MUTANT

By stxrk-

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JAMES LOGAN HOWLETT.| la inmortalidad le hace algo a las personas. simplemente, no estamos creadas para... More

๐–†๐–ˆ๐–™ ๐–”๐–“๐–Š: ๐–Œ๐–Š๐–“ ๐–
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฌ who is vanessa moore?
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿญ are you a mutant?
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฎ you are hyperactive, aren't you?
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฏ why do you wear glasses when we are inside?
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฐ i used to be like you
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฑ what's wrong, little claws?
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿฒ will you come back?
๐–†๐–ˆ๐–™ ๐–™๐–œ๐–”: ๐–Œ๐–š๐–Ž๐–‘๐–™
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿณ the blame filled their bodies
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿด it's a long story
๐Ÿฌ๐Ÿฌ๐Ÿต i just couldn't sleep
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฌ why don't you try not been a mutant?
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿญ because i felt sorry for you
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฎ i can't lose you
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฏ she made her choice
๐–†๐–ˆ๐–™ ๐–™๐–๐–—๐–Š๐–Š: ๐–ˆ๐–๐–†๐–”๐–˜
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฐ i know how it feels like
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฑ she is alive
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿฒ see you later, friend
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿณ we live in the age of darkness
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿด save me
๐Ÿฌ๐Ÿญ๐Ÿต i know it hurts you and i'm so sorry
๐–†๐–ˆ๐–™ ๐–‹๐–”๐–š๐–—: ๐–”๐–š๐–—๐–”๐–‡๐–”๐–—๐–”๐–˜
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿญ why do you always have to be a fucking hero?
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฎ no since i met you
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฏ you saved her
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฐ i am me again
๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฑ the adventure awaits
AGRADECIMIENTOS
+ ZONE

๐Ÿฌ๐Ÿฎ๐Ÿฌ nice to meet you

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By stxrk-

CUARTO ACTO • CAPÍTULO VEINTE:
UN GUSTO CONOCERTE.

                    Vanessa soltó un suspiro mientras se acomodaba el cabello hacia atrás, las personas cada vez se ponían más nerviosas a su alrededor a medida que la salud de Shingen Yashida empeoraba.

      — ¡No entres ahí!—, exclamó Yukio de repente, colocándose entre Vanessa y la puerta que estaba por abrir. La castaña le miró con el ceño fruncido, una sonrisa apareciendo al divertirse por lo afectada que se encontraba su amiga.

      Vanessa alzó las manos y dio unos cuantos pasos atrás, apretando los labios para cortar la risa que le causaba el rostro de Yukio. Entonces, la del pelo rojo rodó los ojos antes de tomarla de la muñeca y caminar en otra dirección.

      — ¿Vas a contarme por qué no podía entrar o seguirás llevándome a ningún lugar en absoluto?—, preguntó la velocista cuando Yukio no habló.

      —Encontré al hombre que el maestro Yashida quería que encontrará—, explicó la chica y Vanessa frunció al ceño, sin entender qué tenía que ver con lo pasado momentos antes —. Estaba, realmente, hecho un asco—, comentó y la castaña rió levemente, comprendiendo.

      —Le estaban bañando esas mujeres agresivas, ¿no es así?—, preguntó aunque ya conocía la respuesta, antes de soltar otra risa —. Realmente deberían cambiar esa costumbre, espanta a muchos.

      —Hablando de eso, recuerda recoger tu cabello cuando vayamos con el maestro Yashida—, le dijo Yukio y Vanessa frunció el ceño una vez más.

      —Cuéntame la razón por la que le veremos, no recuerdo que me la hayas dicho.

      —Me acompañarás cuando vaya con ese mutante—, explicó Yukio y Vanessa abrió los ojos antes de mirarle —. Vamos, Nessa. ¡No me digas que no!—, insistió, haciendo un puchero mientras tomaba la manga de la velocista y tiraba de ella.

      —Está bien—, cedió Vanessa al rodar los ojos mientras una sonrisa jugaba en sus labios, sabiendo perfectamente que ella misma le había contagiado eso a Yukio y que sólo lo hacía con ella y nadie más.

