SIE-D

By LiliaSolisRamirez

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Síndrome de Estocolmo... Trastorno psicológico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y... More

SIE-D
Síndrome de Estocolmo
Cómo empezó
Condicionamiento-resignación
Acercamiento emocional-conexión emotiva
Contacto emotivo profundo
VÍNCULO FÍSICO - EL AFECTO SE DESARROLLA EN EL OBJETO CONTRARIO: EL CUERPO.
FINALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO: SASUKE ESTÁ CURADO

REAFIRMACIÓN EMOCIONAL - REFORZAMIENTOS POSITIVOS ESTABLECIDOS

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By LiliaSolisRamirez


-Bueno, entonces él creyó que eran amigos...

-¿Y la cadena? ¿No vio la cadena?

-Si la vio pero... es que... no quería pedir ayuda, no a esa altura, quería estar con Naruto ya...

-¿Estar con él? –su padre estaba inmerso en pensamientos, daba la impresión de querer entender todo eso de otra manera, como si no aceptara la respuesta más clara que tenían.

-Después de el primer beso, Naruto y yo dormimos con más tranquilidad en la misma cama. Me abrazaba y yo me dejé, me dejé no solo abrazar, sino poseer. La escuela, los amigos, el status, la justicia, todo desaparecía cuando me hablaba bajito en la noche. Así que... -la garganta se le cerró por la vergüenza al abrir su corazón así con alguien más que no fuera ese rubio. –decidí quedarme hasta que... no... -lo pensó mejor. –Solo quería quedarme, sin irme nunca.

No supo interpretar las miradas huyentes de sus padres y de su hermano. Así que mejor decidió continuar con la historia.

Naruto abrió la puerta con las manos sudadas y mirando hacia el fondo de la cocina donde tenía un bate de beisbol, estaba dispuesto a dejar inconsciente a Shikamaru si intentaba algo ya que no pudo convencer a Sasuke de mantenerse escondido.

El de cabello castaño tardó en entrar, miraba con cautela y duda a todos lados. Primero vio la cara de Naruto, estaba empapado, escurriendo agua aun con la ropa puesta, llevaba una expresión de aflicción y nerviosismo. Miró a Sasuke, un joven delgado con ojos tan atentos a todo que le causó gracia pues le hacía ver más joven. Miró sus pies y lo notó descalzo y con una cadena que siguiéndola solo con la vista la notó bastante larga.

Abrió la boca mientras apuntaba hacia la misma pero Naruto empezó a balbucear...

-Yo... sé... puedo... es que... mira, no te asustes... -lo quitó de la entrada y cerró con seguro y alarma. –Es que... mira, es que... él es...

-¿Un niño?

-Tengo diecisiete. –le dijo serio mientras seguía comiendo con el dedo la Nutella del bote.

-Vaya. –los miró a ambos. –Cadenas y baño con ropa... es la filia sexual más extraña que he visto. ¿Sabes cuántos años tiene este sujeto? –le preguntó a Sasuke mientras apuntaba a Naruto.

-No, me acaba de secuestrar... necesito ayuda. –la tranquilidad y apatía con la que decía aquello hizo que Shikamaru no lo tomara en serio.

-¡Sasuke! Vete a tu cuarto. –le dijo entre dientes el rubio.

-¿Mi cuarto? -parpadeó fingiendo ignorancia. -¡Ah! El cuarto donde me has encerrado y de donde estoy encadenado... el cuarto donde me golpeaste y abusaste de mí tres veces, ese cuarto ¿no?

-¡Yo no te he...! –ya no sabía a dónde mirar, Shikamaru estaba analizando todo con tranquilidad pero cada vez más recelo. –Yo no he abusado de ti.

-Me metió la lengua en la boca. –le dijo a Shikamaru como si se tratara de un policía. –Tres veces.

