Invierno de colores✓

بواسطة Mari_p08

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LIBRO 3. SAGA «COX» Ethan es el prototipo de chico tímido que por lo general no tiene muchos amigos. Mack es... المزيد

SINOPSIS.
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISEIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
VEINTIDOS
VEINTITRES
VEINTICUATRO
VEINTICINCO
VEINTISÉIS
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
VEINTINUEVE
TREINTA
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y TRES
TREINTA Y CINCO
EPÍLOGO

TREINTA Y CUATRO

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بواسطة Mari_p08

34. Para ti

Hoy era el tan esperado día en mi calendario. De hecho, se había convertido en uno de los días más importantes en mi vida. De manera que, me desperté temprano, me duché, desayuné y tuve todo listo para comenzar. Decidí que lo primero que debía hacer era darle los buenos días, así que, eso fue lo que hice.

Caminé por la sala con el teléfono en mi oído, hablando con la persona del otro lado. Solté una bocanada de aire, concentrándome en lo que debía decir y en lo que había planeado desde hace tiempo.

¿Desea acompañar el ramo con alguna tarjeta?

—Sí, por favor.

Por supuesto, puede dictarme el mensaje.

Esbocé una pequeña sonrisa

—Sólo ponga... «feliz cumpleaños, te amo»

Entendido. El pedido saldrá de inmediato, aproximadamente en veinte minutos será entregado.

—Gracias, de verdad.

A usted por escoger nuestro servicio.

Una vez lo dijo, le colgué. Presioné el aparato contra mi barbilla, pensativo. Me imaginé su reacción en cuanto viera sus flores favoritas en la puerta de su residencia y de inmediato aquello me llenó de emoción.

Bien, fase uno, completada.

Ahora debía seguir con la fase dos.

Así que, volví a la cocina, lavé los trastes y una vez dejé todo sorpresivamente limpio, caminé a mi habitación en busca de unos zapatos.

Antes de ponérmelos, la ansiedad me ganó al ver la caja que estaba sobre mi escritorio. La abrí, comprobando que todo estaba en orden.

Mack, mi rayo de luz en la oscuridad. Hoy era uno de los días más especiales en nuestras vidas, y teniendo en cuenta de lo mucho que ella lo adoraba, haría lo que estuviera en mis manos para darle lo mejor.

Y ¿quién sabe? Quizás me bese desesperadamente.

Sin duda sería una estupenda recompensa.

Por lo tanto, tan pronto pude estar listo, me dispuse entonces a salir de mi departamento, guardando mis llaves y teléfono en mis bolsillos. Bajé por el elevador, llegando al primer piso. Solo que, apenas salí del cubículo, tuve que detenerme cuando el portero pareció aliviado de verme

—Señor Ethan —nombró, acercándose

—¿Pasa algo?

—Oh, no, solo quería comentarle que el favor que me pidió está hecho. Todo estará preparado para esta noche.

—Genial —sonreí—. Gracias, enserio.

—Ahm... y quería preguntarle algo más.

—Por supuesto.

—En todo caso de que la señorita Mackenzie decida pisar estas instalaciones... ¿le digo algo en especial?

—Solo dile que no estoy.

—De acuerdo.

Asentí, dispuesto a irme. Sin embargo, no lo hice del todo. Me giré hacia el hombre una última vez

—Dile que yo la buscaré.

—Con gusto —me brindó una amable sonrisa—. Que tenga un buen día.

—Lo tendré sin duda. Gracias —dicho eso, salí por completo del edificio, emprendiendo mi caminar calle arriba

Suspiré, con todo mi plan repasándose en mi cabeza

Conociendo a mi novia, lo más probable es que la idea la lleve a pensar mucho en lo que estoy intentando planear. Lo que, en otras palabras, significa que seguro se enojará si no voy a verla ahora mismo. Sí, también es una tortura para mí, pero lo arruinaré si no sigo paso a paso.

