Narra Jimin.
—Hola —sonrió de manera dulce.
Detuve mi vista en la pequeña niña parada frente a mí, vestía el mismo uniforme de mi escuela, mientras sostenía su paraguas de esos que tenían forma de animalitos por sobre mí cabeza y lamía un dulce. Si mi memoria no estaba fallando, era la misma niña que me había topado en la mañana, que iba con su mamá y ésta la había alejado a toda costa de mí.
A decir verdad me sentí decepcionado, tal vez pensé que sería uno de esos doramas clichés y de la nada aparecería ____(T/N) a socorrerme, ni se porque se me había si quiera cruzado en la cabeza la idea de que podía aparecer y brindarme ayuda, cuando ella misma me había alejado ¿Para qué volvería a acercarse ella a mí?
—Hola —esbocé una sonrisa a la niña.
—Mi mamá dice que eres un vagabundo —dijo ella sin escrúpulos.
No pude evitar soltar una risa —Tal vez tu mamá tiene razón.
—Eres lindo —me sonrió ella—. Como un modelo.
—Gracias —me limité a contestar.
No entendía porque me estaba hablando, pero deseaba que se fuera. Si un policía llegaba y veía una niña de al menos 7 años menos que yo, hablando con alguien con aspecto de calle, seguramente pensaría que la estoy raptando o algo por el estilo.
—¿Cómo te llamas? —preguntó con inocencia.
—Jimin —respondí algo dubitativo.
—Yo soy Somin —afirmó sin que le preguntara—. Algún día seré una Idol como tú.
—No soy un Idol... —y cambié el tema evasivo—. Deberías ir a tu casa, ya es tarde.
—Pareces uno así que es lo mismo —balbuceó ella— ¿Y por qué no vas a tu casa?
—No tengo casa —dije resoplando.
—Puedo darte una casa —respondió sonriendo—. Tengo la casita del árbol de mi patio.
—tranquila, puedo sobrevivir solo —me apresuré en decir.
Estaba hablando con una niña de 10 años, a la cual sólo conocía recién y me estaba invitando a vivir a un lugar que desconocía por completo ¿Sospechoso? Bastante. Seguro ésto era algún plan de la N.I.S para capturar pedófilos y ya tenía muchos problemas como para comprometerme con más.
—¡En serio puedo ayudarte! —exclamó ella—. Está en buenas condiciones y mis padres no suben allí.
—De verdad estoy bien... —me negué.
Luego de muchas y muchas insistencias por su parte, terminé siendo arrastrado hasta su casa, ella en la reja miró hacia ambos lados y luego de comprobar que no había nadie entró, haciendome un gesto para que pasará. Me hizo rodear la casa por fuera y me indicó con el dedo el patio trasero, en el que se encontraba una casita de madera. Luego me obligó a subir por la escalera ¿Acaso así se sentía ser secuestrado?
—Ves, ¡Es muy cómoda! —me sonrió ella—. Te puedes quedar cuanto tiempo quieras y te alimentaré tres veces al día.
—No soy un perro... —suspiré.
Ella me fulminó con la mirada —Está bien —refunfuñó—. Iré a casa ahora o mi mamá se va a enojar porque no estudio ¡Adiós!
La niña me sonrió y salió del lugar sin decir nada más. La lluvia aún no lograba amainar y las gotas golpeaban el techo de madera, era bastante ancho, pero muy bajo, por lo que debía tener cuidado al levantarme para no golpearme la cabeza.
—¿Qué estará haciendo ella ahora? —susurré para mi mismo, refiriéndome a ____(T/N).
Debía conseguir trabajo a toda costa y no tenía idea de cómo lo lograría con este aspecto. Me acurruque en una esquina de la pequeña estructura pensando en que hacer, de alguna forma estaba en una extraña situación donde me habían roto el corazón, había abandonado mi casa, me era imposible conseguir trabajo y más encima estaba encerrado en la casa del árbol de una niña. ¿Podía haber algo más patético qué ésto? Y para colmo mi cabeza comenzaba a dolerme, además de que mi ropa estaba completamente calada por la lluvia y aún así un horrible calor se apoderaba de mi cuerpo entero, me sentí extrañamente agotado.
Narra _____(T/N).
Hace más de un mes había tomado la tutoría de la hermanastra de Jin y hermana de Jungkook, gracias a que este último me había insistido en que le enseñara inglés, ya que ella era muy decadente en ello. Al principio pensé que era mentira, pero cuando me topé con ella y escuché sus pronunciaciones, desde "excuse me" a "isquiusmi" entendí lo mal que le iba.
Iba por las tardes luego de la escuela a su casa y la ayudaba principalmente con la pronunciación.