-De acuerdo, es problemático saber los problemas sexuales y emocionales de mis amigos, así que... solo dejaré esto aquí y saldré lentamente. –le dijo mientras sacaba un sobre y lo ponía sobre una mesita cerca de la entrada, giró el picaporte y notó que estaba cerrado.

-Lo siento. –le dijo Naruto con resignación llamando su atención. –No puedo arriesgarme...

-¿A qué?

-A que les digas lo que pasó...

Shikamaru entonces miró a Sasuke caminar con tranquilidad hacia la cocina.

-¡¿Qué estás haciendo?! –le susurró aprovechando que ese niñato no estaba ahí ya. -¿Te quieres morir?

-No... es... se llama Sasuke.

-¡¿Y?! –lo quería ahorcar. –Es un niño aun, es ilegal lo que haces... ¿estás usando condón? No vaya ser que lo enfermes, eso acrecentará tu pena...

-No tengo sexo con él... ni estoy enfermo. -le recalcó y luego suspiró desilusionado por lo mismo. –Mira, Sasuke es un amigo... necesita salir de su rutina, eso es todo...

-¿Encadenado?

-Es que... el no quiere...

-¡¿Qué?! –se masajeó el tabique y miró de nuevo hacia la cocina, Sasuke ya salía con unos panes untados con la misma crema de cacao. -¿Sasuke? –el moreno le miró con el seño fruncido y con el pan en la boca. -¿Conoces a este tipo?

-Sí.

-¿Sabes qué lo que hace es... con buena...? –ni él se podía creer aquello.

-Ya sé que es un idiota.

-¿Te está buscando tu familia?

-Es lo más probable. –dijo el rubio mientras se mordía el labio inferior. –Por favor, no digas nada, aun no está listo para salir, dattebayo. –perdió el control aferrándose a sus rodillas y apretándolas para lloriquear.

-¿Listo? –ambos preguntaron pero Sasuke rodó sus pupilas con paciencia sufrida y caminó hasta el sofá para encender la televisión, Shikamaru siguió la ruta de la cadena arrastrándose.

-Naruto, te vas a meter en problemas. La policía no va a pensar que eres su amigo...

-¡Eso es lo que le he dicho! –interrumpió Sasuke cambiando el canal y con su pan en la otra mano.

-¡Él te lo dice y sigues...!

-¡No puedo dejarlo así! ¡Quiere ser chef!

-¡¿Y?!

-¡¿Y?! ¡Su padre quiere que sea contador!

-... ¡¿Y?!

-No puedo verlo infeliz... haciendo algo que no quiere...

Por su parte, Sasuke estaba fingiendo no prestarles atención mientras en verdad se moría de los nervios y tenía sentimientos encontrados al escucharlo decir sus razones. O en verdad era muy estúpido... o era muy, muy, muy dulce.

-Naruto, eso ya es su problema.

-Sus problemas son míos, dattebayo.

-¡Ay, no! –se masajeó la nuca mientras intentaba salir pero seguía cerrada la puerta. –Eso dijiste con ella. –Sasuke giró abruptamente cuando lo escuchó.

-¿Ella? –no fue escuchado por ninguno de los dos.

-¡Es diferente! Sasuke... es... Sasuke...

-¿Le vas a ayudar hasta que sea libre él solo y te deje?

-¡Sasuke no...! –miró hacia el adolescente que apenas se estaba poniendo de pie.

-¿La arpía? ¿Me estás comparando con la arpía?

-Buen apodo... ¿ya la conoce? –le dijo en medio de un bostezo.

-¡¿Me estás tratando como a esa arpía?!

-No... no es así, ella ya... ella... Sasuke... -bajó el volumen al decir su nombre, lo tomó de los hombros y le miró a los ojos. –No es así. –le aseguró honesto olvidando la presencia de Shikamaru y buscando juntar su boca con la contraria.

-No soy esa arpía... -le dijo molesto.

-No. –le sonrió de lado.

