Capítulo 26:
El sol estaba en todo su esplendor aquel día, pero también estaba corriendo una brisa fresca. Habíamos caminado por una hora y media más o menos en medio de un bosque de altos árboles. Elliot y Grace iban charlando animadamente, parece que su relación empezaba a cambiar, solo esperaba que Cleo no tuviera razón en lo de ser n idiota con las mujeres, si la lastima le romperé la cara, he dicho.
Sebastian y cleo iban caminando uno a cada lado de mi mientras contábamos chistes y nos reíamos por cada vez que tropezábamos con alguna roca y terminábamos besando el suelo, eran muy resbalosas.
—Lía, mira eso. — miré hacia donde mi amigo indicaba y pude ver en el tronco de un árbol a un ave hermosa.
—vamos sácale una foto—animó la pelirroja.
Tome la cámara que yacía en mi cuello y quite el protector del lente para luego enfocarla. El ave pareció notar mi presencia y volteó a mirarme justo en el momento que la fotografiaba. Na toma perfecta.
—es una buena fotografía. Que orgullo—sonrió Sebastian.
—vamos o nos quedaremos atrás, no quisiera perderme en este bosque.
Caminamos por media hora más hasta que nos detuvimos para almorzar. Yo no tenía mucha hambre, a decir verdad el clima me quitaba el apetito así que deje que mis amigos comieran mientras yo exploraba un poco alrededor. Tal vez encontrara otro lindo animal y lograra una toma tan perfecta como la última.
Varios pasos lejos del grupo pude ver a un mono en la copa de un árbol, era hermoso, pero lastimosamente el lente de mi cámara no lograba enfocarlo gracias a la cantidad de ramas, así que tomando un instinto salvaje, enrollé mi cámara al cuello y comencé a subir al árbol. Rama tras rama, poco a poco me iba alejando del suelo y tenía una enorme caída bajo mis pies.
—Emilia, relájate. —dije para mí.
En cuanto estuve lo suficientemente cerca del mono acomode mi cámara en el mejor ángulo y di clic. ¡Perfecto! Estaba emocionada, este viaje estaba contribuyendo mucho a mis habilidades.
— ¿Lía? — Escuche decir una voz— ¿Qué haces allí arriba?
—No es de tu incumbencia—respondí seca, la felicidad de repente se había ido.
Will comenzó a subir el árbol con una destreza increíble.
—no es necesario que subas, vete.
—Baja de ahí, puedes caer—contestó ignorándome.
Rodé los ojos y bufé, yo podía bajar sola de allí.
En cuando llego a mi lado hizo una mini sonrisa, no parecía muy seguro de lo que hacía y estoy segura que mi cara de enojo no ayudaba demasiado.
—no entiendo para que subiste, estaba muy bien aquí arriba sola.
— ¿quieres escapar de la gente?
—no seas ridículo, solo quería tomar una fotografía. Ni siquiera sé por qué te doy explicaciones, quítate, quiero bajar.
Will comenzó lentamente a bajar del árbol seguido por mí, se había arruinado mi momento. Puse un pie en una rama muy delgada y esta se rompió al instante haciéndome perder el equilibrio.
Pegue un pequeño grito pensando que caería pero Will me tenía sujeta por la cintura.
—Estoy bien—rezongué alejándome de él.
Él tenía los ojos abiertos como platos y su frente tenía un poco de sudor.
—Dios mujer, ten más cuidado.
—No era necesario, lo tenía controlado— volví a bufar.
Emilia vas a tener que controlar ese genio, pareces un animal salvaje. El me sacaba de quicio.
Will decidió ignorarme de nuevo y llego al suelo dando un salto, me tendió la mano para ayudarme a bajar y esta vez no protesté. Pegue un pequeño saltito pero cuando estuve a punto de aterrizar en el suelo mi pie choco con una piedra doblándolo. Pegue un grito de dolor y Will se agacho rápidamente ayudarme a poner de pie.
— ¿estás bien? —preguntó.
Quería decirle que estaba a punto de morir de dolor, pero mi orgullo fue más fuerte.
—Perfectamente— me puse de pie y enderece mi espalda como si no hubiera pasado nada— ¿podemos irnos? Deben estarnos esperando.
El me observo con algo de duda pero aceptó. Di tres pasos que me dolieron hasta la medula y justo al dar el cuarto terminé de nuevo en el suelo lloriqueando como un reno herido.
— ¡Demonios Emilia! —exclamó Will mientras se acercaba rápidamente. —tienes muy mal ese pie, sube a mi espalda.
Lo mire extrañada, no era para tanto.
—voy a estar bien, está muy reciente, es todo.
—no seas rogada. O te subes o te subo.
Maldito insolente...
Intente ponerme de nuevo de pie con algo de dificultad y con mi pie bueno pegue un salto a su espalda enrollando mis piernas en sus caderas para no caer. Traía su pelo desordenado y este hacia cosquillas en mis mejillas.
