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[NARRADOR]
Luego de aquel tierna demostración de cariño entre padre e hija Peter y Malia se fueron, dejando a Stiles solo con el Sourwolf, el cual parecía no reaccionar a lo que acaba de ver. El de ojos color miel negó con la cabeza y rodó los ojos, caminando hacia el pelinegro y moviendo su mano de un lado al otro frente a los ojos del lobo, este parpadeó y al reaccionar apartó la mano de Stiles con un golpe. El lobo le gruñó al menor, pero este no hizo mas que soltar un bufido.
- ¿En serio Derek? -Dijo ya cansado el menor.- Creí que habíamos superado esa fase de los gruñidos y los golpes.
El de cabello negro frunció el seño, como siempre lo hacía, y el chico hizo lo mismo. Se iba a morir y estaba un poco harto de las actitudes del mayor, iba a volver a hablar pero el teléfono de la casa comenzó a sonar e interrumpió su concurso de miradas asesinas. Stiles caminó a la cocina para contestar y la voz de Melissa lo recibió del otro lado de la linea.
La mujer lo llamaba para avisare que ya podía ir a retirar la copia de sus documentos médicos, pero que si volvía a perderlos no le iban a ser regresados a menos que su padre fuera a firmar los papeles correspondientes para retirarlo, tendría que haberlo hecho la primera vez que los perdió ya que Stiles era menor de edad, pero al ser el hijo del Sheriff y el chico mas conocido por todos en Beacon Hills le permitieron retirar otra copia de los documentos médicos sin que Jhon tuviera que ir por ellos.
Sabiendo que Derek había escuchado toda la conversación, gracias a sus oídos de Hombre lobo invasor de privacidad y espacio personal, Stiles regresó al pie de la escalera y se quedó mirando al pelinegro frente a él.
- Me voy al hospital, tú vete o quédate, me da igual.
Sin decir nada mas Stiles salió de la casa y detrás de él lo hizo Derek, con su típica mirada de macho alfa que se cree mejor que los demás, aunque tiene derecho a creérselo, por de verdad es mejor que la mayoría de las personas. Porque él es un Hombre lobo. El ojimiel se subió a su Jeep y para su mala suerte este no arrancaba, se bajo de su querido auto y abrió el capó de este, revisando que era lo que andaba mal, todo bajo la atenta mirada de Derek.
- Debiste asegurarte de que tuviera gasolina -Le dijo el mayor.
- La tiene, lo cargué anoche.
- Pues por lo que huelo está vacío.
Stiles caminó hacia indicador del tanque y lo revisó, como había dicho Derek estaba vacío, odiaba tener que darle la razón al Sourwolf, pero solo por esta vez iba a hacerlo. Pero ahora la pregunta mas importante ¿Como es que el tanque se vació si él lo había cargado la noche anterior a menos de dos kilómetros de Beacon Hills?
- Yo te llevare -Le dijo Derek comenzando a caminar hacia la esquina.
- ¿Caminando? -Preguntó Stiles enarcando una ceja.
- No seas tonto, deje el Camaro en la esquina.
- Oh... -Eso fue lo único que pudo responder Stiles.
Caminaron hasta la esquina y allí, estacionado junto a un árbol, estaba el Camaro perfectamente limpio y recién encerado. El de cabello castaño debía admitir que si fuera por él se compraría uno igual, pero no tenía el dinero, era un auto realmente hermoso de ver y seguramente también era hermoso de conducir. Aunque era OBVIO que Derek no iba a permitirle ni sentarse en el asiento del conductor aunque su vida dependiera de eso.
Ambos se subieron y el mayor comenzó a conducir hacia el hospital de Beacon Hills, no tardaron mucho en llegar, pero el camino se les hizo mas largo debido al incómodo silencio que se apoderó del coche mientras se dirigían al establecimiento. El ojimiel observaba por la ventana evitando hacer contacto visual con Derek, aunque este también lo evitaba fijándose exclusivamente en el camino, gracias a Dios ningún semáforo los detuvo porque sino el viaje se hubiera vuelto aun mas incómodo para ambos. Finalmente el pelinegro detuvo el lujoso y limpio vehículo en el estacionamiento del hospital, ambos bajaron y comenzaron a caminar hacia la entrada.
- No es necesario que me acompañes.
- Si es necesario.
- ¿Por qué?
- Porque yo lo digo.
Stiles bufó molesto, se estaba comenzando a hartar nuevamente del carácter del Sourwolf. No era normal que una persona tratara mal a otra las 24 horas del día, aunque Derek no lo trataba mal todo el día, la mitad de las horas lo ignoraba de forma épica.
Entraron y Stiles buscó a Melissa con la mirada, la mujer estaba hablando con un policía y al verlo caminó hacia donde él estaba.
- Hola Stiles -La mujer miro al lobo detrás del amigo de su hijo.- Buenos días Derek.
- Buenos días -Respondió el hombre con un tono un poco mas suave de lo normal, pero seguía siendo su tono de voz frío.
