-¿Te ayudo a doblar la ropa? -Le ofrecí a Brittany.
-No, ya estoy terminando.
-Me evito.
-¿Brittany que te pasa? ¿No piensas hablarme en todo el día? -Pregunte plantando me cara a cara.
-Estoy ocupada Santana. -Dijo rodeando me y cerrando su maleta.,
-Parece que te diera asco, ¿qué he hecho? -Pregunte sintiéndome culpable.
-Santana, ha sido un beso, ¿y qué? -Dijo mirándome frente a frente.
-¿Y qué? -Pregunte decepcionada.
-Si Santana, si te piensas que voy a correr a tus brazos ahora mismo, piensas mal, quiero decir; Te dije que te iba a tratar mejor, así será, pero también te dije que no iba a cambiar por nadie. -Dijo volviendo a apartarse, guardando la maleta debajo de su cama.
-No te he dicho que corras a mis brazos, Brittany, pero... -Mi voz se trabo.
-Pero, ¿qué? -Dijo levantando una ceja.
-Pero nada Brittany, no ha sido nada; ¿Olvídalo vale? -Enfurecía más.
Trate de evitar que el dolor de mi pecho saliera, y que mis lágrimas se quedarán dentro de mi cuerpo, no sé cómo tuvo el valor de decirme eso. -Yo ya lo he olvidado hace rato. -hizo una flema y se encerró en el baño.
Coloque mi trasero sobre la cama de Brittany, contemple su habitación, repleta de fotos con personas famosas tal y como Quinn dijo, algunas fotos rotas y otras nuevas, sus paredes rosas, y sus muebles de princesa, la casa era muy espaciosa y muy grande, lo extraño es que sólo habían dos habitaciones, después habían un baño en cada habitación más uno abajo y otro en esta planta de arriba, estaba decepcionada por lo que Brittany había hecho, yo no creo que no haya sido nada; Provoca que me enfade, y eso lo odio de ella, puede conseguir ser y además es una gran persona, pero no quiere admitirlo.
-Santana, he hablado con mi entrenador y me ha dicho que puedes venir conmigo, te enseñare defensa personal, y le darás un poco al saco, ¿qué te parece? -Dijo con una sonrisa.
-Me parece genial. -Fingí una sonrisa. -Brittany no puedes tratar de besarme, después besarme y después tratarme así, eres muy bipolar. -Dije cruzando los brazos.
-¿Pretendes sea tu pareja? No soy una chica que solo esta con una persona, y por lo visto tú tampoco lo eres, así que no vayas de víctima. -Dijo enfurecida.
-¿Perdón? -Fruncí el ceño.
-¿Te piensas que no te he visto comerle la boca a ese estúpido? No sé quién es más bipolar aquí Santana, tu o yo. -Note sus celos enseguida, noté la rabia que sentía; la misma que sentí yo cuando la vi follando con Eve.
-¿Entonces es eso lo que te molesta? -Me levanté dando dos pasos más cerca de ella.
-Pues sí Santana, me molesta mucho. ¿Te das cuenta de porque no quiero sentir nada por nadie? Es asqueroso, siempre sale mal. -Dijo cabreada.
-¿Estas insinuando que sientes algo por mí? -Levanté una ceja dando un paso más hacia ella.
-Sentía, ahora ya no. -Giro su rostro para dejar de encontrarse con el mío. -Oh al menos eso creo. -
-Pues cuando te decidas, hazme lo saber, ¿vale? -Me volví a acercar a ella y bese su mejilla.
Salí de la habitación y baje al salón, prendí la televisión; podía oír a Rache y Quinn reír y hacer las idiotas enamoradas desde abajo, tenía dudas de lo que a Brittany le pasaba por la mente ahora mismo.
Pasé canal a canal, hasta que por fin encontré una película medio "buena" para poder ver, era la tele corriente, no era la típica que tenía más de doscientos canales, pero podía conformarme con cualquier cosa con tal de olvidar lo que había pasado en ese coche, eran las tres de la tarde; Con todo el lio me entro un hambre impresionante, me levante del sofá haciendo esfuerzo, ya que una vez me tumbo; Me cuesta levantarme.
