—¿Vas a salir con Sofía? –pregunto Camila mientras me veía arreglarme.
—Sí, solo vamos a dar un paseo.
—Por supuesto –dijo sonriendo.
—Pues sí, llevas burlándote desde que nos conocimos hace un mes.
—Pues hace un mes que no se despegan amigo –rio —te dije que se llevarían bien y tuve razón.
—Pues si, eso te lo concedo.
—Me gustas para ella –sonrió.
—Y a mi me gusta ella –reí.
—Si lo se estúpido –bufo —a lo que me refiero es a que me gusta que seas tú quien la hace feliz –me abrazo.
—A mi me gusta hacerla feliz –sonreí.
—Espero siga siendo así –bromeó —ahora vete o llegaras tarde Romeo.
—Ya para con las bromas.
—¡Oh! Aun no haz visto ni escuchado nada –se rio —espera a que se entere Héctor.
—¿Por qué lo dices?
—Ese será peor que conocer a su padre en persona –soltó una carcajada.
—Lo dices solo para molestar.
—Créeme que no, ya lo veras tu mismo, voy a abrir la puerta.
—Aun no tocan el timbre.
—Lo hará pronto –en eso sonó el timbre —¡te dije!
—Eres bruja.
—Solo conozco muy bien a mi gente –se encogió de hombros y fue a abrir la puerta.
—En un minuto estoy listo -grite desde el segundo piso.
—¿Listo para que? –dijo Héctor apareciendo en mi puerta.
—Hablando del rey de Roma –dijo Camila apareciendo detrás de el.
—¡Héctor! ¿Qué haces aquí?
—Vine a buscar a la Cami para que me ayude con Otto.
—¡Otra vez! –Reclamo mi amiga —de una vez llévalo al veterinario Bellerin, no puedo estar todo el tiempo ayudándote.
—Ya no nos quieres –se hizo el ofendido.
—Si los quiero estúpido –lo golpeó —pero tu novia nueva me mira feo cada vez que voy a tu casa, ella me odia.
—No digas tonterías –la abrazó —bueno ahora si Chambers cuéntame dónde vas.
—Voy a salir a dar un paseo -dije nervioso.
—¿Dónde?...
—¡Ahora si tocan la puerta! –grito Camila arrancando.
—¡Vas a una cita! –me apunto Héctor —quien es la afortunada ¿o debería decir desafortunada?
—Es solo un paseo Bellerin.
—¡Camila retenla yo quiero conocerla! –dijo saliendo por la puerta y yo detrás de él muerto de vergüenza.
—¡Héctor cállate!
—Esto es algo que... ¡Sofía, que haces aquí! –Me miró enojado —¿qué hace mi inocente amiga aquí?
—Vino a verme a mí –dijo Camila.
—¡Mentira, me están mintiendo! Sofía vete a tu casa.
—¡Héctor! Compórtate –lo regaño Sofía.
—No, vámonos tú no tienes nada que hacer aquí.
—Héctor no seas así, mejor vámonos y dejémoslos solos –dijo Camila guiándolo hacia la puerta.
—¿Desde cuando se conocen? –dijo molesto.
—Desde hace un mes, ya vámonos –lo golpeó Camila exasperada.
—No me muevo de aquí.
—Héctor, no eres mi papá –dijo Sofía avergonzada.
—Eres mi mejor amiga y eso me basta para cuidarte –dijo cruzándose de brazos.
—No soy una mala persona –dije tratando de defenderme.
—Eso no lo sé –dijo mirándome molesto.
—Ya vámonos o no te ayudo con Otto.
—Si no me ayudas te acuso –apunto a Camila.
—Callate y vámonos.
—No me voy.
—¡Bellerin! Ya vámonos a tu casa con tu odiosa novia.
—No le digas así.
—Ella me odia así que es odiosa –lo miró mal —ahora dejémoslos solos y vámonos.
—Te odio por no contarme –comenzó a caminar hacia la puerta —le contare a todos que sales otra vez con Pjaca.
—¡Héctor! –grito mi amiga.
—¡Camila! –gritamos Sofía y yo al mismo tiempo.
—Ya vámonos –salió rápidamente por la puerta seguida de Héctor y se escuchaba aun como seguían discutiendo.
—Esto es una locura –dijo Sofía luego de un largo silencio y soltando una risa.
—Camila me había advertido pero no le creí –reí.
—Es así con todos no te lo tomes personal –sonreí —además eres una buena persona.
—Me alegra escuchar eso -sonreí como un tonto.
—Bueno será mejor que nos vayamos o se nos hará tarde -volteo ella caminando hacia la puerta y yo la seguí.
—Se que vives hace mucho aquí en Inglaterra, pero espero que no hayas ido al lugar donde quiero llevarte.
—¿Donde vamos? –dijo curiosa.
—Es una sorpresa –sonreí mientras le abría la puerta del auto.
