—¡Vamos Ash!
El estrepitoso vitoreo de toda la gente concurrida en las tribunas del estadio de futbol –en su gran mayoría compañeros de escuela- proclamaban el nombre del azabache que corría con destreza y agilidad por el campo. Con sus habilidosas piernas burlaba a sus rivales y se acercaba a la portería contraria, siendo seguido por todo su equipo que depositaban al cien por ciento su confianza en aquel "niño milagro".
No cabía ni un alma más en ese pequeño estadio, y la noche del latente verano de su segundo año de secundaría era el escenario perfecto para tan inolvidable momento.
Apenas y podía alcanzar a distinguir su cabellera azabache entre las cabezas de la gente, por más que hubiese elegido un lugar alto para no perderse de nada, la emoción de la gente no les permitía permanecer sentados en las gradas.
—No veo nada...—se lamentó tratando de encontrar un hueco entre el movimiento ansioso de las personas.
—¡Y eso un gol! —La multitud enardeció ante las palabras del relator y la imagen que habían visto — ¡Ash Ketchum, el niño milagro, lo volvió a hacer!
El azabache fue abordado por sus compañeros de equipo quienes los levantaron emocionados a la vez que gritaban su nombre, una multitud de compañeros se acercó a ellos celebrando la merecida victoria.
Su corazón se emocionó. Verlo feliz la hacía feliz, y sabía que para él aquello era muy importante y especial, por lo que lo acompañaría en todo momento, aún siendo solo a la distancia y en lo más profundo y oculto de su corazón.
Él sonreía, siempre sonreía. Así era su amigo; rodeado de muchas personas siempre, irradiando felicidad y luz a cada momento, y ella solo pudiendo observarlo desde la distancia. A veces sentía que no era parte de su mundo, pero trataba de borrar esos malos pensamientos. Ella era su amiga de la infancia y, aunque ya no eran niños para estar jugando y su relación quizás ya no era igual, jamás se apartaría de él, y es que no conocía nada más. Desde pequeña él fue todo su mundo y aún lo consideraba así, y esperaba que fuese de esa forma para siempre.
Se sonrojó por tal fantasía, aunque eso por ahora era un pequeño y hermoso secreto que pretendía seguir manteniendo así, al menos por ahora. Aunque no había un día en el que no suspirara con el anhelo de que él, finalmente, se fije en ella como algo más...
Bajó delicada y cuidadosamente de las gradas, su miedo a las alturas era algo con lo que tenía que lidiar siempre, y a paso algo nervioso pero emocionado se fue acercando a la multitud de chicos que celebraban alrededor del equipo, alrededor de su azabache.
—¡Ash estuviste increíble!
—¡Excelente amigo!
—¡Ganamos otra vez!
Los gritos de sus compañeros lo llenaban de orgullo, siempre soñó con algo así, el ser reconocido por todos. Sabía que su mucho entrenamiento y su perseverancia no habían sido en vano, le llenaba saber que todos sus esfuerzos habían valido la pena, y que contaba con un gran equipo.
—¡Ash! —Gary apareció detrás suyo rodeando con fuerza su cuello con su brazo — ¡Excelente gol amigo, fue increíble! —refregó con diversión su puño en la cabellera del azabache.
—No lo hubiera conseguido si esa perfecta asistencia —el delantero se lo quitó de encima y golpeo amistoso su hombro.
Sí, Gary. Su relación era extraña pero divertida y alegre. Los eternos rivales que pasaron a ser amigos-rivales y terminaron como grandes amigos casi hermanos. Aunque sus pequeños roses siempre aparecían y parecía que jamás se irían.
—¡Ash eres increíble! —Tener frente suyo a la multitud de sus compañeros -en gran parte chicas- aclamándolo hacían que su ego se levante un poco. ¿Y qué podía hacer? El era ahora la estrella y este era su momento, ¿por qué no disfrutarlo?
Les sonrió con alegría a todos y les agradecía su apoyo. Las chicas se emocionaban y los chicos lo respetaban, eso lo hacía sentir tontamente poderoso, pero el fin, estaba en su mundo y nada iba a impedir que su momento se arruine.
Ella lo miró a la distancia, vacilando si acercarse o no. Lo veía tan radiante rodeado de todos sus amigos, que se sintió fuera de lugar. «Parece, tan alegre y brillante», pensó sintiendo desconfianza de acercarse.
