Una vez ya teniendo todos los objetos reunidos y la Estrella de Ithersta brillando, el Gran Hechicero se acercó y se veía muy alegre.
- ¡Huelo la victoria! ¡Huelo la deliciosa victoria! ¡Enhorabuena!
- ¡Gracias, señor! ¡Estoy lista! ¡Recuperemos las piedras!
- ¡Je, je! ¡Sí! ¡Empezaremos por el fuego!
Levantó sus manos hacía el cielo y la llama de fuego estaba flameando en el aire.
- ¡Kotrem ha despertado! ¡Kotrem está vivo! En la cima de la montaña, ¡él estará esperándote! ¡Él tiene mi gorro! ¡Mi bonito gorro de hechicero! ¡Tráemelo!
- ¿Eh? ¿Su gorro?
- ¡Je, je! ¡Sí! ¡Las piedras están escondidas entre mis herramientas de hechicero! ¡Por eso no puedo recordar nada! ¡Jaja! ¡Pero ahora estoy recordando! ¡Ve a la cima! ¡Encuentra a Kotrem! ¡Y vuelve en cuanto tengas el gorro! Entonces podremos hacer el resto de cosas.
- ¡De acuerdo, señor! ¡Recuperaré su gorro!
Subí por las escaleras que me llevaban a la cima, entonces en la punta de la roca había un gorro, cuando quise tomarlo algo me lo impidió.
- ¡Aaah! ¡¿Quién se atreve a despertarme?! ¿¡Quién?!
- ¡Oh, cielos! ¡Estás vivo! ¡Siento molestarle, señor! ¡Soy Fran!
- ¿Fran? Ya veo... No sé lo que significa eso.
- Bueno... No sé lo que significa exactamente... Es solo mi nombre.
- Oh... De acuerdo. El mío es Kotrem... ¿Quieres saber por qué?
- ¡Claro! ¡Cuénteme!
- Kotrem significa "nacido en el cielo"... ¡Yo solía ser una estrella! Y como nací en el espacio... ¡es bastante lógico!
- ¡Oh, guau! ¡Nunca conocí a una estrella en persona! ¡Encantada de conocerle!
- Igualmente, Fran... ¿Entonces? ¿Qué te trae por aquí?
- El Gran Hechicero me dijo que me llevase el gorro... Así que, si no le importa...
- Mmmm... No puedo hacer eso... ¡Estoy divorciado!
- ¿Qué quiere decir con divorciado? Solo necesito el gorro, señor. ¡Es importante!
- ¡No puedo! Si te doy el gorro, ¡toda la isla sufrirá! ¡Tendrás que buscar otra manera de volver a casa!
- ¡El rey me dijo que no hay otra manera! ¡Por favor, ayúdeme!
- Ya te lo he dicho... No puedo. Mi esposa me dejó... Ella era la que cubría mi cima... Si me quito el gorro, ¡mi caliente lava puede matarlos a todos! ¡Incluida tú!
- ¡No quiero eso! ¿Qué pasó con su esposa?
- Ella... decidió que era el momento de comenzar una nueva isla... Así que... cortó conmigo... No tuve oportunidad de preguntarle por qué... ¡La echo tanto de menos...!
- Oh... Así que, ¿ahora ella es su propia isla? Mmm... ¿Sabe dónde está?
- Creo que está en el agua... De lo contrario, sentiría fuertemente su presencia... Pero no... ¡Ooooh! ¡Amor mío! ¡Mi amada esposa!
- Veré si puedo encontrarla, ¿de acuerdo? ¡Y entonces usted me da el gorro!
- Solo si ella vuelve. De lo contrario... ya sabes lo que puede pasar.
- ¿No puedo poner alguna otra cosa encima de su cabeza, señor? ¿Como una roca o algo, en su lugar?
- ¡No! ¡Me gusta este gorro!
- De acuerdo, ¡vuelvo ya mismo!
Al bajar de la cima, una vez más me encontré con algo extraño, era una siniestra mujer con larga cabellera, pero en forma de calavera, estaba rodeada de cinco pequeños niños los cuales tenían una espeluznante sonrisa y sus ropas y labios estaban manchados con sangre.