Al parecer estar pensándola en todo momento causó lo que pasó a continuación. Mis pasos continuaron con normalidad, pero en mi bolsillo sentí la vibración de mi teléfono. Lo saqué, mirando el registro con una radiante sonrisa.

Le respondí

—Buenos días —murmuré

—Me encantan.

—¿Te encantan las flores?

—Son mis favoritas, galán, gracias.

—Me alegra que estés feliz.

Empecé este día feliz, así que... pero, ¿sabes?

—¿Qué cosa?

Esperaba que mi novio estuviera detrás de ese ramo y me diera un enorme beso.

Sentí mi rostro tornándose caliente

—Lo estoy reservando para más tarde.

—¿Es enserio? —bufó—. Ethan, quiero verte.

—Y yo a ti, linda, pero será más tarde.

—¿Por qué más tarde?

La conocía tanto que me imaginé el gesto que debía estar haciendo en este momento. Lo que significaba, en resumen, uno de sus tiernos pucheros donde no podía contenerme y siempre terminaba besándola.

—Porque si voy ahora arruinaré la sorpresa.

—¿Cuál sorpresa?

No pude evitar reír

—Evidentemente, no puedo decirte.

La oí suspirar con bastante cansancio

Ooooooookey.

Pasé saliva, mordiendo ligeramente mi labio inferior

—Te amo —murmuré—. Feliz cumpleaños.

Esa felicitación está incompleta, así que no responderé hasta que estés junto a mí.

Sabe perfectamente cómo usar sus cartas a su favor.

—Parte de la sorpresa, no lo olvides —divisé que estaba a punto de llegar al sitio acordado—. Te llamo después.

—¿Por qué?

—Porque te daré algunas pistas sobre lo que debes hacer. ¿Quién sabe? Tal vez termines encontrándome.

—Esto te divierte, ¿no es así?

—Lo hace —mi sonrisa se amplió

Bueno, entonces me encargaré de cobrarte el hecho de que me estás impidiendo verte en mi propio cumpleaños.

—Parte de ti lo ama, Mackenzie.

Hubo un pequeño silencio

Todo lo que puedas hacer lo amaré.

—Eso quería oír. Buena respuesta.

—Bien, entonces te esperaré ansiosa.

—Igual yo —fue lo último que dije, antes de colgar

Me tomé un momento para detenerme, dejando que la brisa de aire mañanera me desordenara el cabello. Tecleé en mi teléfono, y entonces, continué.

El rubio me esperaría en una cafetería. Un sitio que estaba tan cerca para él como para mí. De manera que, acordamos vernos a esta hora, por lo que, sorpresivamente, llegamos al mismo tiempo.

Apenas y había alcanzado a tomar asiento en una mesa cuando él ya estaba atravesando la puerta. Obviamente, sosteniendo la mano de aquella chica con cabello rizado. Ella al verme, me señaló sin disimulo, por lo que los dos se acercaron con rapidez

Wendy cayó primero en el asiento

—¿Y bien? ¿Cuál es el plan?

—¿Cómo sabes que tengo un plan? —pregunté

Resopló, como si fuese obvio

—Es el cumpleaños de tu novia, ¿y me dirás enserio que no planeaste algo? Tú lo planeas literalmente todo.

Touché.

—Bueno, en este caso es mucho más importante que otras veces.

—Sí, Mike alcanzó a decirme algo de que querías que la distrajera.

—No será fácil —negó el chico—. ¿Sabes de quién estamos hablando? A Mack le encantan las sorpresas, pero literalmente lo hace todo para averiguar cuál es dicha sorpresa. Es demasiado ansiosa.

—Entonces no dejaremos que eso suceda —murmuré—. Quiero que pase tiempo con todas las personas que ama. Así que pensé que primero podría estar contigo, Wendy, luego con toda su familia, que por cierto ya están aquí en Nueva York.

—Alto —el rubio me miró con curiosidad y asombro—. ¿Me estás diciendo que convenciste a mi padre que tomara un vuelo hacia aquí sólo por el cumpleaños de su hija?

