—¿Te dije que esto es un colegio de locos? —murmuró Dani en el mi oreja haciéndome estremecer.
—No, pero me doy cuenta, un poco si.
—¡Un poco!
—Bueno tranquilo Dani, no pasará nada —reí algo nerviosa y luego de eso me desmayé.
Minutos después...
Me desperté un poco confundida, estaba en mi habitación. Y al parecer Daniel aun continuaba aquí.
—Ay, no sabes lo que soñé Dani —exclamé levantándome y moviendo manos para llamar la atención de Dani—. Soñé que el reloj del altillo provocaba un temblor.
—No fue un sueño, tonta —me dijo Dani, riéndose—. De verdad pasó. Thiago trató de tranquilizarnos a todos. Dijo que no nos teníamos de que preocupar y que todo estaría bien.
—Había dicho que ese reloj es un portal —dije recordando un poco lo que pasó—. ¿Sabes si dijo algo sobre eso?
—No, traté de hablar con él pero nos mando a todos a las habitaciones, y él y Mar, se fueron a hablar con Paz y Camilo.
—Raro...
—Sí, bueno, no te pregunté—dijo Dani acercándose a mi y viéndome atentamente—. Lea, ¿Estás bien?
—Sí, sigo confundida un poco, pero todo bien —le dije sonriendo.
—Me alegro, me preocupe por vos —sonrió—. Te dejaré descansar, ¿Si?
—Dale, hasta mañana.
Dicho esto, Daniel salió de la habitación cerrando la puerta a su paso. Yo me recosté en mi cama y me puse a pensar sobre lo que pasó.
Estuvo muy extraño todo...
Narra Thiago.
—¿Vos sos o te haces? —exclamé mientras miraba a Tic Tac.
—Hay que saludar
—Explícame que haces acá, tienes suerte de que no te hayan visto.
—Solo te diré que cuides a Rocío, porque ella es muy especial, tiene habilidades que van a descubrir muy pronto, y va a sorprender a muchos. Ella es única.
En la habitación de los chicas.
Narra Rocío.
Había temblado horrible, ni mi papá, ni Paz, ni Camilo nos quisieron decir el motivo del temblor. Se me hizo injusto, claro que saben, pero no nos quisieron decir.
Aún sigo mal por el golpe que me dió Mateo, con esto que hizo ya no lo perdono más, no se lo merece.
Mis padres retaron mucho a Mateo, además no me podía culpar de eso, lo bueno que lo suspendieron por unos días y así ya no le voy a ver la cara.
Mejor para mí.
Los chicos se preocuparon bastante por mi, y como no, pues tremendo golpe que me dio Mateo.
Algo bueno de esto es que no me preguntaron nada de Iván y yo, no tendría ganas de explicar lo que pasamos, es algo nuestro, de solo nosotros dos y no tendríamos por qué hablarlo, hasta que nosotros lo decidamos.
Ahorita ya estoy en mi cama, mi tarde fue grandiosa a pesar de lo que pasó, y es que al fin me besé con Iván. Él es demasiado lindo.
Agarro mi celular y le mando un mensaje de texto a Iván, deseándole buenas noches. Igual ya hace rato que nos despedimos, pero ya extraño hablar con él.
Coloco el celular en mi mesita de noche y me dispongo a dormir.
A la mañana siguiente...
Me levanté y hoy no hacia mucho frío, así que fui al baño y me lavé los dientes y me cambié.
Luego fui a buscar mi mochila, ya que hoy tenia clases, que fuera mi cumpleaños no significaba que tenía que faltar al colegio, así que me fui a la sala de ensayos pero no había nadie. Así que mejor me fui a la cocina a desayunar.
—Me enteré lo que pasó, —se escuchó la voz de Jessica detrás mío—. Quiero que te alejes de Iván.
—Vos no me dices lo que tengo hacer —la miro levantando una ceja.
—Si que lo harás, sino, atente a las consecuencias —me amenaza con el dedo.
—Jaja —me reí falsamente—. No te tengo miedo, Jessica, así que mejor vete.
—Bueno, advertida estás —me miró riéndose y se fue.
—¿Qué le pasa? —dije y tomé un poco de yogurt con fruta —. Está riquísimo.
No le tome importancia a lo que me dijo Jessica, no quiero que nadie arruine mi día de cumpleaños.