      Entonces, Yukio soltó su manga, una sonrisa orgullosa de sí misma en sus labios mientras las dos amigas seguían su camino. Pero ambas se detuvieron cuando una puerta se abrió, la sonrisa de Yukio desapareciendo cuando Mariko salió de su habitación.

      La nieta de Shingen Yashida les miró un momento, sus ojos se encontraban hinchados y rojos de tanto llorar. Vanessa mordió su labio inferior y dio un paso atrás, sin ser capaz de formular palabra alguna en su mente.

      Yukio se alejó de su lado y abrazó a su amiga por los hombros. Vanessa no había tenido la oportunidad de hablar realmente con Mariko, pero tampoco se suponía que lo hiciera. Ella estaba allí para cuidar a ella y su padre.

      Yukio se dio la vuelta un momento, dedicándole una mirada a Vanessa, pero ella se limitó a asentir y hacerle señas para que fuera con ella, sabiendo que le necesitaba.

                    Vanessa observó a través de los corredores el inconfundible cabello color rojo de Yukio, por lo que corrió para llegar a su lado.

      —Siento llegar tarde—, suspiró Vanessa antes de acomodarse mejor la ropa que llevaba puesta. Debido a su servicio, le permitían usar la vestimenta que ella deseara pero, cuando sucedían ceremonias o debía ver al maestro Yashida, debía vestirse de la forma tradicional.

      — ¡Tu cabello, Vanessa!—, reclamó Yukio y sus manos viajaron al cabello de su amiga, obligándola a agachar la cabeza —. Sabía que lo olvidarías.

      — ¡Claro que no! Tengo el elástico en mi muñeca para hacerlo en el camino—, se defendió Vanessa y Yukio rodó los ojos.

      —Porque tú nunca llevas un elástico en la muñeca para jugar, ¿no?—, se mofó la chica del pelo rojo, conociéndola demasiado bien y Vanessa levantó la cabeza, ahora su cabello recogido de forma elegante en un moño mientras ella le dedicaba una mala mirada a su amiga —. ¡No actúes así! Mira, te presentó a Logan—, señaló a su lado y, en cuanto Vanessa giró la cabeza, sus ojos se abrieron como platos y su labio inferior cayó, dejando su boca abierta.

      Vanessa le miraba sorprendida, como si hubiera visto un fantasma, inclusive palideciendo levemente. Mientras, Logan le miraba como si estuviera perdido en el espacio y hubiera visto la constelación más hermosa del multiverso.

      —Hola, soy Vanessa—, se presentó la castaña, estirando su mano hacia él en cuanto logró recuperarse. Claro que debido a su poder, fue mucho más rápido que lo que le costó a Logan, tan rápido que Yukio ni se percató de su reacción —. Un gusto conocerte—, insistió con la mano en el aire, una suave sonrisa dibujándose en su rostro mientras Yukio observaba a Logan con una ceja alzada.

      —Sí.., uhm.., Logan, yo soy Logan—, balbuceó el inmortal antes de aclarar su garganta, un suave tinte rosado cubriendo sus mejillas antes de tomar la mano de la velocista y estrecharla —. Quiero decir que, yo soy Logan.., y tú eres Vanessa. Un lindo nombre.., un gusto—, terminó de decir, aún sosteniendo la mano de ella entre la suya y la castaña soltó una pequeña risa mientras su vista bajaba a sus manos unidas.

      Entonces, Logan se percato que el apretón se estaba extendiendo demasiado, por lo que procedió a soltarle y llevó rápidamente la mano a sus bolsillos.

      —Bueno.., entonces, vamos—, habló Yukio, aún sorprendida por la reacción que había tenido el hombre al conocer a su amiga.

      Logan miró a Yukio y asintió antes de volver a mirar a Vanessa, quien le seguía mirando y le dedicó una dulce sonrisa antes de comenzar a caminar. La castaña se acercó a su amiga, ambas caminando delante de Logan.

      —Reconozco que eres guapa, pero no pensé que los sexys reaccionarían de esa forma al conocerte—, murmuró Yukio a su oído y Vanessa rió, sabiendo que Logan estaba escuchando cada una de sus palabras debido a sus habilidades superiores.

      —Él es el primero que reaccionó así—, contestó Vanessa, bajando la mirada al suelo mientras sus mejillas se teñían de un tono rosado. Ella debía admitir que le molestaba el sonrojarse cuando su cabello se encontraba atado, ya que era imposible ocultarlo.

