El amor hace que seas capaz de esperar, de cambiar hábitos, de hacer cosas que jamás lo harías. El amor hace que los años parezcan pocos días.
Es así que por amor es que cambiamos para agradar a Dios, por amor nos preocupamos y le preguntamos a Dios si estamos viviendo o haciendo algo que lo haga feliz, por amor hacemos pequeños sacrificios para ser de lugar santísimo.
El amor te hace avivar la esperanza y hace que los días alimenten los sueños.
Si tuviéramos este sentimiento hacia Jesucristo y su venida, la espera sería emocionante y no una larga espera. Porque hay muchas personas que dicen que Jesús no vendrá, o que su venida no esta tan cerca.
Pero si aviváramos un poco más nuestro amor por Cristo viviríamos cada momento acumulando anécdotas para contárselas cuando nos veamos, haríamos una lista de preguntas para hacérselas y no podríamos dormir de la emoción.
A mi me emociona demasiado el hecho de saber que algún día mis ojos le verán y estaremos juntos, así que no importa si su venida es mañana o en mil años yo estaré esperándole con un amor más grande y puro con cada día que pase.
Si tuviéramos un amor verdadero y el primero a Cristo nuestra forma de vivir sería diferente, este amor es mucho más sublime que el enamoramiento y mucho más profundo, porque Él nos amó primero. Que increíble que El nos haya amado aún sin merecerlo, en medio del pecado su amor nos alcanzó y ¿sabes que es lo más hermoso? ¡Que no tiene límites! Es un amor verdadero y eterno. Y porque El nos amó primero nosotros también somos capaces de amar, y ese amor debe ser puro, limpio, sin buscar beneficios de otras personas.
1 Juan 4:19
Nosotros amamos, porque El nos amó primero.
Aumenta tu amor cada día encontrándote con Dios, créeme que una vez estés enamorado/a de El, verás el mundo de una manera diferente, todo será para bien.
Dios está donde hay amor.