Decisiones

By JongDi

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Para Kim Kibum, la opción era clara; Choi Minho podría no querer a su bebé, pero él sí, aún si eso significa... More

El comienzo
Dos años después
Miedos
Doloroso pasado
Bebé
Preguntas
Paso a paso
Bo Ah
Epílogo

El camino a casa

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By JongDi


El rostro de Minho se tensó cuando Key le dijo que Siwon estaba muerto, y el brillante color de su ojos se oscureció. Había esperado que se negara a escuchar cualquier cosa sobre los Choi, pero no lo había hecho, si sentía curiosidad, no obstante, lo estaba escondiendo bien, porque no había hecho ninguna pregunta, tampoco. Las noticias de la muerte de Siwon lo empujaron a mostrar interés, aunque a regañadientes.

Key le dijo la dirección, y Minho asintió. "Es la misma casa."

"Ella parece tener buena salud," dijo Key. "Lloró cuando le dijo que te conocía." Respiró hondo. "Deberías verla."

"No," dijo brevemente.

"¿Por qué no?"

Pudo sentirlo retraerse, ver su rostro cerrarse, se estiró y tomó su mano, recordando lo que BoAh había dicho sobre dejarlo apartarse cuando deberían haberlo atraído más cerca. "No te dejaré excluirme," dijo. "Te amo, y estamos en esto juntos."

Sus ojos eran imposibles de leer, pero Key tenía su atención. "Si yo tuviera un problema, ¿Me ayudarías, o dejarías que me enfrentara a ello por mi cuenta?" presionó.

Hubo una luz vacilante en su expresión, que se perdió demasiado rápido para que Key la interpretara. "Me encargaría de ello por ti," dijo Minho, y su mano se tensó sobre la suya. "Pero yo no tengo un problema."

"Bueno, yo pienso que lo tienes."

"Y estás decidido a ayudarme tanto si yo creo que existe como si no, ¿es eso?"

"Eso es, esa es la forma en que funcionan las relaciones. La gente se entromete en los asuntos de otra gente porque se preocupan."

Anteriormente Minho habría pensado que eso era una intolerable invasión a su privacidad, pero a pesar de que su determinación lo estaba irritando, al mismo tiempo lo hacía sentir extrañamente seguro, Key tenía razón; esta era la forma en que las relaciones funcionaban, Minho lo había visto, aunque esta era la primera vez que lo había experimentado, de alguna forma su "arreglo" se había convertido en una "relación", llena de complicaciones, demandas y obligaciones, pero él no habría elegido volver a lo anterior, por primera vez en su vida se sentía aceptado como realmente era; Key sabía todo lo que había que saber sobre él, todos los horribles detalles de su nacimiento e infancia, Key sabía lo peor, y a pesar de todo no lo había dejado.

Con un repentino impulso lo subió a su regazo para poder mirarle de lleno el rostro mientras hablaban, era una posición intensamente personal para mantener una charla, tanto física como mentalmente, pero se sentía apropiada. "No fue un buen momento de mi vida," dijo en un esfuerzo por explicar. "No quiero recordarlo, o volver a visitarlo."

"La forma en que lo recuerdas está distorsionada por todo lo que había pasado antes, crees que fueron fríos y estaban resentidos contigo porque no eras su hijo, pero eso no es en lo absoluto la forma en que ellos sentían".

"Key", dijo Minho pacientemente, "yo estaba allí".

Key enmarcó su rostro con sus manos. "Eras un niño asustado. ¿No piensas que es posible que estuvieras tan acostumbrado  al rechazo que lo esperabas, así que eso es lo que viste?"

"¿Así que ahora eres un psicoanalista aficionado?"

"El razonamiento no requiere un título." Key se inclinó hacia adelante y le robó un rápido beso. "Ella habló durante horas, diciéndome todo sobre ti."

"Y ahora piensas que eres un experto."

"Soy un experto en ti. " contestó bruscamente. "Te he estudiado durante años, desde el minuto que fui a trabajar para ti."

"Eres bonito cuando estás enfadado" dijo Minho, de improviso disfrutando la conversación. Se dio cuenta con sorpresa de que estaba gastándole bromas, y que era divertido, podía hacerlo enojar, pero  Key aún lo amaría de todas formas, el compromiso tenía sus ventajas.

