Pov Maica
—¿Estás segura de que no quieres que me quede?—Dijo la azabache, arreglándose la ropa y el pelo en en mi espejo—Podría hablar con Pain, me da igual lo que diga.
Reí mientras comía. Cosa que fue una terrible idea porque casi me atraganto.
—Echaré esto de menos cuando me recupere.—Sonreí mostrando los dientes y mirándola con una cara de pervertida—Ay...Tanta preocupación, desde luego que la echaré de menos. Quiero esto siempre.
Alice rodó los ojos y, una vez que se acabó de arreglar, se giró a mirarme.
—No seas tonta, Maica. necesitas recuperarte.
Dejé a un lado el plato y lo coloqué en la mesita de noche, aún con una sonrisa en mi cara.
—Sí, sí. ¡Lo sé!—Le guiñé un ojo—Cada vez estoy mejor, tranquila. Dentro de poco podré volver a acosarte, sé que lo estás deseando.
—Por supuesto.—Dijo con ironía a más no poder—Me encanta que me acosen y me tiren al suelo por los abrazos. Lo adoro, vamos.
—Es mi encanto, mi amor.—Articulé en tono sensual. Le mandé un beso volador, algo que Alice hizo que lo esquivase—¡No podrás esquivarlo por mucho tiempo! ¡Cuando pueda moverme bien, verás!
Ella rodó los ojos.
—¡A propósito...!—Di voces, haciendo señas con la mano. Ella me miró confundida, todavía más cuando vio mi mueca pervertida—¿Qué hiciste con Obito y Madara en su base, eeeh? ¿EH? Sé que me has dicho que Madara te dijo no se qué cosa sobre cuidar los actos que hacías, pero ¡No apareciste en toda la noche!
—Ah, eso...—Dijo desinteresada—Hicimos un trío.
Mi respiración se entrecortó. Me quedé, literalmente, en procesión loading en mi cerebro.
Iba a empezar a hablar, pero ella comenzó a reírse y a mirarme con cara de "en serio, eres tonta". Le gruñí y me quejé. Por poco no le tiro un cojín.
—¡Eres idiota, Alice!
—Tú más por creértelo.—Manifestó sonriendo y negando con la cabeza—De verdad, qué ideas tienes.
Me encogí de hombros.
—Es una forma de solucionar todo este problema que tienes, ¿sabes?—Nuevamente, le guiñé un ojo, ella simplemente suspiró—Vale, no ha habido trío. ¡Pero a ver si sólo ha sido con uno y tu cuerpo ha sido mancillado y seducido por alguno de ellos!
Pls. Qué haya sido mancillado, qué lo sea.
—No alucines.—Comentó desinteresada y con el ceño fruncido—Mi cuerpo sigue como siempre. No ha pasado nada, sólo he dormido allí.
Me puse triste al instante.
—¿Nada de...Nada?—Negó con la cabeza—¿Ni manitas? ¿Ni has dormido con ninguno?—Volvió a negar varias veces.
—No, Obito desapareció.—Dijo, con una extraña sonrisa en su rostro. ¿Por qué sonreía?— Aunque hablé un momento con Madara antes de acostarme.
—¿Acostaros los dos?
—¡Qué no, Maica! ¡Qué no!—Exclamó. Yo intenté aguantarme la risa—¡Acostarme yo SOLITA! Madara no me siguió hasta el colchón e hicimos cosas para mayores de dieciocho, ¿eh? No.
—Pues mal, muy mal.—Suspiré, con una pequeña sonrisita en mis labios. Me gustaba molestarla con esto—Ya podíais haber roto la cama...
Si las miradas pudieran matar, estoy segura de que ya estaría muerta por culpa de Alice. Esa mirada me daba miedo.
Mucho miedo.
—E-Es broma...—Murmuré. Puse las manos en alto, en señal de paz—Yo sé que tienes suficiente con mi dosis de amor por las noches.
Mi mejor amiga se crujió los nudillos y se encaminó hacia mí, con miedo de que me abriera en canal o algo. Pero ella me dio un pequeño golpe en la cabeza, sin hacerme daño del todo. Tras escuchar mi dramática queja, se dio la vuelta y se acercó a la puerta de mi cuarto para salir. Me levanté y la seguí por atrás.