La de rasgos latinos les pidió que la siguieran hasta la oficina de uno de los doctores, allí el mismo hombre que le dio la noticia de su enfermedad los esperaba.
- Es bueno verlo señor Stilinski -Lo saludó el hombre.- ¿Y él es...?
- Derek, un amigo mío.
El hombre no hizo mas preguntas y le entregó las copias de los documentos a Stiles en un sobre de papel madera. El de ojos color miel se aferró a los papeles y le estrechó la mano al doctor para despedirse mientras le agradecía las molestias de haberle permitido sacar la copia sin la interferencia de su padre.
Hablando del rey de España, cuando Derek y él salieron de la oficina allí estaba el Sheriff Stilinski hablando con una de las enfermeras. Stiles tragó grueso al verlo, como le iba a explicar que se había ido toda la noche aun era un misterio.
[STILES]
- ¡Genim Stilinski! -Gritó mi padre.
En ese mismo instante supe que estaba realmente jodido cuando mi padre me llamó por su verdadero nombre, maldita sea, ahora hasta Derek sabe mi horrible nombre. Trague grueso mientras mi padre se acercaba hacia donde to estaba con pasos retumbantes.
- Hola papá -Sonreí nervioso.- ¿Qué haces por aquí?
- Eso lo debería preguntar yo ¿¡A donde demonios fuiste anoche!? -Mi papá me va a dejar sordo con sus gritos.- ¿¡Y qué haces con ÉL!?
Señaló a Derek, este no hizo nada mas que mirarlo con su típico seño fruncido ¿Acaso quiere que mi padre le dispare? Porque va a hacerlo, las ganas son lo que menos le falta. Mientras pasaba mi vista del Sourwolf a mí papá cual partido de Tenis, mi padre me cogió por el brazo y me arrastró fuera del hospital.
- Papá, detente -Comencé a hablar.- Estás mal entendiendo la situación.
Mi padre frenó en seco, volteó a mirarme e hizo algo que yo creí él nunca llegaría a hacer en ningun momento de nuestras vidas. Me golpeó, mi propio padre me dio una fuerte bofetada que por poco y me hace caer al suelo. Mi mano viajó hasta mi mejilla, sentía un horrible ardor y mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas, todos los que estaban en el estacionamiento voltearon a vernos, incluso Derek y Melissa, que al parecer habían salido junto con nosotros del hospital.
- Sube a la patrulla, Stiles -Me ordenó mi padre, yo estaba en shock.- ¡Súbete!
El grito de mi padre me hizo reaccionar, pero en lugar de hacerle caso me comencé a caminar lejos de el y del coche patrulla.
- ¡Stiles, vuelve aquí! -Me gritó.- ¡Si te vas ahora mas te vale no regresar a la casa!
- ¿¡Quién querría regresar con un borracho como tú!? -Le grité para luego salir corriendo de allí.
Corrí y corrí poniendo mis piernas al límite de su capacidad, cuando finalmente no podía correr mas le marque a Scott, pero mi mejor amigo no respondía. Maldita sea mi suerte, justo cuando mas lo necesito. Solo me queda una opción, Peter, marque su número y él contestó la llamada enseguida.
- ¿Hola Stiles? -Me habló el lobo.- ¿Pasó algo?
- Recuerda que me debes un favor y necesito que me lo regreses.
- ¿Qué necesitas?
- Que vayas a mi casa en diez minutos y me saques de aquí lo antes posible.
- ¿Por qué? ¿Qué ocurrió?
- Te lo cuento cuando te vea.
Colgué la llamada y camine hasta mi casa, en minutos guarde toda mi ropa y cosas de mi cuarto en una maleta, junto con todos mis ahorros, luego baje la maleta y me quede sentado frente a la casa esperando a que llegara Peter.
El lobo no tardó mas de cinco minutos desde que volví a salir de mi casa en llegar, cuando lo hizo bajo de su auto sin preguntarme nada y me ayudó a subir mi maleta a la parte trasera del coche. Luego subimos y el arrancó el coche.
- ¿A donde te llevo?
- Me voy de la ciudad -Le dije.
- ¿Ahora puedo saber por qué?
- Mi padre me echó de la casa.
El resto del viaje nos quedamos en silencio, Peter condujo hasta el centro de la ciudad, aunque yo no sabía a donde me estaba llegando. Cuando nos detuvimos frente a un complejo de edificios me entró la curiosidad.
- ¿Por qué me trajiste aquí? -Pregunte bajando del coche.
- Te quedaras en mi departamento -Me respondió el lobo mientras bajaba mi maleta.- Es grande y Malia agradecerá no tener que pasar la tarde sola mientras trabajo.
- ¿Trabajas? -Lo escuche soltar una carcajada.
- Así es, pero mi trabajo es secreto -Se llevó un dedo frente a los labios y susurró un pequeño "Sh..." por lo que me reí.
