(POV ZEUS)
Habían pasado ya unos meses y las notas seguían, cada vez eran más raras. Había reforzado la vigilancia de Azahara a base de mujeres claro está. No iba a permitir que estuviese con un hombre que no fuésemos ni yo, ni mis hermanos, ni Jeffrey.
Tenía a "el Tano" rastreando la información que podía de las notas. Huellas, cualquier cosa, pero nada. Seguía sin haber rastro de quien podía ser la autora de las malditas notas. Azahara no salía de casa, yo no le explicaba nada aunque notaba que estaba asustada. Tenía que tener cuidado con todo.
Eran las cinco de la mañana y no había pegado ojo en toda la noche. Después de haber hecho el amor con Azahara y que esta se quedase dormida me había bajado al despacho para seguir investigando acerca de las malditas notas. Durante estos días había preferido que ella y yo durmiésemos en la otra habitación. Era prácticamente secreta salvo para un par de sirvientes que la limpiaban. Me sentía más seguro así aunque sabía que era una tontería.
Sonó la puerta de mi despacho y entraron mis dos hermanos.
— ¿Qué hacéis despiertos tan pronto?
—Preguntarte qué coño está pasando. No somos tontos Zeus y sabemos que algo grave está pasando. Azahara no sale de casa, tú estás despierto todas las noches. Cuenta.
Vale, Tony siempre había sido bastante directo. Les conté un poco por encima el asunto de las notitas y que me amenazaba indirectamente con Azahara.
—Joder. ¿Dices que ha estado aquí adentro? —Asentí.
— ¿Y las grabaciones? —preguntó Camilo.
—Nada. Parece que supiese donde está cada una de las cámaras de dentro y de fuera.
Me dijeron que Bianca y Viola junto a Diane le estaban preparando una pequeña fiesta de cumpleaños en esos momentos. Joder. Yo no sabía cuando era su cumpleaños... Tenía que buscarle un regalo urgentemente. Les iba a preguntar que le podía regalar a mi esposa cuando escuchamos un tiroteo en las plantas de arriba.
Rápidamente salí disparado a mi habitación. Ahí no había pasado nada, con temor fui hacia la habitación de Azahara. Nada más entrar me quedé pálido. Detrás de mi entraron mis hermanos que habían ido a comprobar que sus mujeres estaban bien.
La habitación, si se podía seguir llamando así era un montón de escombros. Estaba toda tiroteada con armas muy potentes. La cama... la cama estaba llena de agujeros, daba pena. En ese momento toda la cama se desplomó debido a todos los tiros que llevaba. No había ni rastro de sangre, pero las cortinas estaban corridas. Eso significaba que alguien desde adentro las había abierto.
Busqué algo de sangre para poder encontrar a mi esposa y al no encontrarlo ni siquiera me asusté de verdad. Tal vez la había secuestrado. En ese momento se escuchó un último disparo. Nos agachamos y junto con la bala llegó una nota clavada. La alcancé estirando un poco el brazo y me levanté para leerla.
"No he podido aguantar cariño. No soportaba saber que ella estaba contigo cada noche y como ver tras las sombras de las cortinas como te la follabas. A estar alturas supongo que estará muerta ya y como un colador. Te amo, en nada te veo amore."
Esta mujer estaba totalmente enferma, pero seguía sin saber quién podía ser.
—Que revisen las cámaras externas o las de los pasillos para ver quien ha entrado a abrir las cortinas.
Tony asintió y se marcho junto a mi hermano que fue a tranquilizar a todos mis sobrinos y a su mujer embarazada. Yo empecé a buscar a Azahara desesperado por toda la casa sin ningún resultado. Por la nota imaginé que no la habían secuestrado gracias a Dios.
Cuando pasé por la habitación de mi hermana cuando escuche sollozos. Era ella. Madre mía reconocía hasta como lloraba. Entré rápidamente a la habitación. Diane y Azahara estaban en la cama y mi hermana la tenia abrazada mientras mi esposa lloraba, sus manos temblaban por el miedo. Diane alzó la vista y se separó con delicadeza de Azahara y se fue.
