Dedicado a piano1713
Maratón 2/3
Durante el camino, Adam abrió una botella de Vodka para "entrar en ambiente" según él haciéndome recordar aquella vez que bebí en exceso.
Después de una hora la limusina se detuvo frente al hotel. Todos bajamos y al entrar todo gritaba lujo, demasiado para mi gusto, pero tendría que acostumbrarme a frecuentar lugares como éste.
Entramos al salón de baile y todo estaba muy bien decorado, teníamos un bar-tender a nuestra disposición, bocadillos, buena música, en fin todo perfecto para nosotros.
Los cuatro nos sentamos en la misma mesa, mientras Sebas y Adam charlaban, mi amiga y yo decidimos ir al baño para retocar nuestro maquillaje.
—¿te diste cuenta como te miraban los chicos de la mesa de al lado? —me preguntó Cam sacándome de mis pensamientos.
—¿Qué? No —respondí— además si es así no me interesa —agregué.
—últimamente estás insoportable y gruñona —musito dejándome sorprendida por su comentario— ¿acaso Sebastián no te ha complacido muy bien en la cama?
—¿de qué hablas Cam? —me hice la inocente sabiendo muy bien a lo que se refería— deja de decir tonterías.
—no te hagas —dijo burlona.
—mejor regresemos a la mesa, que ya nos deben de extrañar —dije tomando mi bolso de mano.
—sí, claro.
Regresamos a la mesa y nuestros guapos acompañantes nos esperaban con una botella de champán y unas copas.
Sebastián abrió la botella, mientras que Adam nos ofrecía una copa a cada uno que sin dudarlo la tomamos. Ser vampiro no me impedía ingerir alimentos y bebidas, sólo que ya mi cuerpo simplemente no lo necesita.
—brindemos por nuestras hermosas mujeres —dijo Adam levantando su copa.
—brindemos porque ésta noche sea inolvidable —agregó Sebas.
—¡salud! —respondimos mi amiga y yo.
Después de terminarnos la botella de champán mis amigos se levantaron para ir a la pista a bailar.
—¿quieres bailar? —me invitó Sebastián levantándose de su silla y ofreciéndome su mano como todo un caballero. Justo en el momento que le iba a responder sonó su celular y vi la duda en sus ojos si contestar o no.
—¿pasa algo? —me atreví a preguntarle.
—no es nada —musito algo molesto, pero sin dejar de mirar la pantalla de su celular— discúlpame tengo que contestar—. Me miró apenado.
—tranquilo, yo esperaré aquí —dije de malas ganas y él lo notó. Cómo no molestarme si era una noche especial para mí y que hacía mi novio dejarme para atender una "llamada importante".
Al cabo de tres minutos vi que regresaba, pero volvió a contestar su celular y regresó afuera.
Uno de los chicos de la mesa de a lado se acercó a mí mirándome divertido.
—hola guapa, te han dejado sola —dijo burlón.
—y que te hace pensar que necesito tu compañía —espeté de malas.
—no le hagas caso— intervino uno de sus amigos— se pone así cada vez que toma de más.
—entonces para la próxima trata de controlarlo —musité realmente enfadada. Cosa que últimamente exploto con nada.
—tranquila, oye ¿quieres bailar?—. Al decir aquello, en mi mente apareció la idea de aceptar y drenarle la sangre para que aprenda a no ser tan idiota.
—si es la única forma para que te calles —musité levantándome de la silla.
—tranquila fiera —dijo y le lancé mi mejor mirada asesina, y creo que la captó, ya que pude ver el miedo surcar por sus ojos. Y antes de que se arrepintiera lo tomé del brazo para adentrarnos en la pista de baile.
Comenzamos a bailar juntos pero con una distancia prudente mientras sonaba una canción de Taylor Swift. Debía admitir que el chico, que ni siquiera sabía su nombre, bailaba bien.