—No fue difícil, en realidad —me encogí de hombros

Se vio sorprendido, aunque también alcanzó a sonreír un poco

—En fin —proseguí—. A eso de las seis necesito que esté en la dirección que te enviaré. Se encontrará conmigo, le daré su obsequio y finalmente, la llevaré al lugar donde estaremos todos para que tenga su fiesta tan esperada. Es obvio que no se lo espera.

Ambos asintieron

—Me gusta —sonrió la chica—. ¿Necesitas que se vista de forma especial?

Me reí

—Ella... es perfecta, no necesita nada más.

Awww —sorbió su nariz falsamente, después codeó al chico—. ¿Por qué no te escucho decir algo así sobre mí?

—Ahm... espera a que llegue tu cumpleaños, ya verás.

—Oh, eso está mejor —se le colgó al brazo

Mike me miró en busca de apoyo, lo que me causó gracia, ya que, era obvio que cuando llegara ese día, los papeles se invertirían por completo.

❄️

¿Estaba nervioso? ¿Qué clase de yo sería si no estoy nervioso? Es obvio que sí.

Y no solo estaba nervioso, estaba terriblemente ansioso. Tenía unas terribles ganas de verla, de besarla, de amarla, pero no podía por el momento.

A pesar de que quería que estuviera conmigo todo el día, también debía convivir con las personas que la aman y la aprecian, y estoy seguro de que se pondrá muy feliz cuando vea a sus padres y a sus hermanos.

Que viajaron tantas horas únicamente por este día.

Admito que me sorprendió en gran medida la actitud del señor Blythe. Y aun así me alivió. Estuvo de acuerdo en llegar antes para felicitar a Mack y pasar un rato juntos, luego estuvo todavía más de acuerdo con mi idea de terminar el día con una pequeña reunión entre todos.

Reunión que, por cierto, tengo organizada a la perfección.

Aproximadamente a la hora que le indiqué a Wendy, ya estaba en el sitio acordado, removiéndome en mi lugar por la ansiedad. El cielo se estaba terminando de oscurecer, perfecto para todo lo que había organizado.

Miré el reloj de mi muñeca

Cinco minutos.

Debería llegar, ¿no?

Mierda, odio cuando me suceden estas cosas.

Tomé mi teléfono y marqué rápidamente. Al segundo me respondieron

Sabía que no ibas a resistirte.

—Edward déjalo, no es su culpa.

Literalmente nos ha llamado todo el día a preguntar si es una buena idea.

Es la primera vez que organiza un cumpleaños. Yo lo entiendo.

Suspiré, cortando su palabrería

—¿Pueden dejar de hablar? —pedí—. Estoy nervioso.

—Qué novedad.

—Abuelo, a veces me cuesta saber si estás de mi lado o no.

—¿Quieres otro consejo, niño?

—No.

—Dame a mí el teléfono —oí un pequeño forcejeo—. ¿Me escuchas? Cariño, soy tu abuela. Tu abuela Nora.

—Lo sé —negué con mi cabeza

Es muy tierno lo que haces. Confía en que lo harás bien.

—No es que no crea que lo haré bien, sé que todo saldrá bien. Es que...

—¿Es que, qué?

Miré de lado a lado

—Es la primera vez que organizo algo para Mack sin que ustedes me ayuden, así que... no lo sé, quizás llegué a pensar que... tenía que llamarlos. Solo para que me dijeran que lo haría bien.

El pequeño momento de silencio me hizo sentir como un estúpido

—Como sea, ya olvídenlo o me avergonzaré.

Escuché una risita

—¿Desde cuándo es tan sentimental? —escuché el susurro del hombre

Cielo, no necesitas nuestra aprobación. Sé que nos extrañas. Y sé que esta es solo una excusa para demostrarlo. También te extrañamos.

—¿Puedes decirle a mi abuelo que se calle, por favor? —sentí mi rostro rojo—. ¿Saben qué? Debo colgar, lo siento.