Azahara me miró fijamente con sus ojos rojos de llorar.
— ¿Se puede saber dónde estabas? Casi me muero de la preocupación.
—Había salido a beber agua y cuando empecé a bajar las escaleras se empezaron a escuchar un montón de tiros de nuestra habitación. Estaba tan asustada y me tiré al suelo y Diane me encontró y me trajo aquí.
De vez en cuando hipaba por el llanto. Me fui a su lado en la cama y la abracé fuertemente intentando tranquilizarla. Cuando lo conseguí hice que alzase su rostro hacia mí. Le bese dulcemente.
—Te voy a proteger con mi vida si es necesario, ¿vale? —Ella asintió y me abrazó fuertemente.
Mi móvil comenzó a sonar y tuve que contestarlo.
—Zeus sabemos quién ha abierto las cortinas, de la mujer nada.
—Ahora voy.
— ¿Qué pasa?
—Debo solucionar algo.
La dejé con Diane que había estado esperando fuera y le indique que no se separase de ella. Bajé a los sótanos y me indicaron donde estaba mi hermano. El tipo que tenían sentado en la silla era un empleado, no llevaba mucho tiempo aquí porque su cara no me sonaba mucho. Comenzamos el interrogatorio dejando que mi hermano liberase tensiones. Le daba duro, comenzó rompiéndole uno a uno los huesos de las manos.
Llevábamos varias horas torturándolo el tío no soltaba prenda. Cuando me dieron el aviso de que ya tenían a su familia encendí una televisión. De ella salieron cuatro imágenes. En una estaban dos ancianos, en otra una mujer y un hombre, en otra una chica joven y en otra un niño que tendría seis años. Una de las criadas jugaba con él.
—Habla o sabes lo que va a pasar. —El tío negó con la cabeza. —Matad al padre. —Dije por un walkie talkie. Agrandaron la imagen de los ancianos y delante de la mujer matamos a su marido.
—Nunca he tenido buena relación con mi padre. —Asentí haciéndome el interesante.
—A la madre. —En la misma imagen la mujer fue tiroteada al igual que su marido. Eso le hizo algo más de daño, pero seguía sin confesar.
Tony daba vueltas por toda la habitación. Yo me estaba empezando a cansar, mi paciencia no era mucha y estaba llegando al límite.
Lo agarré por las solapas de la camisa y le levanté de la silla haciendo que sus pies no tocasen el suelo.
—Escucha, ¿sabes por qué estás vivo? Porque yo soy Dios y tu un hijo de puta con suerte. Han muerto tus padres por tu culpa y la siguiente va a ser esa putita que tienes por novia. ¿Vale? Pero antes se la voy a dejar a mis hombres, necesitan desfogarse.
Se puso pálido, pero siguió sin despegar sus labios. Volví a hablar con ellos.
—Haced lo que queráis con la 2.
No me hacía mucha gracia esto de que violasen a la chica, pero tenía que proteger a Azahara y si para eso tenía que morir media población italiana me daba absolutamente igual. Al cabo de media hora se agrandó la imagen de la chica. Estaba magullada y con las ropas desgarradas. Estaba llorando encogida en un rincón. Venga vamos habla... Pasaron cuarenta y cinco minutos sin que el empleaducho dijese nada, solo miraba fijamente la imagen de la chica que no había parado de llorar.
—No puedo hacerlo, de verdad que no puedo. —Dijo.
—Matadla.
3 muertes en lo que llevaba de interrogatorio... esto no iba bien.
—Solo puedo decir que la conocéis.
— ¡Ya sé que la conocemos! —grité dándole un fuerte golpe con ambas manos a la mesa.
—No puedo hablar más sino va a hacerme sufrir.
Me estaba desquiciando y ya no tenía ni una pizca de paciencia.
—Matad a la hermana y al cuñado.
—No, a mi hermana no. Por favor a ella no.