—¡Feliz cumpleaños! —gritó alguien detrás mío, que me hizo sobresaltar y casi me ahogo con lo que comía.
Me di vuelta y era Alai, que me recibió con un abrazo.
—Perna, me asustaste —me reí para después decir —. Muchas gracias, amiga.
—Tengo prisa, me voy, que voy tarde a clases —dijo y se fue corriendo.
—Dale —dije riéndome.
Terminé de desayunar me fui al lobby, en eso viene un chico hacia mi y me entrega una nota.
—Gracias —le dije y me senté a ver que decía.
La nota decía: "Después de clases, te veo en la sala de ensayos".
Sonreí, de seguro es de Iván. -pensé.
Las clases pasaron demasiado lentas, desde hace rato que estoy impaciente. Se me han hecho eternas.
Suspiré de aburrimiento y volteé a ver a mis compañeros de clases, todos estaban concentrados en lo que hacían y uno que otro también se moría de aburrimiento.
Detesto las matemáticas y no voy para nada bien en esta materia. Pues es que no entiendo nada. Tendré que pedirles ayuda a mis amigos para que me expliquen, o a Santi, que él es un matadito.
Después de otro largo rato, el timbre sonó dándole fin a las clases.
—Ay, al fin —susurré saliendo del aula.
—¡Feliz cumpleaños! —gritó mi mamá y me abrazó fuerte.
—Ma, me estas aplastando —reí y la abracé también.
—Feliz cumple, mi mini-Mar —dijo mi papá abrazándome.
—Gracias, pa —sonreí y le devolví el abrazo.
—¿Cómo te sientes? veo que ya te bajó el golpe —preguntó mi madre viéndome mi rostro —. Ay, mi tuerquita ¿Cómo te pudo haber pasado esto a vos?
—Ya estoy bien, ma. Solo quedó un hematoma por el golpe —le dije sonriendo animándola—. supe que consiguieron que suspendieran a Mateo —dije viéndolos a los dos.
—Claro —dijo mi papá pasando su brazo por mis hombros, en lo que caminamos por los pasillos del colegio —. Mateo no se podía quedar sin ningún castigo. Estuvo mal lo que hizo.
—Ya lo sé —afirmé recordando lo que había pasado —. Ni siquiera fue capaz de pedir perdón.
Mi madre solo negó con la cabeza, y en eso ya habíamos llegado a la sala de ensayos.
Entramos y estaba el aula muy oscura.
Di unos cuantos pasos y todos gritaron —¡Sorpresa!
—Así que eran ustedes —dije riéndome sorprendida.
—Sí, somos nosotros —dijo Benja riendo.
—¿Ustedes mandaron la nota? —dije viéndolos a todos.
—¿Qué nota? —preguntó Alai.
—No fueron ellos —dijo alguien en la entrada —. Fui yo. —Era Iván entrando con un ramo de rosas grandísimo —. Al parecer se adelantaron a entrar al aula —dijo sonriendo, acercándose a mi —. Feliz cumpleaños Rochi —me abrazó y al terminar me dio un beso en la mejilla.
—Muchas gracias, Iván. Están hermosas —dije viendo las rosas —. y huelen muy rico.
Mi sonrisa era grandísima, se re notaba que estaba feliz.
De un momento a otro, todos pasaron a felicitarme y a darme un abrazo. Estaba muy contenta, habían venido todos. Estaban Nico y Cielo, mis amigos; Benjamín, Alai, Paloma, Martina, Fabricio, Cristina, Evaristo. Todos, todos, los tíos también vinieron y por supuesto mis hermanos.
La tía Valeria se veía demasiado hermosa con su pancita.
El festejo se estaba poniendo demasiado divertido, ya hubo juegos, y obviamente, mucho baile y risas.
—¡Aay! —Grito Vale tocándose su panza.
—Valeria, ¿Estás bien? —se acercó tío Ramiro a ella.
—Creo que ya voy a tener a mi bebé —contestó Valeria con cara de dolor.
—¡Rápido vamos al hospital! —Grité y el tío Rama alzo a Valeria en sus brazos y la subió a su camioneta.
Nosotros nos fuimos en el auto de mi papá. Todos subieron a sus autos.