—No lo olvides. Tienes sangre Houston, nada de ser un cobarde.

Él dice que también te extraña. Suerte.

Negué, aunque no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa

—Gracias —apenas lo pronuncié, colgué

Fue ahí donde ni siquiera pude procesar nada cuando ya sentí pasos viniendo hacia mí

—Wendy, no puedes taparme los ojos si tú tampoco vas a ver el camino. No me apetece caerme otra vez.

Me volteé en tiempo récord, dándome cuenta de lo que sucedía. La chica de cabello rizado, literalmente tenía una mano sobre los ojos de mi novia mientras esta extendía uno de sus brazos, tratando de tantear el espacio

Mack usaba un vestido color lila y unas sandalias blancas con pequeñas tiras que cubrían sus tobillos. Tenía el cabello rubio suelto y lacio a su espalda.

El aroma de su perfume causó que mi corazón latiera con velocidad

Sonreí

—Listo —Wendy se detuvo al verme—. No abras los ojos, ¿okey?

—No lo haré —asintió ella

—Bien, voy a retirar mi mano suavemente.

—Hazlo ya, ¿sí? Estoy nerviosa.

—No mires. Promételo.

—Lo prometo.

Una vez lo dijo, la chica comenzó a liberarla lentamente, dejándola de pie frente a mí. No le quité los ojos de encima, mis manos comenzaron a cosquillear por tocarla debido a todas las horas que habíamos estado separados. Mack obedeció, no movió un músculo y tampoco intentó mirar. De manera que, Wendy me dio una sonrisa, y finalmente, se fue a pasos sigilosos.

Dejándonos solos.

—¿Wendy? —preguntó Mack—. ¿Puedo ver?

Me acerqué un paso. Tuve que hacer milagros para no dejarme llevar por las órdenes de mi cabeza. Usé mi dedo índice derecho muy suavemente para mover un mechón de su rostro

Su respiración se cortó

—¿Qué estás tramando?

El asunto se me hacía divertido

Rocé su frente con suma delicadeza, bajando por su nariz y llegando a sus labios. No volvió a decir nada y su pecho comenzó a subir y bajar bastante rápido, por lo que supuse que ya lo sabía.

Acerqué mi rostro al suyo. Nuestras respiraciones se aceleraron al mismo tiempo. Poco a poco, usé ambas manos para acunar sus mejillas con suavidad. Esbozó una enorme sonrisa de inmediato

Mi órgano cardiaco se comprimió en mi tórax

Amaba tanto a esta mujer que me era tan sencillo hacer cosas como estas. Y así mismo, definitivamente era una tortura no haberla besado aún, después de que no nos vimos en todo el día.

Rocé sus labios con mi dedo pulgar

—Te ves tan hermosa como siempre —susurré

Soltó una risita

—Sabía que planearías algo así —continuó sin mirarme

Dejé un suave beso en su barbilla

—Qué bueno que te gusta.

—Me encanta.

—Entonces mírame.

Negó, divertida

—¿No? —enarqué una de mis cejas

—No hasta que me des lo que me prometiste.

—¿Lo que te prometí? —pregunté. Ella asintió. Y para recordármelo, presionó sus labios con su dedo índice, en una señal que entendí perfectamente

Me acerqué un poco más, con mi pulso incrementando

—Te extrañé —aseguré

—Yo mucho más —subió su mano a mi nuca y de un rápido movimiento, terminó juntando nuestras bocas.

Gracias a todos los santos del cielo.

Fue la mayor tortura que he experimentando en mi vida.

No besarla.

No tocarla.

No mirarla.

Simplemente es imposible no querer hacerlo.

No nací para eso. Nací para hacer lo que estoy haciendo ahora. Con mi mano rodeando su cuello con delicadeza con tal de hundir mi lengua a su boca en cuanto me dio el permiso. Mordisqueé su labio superior, haciendo la acción tan lenta y calculada que mi piel se erizó enseguida.