Estuvo a punto de retractarse y volver sobre sus pasos, pero la imagen de un sonriente Ash no la dejó, sintiéndose tonta por permitir que sus inseguridades evitaran que felicitaran a su mejor amigo. Así que, con una gran bocanada de aire mezclada con valor, continuó acercándose a él entremetiéndose entre la gente.
—Miren y aquí viene su novia para felicitarlo...Uuh que romántico.
Escuchó el burlón comentario y las risas a su alrededor no tardaron en hacerse escuchar aunque sean bajas. Cerró los ojos sin deseos de voltearse y ver lo que no quería. ¿Por qué ella siempre tenía que aparecer y arruinar su vida? Tan bien que la estaba pasando, ahora volvía a sentirse humillado ante el ridículo emparejamiento que le hacían con esa chica.
Hace ya mucho se decidió a hacerla a un lado de su vida, hacía cuatro años en su cumpleaños número diez. Intentó apartarla, aunque ella era bastante insistente, pero en su mente la pelimiel y él no tenían relación de ningún tipo. Sólo era su vecina, y eso lo tenía que decir porque era algo que no podía negar.
Ocho años obligado por su madre a ser su "amigo", ocho años donde ella nunca dejó de ser tímida, de ser una cerebrito, una llorona, una princesita...una niña muy molesta. ¿Por qué no se buscaba sus propios amigos? Ah claro, ella no tenía, ¿y quién querría serlo?
Sus pensamientos eran cada vez más, y más despectivos con ella, se llenó de coraje, ya no la soportaba en su vida.
—Ella no es mi novia —contestó hastiado de esa burla y, sin voltearse a verla, continuó el festejo con sus amigos, nadie le quitaría la felicidad de ese momento, su momento, ni si quiera ella.
—¿Ah no? Y, ¿por qué eres su amigo?
Detuvo sus pasos asustada ante la maldad de la pregunta. Mas, aún peor, Ash no le estaba respondiendo, como si la estuviera pensando, y muy en su interior temía por lo que fuera a decir.
—Porque mi mamá me obligó —respondió finalmente sin escrúpulos—, pero yo...no la soporto —hablaba fuerte, sabiendo perfectamente que la pelimiel, y todas las personas ahí reunidas, lo escuchaban, Ignorando el amargo sabor que le producían sus palabras.
Sintió su corazón detenerse, y el cómo se rompía en cada pequeño pedazo que esas palabras pudieron hacerlo. Con esfuerzo quiso aguantar las lágrimas que irremediablemente desbordaban de sus ojos y apretó los puños sin saber cómo reaccionar ante la situación.
Observó a su alrededor y se encontró con la mirada burlona de muchos. De manera lenta se alejó de ese lugar, más bien sentía que la expulsaban, ella no era parte de su mundo...
—Lo siento...—murmuró muy bajo antes de salir por completo de allí.
El la contempló por el rabillo del ojo, cuestionándose por un segundo su accionar. Mas el festejo no dejó que lo pensara por mucho tiempo y rápidamente lo olvidó.
Esa niña molesta, había desaparecido de su vida.
¡Muy buenas gente!
Lamento el retraso pero tuve entregas y no pude subir el capítulo el viernes. Mas aún porque no estaba listo, casi ni hecho sinceramente :'v
¡Pero aquí está y me alegra haberlo podido subir antes que termine el finde!
Lo consideraré como un auto regalo de cumpleaños :v (cofcofesmañanaporsinolosabíancofcof)
¿Qué les parecioo? (:
.-.
Les dije que el rumbo de la historia iba a ser difícil, ¡pero no se preocupen! Ya vendrán "buenas cosas"...
Ese Ash te dan ganas de matarlo y a Serena igual casi por su desconfianza y por ser tan buena con él >:v Pero después sólo querés abrazarla :'3
xD
Lamento si me tardo en mis actualizaciones, estoy muy ocupada con la facu pero trato de hacer mi mayor esfuerzo para no abandonar las historias, (que es claro que no lo haré).
Y sorry si hay algún error me dio pereza revisarlo todo :v
Ya que estoy acá les voy a hacer una encuesta que tienen que contestar en este parrafo:
¿Qué quieren que actualice primero? ¿El capítulo cuatro de Forelsket o el epílogo de Lo que siento por ti?
Decidan plis, así yo también me decido :'v
Ok! Ya sin más que decir me despido.
¡Bye, bye!