Paranoia [Teen Wolf]

By its_the_impala

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[Libro dos de la saga de Stilinski Twins] «Paranoia es solo un sentido desarrollado de precaución» Cuatro mes... More

Sinopsis
1. Tattoo
2. No le agrado a los pájaros
3. Here we go again
4. Fearless
5. Patrones que no existen
6. ¿Isaac? ¿Ya lo recuerdas?
7. Planeamos robar un banco
8. Just give me your tears
9. Emptyness
Trailer temporada 6b!
10. Definitivamente, hoy no es mi día
11. Cause it hurts like hell
12. Una tarde casi normal
13. Demasiados pensamientos
14. Sobreviviendo al Motel de los Suicidios
15. Sobreviviendo al Motel de los Suicidios
16. This is about us
17. ¡Ten cuidado si eres médico!
18. Un mal presentimiento
19. Para curar hay que sufrir
20. Memories
21. Sigamos con el plan... Ah, es verdad, no tenemos uno
Goodbye, Teen Wolf
22. El recital
23. Mi profesora de Literatura quiere matarme
24. Convincing you
25. Resiste, Cora
26. Guardianes
27. Need you to come back
28. Retirados, sí. Indefensos, no.
30. ¿El Nemeton no aparece en el GPS?
31. Que el show comience
32. Dieciséis horas
33. Corre, cariño, corre.
34. Tres Alfas y un darach
35. Lunar Eclipse
36. Cerrando etapas
37. ¿Esto es real?
38. Keeping up
39. Cuervos vs hamingja
40. La puerta entreabierta
41. Problemas con coyotes
42. Problemas con coyotes
43. Problemas con coyotes
44. Oír tu voz me hace bien
45. Un psicópata suelto. En Halloween. ¿Coincidencia?
46. Hora de una historia y de sushi
47. Problemas técnicos (más bien eléctricos)
48. Stranger dreams
49. La nuit est a nous
50. Post-party
51. ¿Dormir o volverse loco? Una decisión complicada
52. Otra perspectiva
53. Una llamada a medianoche
54. Una llamada a medianoche
55. Falling for you
56. En el entretiempo
57. Giving in
58. Fases de un macabro plan
59. Desperté con caos a mi lado
60. Wake me up when you need me
61. Me doy cuenta de lo que soy capaz
62. Soluciones temporales
63. Echo House
64. Echo House
65. Echo House
66. All Hell's Loose
67. Uno de dos
68. Siendo yo misma
69. Ahora lo que importa es Stiles
70. Kanji
71. Nos escapamos con una chica del instituto mental
72. Coup de foudre
73. Coup de foudre
ACLARACIÓN
74. Bad Moon Rising
75. No es el momento adecuado
76. The Divine Move
77. Todo tiene un final
Epílogo
Agradecimientos
Libro #3: Black List + Sinopsis
Playlist

29. El atardecer

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By its_the_impala

29. El atardecer

—No puedo creerlo. —negó Lydia con la cabeza—. Scott no se pudo ir con ellos. No puede ser.

La pelirroja bajó la cabeza. Tenía puesto un conjunto celeste, similar a una camisa enorme, con unas botas marrones. Se sentó cuando escuchó lo que Stiles comentó sobre Scott yéndose con Deucalion. Sé que Lydia, dentro suyo, entiende que nuestro amigo lo hizo porque creyó que era lo correcto. Porque cree que con ellos tiene una oportunidad de salvar a su mamá y a nuestro papá. Aún así, es difícil de creer que él nos abandonara.

—Ustedes no vieron la mirada en su cara. —mencionó Stiles cuando Lydia se perdió en sus pensamientos. Le miré para intentar descifrar su mirada. Estaba triste y nervioso, eso está más que claro. Me alegra que mantenga la compostura por mí. Si Stiles entrara en pánico, probablemente yo también.

Lydia, después de unos segundos, suspiró — ¿Qué puedo hacer? —preguntó mirándome—. Es decir, entiendo que soy como un contador Geiger humano para las muertes pero... No sé cómo encenderlo o apagarlo.