      —Bueno, creo que deberías aprovecharlo—, volvió a murmurar Yukio y Vanessa le miró con las cejas alzadas —. En serio, deberías disfrutar de tu vida—, insistió cuando llegaron a donde debían.

      Vanessa tomó una bocanada de aire antes que Yukio abriera la puerta, la castaña miró rápidamente a Logan antes de entrar, éste aún siendo incapaz de sacar sus ojos de sobre ella.

      Yukio tomó un barbijo descartable que le ofreció una de las enfermeras. Está misma se lo ofreció a Vanessa y ella tomó uno por igual, ya que fingía ser una mortal frente a todos ellos, menos por Yukio.

      Vanessa se paró al lado de Yukio, guardando silencio mientras miraba a Shingen recostado ejerciendo sus últimas fuerzas. Yukio le dijo algo en japonés y el hombre abrió los ojos antes de moverse en la cama, la cual se ajustaba a la necesidad del hombre para sostenerle.

      —Te ves igual, pero eso no me sorprende—, le dijo Shingen a Logan y éste se movió cuando la doctora de cabello rubio caminó a su lado, acercándose a una de las pantallas —. Doctora Green—, llamó y ella se dio la vuelta —. Déjenos a solas, por favor.

      La mujer se dio la vuelta y miró de forma fría a Logan, advirtiéndole con la mirada que no hiciera nada atentando en contra de la vida del hombre antes de quitarse el barbijo —. Sólo cinco minutos—, advirtió antes de retirarse.

      —Mi oncóloga—, presentó Shingen.

      Logan volvió a mirarle —. Buen gusto—, soltó con sarcasmo. Vanessa no pudo evitar mirarle mal, ya que los celos se dispararon.

      Logan le miró cuando sintió su mirada, pero volvió la mirada al maestro Yashida, no queriendo hacer obvio el que se conocían antes de caminar hacia él. Yukio se acercó y le ofreció el barbijo, el cual Logan miró con las cejas alzadas.

      —Ah, olvida eso, Yukio—, dijo Shingen, la chica de cabello rojo bajando el brazo automáticamente —. Ya no tomó esas precauciones—, aclaró y, entonces, Logan se acercó por completo —. Durante muchos años, quise darte las gracias por salvarme la vida.

      —Sí, bueno—, murmuró Logan, tomando aire mientras pensaba en que decir —. Fue cortés conmigo, y con muchas otras personas. Lo noté desde ese pozo.

      Vanessa dio unos pasos atrás mientras su amiga alimentaba al hombre y desvió la mirada hacia Logan, quien ahora les daba la espalda y observaba a su alrededor.

      —La pintura es de la aldea en donde nací—, contó Shingen, señalando la pintura que Logan miraba —. Representa la valentía y destreza del poderoso Clan Negro; guerreros ninjas, sirvieron a mi familia durante siete siglos. No te mandé a buscar sólo para darte las gracias, Logan, quiero saldar mi deuda—, comenzó a decir Shingen y, entonces, Logan miró un momento a Vanessa, quien le miró con el ceño fruncido, haciéndole entender que no tenía idea de lo que hablaba —. Ofreciéndote algo que nadie más te dará, un regalo que equivale a que me hayas salvado la vida.

      —No necesito nada—, aclaró Logan de forma borde, acercándose al hombre de avanzada edad con el ceño fruncido.

      —No es un objeto—, aclaró Shingen —. La eternidad es una maldición. Ha sido fácil para ti vivir sin el tiempo, las pérdidas que has tenido que sufrir, cualquiera se quedaría sin motivos para vivir, perdería propósito, se volvería un ruin, un samurai sin un maestro—, le señaló mientras Vanessa y Logan le miraban con la boca abierta, sin poder creer del todo lo que estaba diciendo —. Anularé tu eternidad haciéndote mortal.

      — ¿Por qué? Los que ellos me hicieron en el laboratorio, no se puede anular—, negó Logan, acercándose por completo a la cama y, entonces, los ojos de Vanessa viajaron nerviosos hacia él.

