El destino de la casualidad (...

By LuJaureguiCabello

443K 20.7K 3.5K

Hay gente que cree en el destino. Hay gente que piensa que lo que pasa no es más que mera casualidad. Pero ¿... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
FINAL
Capítulo 35 - FINAL
EPÍLOGO
Capítulo 36 - EPÍLOGO
Hola otra vez
CHICOS
IMPORTANTE
ME PUBLICAN MI LIBRO
TRAILER

Capítulo 34

7.6K 434 68
By LuJaureguiCabello


Lauren estaba dolida. Había varias cosas que estaban dañando su gran corazón helado. En primer lugar, sus padres estaban conduciendo a las afueras de Miami, a un centro de rehabilitación donde pasaría las siguientes semanas, siendo cebada como a un cerdo para después cocinarlo.
En segundo lugar, sus amigas habían llorado como si se estuviera marchando a la guerra, y aquello la hacía sentir culpable de todo lo que estaba pasando. Porque muy en el fondo, sabía que lo era.
Pero acentuando su dolor, Camila no se había quedado para despedirla. ¿Por qué? Lauren no lo entendía. ¿Qué podía haber sido tan importante como para no poder quedarse a despedirse, como habían hecho sus amigas?

Estaba rabiosa, enfadada. El coraje que tenía dentro de sí misma hacía que le fuera imposible despegar su mandíbula o derramar una sola lágrima.

-¿No vamos a ir a por mis cosas? -preguntó Lauren a medio camino.

-No las necesitarás -contestó su padre echando una ojeada por el retrovisor. -Tu madre ha recogido en una bolsa unos cuantos objetos personales junto a un par de camisetas. Pero te darán una ropa especial allí.

-¿Ropa especial? -preguntó sarcásticamente. -¿Es que voy a la cárcel? ¿Me van a encerrar en celdas también?

Sus padres se miraron durante un segundo.

-No vas a la cárcel, Lauren -contestó su madre. -Pero las normas obligan a que todos ahí dentro vistáis igual. En una especie de pijama.

Lauren no contestó. Si pensaban que por encerrarla en un centro de rehabilitación iban a conseguir que mejorara, podían esperar sentados.

Llegaron al enorme edificio blanco una media hora más tarde. Lauren echó un primer vistazo y aquello no podía parecerse más a un hospital.

-Hola, ¿Lauren Jauregui? -preguntó un chico en la recepción de su nuevo hogar.

Lauren miró al suelo.

-Sí -contestó su madre abrazando a su hija con un brazo, que pronto se deshizo de la muestra de afecto de su madre.

-Pueden despedirse si quieren -añadió el muchacho que, a simple vista, parecía bastante joven para estar trabajando. -Le doy unos minutos mientras llega la enfermera que la acompañará a su habitación.

-Hija... -comenzó a decir su padre, rápidamente interrumpido por la voz quebrada de su hija.

-Adiós -pronunció simplemente, tomando la bolsa de deporte con sus pertenencias.

-Perdone -volvió a hablar el chico -, necesitamos revisar su bolsa. Para evitar objetos punzantes, alcohol u otro tipo de estupefacientes.

-¿Van a quitarme mis cosas? -preguntó Lauren alzando las cejas.

-Oh, no -negó el muchacho con ambas manos en el mostrador -, no si no es necesario.

Lauren dejó la bolsa en el suelo y el chico la tomó en su hombro. Pronto desapareció, con la consiguiente aparición de la enfermera.

-¿Tú eres la chica nueva? -preguntó sin respuesta. -Jauregui, ¿verdad?

Lauren asintió.

-Acompáñame -pidió. -¿Te has despedido de tus padres?

-Sí -contestó la ojiverde sin mirar a atrás, adentrándose en el luminoso pasillo del centro.

-¿Tienes frío? -preguntó la rubia.

-Un poco -admitió Lauren.

-Es normal -contestó. -Se te pasará. Hay calefacción en la habitación.

Anduvieron durante un par de minutos, subieron algunas escaleras y, finalmente llegaron a su nueva habitación.

La enfermera sacó la llave y abrió la puerta con facilidad. Lauren entró la primera; aquello era verdaderamente pequeño. Había una cama y un escritorio. También pudo ver una estantería con un par de libros reposando y una ventana con barrotes. El suelo estaba cubierto por una moqueta verde, a juego con la colcha de la cama y, en la pared de su derecha, había una pintura de un paisaje chino.

