CORAZONES MALDITOS|| Mattheo...

Mar_Mesa द्वारा

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Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Pa... अधिक

Sinopsis
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII
XXXIII
ALMAS MALDITAS

XVIII

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Mar_Mesa द्वारा

Capitulo 28

Chocolate para un corazón roto.

Él… no estaba.

¿Se había ido? ¿Otra... vez?

Sin decir nada, sin ni siquiera despedirse y sin dar ninguna explicación. 

Me quede un segundo viendo a un punto fijo, flexione las rodillas y las abrace. Sentía su olor en la camiseta que me había prestado. Por un momento me quede así, no se muy bien cuanto tiempo supongo que unos minutos.

Mi mente trataba de imaginar escenarios ficticios en donde el aparecía por esa puerta y me daba un beso en los labios, trayendo el desayuno a la cama. Tal como sucede en las películas.

Pero eso nunca paso.

Porque la realidad no es como en las películas, no siempre la chica buena puede hacer cambiar al malo.

“Lo prometo, Lily”

Esas palabras resonaban en mi mente.

Observe la puerta por un segundo más con todavía un poco de esperanza. Hasta que ese segundo termino y con ello mis ganas de seguir en ese cuarto.

Me levante de la cama de un solo golpe y tome mis zapatos y vestido. Tenía demasiados sentimientos en el corazón a punto de explotar y me olvidé de que llevaba su camiseta, así que me la deje.

Me dirigí hacia la puerta y salí de ahí. Solo quería irme, salir de ese lugar y no volver. Mis ánimos no eran los mejores y encontrarme con alguien para hablar no era una opción.

Llevaba ambos zapatos en la mano derecha, camine por ese pasillo con la cabeza agachada y no di cuenta que alguien estaba llegando.

Me choqué con un chico alto pelinegro, con rostro serio, pero sereno a la vez. Tenía la misma mirada que Mattheo. Era su hermano, Tom.

—Lo siento, no te vi.—Murmure en voz baja y él me observo un segundo.

No le hice caso y comencé a caminar hacia la salida, pero antes de que diera más de tres pasos el chico habló.

—¿Mattheo está en su cuarto?—Preguntó, con voz sería.

Frene un segundo y me di la vuelta para verlo.

—¿Cómo sabes que estaba en su cuarto?

—Su camiseta.—Señalo la que tenía puesta.—¿Está en su cuarto?—Volvió a preguntar.

—No. ¿Tú..tú sabes donde está?—Pregunte, acercándome a él.

Tom sonrió amargamente. Se acercó un poco a mí y ambos quedamos en ese pasillo.

—¿Tu nombre es Lu, no es así?

—Sí.

—¿Quieres un consejo Lu? Yo que tú no lo busco por un tiempo. Mattheo no es de esas personas que quieran una relación y mucho menos con una Potter.

Sentí ese coraje por las venas.

—¿Y qué te hace pensar que estamos en una relación? Jamás en mi puta vida, estaría con un Riddle.—Respondí, con total seriedad.

Estaba mintiendo, porque por un segundo en mi vida me había planteado la posibilidad de estar con Mattheo, ya no importaba lo que podrían a decir lo demás o si tal vez era peligroso para mí. Quería estar con él, sentía que él quería lo mismo, pero se ve que estaba equivocada.

Tom soltó otra de esas sonrisas amargas y sarcásticas a la vez.

—Solo digo que no sufras por alguien que sabes, no vale la pena.

—¿Y por qué debería seguir tu consejo?

—Porque lo quieras o no, es la pura verdad. He visto salir muchas chicas de ese cuarto, pero nunca quedarse. ¿Quieres dejar de sufrir? Olvídate de él, como él lo hará de ti en menos de una semana.

Cada maldita palabra era verdad, y cada una dolía más que la anterior.

—Además, ¿no querrás que tu hermanito se entere o sí?—Dijo en un tono burlón.

—¿En qué mierda te beneficia decirle a Harry?

—En nada, ¿Pero por qué crees que estoy hablando contigo de esto? Solo trató de que te alejes de el para que no lo molestes. Después de todo él me pidió que lo hiciera.