En mi vientre se arremolinaron todos los sentimientos que estaba experimentando, expandiéndose por todo mi cuerpo, dejándome en pausa.

Usé mi otra mano para dejarla en su cintura, sosteniéndola. Mack dejó ambas manos en mis hombros. Ladeé su cabeza hacia un lado, luego hacia el otro. Ella se dejó guiar, me dejó tomar las riendas porque sabía que, la desesperación me hacía hacer cosas que probablemente no hacía con normalidad.

Como besarla de esta forma tan... atrevida y demandante.

Lo único que se oyó en aquella oscura estancia fue el sonido del chasquido que ambos soltábamos con cada beso. La solté un momento y después continuamos. Dejé dos castos besos en sus labios. Me negué a abrir los ojos, tiré de su labio inferior, volví a ella con la misma intensidad.

Hasta que pudiera ser suficiente.

Ese era el problema.

Nunca iba a ser suficiente.

Poco a poco, Mack sujetó mi mejilla, trazando caricias suaves. Se alejó con dificultad, abriendo sus preciosos ojos esmeralda con tal de mirarme. Su sonrisa volvió más que antes. Le sonreí de la misma forma.

Relamió sus rojizos e inflamados labios

—Vaya —exhaló—. Sí que me extrañaste.

—Como no te haces una idea.

—También te extrañé —colgó sus brazos a mi cuello—. Me dejaste en todo el día.

Ese puchero que tanto me esperaba ver me hizo suspirar

—Nunca te dejaría, dulzura, solamente... quería que saliera perfecto.

—Y lo ha sido hasta ahora. Solo hacías falta tú.

—Qué bueno, entonces.

—¿Qué tienes planeado?

Acerqué mis labios a su oído. Dejé un beso en su oreja

—¿Por qué no miras a tu alrededor? —susurré

Me hizo caso, soltándome suavemente con tal de observar. El sitio era amplio, demasiado. No había nada, excepto claro por ese objeto que estaba a tan solo unos metros de nosotros. Mack se encontraba confundida. Así que, solo le hizo falta elevar un poco su cabeza para comprenderlo.

Sus bonitos labios se entreabrieron por la sorpresa. Aún estábamos abrazados, por lo que terminé de rodear su cintura y miré su rostro con fijeza, esbozando una sonrisa.

Dejé un beso en su mejilla.

—Es...

—El cielo —le respondí—. El cielo iluminado por todas las estrellas que alumbran esta noche. La noche de tu cumpleaños.

Soltó una risita, embelesada

Sí que era una preciosa imagen. Después de todo, estábamos en un observatorio. Un lugar donde solo un telescopio ocupaba un espacio. Tan privado y tan mágico a su vez que llenaba el ambiente de una calidez y una sensación indescriptibles.

—¿Te gusta? —pregunté

—Es... perfecto —murmuró, para entonces mirarme—. Siempre sabes cómo sorprenderme, Ethan Cox.

—Me lo tomaré como un cumplido.

—Tómatelo con lo que te diré —besó mis labios—. Te amo.

Como siempre, todo en mi interior se removía al oírla decirme esas palabras

—Feliz cumpleaños —suspiré—. Mi gran y épico amor.

Eso la emocionó cómo me emocionó a mí.

Para un chico al que le costaba expresar lo que sentía, hacerlo con ella, la chica indicada, se había convertido en una tarea tan sencilla que, sin pensarlo hacía todos los días.

Porque me lo enseñó.

Me enseñó cómo ser feliz.

❄️

Las puertas del elevador se cerraron a nuestras espaldas y Mack ya estaba riendo, dejando que mis brazos la rodearan para pegarla a mi cuerpo. Su dulce aroma fue lo que pude sentir cuando hundí mi nariz en su cuello. Suspiré, llenando mi pecho de aquel hermoso sentimiento.

—¿Ahora qué? —preguntó en mi oído

—Falta la última parte del plan.

—Ah, ¿tenías un plan?

—No finjas que no fue muy obvio.

—Lo siento —besó mi mejilla—. Olvidé que mi novio es el rey de los planes.

