La serafina (Alastor y tu)

By RaquelLovegood

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Raquel, una serafina castigada por desentrañar secretos celestiales, es despojada de su magia y desterrada al... More

Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37
Cap. 38
Cap. 39
Cap. 40
Cap. 41
Cap. 42
Cap. 43
Cap. 44
Cap. 45
Cap. 46
Cap. 47
Cap. 48
Cap. 49
Cap. 50
Cap. 51
Cap. 52
Cap. 53
Cap. 54
Cap. 55
Cap. 56
Cap. 57
Cap. 58
Cap. 59
Cap. 60
Cap. 61
Cap. 62
🔥Cap. 63🔥
Cap. 64
Cap. 65
Cap. 66
Pag. 67
Cap. 68
Cap. 69
Cap. 70
Cap. 71
Cap. 72
Cap. 73 (Final)
🔥Capítulo Extra (El Celo)🔥
𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂

Cap. 29

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By RaquelLovegood

Narra Raquel:

Me desperté con la luz filtrándose por la ventana, mi cabeza latía fuertemente, además, notaba mi garganta seca y pegajosa, me froté los ojos antes de abrirlos pero rápidamente me di cuenta de mi error pues había demasiada luz en el cuarto, me encontraba realmente mal, la cabeza me dolía como si me clavasen mil cuchillos y el estómago estaba sumamente revuelto. Me escondí debajo de la sábana esperando a que se me pasase un poco todo... 

Traté de vislumbrar el sofá asomándome un poco y mirando por debajo de la manta, pero estaba vacío, Alastor ya debía haberse despertado y había decidido empezar el día solo... Recordaba vagamente momentos de la noche anterior, el baile... El demonio... La pelea con Alastor y... Oh Dios mío, lo besé.

Noté como mis mejillas se enrojecían a una gran velocidad y todo mi cuerpo sentía una oleada de vergüenza, lo había besado en medio de una calle, en la boca y justo después de decirle que le odiaba... Quería que el suelo se abriese y me tragase pero ya estaba en el Infierno por lo que a saber a dónde me llevaría.

Oí gritos afuera de mi cuarto y los sentía como golpes en el cerebro, cualquier ruido en estos momentos era sumamente desagradable y que dos personas discutiesen en mi puerta no ayudaba, pude oír la voz de Ángel y lo recordé, no le había avisado que me iba con Alastor, simplemente lo hice sin preocuparme por si me buscaría, tenía que disculparme.

Me levanté notando lo molesta que era esa mañana la luz del sol y me dirigí a la puerta mientras me sujetaba a los muebles conforme avanzaba, el dolor de cabeza me provocaba algo de mareo; abrí la puerta y me sorprendió ver a Ángel discutir con Alastor, la araña le estaba recriminando que se me hubiese llevado sin decirle nada pues se había preocupado y se había pasado la noche buscándome. Lo miré bien observando que aún llevaba la ropa de fiesta por lo que acabaría de llegar.

El ciervo sin embargo lo observaba fijamente sin mostrar ningún cambio de expresión, le era indiferente lo que le estaban diciendo o al menos lo parecía, levantó una ceja cuando supuso que este había acabado y simplemente se dio la vuelta para entrar a mi cuarto, me sonrió mientras pasaba por mi lado y dejaba un vaso en la mesa y una pastilla al lado, miré a Ángel, el cual me abrazó fuertemente disculpándose por haberme dejado sola.

-Cariño, no pasa nada, perdóname a mí por no haberte avisado- le devolví el abrazo pero la araña estaba más centrada en el ciervo que en mí.

-Tienes que contarme que pasó anoche, ¿por qué ha salido esta mañana de tu cuarto para cogerte una pastilla y subírtela? Necesito sabes todos los detalles de cómo hicisteis las paces... Ya sabes...- me guiñó un ojo a lo que cerré la puerta en sus narices suplicando porque Alastor no lo hubiese oído.

-Te traje una pastilla para la resaca- dijo él mientras me tendía el vaso y yo lo cogía- imaginaba que después de anoche hoy no te encontrarías en las mejores condiciones- tras esto se dirigió a cerrar las cortinas evitando que entrase más luz.

-Como sabes...- él rio antes de que acabase la frase.

-Querida, antes de demonio fui humano en los años 30, no es la primera resaca que veo- levanté una ceja.

-¿Pero tú has tenido alguna?- pregunté mientras tomaba la pastilla, él asintió.