Abrí la despensa y no había nada, todo vacío; Encontré algo parecido a una aceituna, pero cuando comenzó a moverse dejo de parecerse a una aceituna, grité con fuerza, y rápido con mi tacón comencé a golpearlo con fuerza, un silencio enorme inundaba todo el salón, pero de repente; Picaron a la puerta, era un camión que repartía comida, al parecer a las primas no les gusta hacer recados.
-¿Dónde dejo todo esto? -Dijo un chico con bolsas en las manos, moreno de ojos azules y muy hermosos.
-Déjalo por ahí, yo lo guardaré. -Dije sacando mi tarjeta de crédito mientras dejaba esas bolsas, más algunas del coche.
-¿Segura? Puedo hacerlo yo, lo incluye en mi contrato. -Me miro dibujando una sonrisa en su rostro.
-Sí, así me entretendré un rato. -Le dedique una sonrisa.
-Una chica tan guapa como tú debería estar acompañada de su novio. -Tomó mi tarjeta de crédito y la pasó por una máquina. -Serán noventaiocho dólares con catorce centavos. -Abrí los parpados de mis ojos, y sellé mis labios.
-No tengo novio. -Guarde mi tarjeta en mi pecho.
-¿Quieres que yo guarde las cosas contigo? -Me miró fijamente.
-Soy lesbiana. -Borró su sonrisa y su tono se volvió de decepción.
-Qué mala suerte, podríamos haberlo pasado bien. -Dijo de forma acosadora.
Me retrocedí dos pasos para cerrar la puerta y puso la palma de su mano en la puerta para que no cerrara. -Tengo que irme. -Señale atrás. -A guardar la comida. -Presioné la puerta y como no, Brittany apareció por detrás.
-Ha dicho, que tiene que irse. -Le miró asesina al hombre.
-Dios, Brittany Pirce. -Dijo asustado abriendo.
-Exacto, mejor que te esfumes. -Dijo cerrando con fuerza la puerta.
Brittany dio la vuelta y agarro de dos extremos su pantalón y lo subió. -Gracias Brittany, pero puedo defenderme sola; estoy harta de decírtelo. -Di la vuelta y subí las bolsas a la encimera de la cocina.
-Lo conozco, me gusta asustar a los que ya he pegado antes, es divertido. -Se encogió de hombros.
-Bueno, era un poco estúpido. -Dije sacando cosa por cosa.
-¿Cuánto te debo? -Saco su billetera de su bolsillo trasero.
-Nada, no me debes nada. -Abrí los armarios con mucho cuidado no vaya a ser que volviera a salirme otra aceituna caminante.
-¿Estas de coña? -Dijo sacando un billete de cien.
-Guarda eso Brittany, no lo voy a aceptar; Yo también me voy a alimentar de esto, no me debes nada. -Dije guardando las cervezas de Brittany en la despensa.
-Me da igual Santana, coge el dinero. -Elevo el billete a mis manos.
-Eso es más de lo que he pegado, y no; No insistas más. -Brittany me tomo de los brazos y me pegó a ella.
Rodeando con fuerza su brazo en mi cintura y presionando contra su pelvis pasó la mano por mi trasero dejando el billete de cien en mi bolsillo.
-He dicho, que lo cojas. -Dio la vuelta y se sentó en el sofá abriendo una de sus cervezas y sacando un cigarro de su bolsillo.
Sople con fuerza y di media vuelta para seguir guardando las cosas, estaba deseando acabar para cocinar algo, lo que fuera.
-¿Quieres comer algo? -Apoye mis codos en la encimara y las manos en mi mentón.
-¿Vas a hacer algo? -Levantó una ceja encendiendo el cigarrillo.
-Supongo, ¿tengo hambre porque lo dices? -Pregunto dando una calada.