—En su defecto, cuando salen bien.

Tomó mi rostro con ambas manos para hacerme mirarla. Tenía las mejillas sonrojadas y los ojos brillando. Acarició mi cabello

—¿Esta última parte es tuya y mía?

—Ahm... —aplasté mis labios—. Me temo que no.

Arrugó las cejas, confundida

—¿No?

Antes de responderle, las puertas del elevador se abrieron. La solté un poco para tomar su mano entre la mía, enlazando nuestros dedos. Y fue ahí, donde ambos pudimos ver el sitio al que habíamos subido.

La terraza.

Donde había una enorme mesa en el centro decorada con velas y demás. Todos los asientos estaban perfectamente organizados, lo que confundió a la chica junto a mí.

Me miró con suspicacia en lo que salíamos de la cabina metálica. Y antes de que pudiera responderle algo, la situación le respondió.

—¡Sorpresa!

Su cuerpo se sobresaltó un poco por el grito. Me quedé esperando su reacción con el doble de ansiedad. Miró uno a uno de todos los invitados, así que, poco a poco su sonrisa se fue agrandando.

Hasta que no pudo hacer más que empezar a dar saltitos con felicidad.

Más aliviado, la atraje para besar su cabeza

Fue entonces cuando todos la saludaron. Desde las personas que ya la habían visto hasta mis padres y demás.

Estábamos todos aquí.

Sí, incluyendo a...

—¡Abran paso a su anfitriona, diseñadora y dueña de la bonita decoración que tiene este lugar! —sus brazos se extendieron a medida que lo decía—. Así es, damas y caballeros, Tyra Walker.

Le di un asentimiento

—Gracias otra vez.

—Lo que sea por el amor —se acercó a ambos. Tomó las manos de Mack, viéndola seriamente—. Gracias por haber fingido ser su novia y haberte enamorado de él.

Ella y yo nos miramos con confusión

—¿De qué demonios hablas? —le pregunté a la morena

Extrañada, nos apuntó al uno y al otro

—¿Ustedes no...? —pareció caer en cuenta. Abrió su boca, para entonces asentir, soltando una pequeña risa—. Oh, claro. Lo siento, yo... creo que me confundí de historia.

—¿Qué historia? —mi novia me miró en busca de una explicación

—Ahm... no es nada, linda —sacudió su mano, restándole importancia—. Bienvenida a tu fiesta, ¿te gusta? Por ahora solo cenaremos, pero el dj está listo y en cualquier momento comenzará. Tú sólo tienes que decir qué canción te gustaría para empezar, yo creo que algo movido estaría bien. Los adultos deben mover el esqueleto.

Ella se rio

—La cena estará bien por ahora.

—¡Genial! —aplaudió, entonces se giró a los demás—. ¡Atención, personas en esta habitación! ¡Todos a la mesa! ¡La comida les encantará y el postre los hará gritar, no digan que no se los dije!

Tomé a Mack de la mano una vez más

—Puedes ignorarla —le murmuré—. Actúa como loca la mayoría del tiempo.

—De hecho, creo que es muy divertida.

Suspiré

—Sí, eso parece al principio.

❄️

Pasadas las horas, las canciones sonaban a un volumen bajo y toda la mesa estaba llena de invitados. Estaba sentado junto a Mack, quien, por cierto, no dejaba de darme a probar su comida, alegando que estaba deliciosa. Estaba muy feliz y emocionada conversando con todos, eso me hacía sonreír. Verla de ese modo siempre había sido mi intención.

De manera que, llamó mi completa atención cuando se puso de pie, haciendo sonar su copa dándole toquecitos con un tenedor. Apenas todos la miraron, ella se sonrojó

—Yo... quería darles las gracias por estar aquí —murmuró, tímida—. Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida. Con mis padres, mis hermanos, mis amigos... mi novio. Enserio, que no sé cómo agradecerles el que estén aquí. Y... bueno, gracias.