Maneje una hora y media hasta Brighton y busque un lugar cerca de la costa para aparcar.
—Tenías razón en algo –dijo ella cuando la ayude a bajar del auto.
—¿En qué? –la mire curioso.
—Que en todos mis años viviendo aquí, jamás había venido a Brighton –sonrió —además siempre que salía fuera de Londres era con Alexis, Camila o con Berta y Héctor, pero luego dejamos de hacerlo –se encogió de hombros mientras miraba todo a su alrededor.
—Vamos primero al Sea Life y luego podemos visitar el Brighton Palace Pier ¿te parece?
—Yo te sigo –dijo entusiasmada.
Visitamos el acuario completo, estaban prontos a cerrar así que solo teníamos una hora para mirarlo todo, lo recorrimos lo más rápido posible para poder verlo completo, esto no evito que pudiera mirar a Sofía asombrarse mirando a las tortugas y tiburones nadar bajo sus pies y su entusiasmo al tocar las estrellas de mar, fue un paseo bastante interesante a pesar de que no vi nada más que a Sofía.
—Eso estuvo genial –dijo muy entusiasmada.
—Me alegro de que te gustara.
—Es una lástima que tuviéramos que recorrerlo tan rápido.
—Bueno –dije avergonzado —ahora ya sabemos los horarios para una próxima ocasión.
—Claro que si –sonrió —¿ahora dónde vamos?
—Vamos a los juegos mecánicos –sonreí y tomé su mano.
Caminamos hasta el Brighton Palace Pier donde paramos en cada puesto por el que pasamos, luego fuimos a los autitos chocadores, donde por supuesto la deje ganar a ella. Sofía estaba totalmente hipnotizada por todas las luces y atracciones del lugar, aunque creo que lo que más la emocionaba era subirse a las montañas rusas que habían, luego de dar varias vueltas y de subirnos más de una vez al turbo roller coaster encontré una caceta para fotos así que entramos en ella.
―Esto es genial –dijo riendo ―me la he pasado súper bien hoy, muchas gracias por todo.
―Yo también me la he pasado genial –sonreí ―muchas gracias por venir conmigo.
Posamos para las fotos haciendo caras graciosas y riéndonos, toda la tarde había estado cargada de risas y alegría, hasta que me quede fijamente mirándola y perdí totalmente, Camila tenía razón, ya estaba totalmente enamorado de ella y no podía escapar de esto. Me olvide de todo y la bese.
Mientras la besaba no podía dejar de pensar en que estaba traicionando todo lo que había dicho hace unos días.
—Estas enamorado de ella –sonrió Camila mientras desayunábamos.
—Decir que estoy enamorado es demasiado, me gusta sí, pero decir que estoy enamorado –pensé un momento —esas son palabras mayores.
—Niégalo todo lo que quieras –me apunto —pero soy yo la que los observa cada vez que se miran y se sonríen y definitivamente ustedes están enamorados.
—No es así además, ni siquiera me he atrevido a besarla, me gusta y es solo eso –me encogí de hombros —nos estamos conociendo y nos sentimos bien uno al lado del otro.
—¡Oh por favor! Te conozco hace ya un tiempo y he vivido lo suficiente contigo como para saber cada gesto y expresión que haces Calum Chambers, y puedo asegurar como que me llamo Camila que tú estás enamorado amigo mío.
—Que exagerada eres –reí.
—Es más, de este mes no pasas y sé que terminaran siendo novios –dijo orgullosa.
—No será así te lo aseguro –dije negando mientras reía.
Y aquí estaba perdido en sus labios y en un beso que parecía eterno y cortísimo a la vez. Me separe lentamente de ella y junte nuestras frentes.
—Me gustas –dije en un susurro.
—Y tú a mí –dijo ella sonriendo y luego se rio —Camila tenía razón –suspiro —me gustas mucho, aunque ella dice que estamos enamorados –Solté una carcajada.
—Creo que ella habla lo mismo con ambos.
—Salgamos de aquí hemos estado mucho tiempo acaparando la cabina –sonrió mordiéndose el labio y tomo mi mano para salir.
—Son muchas fotografías –dije retirándolas de la caseta y enseñándoselas.
—Son las mejores –sonrió separando las copias. —Se está haciendo tarde –dijo mirando el cielo —será mejor que volvamos.
—Está bien –dije pensativo y comenzó a caminar pero la detuve en seco —espera quiero aprovechar que estamos pasando un buen momento para preguntarte algo.
—¿Qué cosa? –dijo curiosa.
—Desde ya estoy escuchando el "Te lo dije" de Camila –reí —pero quiero saber si te gustaría ser mi novia.
—Si quiero –rio —Aunque luego se burlen de nosotros por testarudos –sonrió y la bese.
Y el resto.... Es historia para otro momento, solo deben saber que somos felices.