-Pues, lo digo porque debería cocinar yo, ya que por mi culpa anteayer te quedaste sin poder comer. -Asentí.
-Fue culpa de las dos Brittany, no sólo tuya. -Dije comprensiva.
-Que yo sepa, quien te hablo mal fui yo, Santana, no me discutas más para tratar que quede un poco mejor, fue mi culpa y ya está, lo admito. -Sonrió, y eso fue algo raro en ella, pero sentó bien.
-Bueno, fue tu culpa; ¿Ya estas feliz? -Le dedique una sonrisa.
-Sí, estoy feliz. -Dijo mientras yo cerraba los armarios ahora llenos de comida.
-Entonces, ¿qué quieres para comer? -Apoye mis manos en la mesa y ella se levanta con el cigarro entre los dedos.
-Lo que sea, yo te ayudare a cocinar; Así hacemos algo juntas. -Dio una calada y sopló el aire frente mi rostro, pensó un momento. -¿No te molesta? -Dio otra calada.
-¿El qué? -Pregunte confusa.
-El humo, le suele molestar a todo el mundo que no fuma. -Levantó una ceja y acto seguido frunció el ceño.
-A mí no, sólo eso. -Sonreí y saque una sartén de uno de los armarios.
-¿Alguna vez has fumado? -Sospecho.
-No, nunca. -Sonreí sarcásticamente y si un paso cerca de Brittany.
-¿Qué haces? -Trago en seco.
-¿Puedo preguntarte algo? -Di un paso más cerca de ella.
-Claro. -Pensé que se pondría nerviosa pero actuaba normal.
-¿Porque dejas que nadie te amé? Me refiero, porque no quieres enamorarte. -Levanté una ceja.
-El amor es una mierda, siempre hay cuernos o hay distancia; o puede que incluso haya peleas, además tengo muy poca paciencia. -Soplo.
-Ah bueno. -Di un paso atrás. -Y quieres que cocinemos juntas para hacer algo juntas? -cruce mis brazos por delante de mi pecho.
-Sí, estaría bien. -Asintió con sus labios.
-Pues venga, vamos, ¿qué quieres hacer? -Pregunte cuando Berry y su chica Fabray aparecieron de la mano por las escaleras.
-Me da igual, hagamos un poco de todo. -Brittany abrió el frigorífico y comenzó a mirar que había.
-¿Que vais a hacer? -Pregunto Berry.
-Comida, para nosotras; ¿Queréis? -Añadí yo prendiendo el fuego.
-No, no nosotras nos vamos a ir a comer a otro sitio, pensábamos invitamos pero ya estáis demasiado ocupadas haciendo vuestra comida, y vuestras cosas. -Dijo Quinn tomando el abrigo de su chica y colocándoselo sobré los hombros.
-¿Os vais ya? -Dijo la rubia mientras abría una caja.
-Sí, ya nos vamos. -Berry tomo de la cintura a Fabray y comenzó a besarla apasionadamente como si no hubiera un mañana.
-Esto es muy incómodo. -Agache mi cabeza.
-Vosotras podéis hacer lo mismo, no tiene nada de malo. -Dijo Quinn riendo.
-Entre nosotras no hay nada. -Dije apuntando con mi dedo.
-No he dicho eso, Santana, pero si lo has pensado es porque algo hay. -Berry le dio un golpe en el hombro.
-Piensa lo que quieras Quinn, me da igual. -Dije enfurecida.
-Esto deberíamos hablarlo entre las cuatro. -Dijo Berry esta vez colocando ella el abrigo a su chica.
-¿Hablar el que joder? Sois unas plastas, ¿no os ha dicho que no hay nada? ¿Queréis cerrar el pico de una puta vez? -Dijo Brittany enfurecida.
-Tranquilízate primita, controla tus sentimientos ya que se ven a kilómetros. -Abrió la puerta y salió delante de Rachel.
-Es tan... Gilipollas. -Resoplo Brittany.
-Santana, ven aquí. -Berry añadió con la cabeza agachada.