-Dile a ese imbécil que no se atreva a compararme con esa arpía. –su respiración agitada terminó por convencer de algo a Shikamaru, asintiendo comprensivo.

-Sí, no te pareces en nada. –atinó a decir calmándolo en seguida. –Tengo que irme Naruto, un gusto conocer a tu novio... -miró a ambos, el rubio tenía a Sasuke sostenido de los hombros pero eran las manos pálidas del otro la que denotaban el carácter romántico en ambos, pues descansaban alrededor del cuello del más alto. –como decía, a tu novio de dieciocho años, con gustos sexuales extraños que está pasando el fin de semana contigo... y del cual solo sé por palabras que está aquí... adiós. –se giró y miró por reojo a Naruto que se apresuraba a abrirle. –Te dejé el sobre con tu factura de las alarmas, que coincidencia que sean útiles para los secuestros ¿no? –se apresuró a salir.

-Sí, que raro... jejeje... cerró la puerta con lentitud y se asomó para verlo caminar con pereza hasta su auto. –Waaaaaaaa... -se dejó caer al suelo con la presión baja por el susto. Cerró los ojos pensando en lo mucho que le debía a ese hombre ahora, luego empezó a sentir algo picándole la mejilla. Era el dedo de Sasuke.

-... ¿Cómo se llama la arpía? –le dijo con seriedad.

-¿Celos?

-Furia. –lo abofeteó. -¿Cómo se atreven a compararme con ella? –se puso de pie y caminó hacia las escaleras, dispuesto a huir de la verdad.

-Sí, ya sé. –se giró para quedar boca abajo, lo miró subir las escaleras lentamente. –Tú tienes mejor trasero que ella.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::...........:::::::::::::::::::::::::::::::......:::::::::::::

-Oye... oye... oye, oye... oye... oye... oye...

-¡Carajo! ¡¿Qué?! ¡¿Qué quieres?! –explotó sentándose de repente y mirando hacia la derecha, donde Naruto apenas levantaba su cuerpo y encendía la lamparita de su mesita de noche.

-Solo quería decirte que sigo enojado por lo de la bromita ¿eh? –lo miró con reprimenda. –Buenas noches. –le aventó un beso y apagó la lamparita. Se divirtió al escuchar el gruñido de Sasuke antes de sentir como dejaba caer el cuerpo contra la almohada y quedar en estado tranquilo. Poco a poco, al ritmo de la respiración de Sasuke, fue regresando al mundo de los sueños, con una sonrisa pacifica, lleno de dicha por saberse compartiendo la almohada con quien amaba.

Naruto supo que lo amaba una tarde, cuando lo encontró en una plaza comercial. Él estaba comprando tenis, Sasuke estaba viendo solamente... no lo había notado hasta que cierta caricia en la espalda le hizo girarse dispuesto a golpear al indecente que se le ocurrió tocarle de pasada pero... sus manos, sus ojos, su cabello, quedó estático al verlo sonreír de lado mientras continuaba con su camino sin decirle ni una palabra.

Lo perdió de vista, solo fue ese momento fugaz... y quizá por eso se enamoró, porque lo tuvo tan cerca pero al mismo tiempo, no lo tuvo. Se fue dando cuenta porque cada foto que veía de su facebook, la guardaba y tenía una nueva cada semana en su fondo de pantalla en el celular. Empezó como un amor platónico, luego las noches acaloradas llegaron y aunque se reprimió muchas veces, poco tiempo después se dio cuenta ya demasiado tarde... solo cuando el semen ya manchaba su mano y la pantalla del celular estaba empañada.

Además de que era lo primero que buscaba en la mañana, su cuenta de facebook y mandarle un mensaje. Era al último que le hablaba en la noche... y ni hablar de sus sueños. Antes de Sasuke, Naruto a veces soñaba con ella, con la "arpía" pero ahora.... Si no la nombraban, ni se acordaba de ella.