Tenía que marcharse ya.
—Cualquier cosa que ocurra no dudes en decírselo a alguien, Mai.—Aseguró mientras caminábamos hacia el comedor, donde los artistas la esperaban.
De verdad que no parará hasta verme bien del todo, eh. Aunque no me pienso quejar...
—¡No te preocupes, no te preocupes!—Hablé haciendo gestos con la mano, restándole importancia—Al menos ahora puedo moverme, aunque no pueda salir de misión. Tú ocúpate de esos dos, y asegúrate de que no vayan a por Sasuke ni nadie extraño, que los conocemos. ¡Sobretodo Deidara!
Ella sonrió y asintió, dándome la razón.
—Sí, cuenta con ello.—Expresó—Si hace alta lo congelo o le digo al pelirrojo que lo meta dentro de una marioneta.
—No lo dudo, no lo dudo.—Me reí, imaginándome la escena de ella y Sasori. Le piqué una mejilla y le lancé un pequeño beso en cuanto Ali me miró—Ten cuidado tú también, no quiero quedarme viuda.
—¿Viuda?—Dijo la de ojos azules con una cara extraña—Pero si tienes a Hidan, mujer.
Lentamente me acerqué a Alice, mirando de un lado a otro como si quisiera asegurarme de que no había nadie.
—Sí, pero tú eres mi amante...O él lo es, como tú prefieras.
—Eres idiota.—Sonrió levemente.
Seguía diciendo tonterías similares mientras caminábamos,hasta que ambas llegamos al salón. No sabía cuándo la iba a volver a ver, y la echaría de menos—Básicamente, yo la estaba acompañando para despedirla, como de costumbre—, viendo al chico de la arena de pie.
—Veo que no me has hecho esperar.—Comentó al verla.
Anda, vuelve a estar dentro de Hiruko...Bueno, normal.
—Yo también me alegro de salir de misión contigo, Sasori.—Dijo, burlona. Se acercó a él y miró hacia los lados—¿Y Dei-chan?
—Ha ido a por más arcilla, era escasa la que tenía.—Explicó—Espero que no tarde demasiado, no me gusta que me hagan esperar.
Y como si lo hubiera invocado, el rubio apareció por la esquina. Caminando, se veía que guardaba la arcilla en sus pequeñas mochilas que siempre llevaba.
—Ya está, suficiente.
—Perfecto—Enfatizó Sasori mientras se adelantaba—Adelante, entonces.
Antes de partir del todo, Alice se giró y ahora, fue ella la que me guiñó un ojo, coqueta.
—Nos vemos, Misa.
—¡Hasta dentro de unos días, mi amor!—Di voces, agitando la mano de un lado a otro entretanto la veía marcharse —¡No hagas nada que yo no haría!
Alice se despidió también, algo extrañada. Cuando vio que cierto enmascarado se posaba a mi lado, en su rostro apareció una sonrisa socarrona y burlona, como si le estuviera diciendo con esa mirada "Piérdete, no me vas a tener en unos cuantos días en la mira. Me libro de mi acosador"
—...En el fondo te quiere.—Le comenté, riéndome nerviosa por lo que acababa de hacer la azabache y girando el rostro para mirar a Tobi.
—Sí, lo veo.—Contestó, con una voz seria—Se nota a kilómetros.
Ladeé la cabeza y sonreí, con una gran picardía.
—Ya sabes cómo es, no le gusta mostrar sus sentimientos.—Canturreé—Si supieras la verdad...—Sí, sí. La verdad de que os adora y sois sus favoritos—A ella hay que obligarla para que los muestre, más que nada. Si al menos me hubiese hecho caso en lo del muérdago...
Obito se giró a verme, de brazos cruzados.
—Eso del muérdago, ¿de qué se trataba? no me lo ha querido explicar en ningún momento.
Mis ojos se iluminaron y empecé a reír descontroladamente, poniéndome roja de las carcajadas; Ay, qué bien me lo voy a pasar...
Aunque es posible que ella me mate a la vuelta.
—Verás...de donde venimos, es una tradición que las dos personas que se encuentren debajo de un muérdago, tengan que besarse.—Sonreí con malicia, ladeando la cabeza—Y vosotros no lo hicisteis...