-¿Qué pasa? -Susurre.
-Quinn tiene razón, esto deberíamos hablarlo. -Clavo su mirada en los ojos. -Mañana por la tarde, podemos hablarlo después de la escuela, tú y yo sin ellas dos. -Dijo agarrando mi mano.
-Berry, dos cosas; una, no tengo que hablar de nada, y dos; mañana Brittany y yo iremos al gimnasio, me va a enseñar no sé qué de la defensa personal. -Berry soplo y soltó mi mano.
-¿No lo ves? Brittany y yo, yo y Brittany, Brittany, Brittany, Brittany por todas partes. -Sus ojos cambiaron, y se volvieron dulces. -Santana, sé que no quieres pasar otra vez lo mismo. Sé que tienes miedo, pero no escondas lo que sientes. -Dijo aun susurrando y separándose de mí. -Tú sólo, piensa lo que te digo. -Dijo cerrando la puerta.
-Esto ahora es más incómodo aún. -Sople en voz baja para mí y volví al lado de Brittany.
-Pues mientras tu hablabas con tu amiga, he preparado dos estupendos bocadillos; Uno para ti. -Me entrego un bocadillo. -Y otro para mí. -Dio un bocado al suyo.
-Pensaba que íbamos a cocinar. -Fruncí el ceño dando un mordisco.
-Ya, pero lo he pensado mejor; Y no tengo ganas. -Dijo comiendo de su bocadillo.
-Genial, ¿vemos una película? -Dije tirándome en el sofá con la comida entre las manos.
-Sí, pero nada cursi, te lo suplico; Las odio. -Dijo Brittany sentándose junto a mí.
-Genial, yo tampoco las soporto, son repugnantes y siempre tienes que acabar llorando porque si no eres una insensible, o algo así. –Tomé el mando mientras seguía comiendo. –O al menos eso decía Rach. –Reí y prendí la televisión.
-No hay muchos canales disponibles, quitamos el digital cuando nos fuimos a Berkeley. –Estiro sus brazos pasando uno de sus brazos por mi cuello. - ¿Te molesto así? –Preguntó.
-No, para nada. –Sonreí -¿Por qué os fuisteis? Tenéis esta enorme casa para vosotras solas, y os vais a Berkeley tiene habitaciones amplias, pero es más cómodo aquí y hay intimidad en los baños, ¿No? –Dije aceptando su brazo y acurrucándome en él.
-Porque estábamos solas, nunca teníamos temas de conversación, y a Quinn le molestaba que trajera a chicas; le molestaba el ruido, creo. –Brittany acerco su boca a mi oído. -¿Te he dicho que les hago gritar mucho? –Sople y rodé mis ojos.
-No estropees esto, anda. –Dije golpeándole con mi cabeza.
-Solo era información, para cuando me lo pidas y eso. –Noté una sonrisa dibujarse en su rostro.
-Lo que tú digas Brittany. –Dije cambiando de canal en busca de alguna película. –No encuentro nada, no hay nada. –Dije cuando mi teléfono comenzó a vibrar.
-Toma. –Me lo pasó Brittany.
-Es Eve. –Quedé perpleja.
-Cógeselo. –Dijo ella olvidando lo que me hizo.
-Sí, se lo voy a coger, pero solo para mandarle a la mierda, es lo que voy a hacer. –Dije clicando el botón verde.
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– A ver, que cojones quieres. –Le dije secamente.
-Santana… -Noté su voz trabarse.
-¿Estas bien? –Pregunté frunciendo el ceño.
-No, no lo estoy; estoy muy arrepentida de lo que te hice, enserio no sé cómo pasó de verdad, necesito verte. –
-Eres una perra, y yo no quiero saber nada de ti, ¿lo entiendes? –
-¿Estas con Brittany? ¿Verdad? -
-No, no estoy con Brittany. –
-No digo ahora, digo que estáis saliendo, lo sé todos hablan de eso. –
-No digas estupideces, ahora si estoy con Brittany pero no estoy saliendo con ella, eso es estúpido y encima es mentira, déjame en paz; Hazme el favor. -
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-¿Qué cojones pasa? ¿A ella si te la follas? –Levantó una ceja.