      —En dos tres, Yashida puede hacer lo que sea—, aseguró Shingen y Yukio se movió de al lado de Vanessa para colocarse del otro lado de la cama de Shingen, ganándose la mirada extrañada de su amiga —. Tenemos motivos para pensar que tu capacidad para sanar puede pasarse.

      — ¿Pasarse?—, repitió Logan.

      —Pasárselo a otro, Logan. Ya haz luchado lo suficiente, ¿no crees?

      —No comprendo. Yo sólo vine a despedirme de un compañero que conocí—, murmuró Logan, la duda clara en su rostro mientras que Vanessa miraba toda la situación preocupada. Si Logan aceptaba su oferta, ella debería sufrir una pérdida más, pero tampoco podía prohibírselo si él así lo deseaba.

      —Soy el mismo hombre. No estaba listo para morir, y tampoco lo estoy ahora. Pero tú sí, ¿verdad?—, preguntó Shingen y, si no fuera porque Vanessa se encontraba demasiado preocupada en lo que diría Logan, ella le hubiera dicho unas cuántas palabras no muy bonitas al hombre por cómo le hablaba.

      — ¿Estás ofreciendo asesinarme?

      —No—, jadeó Shingen —. No de inmediato. Puedes vivir una larga y ordinario vida, enamorarte, formar una familia, envejecer—, los nervios de Vanessa parecían querer estallarle la cabeza, sabiendo que todo lo que le ofrecía el hombre era demasiado bueno como para ser rechazado —. Y un día, fallecer de causas ordinarias. Se puede hacer.

      —Sí, escucha; fue un gusto verte, lamento lo del cáncer—, le cortó Logan antes de comenzar a caminar, los látidos de Vanessa parecían volver a la normalidad, pero Shingen detuvo a Logan por el brazo.

      —Por favor, Logan; necesito tu ayuda. Temo por mi familia, temo por todo lo que he construido.

      —Ya basta—, entró la doctora Green, con la intención de sacar a todos de la habitación.

      —Por favor. Por favor, Logan, sálvame.

      —Se tiene que marchar—, insistió la doctora.

      —La van a asesinar—, exclamó Shingen, los ojos de Vanessa abriéndose sin comprender.

      — ¿A quién?—, preguntó Logan, igual de absortó en el tema que la velocista.

      —Mariko. Mi nieta, Logan—, contestó Shingen y la mirada de Vanessa viajó un momento a Yukio, suponiendo que ella sabía todo lo que sucedía —. Es mi tesoro, ¡debe ser protegida!

      —No quieres vivir lo que yo—, negó Logan antes de alejarse finalmente del hombre, acercándose a la puerta pero no abandonando la habitación.

      Vanessa miró a Yukio, acercándose rápidamente a ella y mirándole fijamente.

      — ¿Lo sabías?—, fue lo único que preguntó y, cuando la chica del cabello rojo asintió, la castaña se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.

      Logan le tomó de la muñeca cuando ella abrió la puerta, ambos mirándose un momento a los ojos, demasiado cerca como para resistir la tentación. Pero Vanessa se giró, la ira quemándole antes de salir de allí.

                    — ¿Puedes hablarme, por favor?—, pidió Yukio mientras observaba a Vanessa darle la espalda. La castaña inspiró aire antes de darse la vuelta y mirarle a los ojos.

      — ¿A mí también van a matarme? Digo, me gustaría saberlo si así lo planean y mi amiga lo sabe—, habló de forma fría la velocista.

      — ¡Sabes que si se lo digo, sólo hará alguna locura como la que hizo hoy!—, exclamó Yukio y Vanessa se relamió los labios y bajó la mirada, sabiendo que se refería a su intento de suicidio —. Puedo llevarte con él, si quieres—, ofreció y Vanessa le miró —. No le dije a nadie tu secreto, como prometí, y sé lo incómodo que habrá sido el que le ofrezcan eso a otra persona y––.

      —Llévame con Logan—, le cortó Vanessa, parándose del suelo y su cabello balanceándose de un lado al otro.

      Las dos amigas caminaron por los pasillos en silencio, cualquiera que les prestara atención notaría la tensión entre ellas. El rostro de Vanessa se encontraba endurecido debido a su furia contenida mientras que Yukio caminaba con la mirada pegada al suelo y los hombros caídos.