- Sé que te sientes sola... Déjame ser tu mamá... Deja que te alimente... Ven a mi lado... Y tendrás muchos nuevos amigos con los que jugar...
- ¡No quiero que seas mi mamá! ¡Das mucho miedo, y no me gustas!
- Fran... ¿Con quién estás hablando? – Me dijo mi gatito.
- ¿Eh? Con la mujer que hay ahí de pie... Eh... No es nada, gatito...
Gatito al haberme hablado, aquella mujer se esfumó del lugar.
Cambié nuevamente el clima a verano y me dirigí a donde estaba el bote en el que habíamos dado un paseo. En el centro del mar, encontramos una extraña roca a la que decimos hablarle.
- ¿Hola? ¿Señorita? ¡Despierte! ¡Tengo un mensaje para usted!
- ¿SÍ? ¡Hola! ¿Una mensajera? ¡Buenos días!
- Sí, señorita... Soy la mensajera... ¡del amor!
- ¿Amor? ¡Oh! ¡Pero tú no eres rosa!
- ¡Oh! ¿Debería ser rosa? Solía tener piel humana. ¡Era casi rosa!
- ¡Mmm! ¿Y tiene la mensajera del amor algo que compartir? ¿Eh?
- ¡Sí, por supuesto! ¡Estoy aquí en nombre del amor para que vuelva con su esposo!
- ¡No! Él... ¡me puso muy triste! ¡Nadie tiene derecho a ponerme triste!
- Bueno... ¡Quizá él no pretendía hacerle daño! ¿Qué es lo que hizo?
- ¡Era tan caliente! ¡Y me enamoré de él por eso! Pero después, se hizo frío y aburrido... Me sentí dejada de lado. ¡Lloré tantas veces! ¡Él solía hacer crecer una flor roja, solo para mí! En muestra de su amor... ¡Pero este año nada surgió! ¿Y sabes qué? ¡Soy yo la que le protege todo el tiempo! ¡Solo quiero su consideración! Eso es todo.
- ¡pero... señorita! Si encuentro esa flor para usted, ¿volverá?
- Supongo.... Pero no tengo esperanzas. Además, ahora gobierno mi propia isla...
- ¡Iré a ver si puedo conseguir la flor roja! ¿Sabe dónde crece?
- ¡Siempre debajo! ¡Es muy diferente del resto de flores!
- ¿Debajo de qué, señorita?
- ¡Debajo de mi marido, por supuesto! ¡Tráemela, y volveré con él!
Cambié de estación a primavera, para ver si encontraba una flor roja. Encontré una que estaba frente a un bar, pero no podía tomarla con mis propias manos, ya que tenía púas muy poderosas. Tomé el cuchillo y así pude cortarla. Regresé una vez más a la pequeña isla para entregarle le flor roja a la esposa de Kotrem.
- ¡Señorita! ¡La encontré! ¡Mire, mire! ¡La flor roja!
- ¡Oh! ¡Muchas gracias! ¡Es preciosa! ¡Eres de hecho una gran mensajera del amor!
- ¡Gracias, señorita! ¡Deberíamos volver con su marido! ¡La echa de menos!
- ¡Te veré allí en temporada de invierno!
Cambié la estación a invierno y subí a la cima de la montaña, en donde encontré a Kotrem y su esposa juntos.
- ¡Je je! ¡Es genial veros a los dos juntos! Y ahora me gustaría llevarme el gorro, ¡por favor!
- ¡Muchísimas gracias! ¡Nunca olvidaré lo que has hecho por nosotros! Vamos, mi amor, ¡escala hasta la cima!
Kotrem se quitó el gorro, y yo ayude a su esposa a llegar hasta la cima...
- ¡Y aquí está el gorro! ¡Gracias de nuevo!
- ¡Guau! ¡Gracias, señor! ¡Ahora tengo que ir a darle el gorro al Gran Hechicero! ¡Adiós!
Baje hasta la cueva del hechicero y al fin pude entregarle su gorro.