—Ah, eso...Espera, ¿Qué?
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...
Me encontraba tranquilamente en la cama, leyendo un libro de medicina que me había dado Kakuzu. Pero la tranquilidad se esfumó, en cuanto mi puerta se abrió de un portazo y entró alguien dando gritos.
—¡Ah, no te soporto! ¡Algún día te haré sacrificio para Jashin, a ver si la religión sirve de algo o no!—Exclamó antes de pegar otro portazo, pero ahora para cerrarla.
Rodé los ojos exageradamente. Ya estábamos de nuevo con las peleas.
—¿Tú lo has visto?—Se dirigió hacia a mí, con muecas extrañas. Estaba indignado—¡Kakuzu ha dicho que mi Dios no sirve para nada y que tardo mucho en hacer el ritual!
—Lo que siempre te dice, Hidan. No sé por qué todavía te molestas—Dije riéndome. Él se cruzó de brazos, sentándose al lado mío, en mi cama— ¿Has traído lo que te he pedido?
—Ah, sí.—Parpadeó, recordándolo. De debajo de su capa sacó un pergamino con tonos azulados, enrollado y sin abrir—Aquí lo tienes, lo traje de la última misión, aunque me costó conseguirlo.
Bien, objetivo recibido. Punto de encuentro listo; ¡Tiene la mercancía! ¡Ha hacer uso de ella!
—Te adoro, muchas gracias—Expresé abrazándolo fuerte y dándole un beso— Ya verás ya lo que haré con esto...
Él frunció el ceño.
—¿Qué es lo que harás? ¿Y por qué me has pedido que lo robase?
—¡No es robar si lo pides prestado, así que no te escucho!—Exclamé, abriéndolo y sin mirarlo—Y voy a hacer muchas cosas.
—Misa, no lo vamos a devolver.—Articuló, con mala cara.
—Ya lo sé, ¿vale? Déjame.
Hidan se cruzó de brazos y de piernas, como un indio. Me estaba manteniendo la mirada. Sabía que seguiría mirándome mal hasta que no le dijera qué era ese pergamino y para qué fin lo quería. Lo conocía demasiado a estas alturas.
Intenté aguantar, de verdad que sí. Pero no pude.
—Vale, tú ganas.—Dije, poniendo mofletes. Él sonrió mostrando los dientes, claramente orgulloso de haber ganado—Como habrás podido notar, es un pergamino de medicina. Dentro habla sobre el ninjutsu médico y sus técnicas—Expliqué, leyéndolo por encima con seriedad—Si puedo aprenderme esto, llegaré a saberlo utilizar mejor y poder curar a los demás con mi ninjutsu. Siempre estamos en peleas, así que sería una gran ventaja tener a alguien que sabe hacer jutsus médicos y puede curarlos en cualquier momento, ¿no?
Claramente tendré que estudiar muchísimo y practicar de igual manera, pero tengo que esforzarme para poder conseguirlo. Siempre estamos arriesgando nuestras vidas. Alice siempre está esforzándose para ser más fuerte y hacer su parte, ¡Yo tengo que hacer lo mismo! Dependemos de un péndulo, necesito tener la capacidad de sanarla por si ocurre algo que no hemos previsto o poder salvar a los que tenemos en el plan.
Él sonrió algo perverso, entrecerrando los ojos mientras se acercaba poco a poco hacia mí.
—Me gusta cuando te pones así.
Moví la cabeza, aturdida.
—¡A ti te gusta cuando me pongo de todas las formas! —De repente, me cogió el pergamino y lo puso a un lado.
Hidan me sonrió mientras se quitaba la capa y empecé a ponerme roja. Me tumbé de lado para intentar ignorarlo y coger de nuevo el pergamino pero él lo evitó, posicionándose encima de mi cuerpo.
—Podemos hacer cosas más divertidas que eso, ¿no crees?—Me murmuró, besándome el cuello.
Mi alarma de peligro de erotismo está sonando. Fuerte. Muy fuerte.
No tengo que caer, no. Pero joder...Qué calor.