Apreté los labios. Lydia tiene razón. Las veces que nos ha ayudado con sus extrañas habilidades lo ha hecho sin querer. Se sube a su auto para ir a cierto lugar y termina encontrando un cuerpo, o suelta algún tipo de información como cuando buscábamos al jefe de Scott, "no entiendo por qué pierden el tiempo conmigo cuando es a Danny a quien deben estar preguntándole."

—Todo lo que sé es que ella intentó matarme porque...

Fruncí el ceño. Estaba hablando de Jennifer — ¿Porque qué? —insistió Stiles cuando Lydia volvió a perderse en sus pensamientos. Busqué en mis recuerdos algo de lo que Jennifer dijo respecto a Lydia, pero no mencionó nada. Sólo que ella sabía demasiado. Pero Lydia no tenía idea de nada. Sólo encontraba los cuerpos—. Hey, Lydia, ¿por qué?

Lydia movió su cabeza reaccionando — Cuando me llamó una banshee, ella estaba sorprendida por ello. —alcé mis cejas. Banshee, esa era la palabra... Pero aún no sé qué significa—. Pero, ¿y si no es eso por lo que intentó matarme?

—Ella dijo que tú y yo sabíamos demasiado. —le recordé. Lydia asintió.

—Pero no sé qué es lo que sabemos. —agregó mostrando su punto—. Hay que averiguar por qué nos intentó matar.

—¿Y cómo averiguamos eso? —insistí—. No es como si pudiéramos preguntarle.

Lydia apretó los labios, asintiendo levemente. Stiles suspiró — Tal vez haya algo en su escritorio que pueda decirnos algo. —propuso mi hermano. Le miré con las cejas alzadas. Alguien como Jennifer no iba a dejar alguna información importante en el escritorio donde pretendía ser una profesora normal y humana de Literatura. Stiles alzó los hombros—. Vale la pena intentarlo.

—Iré por mi bolso. —indicó la pelirroja desapareciendo por las escaleras hacia su cuarto. Stiles y yo nos quedamos debajo, esperando a que volviera. Mi hermano chequeó su celular. Isaac prometió informarnos si encontraban algo.

De nuevo, el cosquilleo de mi brazo volvió. Pero esta vez de una forma mucho más intensa. No llegaba a dolerme, pero si seguía aumentando su intensidad lo haría. Tomé mi brazo con la otra mano y apreté los labios con fuerza. Derek estaba haciendo algo que le hacía mal. No sé me ocurría qué. Era como si estuviera tocando algún toma-corriente con su mano izquierda.

Tambaleé hacia atrás sin darme cuenta. Stiles puso su manos en mi espalda y me miró con los ojos bien abiertos — ¿Sarah? ¿Estás bien?

Intenté asentir, pero mi cabeza no hizo el movimiento que quería. Parecía que estaba diciéndole que no. Y por cómo la corriente en mi brazo se intensifica, pronto no estaría bien.

—Es Derek. —le expliqué. Las palabras costaron salir de mi boca, mis dientes se apretaban entre ellos para lograr mitigar un poco el dolor de mi brazo, que lentamente se extendía hacia mi bíceps. Stiles miró mi extremidad con sorpresa.

—Tienes las venas negras, Sarah. —comentó él. Abrí los ojos y le miré con el ceño fruncido. Bajé la mirada hacia mi brazo y reconocí que tenía las venas negras. Como cuando Scott o Derek absorben el dolor de otro.

Miré cómo mis venas se movían y se adornaban de ese oscuro color. Unos segundos más tarde, mis venas volvieron a su color normal, la corriente eléctrica se calmó hasta el punto en el que sólo sentía un leve cosquilleo. Respiré hondo, soltando el aire que por el dolor guardé en mi pecho. Stiles me miró confundido.

—Necesito ir con él —mencioné alzando mi mirada, Stiles seguía algo confundido, tratando de entender qué era lo que acababa de pasar. Lydia bajó unos segundos después de que mi dolor desapareciera. Me observó y luego a mí.

—¿Están bien? —preguntó confusa. Asentí levemente para que no se preocupara. Miré a Stiles, indicándole con mi mirada que me dejara en lo de Derek. Él observó una vez más mi brazo antes de asentir.