-Brittany, no digas estupideces tú también. - Rodé mis ojos y volví a sus brazos.
-Estaba bromeando, lo hago para molestarte parece mentira que no lo hayas notado. –Acaricio mi brazo e hizo que mi piel tuviera un escalofrío y mis pelos se pusieran de punta.
-Siendo como eres, no, no lo había notado. –Sonreí.
-No dan nada interesante, y si quieres puedo ir arriba a por una de mis películas de miedo, son fantásticas. –Gire completamente mi rostro, dejando mis labios a diez centímetros de los suyos.
-Lo cierto es que, las películas de miedo no me gustan, me gustan las de acción. –Sonreí. -¿Tienes? –
-Yo no, las tiene Quinn, pero dame un segundo y las buscare; No te duermas. –Se levantó del sofá y desapareció por las escaleras.
Esto es confuso, amo estar con ella pero no soporto ni aguanto sus tonterías y bromas sobre el sexo, a veces mi corazón me pide que me lance a sus brazos, pero otras mi corazón me pide que le lance un puñetazo, ella puede ser tan adorable.
Mientras los pensamientos brotaban por mi mente, el teléfono volvió a sonar, esta vez era el dulce de Marc, otro caso más; creo que siente algo por mí, pero yo no siento nada por el aun que es demasiado hermoso y sobre todo dulce.
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-Habla Santana. –Dije con una sonrisa.
-¡Hola! ¿Cómo está mi morena preferida? –Pude notar su misma sonrisa, que veía cada vez que me lo encontraba.
-Aquí, esperando para ver una película. ¿Cómo estás tú? –
-Pues, esperando tu llamada; ¿Vamos a ir a ver a Monique? Esta sola, y me da pena. –Dijo con voz comprensiva.
-¡Lo había olvidado! –
-Te lo he recordado esta mañana Santana. –Río.
-Se me había olvidado, en serio, soy estúpida. ¿Dónde nos encontramos? Son las tres. ¿A qué hora? –
-Podemos vernos a y media, las visitas comienzan a las cuatro menos cuarto, iré a buscarte, ¿Dónde te has mudado? –
-Pues no lo sé, mejor nos vemos en elTilden Regional Park, estaré ahí en diez minutos. –
-Espero no molestarte Santana. –
-No, no me molestas habíamos quedado. –
-Está bien, hasta ahora preciosa. –
-Adiós. –Dije muy amable.
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-¡Brittany tengo que irme! –Grite desde abajo.
-¿A dónde? –Pregunto bajando las escaleras con una película entre las manos.
-Voy a ver a Monique al hospital, no quiero que esté sola. –Dije tomando mi chaqueta.
-¿Te llevo? –Preguntó.
-No, he quedado con Marc en el Tilden Regional Park, el me llevará, te mandaré un mensaje, ¿Me vienes a recoger? –Sonreí.
Apretó con fuerza y rabia el DVD que tenía sobre las manos y me miró. –Por supuesto.
-Gracias Brittany, enserio. –La tome por los brazos y le di un gran abrazo.
-Adiós López. –Dijo con furia.
-No te enfades conmigo Brittany, veremos la película por la noche, en la cama. ¿Vale? -Le dedique una sonrisa.
-Claro, buena idea, adiós. –Sonrió forzadamente y yo salí rápidamente de la casa de Brittany.
Había cinco minutos caminando hacia el Tilden Regional Park, caminé rápidamente y cuando llegue ahí se encontraba Marc apoyado en la luna de su coche.
-Aquí estoy. –Dije dándole un abrazo.
-Hola preciosa, ¿Cómo estás? –Dijo mirándome a los ojos.
-Genial, ¿Nos vamos? –Pregunté tímida.
-Sí, vámonos. –Besó mi mejilla y me abrió la puerta del coche.