Estaba feliz, jodidamente feliz de sentir su respiración tan cerca, tan cerca que su oído sentía cosquillas, tan cerca que el calor le acariciaba la oreja, tan cerca...

¡Tan cerca!

-¡Sasuke! –se cubrió asustado el rostro, encendió la lamparita.

-Que ridículo te ves sonriendo como estúpido a las doce de la noche.

-¡¿Y tú qué sabes?!

-No sé, puedo verte un poco, culpa a la luna. –se acomodó mejor enrollándose prácticamente en la sábana. –Ya es hora de dormir.

-¡Pues es eso lo que yo digo! ¡¿No?! –estaba apenado por saberse expuesto. Se recostó de nuevo, dándole la espalda y estiró la mano para apagar la lámpara pero unas palabras le detuvieron:

-¿Te acostaste con ella?

-... Jejeje... -le miró nervioso. –Yo... -un cojín contra su cara.

-Te odio. –le dio la espalda él.

-Sasuke... ¿a qué viene eso a las doce de la madrugada? –se intenta defender, abochornado.

-¡Es lo más injusto que me ha pasado en la vida! –le recriminó sin verle.

-Ah... no te entiendo.

-¡¿Cómo es posible que yo no conozco el sexo y tu sí?! –se sentó mirándole con furia contenida, Naruto se inclinó hacia atrás, realmente le sacaba miedito a pesar de la edad y la confianza.

-¡¿Ah?! ¡Dios, sí eres virgen, dattebayo! –otro cojín en la cara. –Auch... ¡Carajo! ¡¿De dónde los sacas?! –una más de sorpresa. –Mira, niño...

-¡Es tu culpa!

-Yo no tengo tantos cojines.

-Hablo de ser virgen, es tu culpa. –una más con tanta fuerza que lo logra tumbar de la cama.

Ahí, tirado, envuelto en esas últimas palabras, Naruto no sabe qué está sintiendo exactamente pero se siente como un fuego artificial a punto de explotar... pero que no explota, solo está en ese segundo de adrenalina pura. Le estaba diciendo que... ¡no! No, imposible... ¿o sí?

-Levántate, no te quedes ahí. ¿Qué harás al respecto? Pedazo de alcornoque. –lo escuchaba, no había duda, quería hacerlo. La sonrisa apareció en su rostro confundido y un tanto ausente. Aun en el suelo, con las manos y piernas extendidas a lo largo, miraba el techo como si fuera el cielo estrellado. -¡Anda, no seas cobarde!

-Un momento... -no era el enamorado numero uno por nada. ¿Por qué tan de repente? No estaba así antes, uno es gradual, él lo sabe... no nos sale de repente el sí, comienza poco a poco... sospecha mientras se sienta con lentitud buscando su rostro para ver sus expresiones al fin, Sasuke está jaloneando la cadena mientras tiembla impotente, quizá reprimiendo sus ganas de matarlo. -¿Qué está pasando aquí?

-¡¿Aun no comprendes?! ¡¿Qué naciste ayer?! ¡Quiero tener sexo contigo! –le reclama enfurecido.

-No nací ayer, por eso sé que hay algo raro aquí... -se sienta a su lado, con posición de loto y miraba examinadora. -¿Qué te pasa?

-Nada. Estoy... ahm... ¿cómo se dice? Excitado.

-Wow...

-¿Qué?

-No lo estás, no si eres capaz de decirlo así. –muestra su mínimo conocimiento del tema que aun así resulta ser más que el que tiene Sasuke. Además, lo conoce, no está "excitado", está enojado y Naruto quiere saber por qué. -¿Qué sucede realmente?

-Nada. –le mira mal luego le sonríe fingiendo dulzura. -Fóllame.

-... ¿Por qué me haces esto? –todo su autocontrol se reúne mientras aleja la mirada de esos seductores ojos negros que no tardan en cambiar a furia de nuevo. –Sasuke...

