Mi teléfono vibró entre mis ropas, lo busqué en los bolsillos hasta encontrarlo y mirar la pantalla, era un mensaje de Lean.
Lean: ¡Hola, tonto!
Alex: ¡Hola, idiota!
Reí al escribir la repuesta, guardandolo de nuevo en mi bolsillo y continuar con mi caminata. Después de unos momentos escuché a alguien gritar a mis espaldas.
-¡¡Lindo trasero!!- se escuchó.
Suspiré frustrado, ¿Por qué siempre tiene que gritar estupideces? Me giré y lo vi caminando de una forma rara hacia mí.
-La pizza de Don Cangrejo es la mejor para ti y para mí...- cantaba él.
Me puse la capucha del suéter que tenía puesto y le di la espalda para seguir con mi camino, pero no dio resultado ya que lo encontré a un lado de mí hablando y hablando, pero trataba de ignorarlo a ver si dejaba de molestar, pero seguía y seguía.
-...Y entonces lo golpee y le quité mi dinero, tomé un palo y le dí una y otra vez con él...- hizo con sus manos unos puños, los juntó y movió las manos de arriba abajo como si estuviera golpeando a alguien.- ....después vino la Policía y me tiré por la ventana del establecimiento, ¡fue genial!, pero... los policías se tiraron por la ventana también y me persiguieron....- hizo cara de asustado.- ....corrí y corrí, me giré en una esquina y me golpee con una anciana, pero pensé que sería buena distracción, así que la tomé de los hombros y la empujé contra los policías antes de que uno me atrapara del cuello de la camiseta, continué corriendo, riéndome porque la anciana estaba regañando a los policías, ¡Jajajajaja!, fue muy divertido- narró Lean, riéndose de su problema.
Me reí yo también, no pude evitar escucharlo, sus anécdotas de cuando sale a dar un paseo son muy graciosas, en especial de una cuando hizo explotar una casa.
-Eres un loco, pero aún así somos mejores amigos- pasé un brazo por su hombro y él hace igual.
-¿Vamos por unos tacos?- pregunté, mirándolo.
-¡Por supuesto!- respondió.