—N-No...—Intenté decir, entre besos y caricias. Mierda, qué difícil era mantenerse serena. Alice debe de ser sobrenatural—Hidan, necesito estudiármelo y practicarlo para poder aprendérmelo cuanto antes posible.—Dije, pero él seguía tocándome por debajo de la blusa—Joder, Hidan...
—Eso puede esperar...
—¡S-Sigo adolorida, no podemos!—Intenté excusarme, ya que mi herida aún seguía presente. Aunque ya no me dolía tanto.
Él rió y me levantó la camiseta, dejando al descubierto justo la zona donde se me veía la cicatriz de la apuñalada.
—¿Ésta?—Preguntó, sonriéndome todavía con picardía—¿La misma que ya está curada? Qué mal mientes...
—Está curada, sí. ¡Pero no puedo hacer grandes esfuerzos para que así pueda cicatrizar del todo!
—Tranquila. Tú no tendrás que hacer ningún esfuerzo, preciosa...—Expresó, besándome el estómago de arriba hacia abajo y rozándome las piernas con vigor.
¡Mierda! No, no, no. Como no me ponga un cinturón de castidad, así no hay que aguante, en serio...
Me desabrochó la camiseta de botones lentamente y sin más preámbulos, se lanzó a mis labios, besándome con vehemencia. Para más dificultad de mi control, el muy imbécil jugaba con mi lengua como si se tratase de una competición.
...Ya está. Perdí. ¡He caído en la tentación, perdóname, Alice!
Dejé salir un ahogado suspiro y, ya rendida y dejándome llevar, conduje mis manos a su blanquecino pelo, agarrándolo y masajeándolo mientras repartía besos y caricias por mi cuerpo. Noté su sonrisa en mis labios, lo que provocó que me riera.
—No te puedes resistir, eh...
—¡Cállate, bobo!—Dije pegando una carcajada.
Me pegó un leve mordisco en el pecho y me despojó de la camiseta al completo, quedándome desnuda de torso para arriba. Posteriormente y sin esperar más, me sacó los pequeños pantalones cortos de pijama que tenía.
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...
Poco a poco me fui despertando, somnolienta. Me moví un poco, pero sentí unos brazos a mi alrededor. Miré hacia mi lado y ahí estaba Hidan, abrazándome por la espalda. Sonreí con dulzura y con el máximo cuidado para no despertarlo, le aparté delicadamente las manos de mí.
Me encantaría seguir en la cama, ¡pero...! Ya me he pasado suficiente tiempo sin hacer nada por mi herida. Ahora que ya estoy algo más recuperada y puedo moverme, necesito ponerme ya manos a la obra y seguir con el plan. Estas cosas no se hacen esperar, ¡No voy a dejar que lo haga todo Ali mientras yo estoy aquí con el costado roto!
Cogí con lentitud y fijándome que él no se despertase, el pergamino que antes había puesto al lado Hidan porque "le estorbaba". Una vez en mis manos, me recargué en la pared de la cama y me quedé ahí recostada, con la sábana por encima.
¡Tenía que leerme bien este documento si quería llegar a algo! Al menos tenía la suerte de que ahora podía curar una rozadura muy leve, pero si sigo esforzándome podré llegar a sanar con el ninjutsu que aprenderé, tal como los ninjas médicos. Esto me va a ayudar de verdad, ya lo estoy leyendo y...Madre mía, qué lío.
Pero por algo le pedí que lo robase en una de sus misiones...Éste manuscrito es muy especial, y con él podré aprender más rápido y llegar a hacer cosas importantes.
Lo lograré, Alice. Espera.
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Aquí tenéis el siguiente, espero que os guste :) Bueno, como dije...Habrán dos capítulos, éste es el primero. El segundo lo subiré más tarde tarde, a ver.
Capítulo con Maica a bordo. Ese manuscrito que tiene es bastante especial para que llegue aprenderlo y se haga más fuerte, lo cogió Hidan especialmente de una aldea que se dedicaba a ello. ¿Cómo creéis que estará Alice, con Sasori y Deidara?
Bueno, ya sabéis...comentad todo lo que queráis ;)
En multimedia; La pose en la que Hidan dejó a Maica a dejar el pergamino a un lado.
Hasta la próxima.