      Cuando llegaron, Vanessa entró con confianza a la habitación de Logan, tirándose en la cama con la boca arriba mientras sus pies golpeaban el suelo con cierto ritmo.

      —Sólo quería despedirse, ¿no?—, reclamó Logan a Yukio, después de mirar un momento a Vanessa —. Así que crecieron juntas—, adivinó al ver las fotos de pequeñas de ambas.

      —Así es—, contestó con un poco más de chispa Yukio, inclusive hasta orgullosa por ese hecho.

      —Pero no es tu hermana—, supuso Logan antes de llevarse la taza de té a la boca y las expresiones de Yukio volvieron a apagarse una vez más.

      —No. El maestro Yashida me encontró en un viaje que hizo al sur, llevó a Mariko para que viera una de sus nuevas fábricas. Yo estaba en la basura buscando qué comer ese día.

      — ¿Y te trajeron así, nada más?—, preguntó Logan, realmente prestando atención a su historia.

      —Siempre fue muy difícil para Mariko hacer amigos—, dijo ella, esa simple oración explicando toda la historia —. Arreglaré que tu avión parta en la mañana. Duerme aquí—, su mirada viajo a Vanessa, quien le miró —. Tú también, si quieres.

      Logan volvió a mirar por la ventana, el silencio adueñándose de la habitación mientras Vanessa observaba la espalda de él.

      —Te extrañé—, murmuró Vanessa, apenas audible, pero Logan logró escucharle perfectamente. Las dos palabras se deslizaron por su boca con tal facilidad y dolor, mientras que los oídos de Logan lo captaron, inclusive sintiendo gusto al saber que la chica aún le tenía cariño —. Siento lo de hace un rato, pero ellos tienen otra historia sobre mí—, susurró y el silencio volvió a tomar acción antes que Logan se sentará a su lado.

      Vanessa le observó desde su lugar antes de sentarse, acercándose a Logan al hacerlo, pero sin intención alguna.

      —Aún te amo, Logan—, dijo ella y, entonces, los labios de Logan chocaron contra los de Vanessa.

      La castaña se aferró a la nuca de Logan, intensificando el beso, mientras él hacía que se acueste. Sus manos acariciaban su estómago y cintura, volviendo a sentirle entre sus brazos.

      —Yo también te amo, Vann, y siempre lo haré—, le prometió al separarse, sus frentes juntas mientras Vanessa le miraba los ojos.

      Una gran y brillante sonrisa apareció en el rostro de ella mientras le miraba con los ojos entrecerrados. Logan le devolvió la sonrisa, demasiado enternecido por su expresión mientras recordaba lo hermosa que era la chica de la que se había enamorado.

                    Cuando Vanessa escuchó sonidos ahogados provenir de cerca de ella, sus ojos se abrieron y se sentó. Automáticamente su mirada se posó en Logan, quien emitía sonidos como si el aire no pasara por su garganta mientras se removía.

      — ¿Logan?—, le llamó, sacudiéndole levemente —. ¡Logan!—, repitió. Pensó en colocarlo de costado por si se estuviera ahogando cuando él se levantó de la cama y extendió sus garras, apuntándole a distintas direcciones de la habitación.

      Vanessa jadeó, alejándose del repentino susto que le ocasionó y Logan se giró, mirándole un momento antes de volver a mirar sus garras.

      —Una pesadilla—, balbuceó él después de asegurarse que Vanessa se encontrara bien y, entonces, ambos escucharon lloriqueos provenir del pasillo y una sombra pasó corriendo.

      Vanessa se levantó y se acercó a la puerta, con la intención de abrirla, pero Logan le corrió hacia atrás con delicadeza y la abrió él, asegurándose de proteger a la velocista si se trataba de algún ataque.

      Pero no se trataba de un ataque.

      Otra chica corrió frente a su habitación llorando hacia el otro lado, los ojos de los inmortales posándose en la camilla que cargaba con Shingen Yashida.

      —Está muerto—, anunció Yukio cuando apareció frente a su habitación —. Eso no lo sentí—, su voz se rompió y Vanessa, dejando de lado su pelea, se acercó y le abrazó.

      Yukio le devolvió el abrazo, dejando salir las lágrimas mientras Vanessa apretaba más su agarre, sabiendo que no podía hacer nada más que reconfortarla.

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