──Ya perdí Momo, Mina tiene a Son Chaeyoung y yo aún no puedo decirle a Tzuyu cuánto me gusta sin paralizarme por culpa de su ridícula y tierna sonrisa.
──Sana, deja el drama, no es tan difícil. ──Momo hizo una mueca y su foco se prendió. ──¿y si le escribes una carta? Se la entregas y ahí su "tierna sonrisa" no te va a impedir confesarte.
──No, si la veo me dará un ataque de nervios.
──Me rindo, eres un caso perdido. Iré a buscar a Dahyun, faltan diez minutos para que acabe el receso y dijo que trajo torta de tres leches.
──Ujum...
──Nos vemos ──tocó el hombro de Minatozaki. ──, piénsalo. ──le guiñó un ojo.
Se fue dejando a Sana sola sentada en una escalera, mientras los demás alumnos paseaban a su alrededor.
Entonces escondió su rostro entre sus piernas y las rodeó con sus brazos. Ya se estaba resignando a la idea de que Tzuyu sintiera lo mismo y tal vez nunca podría decirle cuan loca estaba por esa hermosa morena.
──Maldita Tzuyu, maldita sonrisa con ese maldito hoyuelo... Por su culpa no puedo decirle lo mucho que me gusta y quisiera ser su novia... La odio, la odio, la odio.
Balbuceaba algo enojada, lo que no se daba cuenta era que esa chica a la cual estaba acusando divertidamente, la miraba de la misma forma y se había sentado sigilosamente a su lado reposando su mejilla sobre una de sus manos. Y si, la sonrisa con el hoyuelo también aparecieron.
Tzuyu sabía lo hermosa que era Sana, una chica alegre, muy extrovertida, algo torpe a veces, pero con un corazón tan puro y que muchas veces amaba poder decir que era su amiga.
¿Pero sabes de que estaría orgullosa? De decir que esa japonesa era su novia, la chica más linda y espontánea que vio en su vida.
──Auch, no sería un honor ser odiada por Minatozaki Sana. ──habló haciendo sobresaltar a la mayor, quien se estampó contra la pared de la escalera y miró con susto a la morena.
¿Había escuchado todo lo que dijo? Ahora se sentía peor.
──Por favor, dime que no escuchaste nada. ──le rogó tragando fuerte, pero su fin llegó cuando notó la característica sonrisa de la rubia en su rostro.
Tzuyu rió bajito. ──Escuché lo suficiente.
──Mierda ──maldijo Sana. ──, soy patética.
──No, no eres patética.
──Sí, si lo soy.
──Que no Sana ──replicó la taiwanesa y tomó las muñecas de la mayor. ──, mírame.
Ella por instinto hizo caso, admirando esos lindos orbes chocolate y oscuros pero que su vista brillaban más que la luna.
Minatozaki Sana era una chica se dejaba salir con facilidad sus opiniones y llegaba a ser muy imprudente a veces, no media la capacidad de sus acciones o no tenía presentimientos de cuáles serían los resultados, cuando se trataba de Tzuyu y su sola existencia todo cambiaba, se conocían hace mucho y decía ser su mejor amiga, compartían salón, comían juntas y salían muchas veces. Nunca le dijo cómo se sentía porque una simple sonrisa se lo impedía, pero hoy al ver a Mina obtener el corazón de Chaeyoung creía haber perdido a Tzuyu para siempre y no iba a dejar que aquello pasara.
Entonces, con todo el coraje acumulado se atrevió a tomar por el cuello a la más alta y acercar sus rostro en un rápido beso que fácilmente pudo darles tiempo a ambas en conocer sus labios por primera vez.
──Me gustas Tzuyu, me gustas desde hace mucho y me gustaría saber si te sientes igual, pero si solo me ves como una amigas yo te entenderé.
Por fin lo había dicho.
Cerró sus ojos con fuerza esperando un rechazo inédito.
Para Tzuyu eso no iba a pasar, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
──Yo también, Sana. ──la mencionada abrió lentamente sus ojos y miró a Tzuyu.
──T-tú...
──Si, es lo que escuchaste Sana. Hace mucho me di cuenta lo mucho que me gustabas pero nunca encontré el momento para decírtelo.
──Y-yo pensé que tú y C-Chaeyoung... Q-que ustedes se gustaban.
──¿Chaeyoung y yo? ──cuestionó divertida, Sana asintió.
──P-pero pasaban tanto tiempo juntas que me dejaste a un lado...
──Lo sé, y lo siento. Solo la estaba ayudando a planear su confesión para una chica que le gustaba mucho y por eso pasé estás últimas dos semanas con ella... Oye, de verdad lamento si te sentiste desplazada... O que pensaras que gustaba de ella.
──Oh Dios mío, qué idiota... Momo tenía razón, soy una exagerada.
Sana se cubrió la cara con pena, estaba muy avergonzada. Qué iba a pensar Tzuyu de ella ahora.
Chou quitó las manos de su rostro y la obligó nuevamente a verla.
──Quiero que seas mi novia.
Dijo con una sonrisa asomándose en una esquina el bendito hoyuelo y Sana maldijo internamente.
──S-sí... ──respondió, luego abrazó a la menor escondiendo su rostro en su hombro. ──solo te pido que dejes de sonreír de esa manera.
──¿Qué manera? ──provocó Tzuyu, ella sabía a qué se refería.
──Ugh, tú sabes... Así... Adorable y con ese hoyuelo, sabes que efecto tiene en mí cada que lo veo.
Tzuyu rió y ambas se separaron.
──No lo haré. ──sonrió de lado toda presumida.
──Eres tan mala...
──También te quiero.
Sana rodó la mirada. ──mejor dame un beso.
Y la morena se lo cumplió, aunque la campana la asustó eso no las detuvo y compartieron una vez más sus labios en un lento y romántico beso.
Fin.