Capítulo 90.
En silencio bajo la cremallera de su pantalón y luego lo tiro hacia abajo junto con su bóxer. Estos encuentros con Niall han sido contados con una mano.
Como él me dijo hace unos días atrás, adora mis dedos curiosos. Fue porque literalmente lo masturbe en la oscuridad de mi habitación.
Ambos nos sentíamos completamente perdidos por nuestras emociones. Él también lo hizo conmigo, me tocó y tuve un orgasmo tan genial que anhele otro más y él, me complació.
Pero esta vez es diferente, es la primera vez que veo su miembro, duro y erecto.
—No tienes que hacerlo. —Me dice cuando me ve dudar por una pequeña fracción de segundo.
Pero niego rápidamente. Yo provoque su erección y no lo dejaré de esta manera. Así que guío mis manos hasta su miembro y como él me enseñó la vez anterior, comienzo hacerlo.
Su respiración agitada es inmediatamente y me siento complacida de que estoy haciéndolo bien.
Sé que podría venirse de esta manera, pero necesito más. ¿Puedo seguir? Jamás he hecho algo así, jamás... Maldita sea. Observo a Niall y él está con los ojos cerrados.
Podría hacerlo así, sin que él me mire. El control de la televisión está sobre el velador así que rápidamente lo tomo y la apago dejando la habitación en completa oscuridad.
—Emi.
—¿Sí? —Susurro mientras me inclino hacia adelante.
—Insisto, no tienes que... —Sus palabras quedan a mitad de oración cuando mi lengua lame la punta de su pene. —Joder. —Lo escucho jadear y murmurar.
—Haz silencio. —Le pido.
Él no responde y yo vuelvo a lamer su erección, pero esta vez lo hago desde la base hasta la punta. Nunca había hecho esto y no se siente mal, su piel es suave y no huele mal.
Aquel último pensamiento me hace sonreir, soy una idiota.
—Oh, Joder. —Susurra.
—Soy un desastre, pero estoy intentando hacerlo bien. —Le digo y puedo escuchar una suave risita de su parte.
—Lo que estas haciendo es exquisito.
Me siento orgullosa. Mi lengua continúa siendo un desastre, pero la deslizo por todo su pene mientras mi mano sube y baja. Él me pide metérmelo en la boca y lo hago, lo chupo y envuelvo con mi lengua sintiendo como su cuerpo se tensa bajo el mío y sus manos se enredan en mi cabello animándome a continuar.
Durante varios minutos permanecemos así, me siento excitada y húmeda.
—Nena, voy a... —Sé lo que ocurrirá, así que acelero mi mano tal como él me dijo que debería hacerlo.
No me siento preparada para probar su semen, así que alejo mi boca de su pene y lo masturbo hasta que él se corre en mi mano.
Sus gemidos son suaves mientras se vacía. Puedo sentir el líquido en mi mano, caliente y espeso.
—Voy a encender la luz de la lámpara. —Le aviso.
—Sí. —Él continúa jadeando.
Cuando lo hago, sus ojos se topan con los míos. Sus mejillas están ruborizas debido al calor que siente y sé que las mías deben estar igual.
Al mirar su estómago, sonrío.
—Eres un desastre, Horan. —Me burlo.
Él se ríe.
—Por ti soy un desastre.
Me levanto y busco los kleenex. Él se limpia y luego vuelve a dejar su miembro bajo su bóxer. Si fuera por mi, hubiera hecho el amor con él, pero sé que no quiere llegar a ese punto todavía.
Vuelvo apagar la luz y me acuesto a su lado.
—Ahora duerme. —Le pido.
—No voy a dormir sin antes darte lo mismo.
—Oh. —Susurro.
—Déjame ver. —Susurra deslizando su mano por debajo de mi braga. Él acaricia entre mis pliegues. —Empapada.
—Por ti.
Él no responde. Me besa con desesperación sin importar que estuve largos minutos practicándole sexo oral. Sus dedos se mueven en mi interior y sé que es cuestión de segundos para correrme, porque él sabe dónde tocarme, él sabe con experiencia cuál es mi punto sensible y cuántas veces puede hacerme tener un orgasmo.
Mi cuerpo se arquea sobre la cama y muevo mis caderas, empujo contra sus dedos. Estos me llenan, no lo suficiente al punto del dolor, pero es suficiente para correrme. Niall atrapa mis gemidos mientras soy un cuerpo fuera de sí y temblorosos.
—Te amo, te amo tanto. —Susurro.
—Te amo, Emily. Te amo más de lo que podrías imaginar. —Responde y mi corazón se llena de alegría.