Los aplausos llegaron en el momento en el que tomó asiento.

—Palabras del novio —escuché el murmullo de Elliot. Todos se quedaron en silencio precisamente en ese momento y las miradas cayeron en mí. Cuando busqué al estúpido que lo pronunció, lo vi intentando esconderse detrás de Alisson

Ridículo

Bueno, supongo que no tengo otra opción.

—Ahm... —me puse de pie, mirándolos a todos—. Gracias por venir. Si están aquí es porque cada uno ha compartido al menos un momento con Mack, y concuerdan conmigo en que es una de las personas más especiales que ha pisado este mundo.

Sentí su mano tomar la mía con delicadeza. La miré. Me sonreía

—Sobre todo gracias a ti —dije, mirándola—. Gracias por... llegar a mi vida, a la vida de todas las personas que te amamos. Celebrar tu cumpleaños también es... una enorme recompensa.

Le guiñé un ojo. Y al volver a sentarme, volvieron a aplaudir. La música continuó, por lo que la mesa se llenó de murmullos de muchas conversaciones a la vez. Mi novia se inclinó para darme un beso en la mejilla

—Como siempre eres tan perfecto, galán.

Mi corazón saltó de alegría

—Bueno, ha llegado el momento tan esperado —la morena se puso de pie—. Todos a bailar. Y cuando digo todos, son todos. Ven aquí, cumpleañera.

—Oh, claro —esta se puso de pie, yendo hacia ella

La mayoría de los jóvenes se fueron, por lo que fui el único en quedarme sentado en mi lugar. Me quedé mirándola. Su cabello rubio moviéndose de acuerdo a los movimientos de su cuerpo, Tyra tomándola de la mano para darle muchas vueltas, su sonrisa, su felicidad...

Era suficiente para mí.

Alguien tomó asiento en el lugar vacío junto a mí. Le di una mirada a mi padre y volví a mi novia como algo automático

—¿Qué pasa? —le pregunté, bebiendo un poco de mi vino

—No soy un hombre celoso —pareció hablar consigo mismo

—¿Qué? —pregunté

—No lo soy —negó, con los dientes apretados—. Pero...

—Ya vas a empezar —resoplé

—El niño... Jonas, creo que es su nombre.

—No creo que sea buena idea que te hayas aprendido su nombre.

—Acaba de decirme que se casará con tu hermana.

—¿Cómo dices? —volteé a mirarlo abruptamente

Estaba serio al asentir

—Me lo dijo con tanta valentía que no me agradó.

—Oh, mierda.

—¿De qué hablan? —Elliot se sentó al otro lado de papá, curioso

—La pulga tiene un pretendiente —le murmuré

—¿Cuál pulga? —masticó lo que traía en la boca—. ¿La rara?

—No le hables así —advirtió el hombre

—¿Por qué lo dices? —me preguntó a mí esta vez

Suspiré

—Mi cuñadito quiere conquistarla.

—Uhm... —analizó la situación—. Bueno, quizás es solo un chiste de niños.

—Dijo que se casaría con ella.

Se atragantó, comenzando a toser. Papá le tendió mi copa de vino sin importarle la cara que le puse. Una vez mi gemelo la bebió, se tranquilizó

—¿Qué? —volvió a articular

—Se me hacía divertido —murmuré—. Pero ahora creo que el asunto es más serio de lo que pensamos.

—Algo debemos hacer —acordó el sujeto mayor

—No puedo dejar que se acerque así a mi hermana, ¿alguna idea?

—No deja de darle cumplidos —negué

—Es una amenaza. —aportó papá

Los tres miramos fijamente lo que sucedía. Eloise estaba distraída intentando amarrarle la boca a una de sus muñecas por alguna extraña razón, así que Jonas se quedó a su lado, haciéndole la charla más larga de la historia.

¿Desde cuándo se acerca tanto a ella?

—Esto no me gusta —habló Elliot

Sonará ridículo, pero tengo instinto protector, los tres lo tenemos. E inquisitivamente apunta en dirección a esa pequeña.