"Entonces estoy a punto de ponerme mucho más bonito" advirtió.

"Puedo manejarlo."

"¿Eso crees, chico grande?"

"Sí, señor." Posó sus manos sobre las caderas de Key y la movió sugestivamente. "Estoy bastante seguro de que puedo."

Durante un momento sus párpados se entornaron pesadamente en respuesta; luego abrió sus ojos ampliamente y lo miró. "No trates de distraerme."

"No estaba intentándolo."

No, él estaba lográndolo, sin esfuerzo, Key estaba lejos de haber terminado sus esfuerzos por convencerlo, no obstante, así que empezó a levantarse, sus manos se tensaron sobre sus caderas y las mantuvo en su lugar. "Quédate exactamente donde estas," ordenó.

"No podemos hablar en esta posición, tú pondrás tu mente en el sexo, ¿y entonces dónde estaremos?"

"Probablemente aquí mismo sobre este sofá, no por primera vez, tampoco."

"Minho, ¿Podrías ser serio sobre esto?" Key gimió, luego se detuvo con asombro ante lo que acababa de decir. No podía creer que acababa de rogarle que fuera serio, Minho era el más sobrio de los hombres, rara vez riendo o siquiera sonriendo, probablemente había visto más su sonrisa durante la pasada semana o poco más o menos que en el resto de los tres años que lo había conocido.

"Soy serio," dijo Minho "Sobre esta posición, y sobre Boah, no quiero volver, no quiero recordar."

"Ella te ama, te llamó 'su muchacho', y dijo que nuestro bebé sería su nieto."

Minho frunció un poco el ceño "¿Ella dijo eso?"

"Deberías hablarle, tu memoria es unilateral, ellos entendían que fueras cauteloso con que los adultos se aproximaran a ti, después del abuso que habías recibido, y es por eso que no trataron de tocarte. Pensaron que lo estaban haciendo más fácil para ti."

Un sombrío gesto entró en sus ojos mientras los recuerdos salían a la superficie.

"¿Querías que te abrazaran?" preguntó Key. "¿Los habrías dejado?"

"No" dijo lentamente. "No podría haberlo soportado, incluso cuando empecé a practicar el sexo, en la universidad, no quería que pusieran sus manos a mi alrededor, no fue hasta que... " Se detuvo súbitamente, sus ojos descentrados. No fue hasta Key que él había querido el tacto de brazos a su alrededor, que había querido que Key lo sostuviera cerca. Con todas las otras personas, había sostenido sus manos sobre sus cabezas, o él había estado de rodillas fuera de sus alcances, pero eso había sido sexo; con Key, desde el mismo principio, había sido hacer el amor, solo que le había tomado dos largos años comprenderlo.

Minho nunca habría permitido que Boah o Siwon lo abrazaran, y ellos lo habían sabido.

¿Habían sus percepciones, y por consiguiente sus recuerdos, estado tan distorsionados por sus experiencias previas? Si lo que había visto habían sido reflejos en el carnavalesco espejo de su mente, entonces nada era como había parecido. Las palizas y abusos generales que había sufrido en la otra casa de crianza lo habían entrenado para esperar rechazo, y había sido demasiado joven para ser analítico.

"¿Puedes realmente continuar con tu vida a menos que lo sepas con certeza?" preguntó Key, recostándose más cerca de Minho. Aquellos ojos de miel oscura eran estanques en los que Minho podía ahogarse, y de repente lo atrajo estrechamente contra su pecho.

"Estoy intentando continuar con mi vida," murmuró contra su cabello. "Estoy intentando construir una vida, contigo, deja ir el pasado. Dios sabe que he pasado suficientes años tratando de hacer eso, y ahora que está funcionando, ¿Por qué desenterrarlo nuevamente?"

"¡Por que tú no puedes dejarlo ir! No puedes olvidar tu pasado, es parte de lo que te hizo el hombre que eres, y Boah te ama, esto no es todo por tu bien, parte de esto es por el de ella. Esta sola en el mundo ahora, Ella no se lamentó de ello, o se quejó porque hubieras desaparecido durante casi veinte años y nunca hubieras vuelto a verla, sólo quería saber si estabas bien, y estaba tan orgullosa de oír cuán bien lo habías hecho."

