AUTORA: Por favor lean estas cosas (?
A. Es curioso, cuando escribí este capítulo no lloré, pero ahora estoy peor que en mis días (sobre todo porque me siento triste)
B. Esta es la primera parte del final de la novela. FALTA LA SEGUNDA QUE SUBIRÉ ESTA NOCHE. Así que tranquilas, falta la parte de la boda. Espero que les haya gustado mucho este capítulo y vayan buscando sus pañuelos e.e
Con amor y mucha paz, su querida escritora.