-¡¿No puedes?¡ ¡Te faltan hue...! –le cubrió la boca con la mano antes de recostarse encima de él, el cuerpo pesado e infalible del otro le saca de sus casillas un poco antes de mirarle a los ojos. Naruto está concentrado en algo, observándole con tranquilidad pero firmeza, lo hace enrojecer al notar el gesto varonil que adopta con esa seriedad mientras prácticamente lo somete bajo él. –No me faltan... -le dice con una sonrisa de lado, seduciéndole ahora.

Sasuke está asustado de lo que siente.

-Bien, quieres eso, yo hace mucho que si... vamos a tener sexo Sasuke. –su mano derecha acaricia su torso por sobre la camisa holgada, luego se adentra en ella, lo ve cerrar los ojos sin poder decir nada, claramente aturdido. Sube por la piel lechosa extendiendo sus dedos lo más que puede, deleitándose de la suavidad antes de llegar a un pezón y rozarlo apenas, dejándolo erecto. Luego se queda quieto.

Sasuke presiona sus dientes y abre un ojo antes de observarlo mejor y notar que su mirada ha cambiado, Naruto ya no está serio. Le sonríe como bobo.

-Te dije que esperaría a que estuviéramos listos los dos, dattebayo... -le confesó antes de sacar la mano sin mostrar parte de la desilusión misma.

-... ¿Qué?

-Dime qué tienes... ¿qué quieres lograr con esto?

-... Mejor vete al infierno. –se quiere alejar pero sigue debajo de ese hombre pesado. –Quítate de encima.

-Cuando tengamos sexo, voy a estar encima mucho tiempo.

-¡Ya no te quiero!

-Eres un berrinchudo, deja de portarte como un mocoso maleducado, eres el primero en decir "ya casi soy adulto" ¡¿sí?! Pues compórtate como uno... -le regañó levantándose y tomando sus antebrazos para que no se recostara dándole la espalda. –Date cuenta, primera lección de adultos, el sexo es hermoso pero debe salir de aquí. –le picoteó el pecho. –Tu intentas algo y te voy a explicar descerebrado marciano mal construido –sí, no tenía lógica su ofensa pero es lo que salió. –si te acuestas con alguien, no importa quién sea, solo por conseguir algo... te juro que al abrir los ojos te sentirás, sucio, perdido, enfermo y asqueado y eso... no se te va a quitar nunca.

El regaño terminó cuando lo dejó caer al colchón y Sasuke se quedó ofendido mirando al techo, sus puños temblaban deseosos de golpearlo, su mandíbula presionada lastimaba sus muelas, su respiración incontrolada sonaba a pesar de que Naruto ya se había ido al sanitario... pues sí, estar cerca si le causaba estragos en su entrepierna.

Al salir, se tallaba el cabello secándolo con una toalla tras una ducha rápida y fría, Sasuke seguía recostado pero abrazando un cojín más. Se acercó cauteloso mientras se sentaba en su parte de la cama y le miraba de nuevo de reojo.

-¿Ya te calmaste? A mí me funcionan las duchas heladas... –Sasuke solo pujó negándose a verle, girando el rostro hacia la pared. -¿Estás enojado conmigo?

-Sí. –apretó más el cojín a su cuerpo.

-El sexo es una de las cosas... más extrañas que tenemos los seres vivos... y más los humanos ¿no crees? –Sasuke siguió en sus ideales de hacerlo sentir culpable. -¿Sabes? No me importa si no tengo sexo contigo nunca... porque para eso se necesita verdadero amor... -se cobijó.

-... ¿y por qué lo dudas? –le miró con coraje reprimido. Naruto le miró paciente y acarició su mejilla, relajando en seguida sus facciones, haciendo que Sasuke cerrara los ojos al contacto.

-... Tu intención no es unirte a mí... por lo menos no ahora. –le explica lo que percibe en sus palabras, en sus acciones.

-Mi intención es ser tuyo y que tú seas mío.