-¿Dónde está el baño? -preguntó entrecerrando sus ojos, mientras se volvía a la enfermera.

-Oh, lo siento cielo, pensé que ya te habrían informado tus padres.

-¿Informado sobre qué?

-Aquí ninguna habitación tiene baño personal -informó la chica. -Hay una sala con retretes y platos de ducha en cada planta, supervisados a cada momento por una enfermera.

-¿Por qué? -preguntó la ojiverde confundida.

-Así evitamos que devolváis la comida que ingerís.

-Así hacéis que queramos recuperarnos antes, ¿no? -preguntó Lauren encogiéndose de hombros. -Pues te aviso, a ti y a todos lo enfermeros de este estúpido centro de rehabilitación, que si me recupero, será para salir antes y poder vomitar todas las comidas de nuevo.

La rubia se quedó perpleja y Lauren no dejó de mirarla ni un solo segundo. Hasta que el ruido de la puerta las hizo que ambas se giraran.

-¿Todo bien por aquí? -preguntó el recepcionista. -Traigo la bolsa de Lauren. Estaba limpia.

-Qué sorpresa -dijo Lauren sarcásticamente. -Pensaba que mi madre me había metido el Ron y el cuchillo. Se le habrá pasado.

-Louan, ¿me dejas con ella un momento? -preguntó y la chica salió de la habitación sin decir nada más. -¿Qué hay, Lauren? Soy Shawn. Shawn Mendes.

-Genial -dijo Lauren antes de comenzar a golpear el termostato para que comenzara a funcionar. -¿Cómo se pone esto?

-Sólo tienes que darle a aquí -informó el chico pulsando un botón de arriba.

-Gracias -susurró.

-Está bien -contestó él. -En primer lugar, quería darte la enhorabuena. No he podido ir al partido hoy, pero me hubiera encantado.

Lauren miró al chico de arriba a abajo, como si lo conociera de algo.

-¿Tú no eres muy joven para estar trabajando? -preguntó.

-Tengo 17 años -contestó. -Técnicamente, sí; soy bastante joven. Pero mis padres son los dueños de esto y me quisieron introducir en el mundillo del trabajo. A fin de cuentas, es verano. No pierdo nada.

-Si yo pudiera salir de aquí, haría lo que fuera por echar a correr -dijo Lauren sentándose en la cama.

-¿Y a dónde irías primero? -preguntó Shawn genuinamente.

Lauren pensó en Camila como primera opción, pero la descartó. Estaba muy dolida con ella. Por no hablar de sus padres. Pensó en Ally, Normani y Dinah; pero eso implicaría ver a Camila también.

-Lejos -contestó tras unos segundos de meditación. -Muy lejos de aquí.

-Estoy seguro de que hay gente que te quiere muchísimo, Lauren -dijo él. -De otra forma, no estarías aquí.

Ella rió sarcásticamente. Lo último que se sentía en aquel momento, era amada. Más bien se sentía inútil y poco importante para los suyos.

-Está bien, este es tu horario -dijo Shawn sacando un folio de su carpeta. -Se desayuna a las 9, se almuerza a las 13, se merienda a las 16 y se cena a las 19. El horario de recogida a la habitación es a las 21 entre semana y a las 23 los fines de semana. Hay talleres de lectura, baloncesto y baile los lunes, miércoles y jueves respectivamente. Puedes andar de aquí para allá hasta el toque de queda, puedes ir a la biblioteca, al patio o a la sala de estar. También puedes pedir una televisión en recepción si te apetece, te la traen en un par de horas.

-Está bien -contestó Lauren. -Me quedaré aquí por ahora.

-¿Te han explicado lo de los baños?

-Algo.

-Los retretes están disponibles 24 horas, pero las duchas sólo de 10 a.m a 10 p.m, ¿de acuerdo? -informó.

-De acuerdo -respondió Lauren.

-Otra cosa -añadió el muchacho -, podrán venir a visitarte de viernes a domingo, pero sólo si tú das el consentimiento previo.

-Genial.

-Recuerda que tu siguiente comida es a las cuatro -dijo abriendo la puerta para salir. -Vendré a visitarte mañana.

-Hasta mañana, pues.