—Dejad a la hermana. —Al hombre ya era tarde. —Habla.
—Se que estuvo trabajando aquí y que usted se acostó con ella.
No me estaba diciendo nada que no supiera. Era obvio que había trabajado aquí y respecto al que me hubiese acostado con ella... me había acostado con media plantilla femenina al igual que mis hermanos antes de que se casasen o conociesen a sus mujeres.
—Sabes más. —Negó rápidamente con la cabeza, pero en sus ojos se veía claramente que sabía TODO. —Sé que sabes más.
El suspiró.
—Se llama Soraya, tiene 25 años y dice que se obsesiono con usted cuando se acostaron juntos. Quiere volver con usted porque le echa de menos. Es pelirroja y medirá más de un metro setenta.
Estaba mintiendo lo podía ver en sus ojos claramente.
—Matad a la hermana. —Tony me miró.
—Noooo —Tarde, cayó desplomada junto a su marido.
—No me gusta que me mientan y tú lo has hecho. Tony vámonos, estoy cansado llevamos todo el día aquí para esto.
—Ahora voy.
Tony le dio una paliza bastante fuerte al tipo hasta que le salía sangre por casi todos los orificios del cuerpo. Mi hermano era agresivo por naturaleza, era un salvaje y en el negocio eso era bueno.
—Sacad al niño y matadlo. —Dije por el walkie talkie. Rápidamente salí de la sala. —No lo matéis llevadlo a una de las estancias.
No pensaba cargar con la muerte de un niño si no era necesario. Se lo daría a alguna de las familias que tenia protegidas en unas casas de los alrededores al castillo ya que muchas mujeres no podían tener hijos.
Cuando Tony salió estaba algo más relajado.
— ¿Qué te pasa hermano? —Le dije— estás tenso. Esa paliza ha sido incluso peor que la que le diste al hermano de Bianca.
—Las cosas con Bianca no van bien. —Se le veía frustrado. —Se enfada por todo. Si estoy con ella me dice que la deje vivir que necesita espacio. Si no estoy con ella dice que no le hago caso. El otro día una de las sirvientas me dijo si iba a querer comida para cuando fuese al club y se lanzó sobre ella. Luego al defender a la pobre criatura que tendría 16 años me acusó de serle infiel.
—Habla con ella Tony. Lo vuestro ha ido muy rápido, mucha emociones... No sé. Además es tu terapeuta, tiene que escuchar como su marido se ha fornicado a medio país.
—Ya.
Durante la cena observé a mi hermano y era cierto que se notaba tensión entre ambos. El divorcio por desentendimientos no se permitía en mi familia y sabia que eso era algo en lo que se refugiaba Tony.
Tras desatar nuestra pasión como cada noche, me quedé dormido con Azahara entre mis brazos. Nunca había pensado que dormir con alguien iba a ser tan placentero.
"Es porque duermes con ella inútil."
Bueno tal vez eso también fuese verdad.
A la mañana siguiente lo primero que hice fue irme a ver al tipo. Antes me había pasado a ver al niño que nada más verme me había sonreído. Se lo daría a los Mason llevaban años intentando tener un hijo y no lo conseguían por lo que me parecía una buena idea.
Bajé a los sótanos y entré para encontrarme a todos los guardias muertos. Joder. Corriendo fui a la maldita sala y ahí estaba el tipo. Con un tiro en la frente una navaja que clavaba su mano a la mesa. Mierda. Ella había estado allí.
Rápidamente llamé a mis hombres para que subiesen una docena a proteger mi habitación. Sandra y otras cinco mujeres se habían introducido dentro bajo mis órdenes para estar cerca de Azahara.
Me dirigí a mi despacho a paso ligero y cuando iba hacia la mesa la puerta se cerró. Me giré a la vez que sacaba mi pistola hacia la puerta. Una figura de negro estaba allí. Iba totalmente cubierta, pero se adivinaba perfectamente que era una mujer.
Cuando se quitó el sombrero y las gafas me quedé pasmado. No puede ser.