Cuando llegué a la casa de Jungkook luego de la escuela me dispuse a seguir con sus prácticas. Me dirigí a su habitación y la encontré allí sentada esperando iniciar la lección.
Pasamos un rato ejercitando con el libro de clases y recitando frases, palabra y oraciones hasta que le salía finalmente. Todo iba normal pero ella se mostraba inquieta, mirando recurrentemente la ventana.
—¿Ocurre algo Somin? —pregunté extrañada.
—¡Para nada! —se apresuró en decir—. Sólo me cuesta resolver ésto.
Me acerqué a ella para explicarle, pero por más veces que lo repetía ella no lo entendía y no parecía hacer ademán de entender tampoco.
—¿Que ocurre? —pregunté ahora con cierta preocupación.
Podría estar siendo molestada en la escuela o algo. Después de todo era bastante linda e inocente, eso podría provocar envidia y tal vez la habían amenazado para que no dijiese nada.
No me quedó más que insistir hasta lograr una respuesta de su parte.
—Bueno... —respondió ella dubitativa— ¿Si te digo prometes no decirle a nadie?
—Sí, puedes confiar en mí —dije asintiendo con la cabeza.
—Tengo a un chico encerrado en mi casita del árbol —me dijo sin inmutarse.
—¿Qué? —logré balbucear atónita.
—Eso —ella hizo una mueca.
En algún momento pude haber pensado que estaba bromeando, pero la seriedad de su tono y semblante indicaban lo contrario, casi tanto que llegué a asustarme, ese tipo de expresiones no se veían en una niña que se la pasaba riendo por todo.
Giré mi vista para dirigirme a la ventana y pude comprobar que desde allí se veía la casa del árbol, eso significaba que todo lo que había estado nerviosamente mirando en este tiempo era aquello.
—¿Tus padres o hermanos saben ésto? —pregunté.
Ella sacudió la cabeza en forma de desaprobación.
—¿Puedes llevarme? —tragué saliva.
Ella vaciló unos instantes, pero luego se puso de pie y indico que la siguiera.
—Es muy lindo —comentó ella mientras salíamos de su casa—. Lo encontré en la calle y luego de la escuela lo pasé a recoger.
—¿Estás segura que es un un humano?
—¡Por su puesto! —se exaltó ella.
Cuando llegamos fuera del árbol ella subió primero, mientras yo la seguía después. La lluvia aún no cesaba del todo, aunque ahora solo caía una leve llovizna así que no teníamos peligro de quedar muy mojadas.
—Rápido —dijo ella entusiasta mirando hacia dentro de la casita.
Me ayudó a subir el último peldaño tendiendo su mano para ayudarme. Entré con dificultada y luego me arrodille levemente para no chocar con el techo. Sólo entonces tomé atención a mi alrededor.
—Allí está —dijo Somin orgullosa apuntando una cabellera rubia.
Mi corazón paró de golpe.
¿Ésto era broma verdad? Jimin estaba justo delante mío, durmiendo plácidamente sin siquiera reparar en que habíamos entrado a el lugar.
¿Por qué el destino se forzaba en juntarnos cuando lo nuestro era algo más que imposible?
—¿No te parece lindo? —dijo ella sonriendo, ella se acercó a él y le sacudió repetidas veces el hombro— ¡Hey! Hay visitas.
—Somin —la interrumpí con preocupación—. Está rojo.
Me acerqué rápidamente a Jimin, casi por instinto, no tardé en poner una mano en su frente y pude comprobar lo caliente que estaba y mojada que estaba su frente por el sudor, eso aparte de su ropa que estaba toda mojada.
—Necesitamos sacarlo de aquí —le dije a Somin— ¿Jin está en casa por casualidad?
—No... —musitó ella dándose cuenta de ella gravedad del asunto—. Tampoco Jungkook, sólo una de mis hermanas, ella tiene auto.
—¿Crees que pueda llevarlo al hospital y así contactar con su cas...
—No —me interrumpió ella—. Él dijo que no tenía casa porque había huido de ella.
Me quedé pensativa sin saber que hacer, olvidando por completo todo el rencor que le tenía hace unos pocos segundos. Me quité la chaqueta de la escuela y lo cubrí con ella.
—¿Puedes pedirle a tu hermana si puede llevarme a él y a mí hacia mi casa? —le pregunté a Somin.
Ella asintió y salió como un rayo de la casita del árbol. Por mi parte me quedé dentro intentando mover a Jimin para sacarlo de allí, cosa que no pude conseguir de inmediato y finalmente la hermana de Somin me ayudó a bajarlo. Al final entre las dos lo llevamos al auto, me despedí de Somin y me metí al carro, algo nerviosa por lo que pudiera ocurrirle a Jimin.