- ¡Aquí está su gorro, señor!
- ¡Oh! ¡Mi gorro! ¡Siento la sabiduría fluyendo por mi cuerpo! ¡Me siento feliz!
- ¡Eso es genial, señor! ¿Qué es lo siguiente?
- El regalo de la tierra... ¡La fruta!
Se acercó a la Estrella y esta vez hizo levitar al limón, diciendo:
- ¡Creación de selectivos a azarosos elementos! ¡Para comer! Hermoso, ¿verdad?
- ¡Je je! ¡Sí! ¡Es increíble!
- ¡Sí! ¡La fruta me está hablando! Dice... ¡El libro! ¡Mi libro de sabiduría! Está... ¡en la biblioteca! ¡Pero ten cuidado! ¡El libro estará escondido! ¡Así que tienes que ser insistente y paciente!
- ¡Bien, señor! ¡Iré a la biblioteca entonces!
- ¡Espera! Hay una contraseña que necesitarás para poder entrar... Déjame pensar... ¡Piensa! Tiene que ser algo sobre lo que aprendimos... mmm... ¡Ah! ¡Ya lo recuerdo! La contraseña es... "Tus sentidos básicos son manipulados fácilmente. Ciérralos antes de aprender..."
- ¡Oh! ¡Intentaré recordar eso! ¿Qué significa?
- Significa... ¡que muchas veces permitimos que nos manipulen el entendimiento! Siempre deberíamos utilizar nuestro sentido común... Nadie debería decirte qué pensar o en qué creer... ¡Ten hambre de conocimiento y te verás en constante evolución! ¡Eso te hará libre! ¡Y hará que ames cada segundo de tu vida!
- ¡Oh! ¡Creo que es divertido pensar y aprender! ¡Y ser curioso ayuda mucho! Me voy a hora a la biblioteca... ¡Y encontraré su libro!
Me dirigí hacia el castillo y al ingresar por la puerta me encontré con una extraña criatura, la cual estaba cubierta con una manta negra, esta tenía a ambos lados dos cadáveres de unas niñas, al parecer eran las hermanas...
- ¿No lo recuerdas, Fran? Eres una asesina... ¡Eres una niñita chiflada! Las niñas chifladas deben ser castigadas...
Al quitarse la capa, pude ver que era yo misma, con los ojos sangrando
- Haz lo que digo... Haz como hago, Fran... Salta...
Y entonces saltó al vacío...
- No... No quise matarles... ¡Yo no quería!
- Oh, mi querida... No escuches a esas cosas malvadas... ¡Eres fuerte! ¡Deja que salgan de tu cabeza, querida!
- ¿Estoy loca, gatito...? ¡Dímelo!
- No, querida... Solo tienes que ser fuerte. ¡No les dejes jugar con tu cabeza!
- Oh, gatito... Me siento completamente rota... Me duele el pecho...
- ¡Oh, querida! ¡Aquí estoy para ti! No llores... Te quiero muchísimo...
- ¡Y yo a ti, querido! Deberíamos continuar... Vayamos a la biblioteca...
Una vez allí, se encontraba un escarabajo gigante haciendo de guardia. Claramente no dejaría que yo pasase tan fácilmente.
- ¡Alto ahí! ¿Tienes la contraseña? – Habló en tono imponente y poniéndose en medio de la entrada con sus cuatro extremidades extendidas para que mi gatito y yo no pudiéramos pasar.
- ¡Sí, así es! – Le dije en un tono entusiasta.
- ¿Sí? ¡De acuerdo! ¿Cuál es la contraseña?
- ¡Déjeme recordar las palabras! Era algo así como... "Tus ojos y oídos son sentidos limitados, ciérralos antes de aprender..."
- Mmm... ¡Bien! ¿Y por qué es eso?
- Porque solo entonces podemos... ¿ver? ¡Es como esta ciudad! ¡Antes era invisible para mí! – Contesté un poco insegura, pero aún seguía sonando convincente.
- El conocimiento está en todas partes, ¡incluso en la oscuridad y en silencio! ¡Puedes entrar! ¡Diviértete!