-¡Ah! Ahí está... ser tuyo... -repite al escuchar cómo cambió el tono al decir la última parte. –Me quieres atar... -Sasuke no puede darle crédito a su rapidez mental. -¿Por qué sientes que me tienes que atar emocionalmente? –se cobija más por el frío, su nariz está helada. -¿No te convencen mis palabras? ¿Mi declaración de amor eterno, dattebayo? ¿Qué más quieres? ¿Una serenata?

-¡No! Esa arpía puede llegar y...

-¡¿Esa arpía?! Sasuke... ella ya fue. –sonríe como medio para quitarse el estrés de la discusión.

-¡Tú no sabes!

-¿Tu sí?

-Puedo imaginarlo, te cansas de esperar y te vas con ella y...

-Sasuke, no puedes retener a nadie con sexo... -le tomó del cuello, acariciando su mentón de pasada. –Y no permitas que nadie te condicione su presencia con sexo... no necesitamos el sexo para amarnos. El sexo es otra expresión más, ni más importante ni menos importante. –se quedó callado al verlo afligido. –Ah, Sasuke, aun eres un niño.

-No me trates como a un niño. –se arrebató y cubrió su rostro con su cabello cabizbajo. –Sabes que lo detesto, Naruto, lo detesto. No soy un niño.

-Solo estás celoso.

-Exacto... ¡no! –perdió la compostura unos segundos, luego ambos sonrieron antes de que Naruto riera divertido y Sasuke ocultara su sonrisa dándole la espalda mientras acomodaba la almohada donde debía recostarse otra vez. –Idiota... ¿qué te divierte?

-Nada, nada... -se recostó y suspiro cansado antes de mirarle de nuevo, Sasuke tardó pero al fin ya estaba recostado también. –Tu piel es suave...

-¡Cállate! –enrojeció.

-Oh, si llegamos a eso... amaré tocarte y besarte. Te acariciaré con mucha paciencia... te prometo aprenderme cada centímetro de tu piel.

-Idiota.

-Podrás tocar la mía también... no es muy suave pero...

-Que bueno, no me gustaría tocar a una damisela...

-Ajá, te gustan los hombres.

-¡Ya cállate! –le dio la espalda cubriendo su cabeza con la cobija.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-Entonces, por lo que veo, no te hizo nada... -dice Mikoto tranquilizando su respiración. –Hijo, es de... libertinos... acostarse en seguida con alguien. –le reprime.

-Naruto no es alguien... precisamente. –prepara la noticia, Itachi le mira con una mirada suspicaz que lo hace acalorarse un poco. –Quiero decir... es... más especial... me gusta. –les repite aun dudoso de sus reacciones tranquilas, vaya, toda una vida siendo un esclavo de sus órdenes y ahora estar libre frente a ellos, es difícil. Se pregunta si Itachi también lo siente así.

-Sí, pero solo fue... un amor de verano...

-Es otoño. –dice Itachi extrañamente sonriente, como ebrio, a pesar de solo beber café.

-Me refiero... -Fugaku le mira con molestia y regresa la vista a Sasuke. –a que no se... ahm... plantó la semilla de amor entre ustedes.

-Uy, yo creo que sí... y muy profundo. –parece que su hermano mayor está resuelto a crearle problemas, pero Sasuke no se va a dejar.

-¡¿Qué has dicho?! –los padres están alarmados.

-Itachi estuvo saliendo con una mujer mayor hace un año... y con el antiguo mayordomo.

-¡Cállate, enano!

-Y al mismo tiempo. –le mira con superioridad mientras se recarga en el sofá y observa el espectáculo. Fugaku se pone de pie y lo toma del brazo, llevándoselo lejos. Bebe de su taza. –Jeje... -suelta bajito, con tal seriedad que hasta se ve ridículo, luego siente una mirada. –Madre. –Le saluda de nuevo, tranquilo y pacífico a pesar de verla tallarse sus manos suaves contra la falda ya no tan lisa.