Camille estaba un poco cerca de nosotros y al vernos juntos me miró extrañada, yo levante mis hombros retándoles importancia, mientras me daba la vuelta quedando de espalda hacia el chico, que no dudó en agarrarme por la cintura. Yo no me opuse, y en el momento que iba a girarme para quedar nuevamente de frente hacia él para dar inicio a mi sádico plan, me vi interrumpida por alguien que me jaló bruscamente del brazo.
Sebastián. Quien me miraba con evidente enojo y luego al chico con su mirada ensombrecida.
—lárgate —le ordené rápidamente al chico.
En pocos segundos Sebastián me sacó de la pista de baile, llevándome afuera, dejando la marca de sus uñas en mi brazo que no tardó en sanar.
—¿que mierda crees que hacías con ese idiota? —pregunto realmente enojado.
—tu que crees —respondí cruzándome de brazos— obviamente bailábamos.
—mide tus palabras, que no se te olvide con quién estás hablando Elena —advirtió con los dientes apretados, tratando de controlarse.
—¿y qué querías? Que me quedara ahí sentada como una idiota mientras mi novio estaba aquí afuera hablando por celular —espeté, viendo como sus ojos centellaban de furia y no dudaba que los míos estaban iguales.
—te dije que era una llamada importante —musitó haciendo sus manos puños.
—¿una? Y eso que que brindamos porque ésta noche fuera inolvidable, de verdad que lo será —comenté sarcástica.
—¡basta! —gritó.
—¡a la mierda! Estoy cansada de que siempre te excuses diciendo que son importantes, acaso lo son más que yo —grité perdiendo mi corta paciencia.
—con un demonio Elena, he estado tratando de controlarme, pero tu lo único que haces es sacarme de mis casillas—. Se acercó de manera peligrosa a mí, pero yo no retrocedí.
—yo estoy harta de tus celos, de que seas tan posesivo conmigo, ¡estoy harta de todo! Intenté que ésto funcionara, pero no fue así Sebastián.
—¿qué estás tratando de decirme? —susurró frunciendo el ceño.
—se acabó Sebastián, ya no seré tu novia.
Sin poder evitarlo, el me agarró por el cuello apretándolo con fuerza y toda la intención de lastimarme. Intenté quitar su mano, pero su agarre se intensificó elevándome unos centímetros del piso.
—no te atrevas, no pienso permitírtelo —musitó apretándome aún más fuerte— que te quede claro que eres mía Elena, MÍA —terminó de decir de forma posesiva.
En ese momento agradecí como nunca antes ser interrumpida por el sonido de su celular. En seguida me soltó sin dejar de mirarme sacó el celular de su bolsillo para contestar, mientras yo masajeaba mi cuello.
—sí... ¿Por qué?... ¿Qué? ¿Estás seguro?... ¿Cómo demonios pasó eso Patton? —preguntó incrédulo.
Cuando escuché que mencionó a Patton me quedé atenta esperando a que me dijera lo que estaba pasando.
—¡maldición!... gracias por informarme —dijo para luego terminar la llamada.
Volvió su mirada hacia mí, mientras yo lo observaba expectante a lo que me iba a decir.
—Xiomara escapó —soltó sin más.
—¿Qué? Eso es imposible —dije sin creer lo que me acababa de decir Sebas.
—hace una hora le avisaron a Patton, no me dio detalles de cómo pasó, llamó para mantenernos informados.
Al escuchar cada palabra que me decía Sebastián, mi furia iba en aumento. Antes estaría temblando de miedo, pero ahora ya no le tengo miedo, no permitiría que me lastimara de nuevo, no esta vez.
A pesar que era una bebé comparada con ella, haría lo que tuviera que hacer para acabar con esa maldita.
¡Hola!
¿Que opinan de la reacción de Sebastián? , ¿cómo fue posible que la vampiresa escapara?
Voten, comenten.
Las invito a que se pasen por mis otras historias.
Besos, Alexa 😚