Pero Lauren durmió. Durmió, durmió y durmió, negándose a comer y a beber cualquier tipo de alimento con calorías. Se alimentaba a base de agua, algo que a las enfermeras estaba sacando de quicio. Le contaron la historia de una chica que hizo lo mismo, y acabó muriendo allí mismo.
Lo único que alegraba a Lauren eran las visitas de Shawn de cada tarde.

El muchacho ponía todo su enpeño para que Lauren pusiera de su parte en la recuperación, pero jamás le hizo caso.

-Yo te veía en el instituto -dijo el muchacho. -Debo admitir que cuando te vi por la calle con Camila pensé que erais la pareja más caliente de todo Miami.

-¿En serio? -rió. -Cállate.

Así pasaron los días. Ambos chicos se fueron conociendo más y más y Lauren hizo un amigo. Sólo uno, porque no había llegado a conocer a más chicas ni chicos ahí dentro. A parte de Shawn y Jerry, el limpiador que pasaba cada dos días por su habitación.

El pensamiento matutino de la ojiverde era Camila. Gracias al cielo, su madre había metido una foto suya en la bolsa y la tenía guardada bajo su almohada. A veces, cuando no la veía nadie, la besaba, tratando de recordar el sabor de sus labios y el olor de su cabello. No le era difícil, al fin y al cabo. Era como su esencia.

-¿Se puede? -preguntó Shawn el día 13 de su ingreso.

-Claro -contestó Lauren incorporándose en la cama, sin fuerza alguna.

-¿Cómo estás? -pregunto apenado.

-Hecha mierda -contestó ella riendo. -Pasa, no te quedes ahí.

-Lauren, tienes visita.

-Dile a mi madre que deje de insistir, que no voy a recibirla -se adelantó ella alzando un dedo.

-No es tu madre, Lauren.

-¿Y quién es?

-Es Camila.

-¿Qué?

-Camila ha venido a visitarte. Por lo visto, tu madre le ha contado que apenas puedes moverte de la cama y ella ha roto en llanto. Dice que quiere verte, que necesita hablar contigo.

Lauren había estado despachando a todos y cada uno de los visitantes que de acercaban a allí. ¿Por qué? Muy fácil: ella quería morir. Quería estar muerta y ver a sus familiares o amigos le haría cambiar de opinión, probablemente.

-Dile que se vaya -dijo Lauren decidida, segundos más tarde.

-Pero Lauren, ella...

-Shawn -dijo contundentemente -, dile que se vaya. Ahora.

-Creo que te vendría bien hablar con ella.

-Pues yo creo que te vendría bien hacer lo que te digo -contestó. -Dile que se vaya. Si ha tardado dos semanas en venir, puede esperar otras dos.

-Es que yo no creo que tú puedas aguantar dos semanas más a este ritmo -confesó Shawn, con un hilo de voz.

-Entonces podrá verme en mi funeral -dijo Lauren frunciendo los labios. -O no, a lo mejor se marcha antes de que mi ataúd llegue.

-Lauren, no seas...

-¿Cruel? -preguntó sonriendo irónicamente. -Tú también lo serías si estuvieras en mi piel.

-Dios no quiera que me vea así.

-Dios no quiera que te veas así -reiteró ella. -Jamás.

-Entonces... ¿le digo que se marche? -preguntó una última vez, esperando un "no" como respuesta.

Lauren vaciló unos segundos.

-Eso he dicho -contestó finalmente.

Una semana más tarde, Lauren estaba a punto de morir.

Continue Reading

You'll Also Like

9.5K 785 42
▶ ¿ Que pasaría si tu Antiguo Vecino fuera el principal sospechoso de la muerte de tu padre y de una serie de recientes asesinatos? Jungkook un chi...
143K 4.8K 36
¿Qué pasa cuando la tentación es más fuerte que todo y no te permite ver la realidad de las cosas?.. Es justamente lo que le paso a Lauren Jauregui y...
86.4K 6.1K 10
ESTA HISTORIA NO ES MIA SOLO LA COMPARTO ENTRAR PARA TENER MAS INFORMACION 85 capítulos lince de la suerte
7.7K 584 19
A lee felix un omega muy reconosido por ser unos de los omegas más deseados de toda la universidad de Seúl le encargan como tutor a un alfa llamado H...