Tratar de contener esas jodidas lágrimas no era fácil.

—¿De verdad creíste que un Riddle se fijaría en alguien como tú? Solo eres un polvo más en su lista.

—Él y yo no…—Comencé a decir en voz baja.

—¿No lo hicieron? Entonces creo que se cansó de ti demasiado rápido.

"No quiero que creas que solo quiero un polvo"

¿Y si en verdad todas sus palabras eran mentiras?

Comencé a sentir como mis ojos empezaron a ponerse cristalinos, seguía intentando no llorar, pero cada palabra que Tom decía, me hacía recordar lo estúpida que pude llegar a ser.

Hasta que no di más, las lágrimas cayeron por mis mejillas y salí corriendo de ese lugar, dejándolo solo Tom.

No me importo que Filch o algún maestro me vería. Iba caminando a toda velocidad por esos pasillos mientras me secaba las lágrimas de los ojos.

Me sentía de una manera que nunca había experimentado como si me hubieran... roto. Como cuando rompes una copa de vino y tratas de servirte. Estaba destrozada.

Cuando llegue a la sala común de Gryffindor lo primero que vi fue a Harry, Ron, Hermione, George y Fred. Todos estaban reunidos en el sillón que estaba en frente del fuego.

No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie. Solo quería subir las putas escaleras y acostarme en mi cama hasta morir o algo así.

—¿A dónde fuiste?—Escuche la voz de Harry preguntándome, pero no le hice caso y pase por enfrente de ellos sin decir nada.

—¡Hey, Lu te pregunté algo!—Me grito antes de que subiera las escaleras.

Me volteé y los vi.

Sentía que mis ojos estaban rojos y llorosos. La mirada de Fred fue lo primero que sentí, me miro con cierta preocupación. Se la devolví, pero mi rostro no tenía ninguna expresión.

También vi como Hermione me miro con preocupación, al igual que Harry. Cuando se dio cuenta de lo que me estaba pasando se acercó un poco a mí.

—¿Qué pasó?

—Nada.—Respondí secamente.

—Lu, ¿Qué pasó? ¿A dónde fuiste? Estábamos preocupados por ti, no te vi en toda la noche ni por la mañana.

Por un momento no respondí, me quede viéndolo con seriedad.

Dolía, dolía mucho. ¿Por qué dolía tanto? ¿Por qué no cumplió su promesa? ¿Por qué lo hizo?

Hasta que volví a estallar, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas de una manera más rápida. Hermione se dio cuenta de eso y se acercó a mí para tratar de abrazarme, pero me alejé de ahí y subí las escaleras lo más rápido posible.

Tire los zapatos y el vestido arriba de la cama, cerré la puerta de un solo puertaso y apoye la parte de atrás de mi cabeza en esta. Comencé a bajar lentamente hasta quedarme sentada en el piso y hacerme una bolita, ocultando mi rostro entre medio de mis rodillas.

¿Cómo carajo llegue a esto? ¿En qué momento un idiota llego a lastimarme tanto? Lo peor de todo es que solo lo había hecho con no quedarse, solo por ese estúpido acto.

Me quede unos minutos así, tal vez un poco más no lo sé, hasta que alguien toco la puerta.

Levante la cabeza.

—No quiero hablar Her.—Respondí de mal humor y volví a hacerme una bolita.

—No soy Hermione.—Una voz masculina se escuchó por detrás de la puerta.

—No quiero hablar Harry.

—Lulú…

Levante la cabeza rápidamente. Por un momento dude de si abrirle o no la puerta. Me levanté del piso y abrí la puerta lentamente. Fred estaba ahí parado, con las manos en los bolsillos, como siempre suele pararse.

Me observo un segundo con esa mirada de cachorro que tiene. Note que traía una barra de chocolate en la mano derecha. Me sentía terrible, pero eso me hizo sentir mejor, me hizo sonreír desanimadamente. Porque joder, me había traído chocolates.

—Sé que no quieres hablar, pero te traje chocolates si es que…

Me abalance hacia él y lo abracé. Él correspondió mi abrazo, se sentía bien. Nos quedamos unos segundos así, no lo sabía, pero necesitaba ese abrazo de alguna u otra manera.