—Vamos. —comentó a Lydia—. Primero dejaremos a Sarah en el loft de Derek.

—¿Qué?

•••

En el camino le expliqué a Lydia lo que sentí en su casa, cosa que ya había experimentado en lo de Allison. Lydia no insistió más, ella sabía que cuando algo así me ocurría era mejor estar con esa persona que estaba sufriendo. Después de todo, ella me cuidó cuando a Derek le clavaron un caño en su pecho. El recuerdo me dio un escalofrío.

Le pedí a Stiles y a Lydia que ambos le enviaran mensaje a Derek por si encuentran algo sobre Jennifer. También les pedí que le avisaran a Isaac que estaba aquí, para que también le envíe un mensaje a Derek por si él y los Argent descubrían alguna pista. Esto de no tener un celular se está poniendo tedioso.

Los dos asintieron y partieron hacia el instituto. Miré el edificio y me adentré por las puertas que ya conocía. Algo me decía que las venas negras en mi brazo y el doloroso cosquilleo se debía a que Derek le estaba quitando el dolor a su hermana, por lo tanto Cora no se está curando. Incluso puede estar empeorando. Subí las escaleras.

Cuando llegué al piso encontré la puerta abierta y a Peter Hale en el marco con una sonrisa de lado — ¿Pero a quién tenemos aquí? —preguntó retóricamente. Le ignoré, pasé por su lado y caminé directo hacia Derek—. Ruda.

Cora estaba en la cama del piso de abajo. Cubierta de sudor y aún más pálida que la última vez que le vi. Apreté mis labios. Derek no se movió hacia mí, no sé si me ignora o simplemente está muy pendiente de su hermana.

—Le has estado sacando el dolor —indiqué intentando no sonar como si le regañara. Derek me miró de reojo—. Lo he sentido.

Peter se acercó hacia mi costado — ¿Lo has sentido? —preguntó. Le ignoré nuevamente, no era con él con quien quería hablar—. ¿Cómo que lo has sentido?

—Derek, te hace mal, ¿de acuerdo? Nunca me pasó de sentir cuando toman el dolor del otro, así que ahora tú estés haciéndolo y que yo sienta tu dolor no puede ser una coincidencia...

—No tiene sentido. —murmuró Peter con el ceño fruncido—. Excepto que el sacarle el dolor a Cora amenace con tu vida.

Observé a su tío con los ojos algo achinados, pues es bastante claro que si le dolía a Derek y yo podía sentir su dolor el mismo amenazaba con su salud. De no ser así no creo que lo sintiera.

Derek se movió levemente. Aún no había dicho una palabra.

—Sabes que tomar demasiado de su dolor te hace mal. Podría quitarte la vida. —recriminó Peter. Mi mirada se posaba en su tío y luego en el lobo gruñón. Tal vez no me cae bien Peter pero sí se nota que se preocupa por su sobrino.

—Lo sé, ¿de acuerdo? —gruñó Derek, aún sin mirarnos—. Lamento que sintieras eso, Sarah —dijo con más calma—. Pero estoy bien, sé que no debo ir muy lejos. Deberías ir con los demás, buscando a tu padre.

Apreté los labios — Me avisarán si encuentran algo. —mencioné. Fruncí el ceño—. Bueno, en realidad, te avisarán a ti... No importa, el tema es que me avisarán. —dije quitándole importancia con un movimiento de mano—. No me iré de aquí hasta que sepa que realmente estás bien.

Chris Argent me dijo que deje de luchar contra mis instintos. Mi instinto me decía que me quedase ahí, que Derek solo con el dolor de su hermana (y su tío pero él no cuenta demasiado como apoyo) no era una buena combinación. Él se siente culpable por todo lo que pasó, no se necesita ser un genio para notarlo.

—Estoy bien, Sarah. —insistió.

Me acerqué a él, necesito verle a los ojos para que entienda por qué no me iré. Di la vuelta a la silla en la que estaba sentado, otra vez ignorando la mirada curiosa de Peter, y me agaché cuando él no alzó su rostro. Podía ver que Derek luchaba para no mover su cabeza hacia mí. Podía notar la culpa en esos ojos que no me observaban.