Minho cerró sus ojos, luchando para evitar las imágenes que se estaban formando en su mente, pero era una batalla inútil. Boah siempre había sido la personalidad más fuerte; Siwon había sido más suave, más gentil, aún podía ver su rostro, de huesos fuertes, plano, tan reservado como un paisaje del desierto, nunca malévolo, pero severo y recto, sus normas de limpieza habían sido de las más altas; por primera vez en su vida, siempre había tenido buenas, limpias prendas de vestir, prendas de vestir con las que no había estado abochornado de ir a la escuela.

No quería pensar que había pasado veinte años preguntándose sobre él, preocupándose. Nadie nunca se había preocupado por él antes, así que la posibilidad simplemente no se le había ocurrido, todo en lo que había pensado era hacer un corte limpio con su pasado, hacer alguien de sí mismo y nunca mirar atrás.

Por hábito apartó con fuerza la emoción, y la lógica del asunto estuvo repentinamente clara para él, no quería volver atrás, quería que Key se casara con él. Key quería que el volviera atrás, las tres ideas cayeron en su lugar, y al mismo tiempo supo qué haría.

"Volveré," dijo suavemente, y la cabeza de Key se elevó de repente, sus ojos de gatito coqueto, suaves e interrogantes. "Con una condición."

Se miraron fijamente en silencio por un momento, Minho recordó el principio de su relación, cuando Key había dicho que sería su querido con una condición, y él se había negado, forzándolo a aceptarlo en sus términos, Key estaba recordando, también, y Minho se preguntó si  se negaría por principio. No, no Key, él era infinitamente compasivo y lo bastante sabio para saber que una ocasión no tenía nada que ver con la otra, Minho también aceptaba que no siempre ganaría, pero eso estaba bien, mientras Key fuera el vencedor, mientras  ganara, Minho ganaría, también.

"Entonces oigámosla," dijo Key, a pesar de que ya lo sabía. "¿Cuál es la condición?"

"Que aceptes casarte conmigo."

"¿Reducirías nuestro matrimonio a una condición que tiene que ser cumplida?"

"Haré lo que haga falta, usaré cualquier argumento que tenga, no puedo perderte, Key, lo sabes."

"No me estas perdiendo."

"Lo quiero firmado y sellado, registrado en el tribunal del condado. Quiero que seas mi esposo, y quiero ser tu marido, quiero ser un padre para nuestros hijos." Le dirigió una sonrisa torcida. "Esto es para mi como una forma de hacer las paces con mi propia pésima infancia, de darle a mis hijos algo mejor y tener una infancia real a través de ellos."

De todas las cosas que podría haber dicho, esa lo alcanzó rápido y duro. Escondió su rostro contra su cuello para que  no viera las lágrimas llenando sus ojos y tragó varias veces para ser capaz de hablar con normalidad. "Muy bien," dijo. "Tienes un esposo."

No pudieron ir a Incheon inmediatamente, a causa de sus compromisos de negocios. Mirando el calendario, Key sonrió e hizo planes para que fueran el siguiente domingo, y llamó a Boah para hacérselo saber, no estaba en el carácter de Choi Boah con entusiasmo, pero Key pudo oír la pura alegría en su voz.

El día llegó finalmente, mientras recorrían el camino, Minho podía sentirse a sí mismo tensarse. Había estado en hogares de crianza a lo largo y a lo ancho del estado, pero había vivido en Incheon la mayor cantidad de tiempo, por lo que tenía más recuerdos de ello, podía visualizar cada habitación de la vieja casa, cada mueble, cada fotografía y libro, podía ver a Boah en la cocina, cabello oscuro estirado apretadamente hacia atrás en un práctico moño, un inmaculado delantal protegiendo su vestido sin adornos, mientras los apetitosos aromas de la cocina llenaban la casa entera. Recordó que ella había hecho un pastel de manzana que era casi pecaminoso, abundante en manteca y canela, podría haber engullido el pastel si no hubiera estado siempre alerta de que cualquier cosa que le gustaba le fuera quitada, por lo que siempre se había limitado a una rebanada y forzado a si mismo a no mostrar ningún entusiasmo, recordó que Boah había horneado un montón de pasteles de manzana.

