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Alice observó el suelo blanquecino, pensativa y observando, de alguna manera, a un Madara algo más serio que de costumbre.
Se tapó con la capa por el frío que hacía, suspirando de por medio.
Había pasado ya un rato desde que Madara había dejado libre a aquel pobre hombre que se había encontrado justamente de cara con el Uchiha, con un mensaje directo.
Ella sabía perfectamente de lo que era capaz su compañero de viaje, pero sin duda alguna cuando se ponía de esa manera, cualquiera tendría miedo de acercarse a él.
Menos ella.
Aun así, el azabache seguía sin decir mucho y observando por debajo de la colina que tenían, dejando ya de lado los dos pueblos que ya habían pasado.
La ojiverde suspiró, acercándose a él.
— Madara, me desnudaré para ti si te calmas un poco más.
El susodicho posó sus ojos en ella, contemplándola.
— Mentirosa.
Ali sonrió un poco.
— Ah...—Murmuró, satírica— Pero me has hecho caso, ¿ves?— Le pegó un leve empujón y empezó a caminar, bajo la atenta mirada de él que la seguía con cada movimiento que la joven hacía— Movámonos...¿O también quieres hacerme algo a mí?
El de cabello largó observó a la chica de pies a cabeza con una expresión seria, pero sus ojos denotaban intensidad.
Dejó de quedarse quieto y empezó a acortar la distancia de ellos dos, quedándose frente a ella mientras Yuki le retaba con la mirada.
— Depende de qué.
Y esta vez, tras mucho esfuerzo por parte de la ojiazul, no desvió la mirada que él le mantenía. Alice asintió con sarcasmo y sonrió con malicia haciéndole un gesto con la cabeza para que la siguiera.
Sabía que después de saber todo aquello y estar siendo perseguida, ninguno de los dos podía bajar la guardia; Pero prefería que él estuviera calmado y pensando en otra cosa.
Estirando sus brazos para desperezarse, volvió a girarse en cuanto lo sintió a él hablando.
— Es extraño...— Musitó.
— ¿El qué?— Alzó Alice una ceja, confundida.
— Tú.
Ofendida, le enseñó el dedo medio con todo el amor y odio que le tenía.
— Que te den— Respondió.
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Quitándose la nieve que tenía por encima de su capa, entraron en la taberna resguardándose en el calor.
Ambos miraron casi al mismo son su alrededor con discreción, mas Madara, ya se había dado cuenta incluso antes de entrar; No le hacía falta.
Alice le indicó un asiento y se sentó justo frente a ella, cruzando sus manos.
Al pedir ella un café caliente, ladeó el cuello mientras la observaba atentamente.
— Deja de mirarme así— Profirió ella, intentando con todas sus fuerzas parecer calmada. Cuando, en realidad, le afectaba.
— ¿Si digo que no, qué?— Retó el Uchiha, alzando una ceja.
Pegó un sorbo a su taza y lo miró con mala cara, para después pegarle una patada por debajo de la mesa.
Madara frunció el ceño, mirando por debajo.
— Ahí tienes la respuesta— Sonrió con orgullo la otra.
— Te la estás jugando...— Advirtió el de cabello largo, apoyando su mentón en su mano con cierto interés en lo que hacía.
La azabache se encogió de hombros.
— Contigo siempre me la juego.
Con una pequeña sonrisa por parte de él, cerró los ojos. En ese momento, fue ella quien se lo observó por un rato.
Alice suspiró y cogió aire acto seguido. Mirando hacia otro lado, se mojó sus labios por la agitación que tenía en su interior.
— Nos están observando— Habló ella, para también despejar su mente.
— Lo sé, han estado aquí desde hace rato— Aclaró él, todavía de brazos cruzados.
La chica asintió.
— Tengo dos teorías...—Dijo. Ésta vez, Madara abrió los ojos para prestarle atención— Por una parte, pienso que podría haber sido la planta carnívora— Expresó— . Aun así, también creo que los kages son lo suficientemente egocéntricos y presuntuosos como para mandar a gente en mi búsqueda y conseguir información.
El del sharingan enserió su mirada, mirando a su izquierda por el rabillo del ojo.
— Cualquiera que sea, será un fracaso para ellos— Espetó él.
La de hielo se mantuvo callada, manteniendo un ojo en él y pensando. Unos segundos después, entornó los ojos; Había mucho que hacer, y tampoco quería meter a Madara de por medio después de todo.
Lo conocía perfectamente, y las cosas por el momento iban bien. No quería arruinar esa pequeña racha por el simple hecho de que la persiguieran.
Porque, de todas formas...Él ya había enviado aquel mensaje.
— ¿Has acabado?— Preguntó. La del zorro asintió, sin más— Bien, entonces pagaré y nos vamos.