Entramos a uno de los edificios y subimos las escaleras, ya que el ascensor estaba descompuesto. Una vez arriba Peter me indicó cual sería mi habitación y me llevó hasta allí.
- ¡Y cuidado con lo que haces porque puedo escucharte! -Gritó mientras salía del cuarto.
Finalmente estaba solo, me senté a los pies de la cama y abrí mi maleta, allí estaba aquel calendario en el que anotaba los días. Lo cogí con ambas manos y lo rompí para luego tirarlo al pequeño cesto de basura, no necesitaba esa cosa nunca mas, ya no quiero contar los días.
(...)
Pasó el tiempo y yo continuaba hospedandome con Malia y Peter, había descubierto que el viejo lobo tenía un restaurante en el centro y le iba bastante bien. Yo me encargaba de ayudar a Malia con las tareas de la casa y de continuar yendo a la escuela, la chica coyote también había comenzado a asistir y la había presentado con la manada. Todos estábamos mejor que nunca, pero todo tiene que llegar a su final, y eso ocurrió cuando las pesadillas regresaron. Cada vez mas lucidas, ya no sabía diferenciar los sueños de la realidad, había recurrido a contar mis dedos en sueños para saber si estaba soñando o era real. Pero aquel zorro, aquel maldito animal me impedía despertar la mayoría de las veces, terminaba gritando en sueños y Peter o Malia llegaban a ayudarme, según ellos a cierta hora de la madrugada comenzaba a oler a miedo y me escuchaban hablar y quejarme en sueños.
Ya habían pasado mas de tres meses en los que apenas tenía contacto con mi padre, si yo necesitaba decirle algo o él a mí Parrish se encargaba de hacernos llegar los mensajes. Una nueva amenaza llamada Nogitsune había llegado a Beacon Hills, pero no sabíamos de que tipo de criatura se trataba. Con Derek apenas hablaba, solo habíamos intercambiado un par de palabras cuando se enteró que estaba viviendo con Peter e intentó llevarme a la fuerza, pero su tío se lo impidió y finalmente solo me gritó que lo que estaba haciendo estaba mal, aun no se a qué se refería cuando me dijo eso.
Los días pasaban sin que yo los contara, ya ni siquiera me preocupaba por lo que me esperaba, creo que incluso en algún momento llegué a olvidarlo por completo. Hasta el día en que mi vida dio un giro de 180 grados, que dijo 180, 360 malditos grados.
Estaba en la sala del departamento de Peter esperando a que él llegara, Malia estaba en la cocina preparando la cena mientras yo simplemente miraba la televisión, ella no había aceptado mi ayuda y luego de muchas insistencias acepte en dejarla hacerlo sola, todos deben aprender a cocinar solos. Ademas ella me echaba en cara que yo estaba débil y no debía esforzarme si no era realmente necesario, me lo dejo bien en claro.
Empezó como un horrible dolor musculas esa misma mañana, no lo tuve en cuenta porque el día anterior me había caído al suelo jugando de forma bruta con la chica coyote, así que lo asocie a que se debía a los golpes que me había dado Malia. Luego lo siguió un horrible dolor de cabeza, al cual tampoco le di importancia echándole la culpa a que por culpa de esas raras pesadillas con el zorro raro no había estado durmiendo bien y el cansancio me provocaba dolor. Mientras miraba un capítulo repetido de "Supernatural" me comenzó a sangrar la nariz, ahí fue cuando recordé los síntomas que me había dicho el medico cuando apenas me diagnosticaron cáncer.
- No puede ser, no aun... -Dije en un susurro.- ¡MALIA!
La mencionada llegó corriendo junto a mí cuando la vista se me comenzaba a hacer borrosa, ella me preguntaba que ocurría y yo solo llegue a decirle que llamara al hospital antes de comenzar a retorcerme en el suelo. Cada vez veía y escuchaba menos, no podía hablar y los únicos movimientos que mi cuerpo me permitía hacer eran las horribles convulsiones, no puede ser, aun faltan dos meses ¡No estoy listo para morir aun!
Las lagrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas mientras sentía como la chica coyote me sujetaba por los hombros intentando que le respondiera. Pasaron algunos minutos y la ambulancia llegó, decidí que ya podía relajar mi cuerpo y me quede inconsciente, y no soportaba ese horrible dolor.
NOTA DE LA AUTORA:
Wooooo, que intensa se puso la situación *0* ¡SE MUERE STILES, ALGUIEN HAGA ALGO MALDITA SEA! *Tira la silla por la ventana*
- ¡Cálmate, loca de mierda! *la abofetea*
Bueno, me calmo. No me maten por cortar el capítulo ahí, tengan piedad o Stiles sufrirá... bueno, no. Pero si me matan no recibirán el STEREK y yo se que ustedes solo leen esto por el STEREK.
En fin, sin mas que decirles me despido, les mando muchos besos y abrazos para todos y les recuerdo que los amo mucho. Adiós mi querida manada.