La chica no tardó en llegar a mi casa, le di las gracias y arrastras metí a Jimin a mi casa para llevarlo a mi habitación, una vez allí; lo recosté en mi cama y le quité la ropa mojada dejándolo sólo en calzoncillos para evitar que siguiera empapado, en otra ocasión me hubiera avergonzado, pero la preocupación que sentía no me daba el lujo de pensar en ello. Lo metí a mi cama y encendí el calefactor, luego de eso preparé una sopa rápida, las mismas que me solía hacer mi madre cuando yo me encontraba enferma, siempre me preguntaba de que me serviría aprender a hacer esa sopa siendo que sólo éramos mi mamá y yo, y mi madre nunca se resfría, pero agradecía de corazón haberlo aprendido de igual forma durante estos años.
Hice todo muy rápido, mientras calentaba la sopa, eche su ropa a lavar y luego volví por la comida. Cuando entré con el tazón a la habitación, él seguía dormido. Dejé la sopa en la mesita que había al centro de mi pieza y luego me arrodille junto a la cama, apoyando mis codos en esta. ¿Cuanto había pasado desde que lo miraba así? La última situación similar fue cuando lo fui a visitar en la enfermería de la escuela y exactamente como aquella vez, ahora me encontraba observándolo en silencio con temor a despertarlo, sólo que esta vez no me alejé, ni siquiera hice ademán de hacerlo, sólo me mantuve vacilante.
¿Por qué razón mi corazón y mi cabeza no estaban de acuerdo nunca? No, en realidad esta vez sí estaban de acuerdo, ambos concordaban en que quería permanecer junto a él, mucho más que con cualquier otra persona, más que Yoongi, Hoseok, Namjoon, Jungkook, etc. El punto era que no tenía control sobre ello y por más que intentase evitarlo el destino se encargaba de hacernos coincidir de manera cruel, recordándonos lo doloroso que podía ser para ambos.
Narra Jimin.
Me desperté envuelto de las cálidas sabanas, que poseían un olor muy similar, que no dejaba de brindarme una dulce sensación.
Cuando abrí los ojos la sorpresa era tan grande que parecía irreal, mi corazón se agitó al instante provocándome un estremecimiento.
____(T/N) estaba justo en frente de mí, con los ojos cerrados, con una expresión dulce pero amarga, era un completo dilema ¿Cómo era que había terminado allí? Por la poca luz calculaba que eran alrededor de las 12 de la noche.
—¿____(T/N)? —susurré despacio.
Ella murmuró varias palabras sin sentido antes de abrir los ojos por completo, entonces cuando me vio despierto tuvo un sobresalto.
—Perdón por despertarte —dije avergonzado.
—No para nada —murmuró con una amabilidad que me terminó por desconcertar—. Tuviste una decaída por la fiebre, debes tener hambre ¿No? Iré a calentar algo de comida.
No me dió tiempo para decir nada, sólo salió de la habitación a penas tomó un tazón de la mesa. Mi estómago gruñó con fuerza, recordándome que no había comido absolutamente nada, observé la habitación y pude reconocer que era de ella, intenté forzarme para recordar lo que había ocurrido después de que me durmiera, pero ya no tenía absolutamente ningún recuerdo ni idea de lo que habría podido ocurrirme.
Ella no tardó en entrar de nuevo y mis ojos brillaron al oler la sopa, que no dejaba de verse apetecible, a penas me la entregó me la tomé de un sorbo, sonriendo de lado a lado.
—No voy a darte otra cosa que no sea sopa porque podrías vomitar si no has comido nada antes —se justificó antes de que siquiera pudiese pedir algo— ¿Te sientes bien?
—Sí —le respondí dejando el tazón otra vez en el velador— ¿Cómo me encontraste?
—Yo le hacía clases a esa niña, es la hermana de Jungkook —respondió ella y luego añadió refunfuñando—. No es como si te hubiera buscado.
Solté una risa triste al darme cuenta que seguía molesta conmigo —Ya veo... —me limité a decir.
—Somin me contó que huiste de casa... —dijo ella con tono tembloroso— ¿Por qué?
—Mi padre quería que saliera con alguien sólo por interés —hice una mueca de disgusto.
—¿Sólo por eso? —ella hizo una pausa—. Digo, no suena algo muy difícil para tí después de todo... Así que ¿Por qué no saliste con ella simplemente y te ahorrabas todo ese mal rato?
—Porque ella no es quién me gusta... —aparté la vista con vergüenza, sintiendo el rubor que aparecía en mis mejillas—. Sólo me gustas tú.