La biblioteca era un lugar particularmente pequeño, pero suficiente como para que pudieran caber varios estantes con bastantes libros y una que otra persona pudiera acomodarse por ahí y sentarse a leer.
- ¡Oh! ¿Has visto, gatito? ¡Hay muchos libros aquí!
- Ciertamente, querida. ¡Los veo por todas partes!
A un lado de la sala, había una libélula subida en una escalera, parecía estar buscando algún material.
- ¡Hola, señor! ¿Qué está usted haciendo? – Pregunté con curiosidad.
- ¡Ah! ¡Estoy buscando mi libro especial!
- Oh, siento preguntar, pero, ¿por qué está ahí en la escalera? ¡Usted tiene alas!
- ¡Ah! Porque la escalera fue hecha para ser utilizada... ¡Por supuesto!
- Pero, ¿y si necesito usarla? – Le reproché.
- ¡Entonces tienes que esperar tu turno!
- Pero, ¿y si es una emergencia y no puedo esperar tanto tiempo?
- ¡Deberías haber llegado antes que yo! ¡Lo siento, pero tengo que seguir buscando!
Pero que hombre (o insecto) más difícil... Noté que habían más personas (o cosas vaya) dentro de la habitación, por lo que simplemente decidí ir a charlarles un poco para ganar tiempo.
- ¡Hola! – Le dije a una especie de zanahoria viviente.
- ¡Oh! ¡Hola! ¿Por qué no estás leyendo?
- Oh... Porque... ¡Primero tengo que encontrar un libro especial! – Dije un tanto molesta, ahorrándome la parte de que había un molesto señor que no me permitía hacerlo.
- ¡Los libros especiales son geniales! ¡El que estoy leyendo también es muy especial!
- ¡Oh! ¡Eso es genial! Bueno, entonces seguiré buscando mi libro especial...
Lo dejé con su lectura y me acerqué a otra persona que estaba más allá.
- ¡Hola! ¿Qué estás leyendo?
- ¡Algo con muchas letras! ¡A veces pienso que algunas letras dan mucho miedo!
- ¡Quizá deberías leer algo con muchas fotos en lugar de eso!
- ¡Oh, sí! ¡Quizá otro día, querida! Ahora... ¿Si no te importa...?
- Oh... ¡Lo siento! Disculpa...
Como todos parecían estar ocupados, opté por comenzar a fijarme mejor en el lugar... Veía muchos libros, pero no parecía que el libro del Gran Hechicero estuviera en las estanterías, pues mencionó que este estaría escondido. Más allá se encontraba una especie de tabla la cual era sostenida por la mitad de un tronco, me acerqué y noté que era una especie de cerradura; necesitaba la clave para abrir eso, pero los números obviamente estaban en el lenguaje de Ithersta. Afortunadamente justo al lado se encontraba un libro abierto posado en una pila de libros aleatorios en el suelo, eran los números, ahora solo necesitaba averiguar cuáles correspondían a la cerradura, tan solo necesitaba una pista. O tal vez solo debería usar la lógica, ¿o qué tal el azar?
Par hacer esto decidí que era mejor cambiar la estación a una en donde no hubiera nadie en la biblioteca, solo por un tema de privacidad y que nadie fuera a interrumpirme preguntándome qué estaba haciendo. En fin, al final se trataba de un conjunto de números los cuales eran: 1123582221. Giré de la manivela que había a un costado y del tronco apareció una especie de muñeco con cráneo sosteniendo un libro, debía tratarse del libro del hechicero. Empujé la escalera hasta su ubicación para poder alcanzarlo. Al tomarlo aquel muñeco soltó una risa un tanto macabra. Lo examiné y su contenido estaba repleto de extrañas escrituras y fotografías que parecían ser sobre la anatomía del cuerpo humano y otras cosas raras.
Ahora solo faltaba entregar por fin aquel libro, para eso necesitaba cambiar nuevamente la estación a invierno, de esa manera podría encontrar disponible al hechicero. Salí de aquel lugar y caminé por las calles repletas de nieve hasta subir hasta la montaña en donde se encontraba él.