— ¿lista? — preguntó y volteo la cabeza un poco para mirarme
Asentí.
Caminamos lo que serían cinco metros de bosque y no encontrábamos a nadie, ni siquiera se escuchaban voces.
— ¿Dónde están todos? — empezaba a sentirme angustiada.
—no puedo creer que nos dejaran.
Suspiré resignada.
Will camino conmigo en su espalda por media hora hasta que yo decidí que era hora de descansar, él era fuerte pero también humano. Baje de su espalda y me senté en una gran roca al tiempo que sobaba mi tobillo.
—Aun puedo seguir—reprochó
—cállate
—Emilia no nos podemos quedar aquí, debemos continuar.
— ¡pues tú tienes que descansar! —Grité
— ¡todo esto es tu culpa! Por qué tenías que fotografiar a ese maldito mono.
— ¡eso no te incumbe, jamás te dije que me siguieras!
—de no haberlo hecho ahora estarías perdida tu sola. — Comenzó a caminar en cirulos metiendo la cara entre sus manos
— ¡Tal vez eso sería bueno, no tendría que estar aguantándote! —espeté.
— ¿Por qué tienes esa actitud? ¿Qué demonios hice para que me odies?
— ¡Yo no te odio! —Manotee con impaciencia.
—entonces que es, por que maldita sea no lo entiendo. Un segundo estas feliz y otro me odias, un día eres mi amiga y al otro estas distante, un momento te divierto y al otro te fastidio. ¿Estas así porque te dije que me gustas?
Me sentía avergonzada ante su furia por que en cierto modo tenía razón.
— ¡NO!
— ¿Qué es lo que sucede?
— ¡déjame! — me voltee para darle la espalda, un comportamiento bastante infantil, pero no tenía ganas de verlo a la cara, el intentó mirarme a los ojos pero me negué.
— ¿Cuál es tu problema? — indagó enfadado.
— ¡QUE ERES UN IDIOTA! — contesté. Era un verdadero cretino.
— ¡Súper! Eso explica más o menos ¡NADA!
Suspiré con fuerza sacando todo el aire que llevaba dentro de mí. Me levanté con dificultad y camine un poco para liberar la tensión.
—si lo que quieres es continuar y no estás cansado entonces vamos...
Me observo por un momento confundido, estaba enojado lo sabía, pero yo no quería darle respuestas, no soy una experta en esta clase de situaciones.
Empecé a caminar sosteniéndome de los árboles y saltando en un pie
—Sube— invitó
—no es...
— ¡que te subas mierda! —su reacción me dejo algo aturdida pero hice lo que me ordenó.
<<Por favor Dios, que los demás no estén tan lejos>> era lo que me repetía una y otras vez en mi mente. Estar sola con Will en medio de un bosque me ponía bastante nerviosa y no solo por el hecho de que su sola presencia me ponía a temblar, sino porque la preocupación crecía cada vez más al ver que nadie aparecía.
***
Empezaba a caer la noche y ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevábamos caminando, era tedioso mirar el reloj corriendo común y corriente y nosotros encontrarnos en la misma situación.
—Debemos parar—dijo de repente.
Me quede en silencio mientras bajaba de su espalda dando un salto mal calculado que hizo doler mi tobillo. Pegue un pequeño grito y me senté en el suelo de inmediato.
— ¿estás bien? — preguntó poniéndose a mi altura e intentando tomar mi pie.
—estoy bien déjalo.
Hizo mala cara y se enderezó de inmediato, alzo la cabeza para intentar ver lo que había alrededor pero fue inútil.
—no sé qué clase de animales podamos encontrar aquí, pero no creo que sea la gran cosa, mucho menos peligroso.
Asentí. Su expresión me decía que estaba a punto de colmar su paciencia, pero por mi parte no pensaba dar mi brazo a torcer. Era el orgullo al estilo Emilia Valentine.
Caminamos nos cuantos pasos y esta vez no quise subir a su espalda. Encontramos un gran árbol con raíces gigantes que salían del suelo y eran bastante gruesas casi como troncos. Sacamos de nuestras mochilas algunas mantas que llevábamos y las colocamos en el suelo. Con aquel clima no teníamos que preocuparnos por si tal vez nos congelaríamos, ni tampoco nos moriríamos de hambre porque habíamos llevado bastante comida y agua, pero no estaba de más decir que la oscuridad de aquel bosque era aterradora. No se veía absolutamente nada, estábamos bastante alejados de la ciudad y por lo que se veía era obvio que nadie andaba buscándonos.
—deberíamos hacer como una fogata o algo así, esta oscuridad me pone nerviosa
— ¡gran idea! Hazla tú...—respondió con sarcasmo.
Voltee los ojos y me cruce de brazos.