—Derek. —llamé casi susurrando. Mis rodillas tocaron el frío pavimento, estaba a centímetros de él. Su rodilla golpeaba contra la parte alta de mi estómago. Tomé su mano libre, la cual reposaba en su pierna—. Derek, mírame. —pedí en murmullos, convenciéndome que así Peter no nos oiría.

Acerqué mi rostro al suyo. Lentamente él giró su cabeza. Sus ojos verdes me miraron y dos sentimientos, de culpa y de tristeza, me golpearon. Suspiré lentamente antes de que mi otra mano acariciara su mejilla.

—No fue tu culpa, ¿si? —mencioné mirándole directamente a los ojos. Queriendo que vea que digo la verdad, que mis latidos no mienten—. Salvaremos a Cora y a mi papá. Pero no podemos hacerlo si tú te lastimas a ti mismo.

Derek no dijo nada por unos largos segundos, y eso me asustó. Soltó mi mano y alejó su rostro — Tengo que hacer algo para ayudarle. —dijo mirando a su hermana. Suspiré levemente. No iba a poder convencerle de que todo esto no fue su culpa si no solucionamos otros problemas primero. La salud de Cora, por ejemplo.

—Sé de algo que puedes hacer. —saltó Peter desde atrás. Derek se dio la vuelta en su silla con las cejas alzadas, esperanzado—. Escuché que sólo un Alfa puede hacerlo y con una buena razón.

—¿Y esa sería? —pregunté con el ceño fruncido. Peter suspiró soltando una sonrisa, como si mi pregunta fuera tonta.

—Sarah, querida, en una manada de lobos normales, ellos nunca dejan un miembro lastimado atrás. Ellos le cuidan. Le dan comida de su cacería y de ser necesario lo regurgitan para dárselo en la boca al lobo lastimado —fruncí el ceño intentando ver la conexión entre eso y Cora—. Le dan apoyo físico y emocional con estar cerca de él. De alguna manera, hacen más que sólo quitarle el dolor. Curan el suyo también.

—Si estás tratando de decir que puedo salvarle, sólo dime. —gruñó nuevamente Derek, dándole una pequeña mirada mortal a su tío. Cora a mi lado tosió inconscientemente, le miré y suavemente corríunos de sus cabellos que estaban cerca de su rostro. Yo también quería ayudar a Cora, pero no sabía cómo.

—Te estoy diciendo que escuché que es posible. —indicó el mayor de los Hale. Derek se levantó de la silla para mirarle frente a frente. Debía decirle de una vez por todas cómo salvarle o sino estaré en presencia de una pelea entre estos dos hombres lobo. Y sinceramente, no necesito otro problema más.

—¿Cómo? —preguntó el lobo gruñón estando a poco de perder la paciencia.

—Es la chispa de poder que te hace un Alfa. Cuando quitas su poder, ella absorbe tu poder que te da esas habilidades especiales. El poder que aumenta la capacidad de tus sentidos, tu fuerza. El poder que transforma tu cuerpo, que te da un extra, esa chispa que intensifica el color de los ojos de un amarillo brillante en un intenso rojo. —explicó él caminando de un lado a otro al borde de la cama.

—Si puedo salvarle... —empezó diciendo Derek.

Si. —expresó Peter con los labios apretados—. Si puedes salvarle. Nunca dije que funciona todo el tiempo. Podría matarte fácilmente.

—¿No puedo hacer nada para evitar eso? —pregunté levantándome del suelo y mirando a ambos Hale. Peter me observó con interés, Derek negó con la cabeza.

—No, no te haré daño. —declaró Derek.

—Pues yo no dejaré que te hagas daño a ti mismo así que estamos en la misma, lobo gruñón. —le dejé en claro. Me giré hacia Peter—. ¿Puedo evitar que muera al intentarlo?

—Probablemente. —respondió Peter unos segundos más tarde, considerando mi adición a la ecuación que él ya tenía en mente—. Pero te lo advierto, Sarah, no será placentero.