Condujo hacia la casa sin ninguna dificultad, su localización permanentemente grabada en su mente, cuando estacionó en el cordón de la calle su pecho se tensó hasta que se sintió casi sofocado, era como ser atrapado en una distorsión del tiempo, retrocediendo casi veinte años y descubriendo que nada había cambiado, había cambios, por supuesto; el techo del porche estaba un poco combado, y los autos estacionados en la calle eran veinte años más nuevos. Pero la casa aún era blanca, y el desnudo césped aún estaba tan pulcro como una caja de sombreros, y Boah, saliendo al porche, aún era delgada, y su huesudo rostro estaba aún determinado con líneas severas por naturaleza.

Él abrió la puerta del auto y salió, sin esperar a que él diera la vuelta, Key había descendido por su lado, pero no hizo ningún movimiento para caminar hacia adelante y unirse a él.

De repente él no podía moverse, no otro paso. Con solo la pequeña extensión de césped separándolos, miró a la mujer que no había visto en dos décadas, ella era la única madre que alguna vez había conocido, su pecho dolía, y apenas podía respirar. No había sabido que sería así, que repentinamente se sentiría como aquel aterrorizado chico de doce años otra vez, traído aquí por primera vez, teniendo esperanzas de que sería mejor que los otros, anticipando mas del mismo abuso. Boah  había salido al porche entonces, también, y el había levantado la vista a aquel severo rostro y sentido el viejo rechazo y miedo, había querido aceptación, la había querido tanto que su corazón había estado aporreando en su pecho y había temido deshonrarse a sí mismo mojando sus pantalones, pero no se había permitido mostrarlo, porque no tenerlo en lo absoluto era más fácil que enfrentarse a otro rechazo, así que se había cerrado, protegiéndose de la única forma que conocía.

Boah se movió hacia los escalones, no estaba vistiendo un delantal; se había engalanado con uno de sus vestidos de domingo, pero estaba retorciendo sus manos en la falda por costumbre. Ella se detuvo y miró fijamente al alto, poderoso hombre que permanecía de pie inmóvil en la acera, era Minho, sin dudas, se había convertido en un hombre sobrecogedor, pero ella siempre había sabido que lo haría, con esa piel olivácea, cabellos negros y ojos tan profundos. Podía ver sus ojos ahora, y la expresión en ellos era la misma que había sido veinticinco años atrás cuando el asistente social se los había traído, asustado y desesperado, y necesitando tanto ser amado que había estrujado su corazón, Minho no se acercaría más, ella lo sabía, no lo habría hecho entonces, tampoco, de no ser por el apretón del asistente social sobre su brazo. Boah había permanecido en el porche en lugar de asustarlo precipitándose hacia él y quizás había sido un error, esperar que le fuera traído hasta ella, Minho necesitaba que la gente se acercara a él, porque  no sabía como hacer el primer movimiento.

Lentamente su rostro se relajó en una sonrisa, entonces Boah, aquella severa, reservada mujer, bajó los escalones para encontrar a su hijo, su boca temblando y lágrimas corriendo por sus mejillas, sus brazos extendidos y nunca dejó de sonreír.

Algo se rompió dentro de Minho con un audible chasquido, y él se rompió, también. No había llorado desde que había sido una criatura, pero Boah era un  ancla que alguna vez había tenido en su vida, hasta que había conocido a Key. Con dos largas zancadas se reunió con ella en el medio de la acera, la atrapó en sus brazos, y Choi Minho lloró. Boah puso sus brazos a su alrededor y lo abrazó tan fuerte como pudo, como si nunca lo soltaría, y siguió diciendo, "¡Mi muchacho!, ¡Mi muchacho!" En medio de sus lágrimas él extendió la mano hacia Key, y él voló hacia sus brazos, Minho los sostuvo a ambos ceñidos en su abrazo y los meció juntos, las dos personas que amaba.

Era mayo, el día de la madre. 

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