Yuri Katsuki, maldito cerdo. Lo único que tienes claro es tú amor por el anciano pero jamás ha puesto el amor y la motivación en la pista. No me jodas, no puedes superarme a mí, yo realmente quiero ese oro para no defraudar a Rusia.
La mirada del rubio se posa a la expectante tribuna, el nipón esta mirándole, eso le saca una sonrisa llena de satisfacción.
Mírenme bien y recuerden a Yuri, el prodigio ruso. Aquél del que se burlaron por ser tan femenino, por tener talento y siempre destacar.
Siento una frígida mirada sobre mí, mientras giro ahí esta él. Otabek Altin, el kazajo que se convirtió en mi mejor y primer amigo.
Otabek- No creas que haciendo eso podrás obtener lo que deseas.
Yuri- ¿Qué va a saber alguien que apenas conozco sobre mí?
Otabek- Yuuri Katsuki no se fijará en ti. -Su mirada estoica y el silencio sepulcral que se generó podría ser cortado con un filoso cuchillo.
Yuri- No entiendo que dices. -Dijo algo nervioso con su voz entrecortada.
Otabek- Déjame decirte que he visto como lo miras, no pienso que estés enamorado pero si el ganar ayuda que él no se retire apuesto que sería de tu agrado. -Se apoyo contra la pared cruzado de brazos.
Yuri- Deja de decir estupideces, tsk. Idiota. -Trató de gritar pero la mano cálida de Otabek se poso en los rubios cabellos del ruso.
Otabek- En la competencia hazlo por ti. Que sea tú deseo de superación. Mírame a mí -Esto último lo dijo en un susurro que hizo estremecer al ruso.
Yuri- Callate. No tienes derecho a hablar de mí como si conocieras lo que siento. -Se mordió el labio inferior e inhalo tanto aire como pudo.
Otabek- Quiero verte feliz, acaso eso no te basta. -Alzó la voz mientras la mano que sujetaba el cabello de ruso tomaba con fuerza la mano delicada de Yuri.
Yuri- Me duele, suéltame... -Murmuró mirando al suelo.
Otabek- Estoy cansado, siempre seré la sombra de alguien más, en la pista, en el amor, en tu corazón. -Sus ojos se cruzaron de repente haciendo sonrojar al menor.
-Yuri, vamos a la pista. -Anunció su entrenadora tomando por sorpresa a los jóvenes. El ruso ni siquiera lo miro, solo entro a la pista para dar lo mejor de sí.
-Yuri, Davai. –Eso lo trajo a la realidad, desde que entro a la pista no ha dejado de animarlo y dedicar su mejor sonrisa, era un idiota por poder actuar de forma tan habitual después de lo sucedido recientemente. Gruño y siguió clavando cada salto. Fue un exquisito final para el que clavo cada salto, dio lo máximo y solo pudo romper en lagrimas frente al publico que lo aclamaba y le animaba a gritos.
–Yuri Plisetky, ha arrasado el Gran Prix Final. –La multitud grito y Otabek Altin se abalanzó hacia él. Las lágrimas seguían cayendo y los brazos del rubio rodeaban el cuello del moreno.
–Gracias por hacerme abrir los ojos.