—¿Cómo lo hacemos? —ignoré su comentario. Nada de esto es placentero. Mi papá desaparecido junto con la figura materna que tuve desde que perdí a mamá, Cora muriendo, Derek ahogándose en culpa, Jennifer queriendo al padre de Allison para su último sacrificio... Definitivamente nada de todo esto es placentero. Puedo soportar un poco de dolor físico contra todos mis nervios emocionales—. ¿Derek sólo tiene que quitarle su dolor?

Peter dio una mueca — Sí, pero hay un costo.

—¿Cuál es? —cuestionó esta vez Derek, con los brazos cruzados. Evaluando la situación.

—Tú absorbes su dolor, pero le entregas tu poder a cambio. —explicó. Le miré con el ceño fruncido—. Perderás esa chispa que te hace Alfa.

Alcé las cejas sorprendida. Es decir, si Derek hace esto, ya no será un Alfa. Miré al lobo gruñón. Él se quedó estático en su lugar, aún evaluando todo esto.

—No importa. Si puedo salvarle... —dejó la frase colgando. Miró a su hermana, que se revolvía en las sábanas, adquiriendo aún más sudor.

Apreté los labios. No iba a decirle a Derek que perder su poder era mala idea, pero realmente no es una grandiosa idea. Porque después de salvar a Cora, tendremos que enfrentarnos a la manada de Alfas. Y sin un Alfa de nuestro lado, no tenemos oportunidad de ganarles. Quería que considerara no sólo la vida de su hermana, pero las de todos nosotros.

—Entiendo que no le estés viendo la desventaja a esto —mencionó Peter con rapidez, mirando a Derek a los ojos—, por que no has sido el Alfa del año...

—Ha sido mejor Alfa de lo que tú fuiste. —mencioné a regañadientes y con ácido en la boca de mi estómago. Sí, Derek no fue el mejor Alfa, pero fue porque estaba aprendiendo, porque no sabía qué hacer con ese poder. Al menos, cuando mordió a adolescentes transformándoles, les pidió su consentimiento, sabiendo todos los pros y contras, a diferencia de Peter.

Peter ignoró mi comentario — ...pero piensa en todo lo que estarás perdiendo.

—No me importa el poder. Ya no. —respondió Derek con voz calmada y apagada. Lo decía en serio. Le miré con compasión.

—Pero, ¿qué hay del poder para defenderte? Corrígeme si me equivoco, pero el ultimátum de Kali todavía está en pie. La luna llena es mañana por la noche y su no puedes derrotarle como Alfa, ¿qué te hace creer que sí como Beta?

—No me importa. —volvió a gruñir Derek. Peter apretó los labios, visiblemente enojado por lo terco que era su sobrino.

Fruncí el ceño pensando en otra forma. Jennifer dijo que ella podía salvar a Cora. Pero no dio ninguna pista de cómo hacerlo. Miré a la mujer lobo, murmuraba alguna cosa incomprensible. Lentamente uní los puntos.

—Eso es lo que ella quiere que hagas. —comenté aún pensando. Los Hale conscientes me miraron con las cejas alzadas.

—¿Qué cosa? —preguntó Derek. Miré sus ojos.

—Jennifer. Esto es parte de su plan. —señalé a Cora—. No hay forma de salvarle más que tú dándole tu poder. Ni siquiera yo pude ayudarle. Tal vez eso es lo que quería que hicieras en el hospital. Darle tu poder. Y así, cuando ya estés débil, vayas con ella para enfrentarte a los Alfas a su lado —solté una risa seca. La mujer sabía cómo jugar con las acciones y emociones de otros—. Todo es parte de su plan.

—Todo parte de su seducción hacia ti. —mencionó su tío, observándole—. Y te sigue seduciendo. Ella te necesita a su lado.

Una vibración interrumpió la conversación. Miré hacia la mesa que se encontraba a unos pocos metros de la cama de Cora. Me acerqué a ella al notar que era el celular de Derek el que vibraba. Debían ser Stiles o Isaac que mandaban un mensaje. Una ola de esperanza se llenó en mi pecho.

Tomé el aparato entre mis manos y vi la pantalla.