—no se hacerlo, pensé que tal vez el gran George de la selva sabría cómo.
Se quedó sin responder y continuó acomodando su manta a unos pasos de mí. Sabía que no lo haría así que me recosté de mala gana y le di la espalda, esperaba quedarme dormida pronto, mañana seria otro día aunque no me animaba demasiado tener que seguirle viendo la cara a Will.
***
La brisa de la noche me despertó y automáticamente revisé la hora en mi celular. Las 2:00 am y seguía sin señal...
Aquella ciudad era de clima caliente, pero en las noches corría una brisa muy fresca que a veces llegaba a ser fría. Me senté en el lugar y busque a Will. ¡No está! Mi corazón comenzó a correr desbocado y sentía que por poco se me saldría del pecho, me acerque a la manta donde se supone estaría pero no había rastro de el en ninguna parte. Busqué a mí alrededor con la mirada pero era inútil, así que comencé a gritar su nombre como loca.
De repente escuché pasos detrás de mí y mi nerviosismo creció, voltee para rectificar que no se tratara de alguna persona extraña pero me calme en cuanto vi los ojos grises de Will llenos de preocupación.
— ¿Qué sucede? — indagó con gran rapidez en sus palabras.
Negué con la cabeza antes de responder
—No es nada...
—por qué gritabas
—me asusté cuando no te encontré, olvídalo. — le reste importancia moviendo una de mis manos e intente recostarme de nuevo.
Él se acercó y cerca de nuestras mantas colocó unas ramas que traía entre sus manos para luego acomodarlas y sacar un fosforo de su mochila y un poco de alcohol para heridas, el fuego prendió al instante y el acomodo todas sus cosas de nuevo.
— ¿Dónde estabas ahorita? —pregunté
—fui a buscar estas ramas para la fogata y de paso fui al baño.
—creí que no querrías hacer la fogata luego de cómo te hable.
—aquí de noche hace frio, y las ramas de los arboles no ayudan mucho aumentando el aire. Llevabas dos horas temblando.
El calor se subió automáticamente a mis mejillas haciéndome imaginar lo ridícula que debí haberme visto temblando como perro bajo la lluvia.
—perdón, no quise que te sintieras incómodo.
—No me sentí incómodo —suspiró—no me interesa tener que hacerlo Emilia, solo quiero que sepas que yo no soy tu enemigo, puedes contar conmigo. —me quede mirando sus ojos grises sin saber que responder—ahora es mejor que duermas, mañana será un día largo.
—se me ha espantado el sueño
El hizo una media sonrisa y volteó a mirar la fogata.
—Cuéntame algo de ti—pedí
—Amo la música— contestó. Con esas palabras algo dentro de mí se removió, pero por primera vez no quise huir de ese sentimiento, quería preguntar más, saber más, conocer más...
— ¿Sabes tocar algún instrumento?
—La guitarra y el piano—respondió relajado.
—genial...— No tenía idea de que más preguntar y era verdad cuando dije que no tenía sueño.
— ¿a ti te gusta la música?
Lo medité un poco antes de responder y al final me decidí
—Ya no tanto—suspiré— es decir, ya no significa lo mismo para mí.
— ¿puedo preguntar por qué?
—cantar era algo que solía hacer con mi papá, lo amaba ¿sabes?
—a tu papá o cantar
Sonreí.
—ambos... Mi papá murió hace años y ese mismo es el tiempo que llevo sin hacer música, me lo recuerda demasiado.
El me miró por unos segundos y en sus ojos podía ver la pena
—Eso es terrible—contestó
—no es algo de lo que deba preocuparme ahora relájate.
—evitas hacer algo que amas por un recuerdo. —replicó
—ya no amo hacerlo, mi papá se llevó con el todo lo que podría llegar a amar de la música, ahora simplemente la escucho y con eso es suficiente.
—Sé que aun te gusta hacerlo— insistió.
—Will, no quiero seguir hablando de esto.
—está bien, pero rondemos el tema.
Alcé una ceja confundida.
— ¿tocas algún instrumento?
Voltee los ojos, otra vez volvía a lo mismo, pero no me limite a responder.
—el piano y el violín.
— pero si estoy al lado de toda una prodigio
Solté una risita ante su estupidez.
—no seas ridículo, tu igual tocas dos instrumentos y compartimos uno en común.
—buen punto. —frotó su barbilla tal vez pensando una próxima pregunta. Su mirada cambió de repente. — es hora de ir a dormir, es tarde.
Eso me tomó por sorpresa pero no reproché. Me acomode en mi manta y cerré los ojos, aun no tenía sueño pero tendría que intentarlo.
—hasta mañana
—Hasta dentro de unas horas— contestó
***
nuevo capitulo :D vengo muy inspirada los últimos días, disfrútenlo.
Emilia en el arbol en multimedia.
Hasta la próxima...