Las llamas de las velas encendidas en la cena no podían exclamar otra palabra más que romanticismo.
Los arbustos perfectamente formados para la ocasión, y una mesa para dos personas que en vez de mirarse a los ojos, observaban con dulzura los labios del de al frente.
-¿Y, He logrado impresionarte?- Rompió el silencio su novio.
-La verdad había un chico..- La chica rubia fue interrumpida.
Dando una carcajada se levantó de la mesa.
-Yo soy el único amor que debe haber en tu vida- Se agachó el chico.
Géminis se abalanzó hacia el y los dos rodaron por el suelo, en ese momento no importaba si sus vestidos se manchaban de tierra o polvo que había en el jardín, sólo importaban las risas de ambos y los pectorales de Acuario contra el pecho de Géminis.
En un movimiento rápido, El chico castaño quedó encima de la rubia, y con la mano que le quedaba libre agarró la muñeca de Géminis.
-Acercate, Tengo que decirte algo- Repetía la chica- Acercate.
Tirando de la cadena que colgaba del cuello de Acuario, Lo acercó hacia ella y le propinó un beso duradero.