-Por supuesto que he tenido serafina, y seguramente peores que la tuya... Pero eso queda en el pasado- me sonrió mientras agarraba el vaso ya casi vacío y se dirigía a la puerta- pero como imagino que sí que es tu primera, te daré unos consejitos... Vuelve a meterte en la cama y descansa todo lo que puedas, cuando te despiertes, date un buen baño y baja a comer algo... Te sentirás mejor- yo asentí- si necesitas cualquier cosa, llámame- sonrió con tranquilidad a lo que le devolví la sonrisa, acordándome del beso... Mis mejillas se tintaron de rojo y agradecí la penumbra, él salió por la puerta y me predispuse a hacer todo lo que él me había recomendado, la verdad es que el dolor de cabeza iba en aumento conforme pasaban los minutos y notaba que me iba a explotar.

Cuando desperté de nuevo, el sol había bajado bastante dejando mi habitación en la semi oscuridad, me levanté y me dirigí a la bañera, la cabeza ya no me dolía tanto; esta vez fue una ducha rápida, quería bajar para comer algo ya que mis tripas empezaban a sonar y tenía bastante hambre.

Tras vestirme me encaminé hacia el piso de abajo, entrando a la cocina y viendo a Niffty cazar un par de bichos, ella me sonrió mientras mostraba un pequeño cuchillo con dos cucarachas ensartadas, mi estómago se revolvió al ver que una aún movía las patas... Le sonreí y me dispuse a ir a la nevera para buscar algo comestible que no tuviese que preparar, la mayoría de las cosas eran carne que debía ser cocinada y un par de verduras... En uno de los estantes de arriba vi un sándwich, me sorprendió pues habitualmente se hacía una comida común para el hotel y las sobras se tiraban, pero al ver que no había nota de propietario ni nada me lo apropié.

-Niffty, ¿sabes de quién es esto?- pregunté antes de salir al comedor- ella me sonrió.

-No...- notaba en su voz el tono agudo que usaba cuando mentía- pero creo que te lo puedes quedar- levanté una ceja y salí sin darle más importante, si alguien me reclamaba más adelante le prepararía uno, pero ahora mismo, este me lo iba a comer yo. 

Al entrar en la sala vi a Husk en la barra, le saludé mientras me dirigía a la mesa principal, él sonrió de lado.

-Me han contado que la noche fue bien- era de esperarse que ya todos supiesen la borrachera que me había pillado.

-Cállate, no me lo recuerdes- traté de evadir el tema.

-Si es que... Hay que aprender a beber con moderación- observé la botella casi vacía que tenía al lado mientras me hablaba esperando a que se diese cuenta de que no era el más adecuado para hablar pero no lo hizo.

En los sofás estaba Ángel sentado, solo le veía la parte de atrás de la cabeza debido a que se encontraba de espaldas, por lo que decidí acercarme a pedirle que se sentase conmigo mientras comía y así hablar de anoche.

-Ángel- dio un salto asustándome a mí también, se giró y vi el miedo en sus ojos- cariño, ¿estás bien?- su mano se dirigió a su pecho mientras hiperventilaba.

-Sí, sí, estoy bien- respiró hondo tratando de recuperar el ritmo habitual, pero miraba a todos lados con un aire un poco paranoico- pensaba que eras otra persona- levanté una ceja.

-¿Quién iba a ser?- él negó mientras seguía observando hacia las escaleras, Val no podía ser ya que jamás había puesto un pie en el hotel y tampoco creo que se atreviese después de la amenaza que le hizo Alastor la última vez que se vieron. Ángel negó mientras me intentaba sonreír.

-Déjalo, ¿necesitabas algo preciosa?

-Te quería proponer que vinieses a hacerme compañía para no comer sola, y de paso hablar de lo que pasó ayer- su rostro cambió por un instante pero no fui capaz de descifrar lo que pasaba por sus pensamientos, sin embargo al momento me sonrió mientras se levantaba.

-Por supuesta serafina- se sentó enfrente mío en la mesa y observé como miraba a la mesa fijamente, evitando mi mirada- antes que nada...- dijo tras unos momentos de silencio- quería disculparme por lo que pasó ayer, no debí dejarte sola y lo sé, entiendo que no quieras volver a salir de fiesta conmigo, pero si sales, prometo que no volverá a pasar... -se notaba la angustia en sus palabras, él seguía mirando hacia abajo por lo que aproveché y puse mi mano encima de una de las suyas.

-No te preocupes, cariño- empecé mientras trataba de encontrar las palabras- al final no pasó nada y pasaste una muy buena noche por lo que pude ver...- una pequeña sonrisa apareció por un momento en sus labios- accedí a salir de fiesta, pero como amigos, no para que fueses mi niñera.

-Pero ¿y si ese demonio te hubiese llegado a hacer algo más?- levanté una ceja, ¿Cómo sabía Ángel lo que había pasado fuera de la discoteca si él no lo había visto?