-¿Te plantó su semillita?

Casi se ahoga en el último trago que le da al café, tose exageradamente intentando aliviar esa horrible sensación de tener una burbuja de aire en la garganta. Enrojece, suda y le mira alarmado.

-Ay, hijo, que no se entere tu padre.

-¡Yo no he dicho nada!

-No hace falta. Tus ojos... tu manera de hablar de él... tus ojos... -Sasuke aprende que su madre puede ser muy emotiva y melodramática pero también está aterrado de saber que no puede guardarle muchos secretos. –Yo sé lo que es el amor, Sasuke... mira, mira a tu padre, si no lo amara tanto... -parece estar inmersa ella en reflexiones propias que no le acontecen a Sasuke.

-Ma...

-¡¿Te cuido?! –lo interrumpió lanzándose contra el hijo, sosteniendo sus mejillas con fuerza logrando una mueca graciosa en el menor de los Uchiha. -¡¿Te dolió mucho?! ¡Yo sé que duele! ¿Sentiste bonito?

-... No me pidas esa información... -está a punto de sufrir una insolación por el calor que siente en su rostro y espalda principalmente, los ojos de su madre son tiernos como siempre pero se siente juzgado, aprisionado por una pureza que romperá si le dice algo.

-Ya sé, ya sé. –los suelta y acomoda las tazas en la mesita de centro, en fila, en círculo y de nuevo en fila. –Por lo general los hombres le cuentan esto más a los papás ¿no?

-No le contaré a mi padre.

-¡Ay, no lo hagas! Le daría un infarto.

-¡¿Cómo te atreves a llegar a esta casa estando así de sucio?! –grita a lo lejos su padre mientras Itachi sigue intentando darle sus razones para ser tan puto. -¡Mínimo te hubieras bañado! ¡Traes... fluidos de esa...!

-Ven, vamos arriba. –Mikoto está emocionada. Lo toma de la mano, lo sube con velocidad. Sasuke está mareado por la nueva faceta que ve en ella, tan refinada y elegante, tan mujer de alcurnia y llena de modales y orgullo, presurosa ahora por escuchar una historia que Sasuke se niega a contarle.

Entran a la habitación matrimonial y cierra con llave, la ve recargarse en la puerta unos segundos. Sasuke teme por su vida, su mamá se ve enloquecida.

-¿Galletas? –se acomoda el cabello regresando poco a poco a esa habilidad suya de verse como buena anfitriona siempre. Sasuke se acerca disimulado a la puerta pero nota que el cerrojo está asegurado, ve la llave en la mano de su madre. Está perdido. –ven, Sasuke...

-No...

-Ahora. –se sienta en la orilla de la cama y abre una cajita con galletas de mantequilla y nuez.

-Es que debemos cuidar a Itachi...

-Una...

-Lo va a matar mi padre...

-Dos.

-Madre.

-¿Quieres que llegue a tres?

-No. No. –se sienta con velocidad frente a ella y se retaca la boca de galletas.

-Bien... ¿cómo fue? Cuéntame.

-No quiero decirlo. –la honestidad es su ultima arma.

-¿Fue malo contigo?

-¡No! Por Dios, no... fue... -enrojece al recordar esa mirada azulina llena de devoción absoluta, como si fuera un ángel enamorado de una criatura mundana, al recordar esa risilla boba que saca el rubio al tenerle cerca, al recordar ese ultimo beso que se dieron antes de que Sasuke cayera dormido. 

-Dime cómo empezó... ¿fue esa misma noche?

-No. –cede. –Fue la noche antes de que me encontraran... -toma otra galleta pero no la come, miraba en sus pliegues reposteros la escena... -Fue como un sueño, no creí que sería así. No creía antes que el sexo fuera así.

-¿Así?

-Hermoso. –Sonríe extrañando más que nunca su aroma. 

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