MENSAJE NUEVO DE ISAAC

Desbloqueé la pantalla y abrí las conversaciones por chat. Toqué el mensaje de Isaac.

Sentí mi corazón parar al leer las palabras.

No... No puede ser.

Se llevó a Chris. Era lo único que decía. No explicó cómo ni cómo ocurrió. Se llevaron al padre de Allison. Ahora Jennifer tiene todas las piezas a su disposición.

Me empezó a doler el pecho. Me di cuenta que lentamente la respiración se volvía demasiado entrecortada. Me costaba respirar. La visión se me nublaba, más a los costados. Me daba vueltas la habitación. Sentí que el celular se me cayó de las manos y golpeó contra la mesa, por suerte sin romperse. Miré hacia abajo, esperando que el mareo se detuviese.

Escuché a las lejanías las voces de Derek y Peter, pero no podía entender lo que decían. Era como escucharles con eco. Me desesperé aún más cuando me di cuenta que no podía entenderles.

Dos brazos fuertes tomaron mis hombros. Eso hizo que mi cabeza se alzara y observara a la persona delante de mí. Derek tenía sus ojos verdes clavados en mí. Muchas veces eso me calmaba, pero esta vez sólo me hizo entrar en pánico aún más. Porque significa que todo esto es real. Que no tengo oportunidad de salvar a papá.

Las manos de Derek se subieron hasta mis dos mejillas. Sus pulgares se movían lateralmente. Los sentí húmedos, fue ahí cuando me di cuenta de que también estaba llorando.

—¿Sarah? —escuché dentro de todo el eco. Cerré los ojos, intentando que la sala deje de dar vueltas, que deje de ser tan pequeña. Mis piernas fallaron y cuando volví a abrir los ojos, estaba en el suelo, arrodillada, Derek agachado delante de mí—. Sarah, por favor, dime qué pasa. Cómo puedo ayudar.

El escuchar con un poco de claridad su voz me ayudó un poco. Sus manos se alejaron de mí, tal vez para darme un poco de espacio. Eso ayudó también. Oculté mi rostro detrás de mis manos. Me sentí una niña pequeña, cuando me despertaba de pesadillas teniendo ataques de pánico. Me hacía un ovillo en una esquina de mi habitación hasta que papá apareciera.

Pero ahora papá no iba a aparecer. Eso hizo que el poco progreso que estaba haciendo, se fuera al caño. Mi respiración volvió a descontrolarse, mi visión se nublaba y los mareos volvieron.

—Sarah. —llamó con un poco más de fuerza. Podía escucharle con más claridad—. Sarah, mírame. Por favor —pidió Derek tomando con suavidad mis muñecas. Las moví lentamente, Derek hizo el resto del trabajo. Verle en frente de mí no me calmó como otras veces—. Intenta sentir mi respiración y seguirla. —guió una de mis muñecas hacia su pecho.

Intenté seguir su ritmo de respiración, sin desviar mi mirada de la suya. Papá hacía esto conmigo. Él me abrazaba y me cantaba para que me sintiera segura de nuevo.

—No... Fun... No funciona... —dije atragantándome con mi pánico. Él me observó sin saber bien qué hacer. Eso no me ayudaba. Sentía que una presión invisible me aplastaría en cualquier momento y que la espera era peor que cualquier otra cosa.

Mis manos empezaron a temblar. Desvié la mirada de los ojos de Derek , intentando que al enfocar otra cosa pudiera calmar mi respiración. Pero no podía, el pánico de perder a papá sólo crecía.

Derek volvió a colocar sus manos sobre mis mejillas — Escúchame, ¿si? —pidió. Su voz no me sonaba lejana, pero aún así no me calmaba del todo—. ¿Recuerdas en vacaciones, cuando fuimos al barranco en un atardecer? —fruncí el ceño sin entender—. ¿Recuerdas los colores del cielo? Decías que era una hermosa combinación, que no era un color exacto, sino muchos tonos de naranja, amarillo y rosa. ¿Te acuerdas cómo decías que querías pintarlo? Que me arrastrarías ahí otra vez para que pudieras dibujarlo y luego colorearlo con esos únicos colores. ¿Y recuerdas como después de que yo me riera, tú mencionaste que pintarías mis ojos porque con la luz de atardecer los hacía ver más especiales? Porque, tú dijiste que tienen esas variedades de colores que tanto te gustan. Y yo te sonreí. Porque si tú dices que mis ojos eran especiales, yo te creo.