Tina y Cielo se quedaron cuidando a los mas pequeñitos.
Cuando ya estábamos en el hospital, mi papá traía una silla de ruedas para tía Valeria.
Ella necesitaba que alguien entrara con ella, pero nadie quiso, les daba miedo no sé. El caso es que yo me ofrecí.
Que más da, no es como que vaya a recibir a la bebé, ¿O si?
Narra Iván.
Me quedé sentado en la sala de espera, esperando como todos, a que Valeria y Rocío salieran. A los pocos minutos se acercó Thiago y me llevó afuera, de seguro está enojado o no sé, está muy serio.
—¿Qué pasa Thiago —lo miré a los ojos y él solo me dedico una mirada fría.
—¿Sales con mi hija?
—Sí... —contesté un poco nervioso.
—Ya lo sabía —me miró y me hecho una pequeña sonrisa.
—Yo sé que vos tenes miedo de que le pase algo, pero no lo tengas, Rocío y yo nos llevamos bien, aunque solo llevemos un día —reí.
—No quiero que sufra.
—No va a sufrir, yo no soy como Mateo y sé que ella confía en mi.
—Sí y yo también confío en vos —me sonrió.
—¿En serio?
—Sí pero a la primera que la hagas llorar, me vas a conocer —me dice advirtiéndome, para después darme una abrazo.
Platicamos un rato más y después entramos y esperamos con los otros chicos.
Pasó una hora y salió una enfermera y luego Rocío, yo le sonreí y fui hacia ella, parecía un poco nerviosa, así que la abracé.
—¿Estás bien? —la miré sonriendo.
—¿Bien? O sea,fui a un parto, vos no sabes lo que tuve que mirar, como salía, no sabés lo que era —hablaba como loca y todos nos reíamos.
—No fue tan grave entonces —rei.
—Si, claro —rió junto conmigo.
Narra Ramiro.
Estoy esperando a los doctores para ver que me dicen sobre Valería y la bebé, estoy tan nervioso. Ademas estoy enojadísimo con Carla. Ella siempre se sale con la suya y ahora está viniendo para acá.
—Ramu, me duele la cabeza, vamonos —me agarró del brazo, pero yo me solté.
—No, yo me quedo aca, Valeria acaba de tener a su bebé y yo no la dejaré sola.
—Pero yo soy tu familia ahora, no ella, dale vámonos y Benjamin vos también —miró a Benjamín y a mi.
—Te dije que no, Carla. Espera un rato más, o vete. —le contesté ya enojado.
—¡No, no espero, vámonos! —agarró su bolso enojada, sin darse cuenta que tenía el bolso abierto y de el se cayó un libro.
—¿¡Ah, Carla se te cayó este li..bro!? —Rocío lo miró y luego me entregó el libro a mi, no podía creerlo era nuestro libro.
—Carla, ¿Qué hacés con esto?
—¿Qué hacés con esto? Carla, responde —la agarré del brazo.
—Rama, solo lo agarré.
—Mentira, vos no sabías nada del libro, ¿vos lo robaste no?
—Sí, si lo robé porqué estoy harta, estoy cansada y además yo debo tener este libro y ...ustedes no saben lo que les espera, porqué acá estoy metida yo también, así que preparense que se viene una guerra y vos especialmente Ramiro, que a vos y a la rubia esa les irá mal. Así que mejor anda a fijarte si esta la bebé en neonatologia —dijo Carla en lo que se reía y me miraba.
Yo estaba nervioso y la agarre del cuello.
—¡Decime que le hiciste! ¿Que te pasa? Estás celosa porque apareció Valeria.
—Yo solo te usé para llegar a los pendejos estos —señaló a mis sobrinos.
—¿Y nosotros que tenemos que ver? —pregunto Benjamín.
—Todo tenemos que ver, nosotros somos los nuevos elegidos y hay algunos que son los mas importantes. Los principales elegidos serán perseguidos y amenazados. También hay infiltrados para eso —dijo Alai mientras levantaba su mirada del suelo y me miraba preocupada.
—Alai ¿Qué estás diciendo? —la miró Rocío.
—Tuve visiones..
—Espera ¿cómo que tuviste visiones? —le preguntó Thiago.