— Está bien, te espero fuera...—Comentó ella— Necesito un poco de aire.
— No te vayas muy lejos.
Afirmando lo que él acababa de decir, salió por la puerta y cogió aire una vez sintió el frío en su cuerpo y la nieve en sus botas.
Miró a su derecha, apática y molesta, y se dirigió unos pasos al pequeño rincón de bosque que había ahí.
Creó varias agujas de hielo en su mano, agachándose y analizando bien dónde se hallaba aquel ninja que había salido por la puerta trasera en cuanto la vio a ella salir.
Traspasó con sus orbes claras de un lado, a otro; Hasta que lo vio escondido detrás de un árbol.
Escuchó el gruñido que el hombre hizo al sentir los colmillos de su zorro perforar su piel y, aprovechando que había quedado totalmente en su mira y expuesto, lanzó las agujas a su cuerpo.
Casi al momento, cayó al suelo.
Alice movió sus manos y se crujió los dedos, tapándose con la capucha y volviendo a girarse para ir en busca del Uchiha.
— Oye, perdona...— En cuanto rotó su cuerpo hacia adelante, se topó de narices con otro shinobi; En silencio, ella entrecerró los ojos con total frialdad entre tanto, volvía a crear hielo en la palma de su mano— Te he visto salir y me preguntaba si...
— Habla rápido, no tengo todo el día— Apremió la chica, atenta a si hacía algún movimiento.
Él asintió, pero claramente la de la trenza vio como detrás de su espalda, llevaba en mano un kunai.
— Bueno, es que te he visto con un hombre y eres muy bonita, así que me preguntaba si...—Decía, moviendo las manos de su espalda.
Mas de repente, aquel chico paró en seco y tragó en seco; Sintió la presencia de alguien detrás de él.
Y una que lo paralizaba.
— Fuera— Expuso Madara, con unos ojos muy fríos y oscuros— . Sólo te daré tres segundos.
— P-Pero...E-Ella...
— Ella es mía— Contestó sin más— . Así que lárgate de mi vista antes de que mi control se acabe.
Como un rayo, soltó en kunai y salió despavorido en dirección contraria. Sin mirar atrás, y gritando alguna cosa mientras corría lo más que podía.
Alice se cruzó de brazos y lo miró con astucia, sin mencionar palabra.
— ¿Qué?— Inquirió el azabache, frunciendo el ceño.
— Nada, nada...—Negó con la cabeza la chica— ¿Por qué has tardado tanto?
Fue acercándose a él para seguir con su camino, cuando entornó los ojos al darse cuenta de un diminuto y pequeño detalle que antes no había visto; Tenía una salpicadura de sangre en la mejilla.
La pálida compañera subió sus orbes de aquello, a los ojos negros de él. Estuvo unos segundos sin decirle nada, simplemente contemplándolo de forma complicada y profunda.
El antecesor volvió a girar su rostro para examinar hacia atrás, tras escuchar a alguien salir.
Ali bufó, y llevó sus manos al mentón de él, obligándole a que la mirase. Algo intrigado en por qué ella había hecho tal cosa, ella pasó su dedo por la mejilla de éste, quitándole la pequeña gota de color carmesí que lo teñía.
Madara examinó con cautela e interés lo que hacía, entretanto la observaba sin emitir ningún ruido; Simplemente, la observaba con magnitud.
— No te preguntaré qué es lo que has hecho— Musitó ella con una tenue, pero tranquila voz— ... Ni hablaré sobre lo obvio, mejor...Vámonos ya de aquí.
Tras decirle esas palabras y dejar su mejilla en paz, la pálida chica empezó a caminar por delante de él. Mas el Uchiha, se quedó un tiempo en su sitio mientras la veía andar.
Sin duda alguna, ella seguía siendo en muchos aspectos un cierto enigma para él.
Era más que obvio que Alice se imaginaba lo que había pasado y por qué había tardado tanto en aparecer. Pero no le hacía hacía preguntas. No iba a más y tampoco es que quisiera hacerlo.
Ella sabía cómo era su personalidad. Bien que quería cambiar el hecho de que sus ideales se diversificasen un poco mas, aun así...En el fondo lo aceptaba tal y como era. Aceptaba su pasado. Lidió y aceptó sus actos de éste mismo. Y aunque la mayoría viese que era un monstruo por su fuerza, por la leyenda que se había formado de él o por el clan maldito del cual venía..Alice no lo veía así.
Y él se preguntaba el por qué.
Al notar la azabache que no lo tenía detrás, se giró a verlo algo confundida.
— ¿Qué haces ahí parado, dobe? Eras tú el que me atosigaba todo el rato para seguir y no pararnos.
Cerro los ojos un segundo, para después empezar a seguirla.
— ¿Nunca te han dicho que hablas mucho en momentos inesperados?