—Gracias Freddy.—Dije mientras seguía abrazándolo.

—De nada, Lulú.

Me separé un poco de él.

—¿Me convidas un pedazo del chocolate?—Preguntó con una sonrisa al darme la barra de chocolate en la mano.

Sonreí tontamente. Fred se acercó mucho más nuevamente y paso su dedo por mi mejilla sacándome una lágrima.


Chocolate, solo era un dulce.

Pero esa mañana Fred se quedo conmigo en mi cuarto comiendo ese chocolate. Haciendo que por un instante me olvide de Mattheo.

***

—¡Lu, despierta! Tenemos que ir a clases.

Como era costumbre, los gritos de Hermione me despertaron para ir a clases.

Me moví perezosamente con muy pocos ánimos de levantarme. Me tapé hasta la cabeza con el cubrecamas, pero Hermione me lo quitó.

—No quiero ir.—Me queje mientras me daba la vuelta para seguir durmiendo.

—Lu, hace una semana que no vas a clases… sé que estás mal por él pero…

—¡No estoy mal por él! Solo… tengo un resfriado.—Mentí.

—¿De verdad? No te he visto con síntomas.

—Pues los tengo.

—Ve a clases. No puedes encerrarte toda la vida en tu cuarto solo por un chico, ¿Dónde quedo mi amiga que decía que los niños solo eran una perdida de tiempo?

—Solo tenía 11.

—De todas formas, tú no eres así. Lucrecia Potter jamás se dejaría derrotar por un idiota.

—¡Ya te lo dije, no es por eso! Es mi puto resfriado…—Fingí una tos.

Hermione no protesto más y sentí sus pasos, alejarse hacia la puerta para irse.

Me di la vuelta y quede mirando el techo.

Había pasado casi una semana, no tenía ganas de ir clases, así que falte. Nunca lo había hecho por tanto tiempo, pero me sentía verdaderamente mal.

En toda esta semana, no había rastros de él. Había desaparecido, como siempre lo hace.

Hermione tenía razón, un idiota me había derrotado. Trataba de negármelo a mí misma, pero era verdad.

No quería ir a clases solo porque me sentía mal, sino porque sabía que de alguna u otra manera me lo iba a cruzar. No quería eso, no quería verlo más, no quería saber nada más de él. ¿Por qué no pude hacerle caso a Sirius y alejarme de los Riddle?

De todas formas sabía que algún día tenía que salir de mi cuarto para enfrentar la realidad. Hermione tenía razón, no podía encerrarme toda vida en mi cuarto.

Me levanté de la cama con muy pocos ánimos, pero por lo menos me había levantado. Era un progreso.

Me quede mirando a un punto fijo con mi cabello hecho un desastre y mi cara de muerta recién levantada. Hasta que decidí que iría a clases.  

Me cambié y me puse el uniforme. Arregle mi corbata como pude y trate de poner mi mejor cara, aunque claramente era un Zombie andante.

Baje las escaleras y vi a Harry esperándome, me miro y me sonrió con una leve sonrisa.

—¿Estás mejor?—Me preguntó, acercándose.

—Supongo.—Suspiré.

—¿Vas a decirme que pasó?

Observe a Harry dudando. No le había contado lo que paso con Mattheo, solo a Hermione.

—Lu, nos contábamos todo. Creí que no había secretos entre nosotros…

—Lo sé, pero no estoy de humor para hablar ahora. 

Harry me observo por última vez, no dijo nada, pero noté que su mirada era preocupación hacia mi.

—¿Vamos a clases?—Traté de sonreír.

—¿Iras a clases con esa cara de Zombie?—Bromeó.

—Idiota.—Le di un leve golpe en el brazo.

Él sonrió y ambos fuimos juntos a clases. 

Las clases transcurrieron con normalidad, me tomó un poco de tiempo ponerme al día, ya que había faltado la semana completa. Gracias a Merlín, Hermione es una loca de los apuntes que siempre me pasa para no perderme.

El día paso y sorprendentemente me sentía mejor.

Hasta está bromeando con Fred y George en el gran comedor.

—Lo siento hermano, estoy con Lu. Los pandas son mejores.—George se cruzó de brazos, dándome la razón.