—Si, tuve una primero y luego otra hasta puedo ver lo que esta pasando ahora, ¡chicos se estan llevando a la bebe ! —grito Alai y salí corriendo hasta donde estaba, pero cuando llegué ya era tarde, la bebé... no estaba más.
—¡Rama! Ayudame —apareció Valeria arrastrándose por el piso, traía un poco de sangre en sus manos y me agarró del pantalon mientras lloraba.
—La encontraremos, Vale. No llores —me agache y le seque sus lagrimas y luego la abrace
Todos nos fuimos a casa de Thiago pues... habría reunión. Esto no se quedaría así, pero los únicos que sabian que esto es peligroso somos Valeria y yo.
Narra Rocio.
Cuando llegamos no podía ver tan triste a mi tía Valeria.
No sé que quiere Carla, no sé porqué dice que nos hara daño. Tengo miedo por la bebe, no sé hasta donde quiere llegar esta mujer, para mi que quiere descubrir Eudamón, creo que empezó una guerra fuerte.
—¿Estás bien? —dijo Iván y me abrazó por la cintura.
—No puedo estarlo, ¿vos podés estarlo sabiendo lo que pasó?
—Es obvio que no, es horrible que pase esto, nadie le puede robar un hijo a otra persona y más si es recien nacido, Pero lo hacen y yo voy a recuperar a la bebé de Vale.
—¡Que! vos no haces nada, ¿vos sabes lo peligroso que es? —Iván solo me miro preocupado.
—Sí, ya sé, pero no dejaré que le pase nada a esa bebé, Carla esta mal yo lo sabía desde un principio —lo miré a los ojos preocupada y lo abracé.
—Todo estará bien, ¿si? —dijo dándome un beso en la frente.
Me acarició el pelo y luego vino mi papá
—¿Puedo hablar con mi hija? —se sentó en el sillon de la galería.
—Sí, obvio. Luego hablamos, ¿si? —Iván me dio un beso en el cachete y se fue.
—Sí, dale, nos vemos —me senté al lado de mi papá y él paso su brazo sobre mis hombros—. ¿Qué pasa perno?
—Que tu mamá quiere que te de nuestros regalos, así que primero te dare el de ella. Dijo que era algo que vos querías mucho —me dió una caja que se movía mucho.
Mi mamá sabía que era lo que quería más que nadie. La abrí y salió un pequeño golden, igual a Mina.
—Aaw, es hermoso, ¿seguro que es un cachorrito de Mina, no pa ? —lo miré y el se reía.
—Sí, seguro. Tu mamá dijo que iba a hacer lo imposible para conseguirte uno y creo que lo hizo, bueno ¿ahora querés el mío?
—Sí, obvio, pero viniendo de vos, debe ser un libro sobre filosofía, astrología, historias, mitos o leyendas, ¿ verdad? —lo miré y me rei.
Recordando que siempre me regala lo mismo, un libro, creyendo que yo lo leeré. Y él siempre es el que termina leyendo mis libros.
—No, esta vez te salvaste, decidí darte otra cosa —saco de su bolsillo un pequeño reloj y me lo dió.
—Un reloj, es igual al de la mansión solo que en versión bolsillo.
—Lo encontre en el bunker, es viejo se ve, pero anda y te lo quise regalar ya que siempre decís que querés el de la mansión.
—Porque con el podes viajar en el tiempo y hacer otras cosas, como pasar al otro plano —reí.
—Sabes que eso no le pasa a cualquiera.
—¿Es verdad lo que dijo Alai de que Carla cree que somos los elegidos y que pasaran cosas? —lo miré intrigada, él solo me dedicó una leve sonrisa.
—Lee el libro, solo el capitulo uno. Y como ya tenes 18 te diré una parte de eso. Vos sos importante en esta historia; vos, Iván, Alai, Benjamín y Santino, en el capítulo uno ¿pasó que vos abriste el portal una vez, no?
—Sí, lo abrí pero ¿qué pasa? —lo miré.
—Que ahí empezó todo lo que se iniciará y si Carla es la mala de esta historia y hay infiltrados, que todavía no sabemos quienes son... Te digo que ese reloj no es común.
—Enserio, ¿Qué hace?
—Tendrás que verlo vos, ahora tengo que irme y después anda a ver a tu tía ¿si? está mal y necesita que alguien hable con ella —me dio un beso en la frente y se fue.