Nuevamente, indignada y con ganas de pegarle un empujón, lo acribilló con la mirada.
— ¿Nunca te han dicho que eres idiota?— Preguntó.
— Oh, sí...— Dijo, acercándose a su oído— Tú me lo has dicho tantas veces que he perdido la cuenta.
Ella se encogió de hombros, desinteresada.
— Te tendrás que acostumbrar, lo más seguro es que no sea la última vez que te lo diga.
La observó por un instante, provocando que ella por igual subiese su mirada para encontrarse con la de él.
Pasó sus ojos por todo su rostro y entonces, ella giró el rostro con un gran desazón en el cuerpo.
Siguieron caminando por aquel valle nevado, viendo a un Tomoe correteando y jugando con bolas blancas por primera vez. Ya habían pasado esa taberna donde se encontraron con justamente, tres shinobis más que iban a por su cabeza.
Aun así, ahora pasaban por lugares donde no había nadie. Sólo estaban ellos dos y parecía, que ningún intruso más aparecería por el momento.
Que justamente, y en ese instante, era una pequeña ocasión donde nadie más andaba por los alrededores. A excepción de los pensamientos de esos dos juntos.
Como unas cuantas veces en todo el día, la ojiazul cogió aire y la dejó salir, con su vista hacia adelante.
Madara paró en seco, girándose en su dirección ahora que, ella, era la que estaba caminando detrás de él.
— Estás pensando en algo— Habló— . Dime lo que es.
Ella dio unos cuantos pasos más, cuando paró al ver su expresión; Se cruzó de brazos.
— No estoy pensando en nada del otro mundo— Respondió.
— Eso díselo a otro, no te creo— Profirió frunciendo el ceño— . Has estado así todo el día, conozco cuando estás pensando en algo y no se lo quieres decir a nadie.
Ali rodó los ojos, haciéndose la desinteresada. Puso unos ojos serios en él, igual que su expresión.
— ¿Y qué si he estado pensando en algo?
Madara cesó de mantenerse en el mismo sitio y empezó a aproximarse a ella de manera audaz, sin detenerse. La azabache ni se movió, en cuanto lo tuvo cara a cara y sus ojos la examinaban de esa forma.
La del cabello largo alzó el mentón, esperando y provocándolo con una simple mirada.
— Pues que al igual que tú sabes de mí...— Murmuró, entrecerrando los ojos sin dejarse un resquicio de ella— Me digas qué es lo que ocurre.
Ciertamente ella caviló en si hacerlo o no, y estuvieron un rato haciendo su típico juego de mantenerse los ojos en cada uno, hasta que suspiró.
Tenía razón.
— Tengo un plan— Expuso, sin más.
El de ojos negros alzó una ceja, y frunció un poco el ceño. Sin duda alguna, implicaba y exponía que ella siguiera hablando.
— Un plan que seguramente no te guste nada...— Murmuró, haciendo una mueca como diciendo "sí, es probablemente lo que ocurra".
Desconfiado y serio, escuchó todavía más atento. Estaba al tanto de que ahora Ali podía soltar cualquier cosa.
— ¿Qué plan?— Se limitó a decir.
Hesitó algo en si revelarlo o no, pensando en que probablemente la volviese a atar de pies y manos con una cuerda para que no se moviese ni fuese a ningún lugar.
— Cabe decir que lo más seguro es que no os guste a nadie y lo neguéis en rotundo, pero me dejaréis hacerlo— Dijo— . No, perdona...Retiro lo dicho; Lo haré queráis o no.
Ya, algo más impaciente y queriendo descubrir qué era lo que escondía ella, Madara fue a colocar su mano en la nuca de ella para acercarla o captar su atención.
Mas Alice fue más rápida en ese momento, y agarró su mano antes de que lo hiciese él. Extrañándolo y poniéndolo todavía más serio. Por, si realmente, cabía alguna posibilidad de ello. Ella soltó la mano de él y por el contrario, llevó la suya al pecho de éste, manteniéndola apoyada sin moverse, y con unos ojos taciturnos y reservados.
— Madara... ¿Vendrías tras de mí si me alejase?
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Y como prometí...¡Aquí está el siguiente! Habéis sido buenas y comentasteis mucho, así que espero que os guste ;)
Bueno, bueno...Esta vez no hay mucho que describir, ya está todo dicho aquí. Madara y Alice se han vuelto a encontrar a más ninjas que iban a por ella, pero los han acabado rápidamente. Aun así...No todo ha terminado. Todavía queda más.
¿Qué significa eso que ha dicho al final? ¿Qué esperáis que ocurra? Dioses, necesito que comentéis muuuuuucho en este capítulo también. Estoy deseando veros a todas lo que ponéis xdd
Hasta la próxima.