—¡Que no! ¿No has visto a un Koala bebé? Son demasiado tiernos.

—¿Y eso qué importa? Los pandas siguen siendo más tiernos.

—Los pandas bebes también son lindos.—Agregue a la pequeña discusión que se había comenzado a generar entre ellos dos.

Ambos se callaron. Fred volvió su cabeza y me observo.

—Dulzura, los adultos intentamos resolver un dilema serio. No te metas ¿Sí?

Rodee los ojos divertida. Por su parte, volvieron a discutir. No me metí más en su conversación y miré mi plato para tratar de comer algo, ya que no lo había hecho en todo el día.

—Hola, Lu. No te veía hace mucho, ¿Cómo has estado?—Me voltee a ver y Blaise estaba hablándome.

—Oh, hola Blaise. Bien... ¿Y tú?—Le seguí la conversación.

—Muy bien. Sabes, nos quedó la pijamada pendiente con Val, si quieres luego nos vemos.—Sonrió.

—Claro, te veo luego.—Le devolví la sonrisa y él se fue a su mesa.

Me giré nuevamente y la mirada de los gemelos era confusa.

—¿Qué?

—¿Desde cuándo eres amiga de Zabini?—Preguntó Fred con curiosidad.

—Bueno, no somos amigos en sí. Solo me cae bien.

—Hola Lu.—Val paso por en frente mío y me saludo con levantado la mano con una sonrisa.

Le devolví la sonrisa y también la saludé.

Fred y George volvieron a mirarme con confusión y un poco impresión. Normalmente, no me llevo con personas de Slytherin, era raro que de repente los salude.

Los días siguientes fueron mejores o por lo menos así lo sentí. Había comenzado a ser mucho más amiga de Val y Blaise, la verdad es que ellos me caían demasiado bien.

En todo ese tiempo, no lo había visto. Por un lado, me agradaba, pero por el otro me generaba intriga. ¿Cómo es que desapareció de la nada? ¿Sin ninguna explicación?

Quería preguntarle a Blaise si tal vez sabía algo de él, pero dudaba de si hacerlo o no. Después de todo, no quería volver a verlo.

—¿Iras con alguien al baile?—Me preguntó Val.

La noche del baile se aproximaba cada vez más, todos los estudiantes estaban emocionados por esa ocasión.

—No creo ir, ¿Y tú?

—Cedric me invitó.

—Tú y él hacen linda pareja.

—¿Tú crees?

—Sí, ambos son muy lindos.—Sonreí.

Val agachó la cabeza un poco desanimada. Me sorprendió que hiciera eso, hasta donde yo sabía, le gustaba Diggory. Entonces entendí qué había pasado por en frente de nosotras Theodore con sus amigos. Me intrigaba saber qué había pasado con ellos dos, cada vez que estaban juntos se notaba esa tensión. Pero claramente no me anime a preguntarle.

Su grupo de amigos paso. Mattheo no estaba con ellos, tampoco su hermano Tom. Eso me llamo un poco la atención.

—¿Has… has visto a Mattheo estos días?—Pregunte un poco nerviosa.

—¿A Riddle? Hace días que no aparece, aunque es normal en él.

—¿Siempre desaparece de la nada?

—Sí, pero casi siempre avisa para que lo cubramos en las clases. Esta vez no dijo nada.

Me quede pensando un segundo. Val notó eso y volvió a hablar.

—Adivino, ¿Se fue y no te dijo nada?

—¿Cómo sabes eso?

—Porque así es Riddle, lo conozco desde niño. Sabes… creí que tú eras la chica indicada para él.

—No lo creo, su lista es bastante larga.—Agaché la cabeza y sonreí desanimadamente.

—Tal vez tengas razón, pero nunca lo había visto de esa manera con alguien más.

—¿De qué manera?

—Enamorado.

Enamorado… Si estaba tan enamorado de mí ¿por qué se fue?

Maldito bipolar.

***

—Esto es terrible.—Ron se estaba viendo al espejo con total desagrado.

—No te ves... tan mal.—Trate de decir mientras me aguantaba la risa.