-¿Cómo que algo más?- levantó la mirada abriendo mucho los ojos- Ángel ¿Cómo sabes tú lo que pasó fuera de la discoteca?

Su rostro se contrajo mientras en su mirada aparecía un leve sentimiento de miedo, solo había una persona que podía habérselo contado pues era la que me había sacado del problema, sin embargo esta mañana no había oído que mencionasen nada de lo que había pasado anoche, es más, solo había oído los gritos de Ángel, Alastor se había mantenido en completo silencio.

-Ha sido Alastor, ¿verdad?- él asintió- ¿se puede saber qué te ha dicho?

-Digamos que no me ha contado nada...- apretó sus manos con nerviosismo- mejor dicho me ha sugerido que la próxima vez que salga de fiesta contigo, más me vale asegurarme que no haya problemas como ese...- mi boca se abrió.

-¿Alastor te ha amenazado?- él negó.

-A ver... Ha dicho que no era una amenaza sino una advertencia... Y que esperaba que a la próxima no le tocase venir a salvarte de demonios como pasó anoche porque no habría nadie que nos salvase a nosotros- ahora entendía el gesto de terror de la araña cuando me había acercado por detrás, debía estar aterrorizado de que el ciervo le hiciese algo.

-¿Pero eso cuándo ha sido? Si esta mañana te he oído discutir con él pero él no decía nada- Ángel se encogió de hombros.

-Cuando salió de tu cuarto después de dejarte la pastilla, fui a pedirle explicaciones de anoche, quería saber que había pasado y porqué te habías ido antes- asentí esperando a que continuase- pero él no quería hablar de eso, sino de nuestro comportamiento... Preguntó si había sido culpa nuestra tu borrachera ya que no bebes habitualmente y si acaso nos había pasado algo tan grave que provocase que te dejásemos sola en medio de una avenida por la noche en el puto Infierno- me di un golpe en la frente con la palma de la mano mientras me acababa la comida- se puso en modo Demonio de la Radio, ya sabes, cuando se hace más grande y le crecen los cuernos- negué con la cabeza ya que nunca lo había visto así- pues es terrorífico... Y fue cuando me sugirió que a la próxima tuviésemos más cuidado...

-No me puedo creer que Alastor te amenazase- él se encogió de hombros.

-No es la primera vez que lo hacen... Pero sí una de las que más miedo han dado- le volví a coger la mano y le sonreí.

-¿Quieres que hable con él?- él negó.

-Lo que quiero, cariño, es que me cuentes porque ha pasado la noche en tu cuarto y como es que os volvéis a hablar- mis mejillas se sonrojaron- te has puesto roja... ¿Te lo has follado?- le di una patada por debajo de la mesa para que se callase, miré por encima de mi hombro pero Husk parecía no estar prestando atención.

-Obviamente no, Ángel, no me lo he...- rio mientras levantaba una ceja.

-Como se nota que vienes de donde vienes, no eres capaz ni de decir la palabra follar- suspiré- pero entonces...

-Cuando me intentaron... Ya sabes...- él asintió- Alastor apareció y acabó con la vida del demonio ese, estaba agradecida de que hubiese venido pero seguía enfadada, por lo que me puse a discutir con él... Al final, más que discutir terminamos hablando y me dijo que se había alejado de mí por protegerme y todas esas cosas.

-Dios, eso es tan típico de las películas malas que vemos- asentí estando completamente de acuerdo con él.

-Exacto, por lo que le dije que yo no quería que me protegiese, que quería que fuese mi amigo... Por lo que sin...- paré en seco, no quería contarle a Ángel lo del beso para que no se hiciese falsas ilusiones o se pasase las próximas tres semanas recordándomelo- más que añadir- improvisé- me acompañó al hotel pero para asegurarse que no pasase mala noche, se quedó a dormir en uno de los sillones del cuarto.

-¿Y ya está? ¿Sin acción ni nada?- negué- me has fallado, serafina.

-Hablando de fallarnos, Ángel... Hablemos de que las bebidas de ayer por algún casual eran alcohólicas, ¿te parece?- la cara de Ángel mostró una risa pícara mientras me miraba.

-A que te gustaron- negué.

-Lo que no me ha gustado es el dolor de cabeza de esta mañana- él se rio.

-Venga ya cariño, sabes que sin ellas, no estaría ahora otra vez con el ciervo... Así que, de nada- me guiñó un ojo. En cierto modo tenía razón, si no hubiese sido por el alcohol, nada de lo de anoche habría pasado y no habría vuelto a renovar mi amistad con Alastor.

-Igualmente, la próxima vez, si te pido algo sin alcohol...- él sonrió de nevo.

-Bueno... Ya lo veremos...- dijo antes de levantarse y marcharse a su cuarto, dejándome sola en la mesa.

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