Me quedé mirándole sin saber qué decir.

Recordaba a la perfección ese día. Fue uno de los últimos días de vacaciones. Yo volvería a empezar el instituto y Derek, para animarme, me llevó a la reserva. Él también necesitaba compañía, hacía un año de la muerte de su hermana y no quería estar solo. Nos quedamos charlando, dando vueltas alrededor de los árboles. A ambos el tiempo se nos pasó rápido.

Estaba atardeciendo y yo insistí en ir al barranco, donde la falta de árboles nos dejaba ver con claridad el cielo. Era algo que hacía con mamá. Ella pintaba como hobbie, le encantaba pintar paisajes o algo que le llamara la atención. Creo que papá todavía tiene algunas de sus pinturas guardadas en casa. No las colgamos porque todavía duele.

Yo pintaba con mamá. En su momento, era un arte abstracto o muy básico, pero me gustaba. Después de la muerte de mamá casi no volví a tocar las témperas.

Pero recuerdo que ver con Derek aquél paisaje, me hizo recordar a mamá y mi pasión por la pintura. Nos sentamos en el pasto, ambos ignorando la pequeña humedad del rocío y nos recostamos sobre una de las grandes rocas cercanas al barranco (sin estar demasiado cerca, me dan miedo las alturas). Mitad de mi espalda estaba contra su pecho, con uno de sus brazos me abrazó de costado. Nos quedamos así, en silencio y admirando el cielo, unos buenos minutos. No quería irme.

Estaba cómoda, segura, tranquila... Cuando pensé en eso de pintar el cielo, se lo comenté a Derek. Me giré a verle, y ahí me di cuenta de que sus ojos a la luz anaranjada del sol casi ocultándose parecían más dorados, más almendrados que verdes, pero a la vez las zonas verdes se acentuaban más y las marrones se oscurecían un poco dándole ese toque tan raro y especial.

—Olvida el cielo, pintaré tus ojos con esta luz. —le había dicho antes de insistirle y de indicar que le arrastraría hasta ahí, otro día, con un atardecer detrás, para poder pintar sus ojos. Él rió y negó con la cabeza, pero una sonrisa suave se quedó en su rostro.

Miré nuevamente sus ojos. Esta vez más verdes. Y preocupados.

Logré darme cuenta de que mi respiración se había calmado. Dejé de llorar y mi cuerpo estaba bastante estático. Ya no temblaba. Respiraba algo entrecortado, pero no por el pánico que me sofocaba, sino por los nervios y lo asustada que estuve por el pánico. Miré con sorpresa a Derek.

—¿Cómo supiste? —pregunté. Él nunca lidió con un ataque de pánico bien pronunciado. Sólo papá, Stiles y Scott lo hicieron y ellos sabían qué hacer por si volvía a pasar. Con Derek sólo lo he hablado.

Él acarició mis mejillas antes de alejar sus manos de mí — Laura me enseñó que recordar buenas memorias puede parar un ataque de pánico. Porque te enfocas en lo bueno en vez de lo malo. Entonces cuando te dije ese recuerdo reciente de ambos, te calmaste —me explicó. Le miré con sorpresa y a la vez adoración. Él bajó la cabeza y dejó salir una pequeña sonrisa—. Tuve algunos ataques de pánico después... Después del fuego. Laura me ayudaba haciéndome recordar momentos con mi familia.

Asentí lentamente. Tomé su mano y él alzó levemente la cabeza. Le sonreí.

—Gracias.


+++

¡Ya rendí mi último examen y lo aprobé! Así que hasta febrero estoy de vacaciones. Intentaré actualizar ni bien tenga los capítulos, como un regalo tanto a ustedes y a mí por no haber podido escribir (y por lo tanto actualizar) tan seguido.

Espero que les esté gustando cómo va la novela. Bueno, sin mucho más por decir, ¡nos leemos!

Danna

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