Sí, es divertido molestarla de vez en cuando, y aun así, a ninguno se nos pasó por la cabeza, de qué forma podríamos reaccionar cuando tuviera un pretendiente.

No lo imagino.

Es decir...

No, no y no.

—Los estoy viendo —mamá apareció de la nada. No se sentó, únicamente se quedó junto a mí, mirándonos a cada uno—. No actúen como guardaespaldas. Y ya dejen a la nena en paz.

Una vez lo dijo, se fue por donde vino. Los tres compartimos una mirada

—No —dijimos al unísono

❄️

En cuando la fiesta terminó, Mack y yo bajamos a mi departamento. Después de todo, estábamos en el edificio donde residía. Tardamos un poco en lo que nos despedíamos de todos. Para cuando llegamos, era lo suficientemente tarde, para no querer caer rendido en la cama.

Cerré la puerta, Mack se quitó los tacones, dejándolos a un lado

—¿Seguro que no es problema que me quede contigo esta noche? —me preguntó, esbozando una divertida sonrisa

Sonreí de igual forma. Pasé la punta de la lengua por mis labios en lo que, inconscientemente, comencé a remangar la camisa que estaba usando, hasta mis codos. Desabroché los dos primeros botones, con ella mirándome

—Veo que no —canturreó

Avancé a su encuentro. Mi brazo rodeó su cintura en lo que mis labios bajaban en busca de los suyos. La pegué a mi pecho, con mi respiración comenzando a acelerarse demasiado rápido

Jugó con el cuello de mi camisa, aprovechando que había soltado unos botones para hundir su mano bajo la tela, buscando mi hombro y mi pecho para acariciar.

Mi cuerpo entero se llenó de tensión

Ladeé su cabeza, haciendo su cabello a un lado con tal de soltar su boca, dejé besos por su mejilla, el lóbulo de su oreja, llegando a su mandíbula. Sus ojos se cerraron y me dio acceso al dejarse llevar. Continué por su cuello, dejando chupones en su piel.

Su respiración se tornó dificultosa.

Al igual que la mía.

—Antes que nada —me detuve al murmurar. Me quedé justo en la misma posición—. No te he dado mi obsequio.

—No tenías que darme nada.

—Pero quiero —dejé un último beso en su hombro, levantando el rostro al mirarla—. Espero que te guste.

—Entonces dámelo y te lo diré.

Sonriente, la solté para ir a mi habitación. Volví a sentir mi corazón acelerado por la ansiedad. Sujeté la caja en mis manos y volví a su encuentro. Me esperaba en el mismo espacio, con sus brazos a sus espaldas, balanceándose.

Caminé a pasos lentos a su encuentro.

Entonces, le tendí el objeto.

—Para ti —murmuré

Lo recibió, abriéndolo demasiado rápido. Lo que encontró, la dejó un tanto confundida, y a la vez emocionada

—Sé que no es mucho, solamente... —empecé diciendo—. Quería que tuvieras algo que te recordara tu época favorita del año. Y al mismo tiempo... en la que nos conocimos.

Sacó el objeto con una enorme sonrisa.

Era una esfera de nieve. La agitó, como una niña pequeña

—Es hermoso —pronunció

—¿Te gusta?

—Claro que sí —se rio—. Me has dado el mejor cumpleaños.

—¿Y por qué lo dices así?

Dejó ambas cosas suavemente en el sofá para acercarse a mí

—Nadie se había interesado en las cosas que me gustan jamás. Y tú siempre lo haces. No sé cómo puedo merecerte.

—De la misma forma que yo te merezco. —hice su cabello a un lado para ver su rostro—. Nos pertenecemos el uno al otro.

—De eso estoy muy segura.

Volvió a besarme con el mismo sentimiento, incrementando.

Yo le había dado el mejor cumpleaños, y estaba seguro de que ella me daría una vida llena de todo el amor que nunca creí encontrar. 

*

Un cap para el final<3333333

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

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