—¡Esto no es gracioso, Lu! Me veo…

—Horrible.

—Parezco un payaso.

—Uno bien vestido.

Ron me miro con toda la furia posible.

Faltaba solo un día para el baile, todos se estaban probando su traje. Ron me había pedido que de mi opinión sobre el suyo.

Claramente, no era el mejor.

—Deja de quejarte, te verás bien.—Dije tratando de animarlo.

—Dijiste que me veía horrible.

—Es cierto, pero no te ves tan… horrible.—Tome el moño feo que tenía su traje y lo ayude a ponérselo.

—¿Tú y Harry consiguieron pareja?

—Sí, por lo menos no seremos tan fracasados.

—Es tierno que creas que por eso dejaran de serlo.—Bromeó.

—Tú cállate, ni siquiera iras.

—Tal vez vaya.

—¿Con quién? ¿Hermione te acompañará?—Se burló.

Le di un pequeño golpe en la cabeza y él se quejó, frotándose por el dolor.

—Para tu información Hermione tiene pareja y no, no iré con ella.

—¿Sabes… quien es su pareja?—Sentí que se puso nervioso.

—No te lo diré. Tú perdiste la oportunidad de invitarla.

—¡Yo no perdí nada! Solo lo decía como última opción…—Murmuro de mal humor.

Rodee los ojos. Termine de ponerle su moño y me aleje un poco de él. En ese momento la puerta del cuarto se abrió y Fred entro con su traje puesto.

Me quede observándolo un segundo, debo admitir que le quedaba demasiado bien. El negro hacía que su cabello pelirrojo resalte más.

Note como trato de aguantar la risa al ver a Ron.

—Dices una palabra y juro que cuento cada una de tus bromas.

—Nadie ha dicho nada, pero debo decir que esto da mucho material para chistes.—Sonrió.

Fred se acercó a mí y noté como traía el moño en la mano, aún no se lo había puesto.

—Voy a sacarme esto.—Ron se fue del cuarto y Fred y yo quedamos solos.

Me aclaré la garganta un poco nerviosa y él se acercó un poco a mí.

—¿Me ayudas?—Preguntó, dándome el moño en la mano.

Solté una sonrisa moviendo la cabeza y me acerqué a él para ayudarlo. Sentí su mirada puesta en mí, trate de no desconcentrarme y centrar mi mirada en el moño.

—Ve al baile, Lu.

—No puedes obligarme. Además, nadie me invitó.

—¿Si alguien te invitara irías?

—Tal vez.—Sonreí.

Termine de ponerle el moño y él se miró al espejo.

—Mira qué guapo.—Sonrió a su propio reflejo y siguió mirándose con orgullo.—Es que yo no nací como modelo muggle porque Merlín no quiso que la industria explote.

Hizo una cara seductora apropósito y yo me reí.

—Deja de ser tan engreído.—Me acerqué por detrás de él.

Me observo por el reflejo del espejo.

—Ven conmigo al baile.—Se dio la vuelta y ambos quedamos frente a frente.

—¿No iras con alguien más?

—No, quería invitarte a ti, pero no sabía si aceptarías ir conmigo.

—¿Y por qué no aceptaría?

No dijo nada, pero noté como su cuerpo se tensó. Ese momento generó un ambiente de tensión entre nosotros dos, sentía que él me estaba observando para que le dé una respuesta por mi parte.

No quería volver a que las cosas se pongan raras entre nosotros, pero sí quería ir al baile con él.

Ese silencio por mi parte hizo que él se separara de mí y sonrió desanimadamente.

—Está bien, lo entiendo.

Se dirigió hacia la puerta. Solté un suspiro profundo, pero por alguna razón sentía ese arrepentimiento por dentro. Estaba a punto de irse cuando me arrepentí por completo.

—¡Fred!—Lo tomé del brazo y lo acerqué a mí nuevamente.

Él me miro con confusión.

Mierda, no me había dado cuenta de que nuestros rostros habían quedado demasiado juntos.

—Este… bueno.—Me separé con nerviosismo.—¿De qué color llevo el vestido?

Sonrió.

—El celeste siempre te quedo bien. 





¡Gracias por leer!

Mar.

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