Casualidad por robo [EN PAUSA]

By nadaqver_

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A veces hay que escoger entre el amor de tu vida y el amor para tu vida. El universo ha decidido darles una... More

❝ ❞
➥ Aclaraciones y nota del autor
‣ 𝐷𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎
𝓟𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓸
「 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝐼 」
01: el robo del aguacate más bonito y una cena sin guacamole.
02: ¿El castaño tiene envidia o celos?
03: la cena y un vergonzoso momento con los Patterson que Ali no recuerda.
04: ¿Prinkípissa? Prinkípisss arruinó el top favorito de Ali
05: los jóvenes son un desastre o calenturientos cuando toman
06: las cosas que pasaron en la fiesta, ¿la dignidad? Se fue.
07: Despertar como la flor y terminar el día sabiendo que es pigving
08: la familia chismosa
09: la tradición oculta de oficialización
10: ¿Saben cuál fue la razón por la que Ali le habló a Elliot cuando eran niños?
11: Chachachá.
12: Creo que los dos se provocan a propósito.
13: Entonces... ¿Rumpelstiltskin o Fifi?
14: La habilidad de repostería de los Patterson.
15: ¿Si iba por buen camino o no?
16: El plan era ir a una disco a drogarse. O eso fue lo que dijo Elliot.
17: ¿Victoria o derrota?
18: El amor de tu vida y el amor para tu vida.
» El universo quiere decir algo.
19: La espera esta por terminar...
20: Regresemos un año atrás, ¿Malcolm, por qué lo hiciste?
21: Lo siento tanto, Malcolm. En serio, lo lamento.
22: ¿Desconfianza o protección?
23: Propuestas.
24: Ambos ya cayeron totalmente.
25: Son sus chicos, ¿quedó claro?
» Una carta del universo para ti.
26: Una nueva vida en camino, ¿y dos vidas se quieren ir?
27: ¿Te dijo Patterson y no Ian? Auch...
28: ¿Rechazar ver Harry Potter o Crepúsculo? En serio estamos mal...
29: Ellos siempre te escucharán y se quedarán de tu lado si no los lastimas.
30: De nada, querida. Ambos se merecen.
» Notita del universo.
31: Momento anhelado.
32: Los sentimientos y emociones también quedan atrapados en las fotografías.
33: Una visita sanadora.
34: Quizá un día serán ustedes.
35: Burbuja le teme a las agujas, Bombón se ríe y Bellota en una difícil misión.
36: Bellota cumpliendo su misión.
37: La Deidad Guardiana.
38: Negación.
39: Recuerda lo que tu padre te dijo hace unos años, Alida.
40: Promesa "volverás".
41: Voz y acción, cosas muy distintas.
» Sigo aquí.
42: La dichosa obra de Molly.
43: Las cosas cambian de un segundo a otro, ya se para bien o para mal.
44: Las cosas pasan por algo, ¿no?
45: Abuela Patterson.
46: Feliz dulces dieciséis, Dafne Patterson.
47: Él se enamoró primero, pero ella se enamoró más fuerte.
「 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝐼𝐼 」
01: No, Alida, no es un verbo, es un nombre.
02: Elliot sigue siendo chismoso incluso a distancia.
03: HRUPS.
04: El lenguaje de las flores.
05: Imagina a Elliot y Colin juntos.
» Personas nuevas.
06: Sigue así.
07: Primer gran paso.
08: Las probabilidades nunca son cero.
09: ¿Esfuerzo supera al talento? Determinación es la respuesta.
10: Gemelos Archer.
11: Suéltalo.
12: Otra cara nueva conocida, pero diferente.
13: Amistades inesperadas, pero inigualables.
» Solo tú.
14: Demuestra que te sientes mejor que antes.
15: Hace un año.
16: Simples comentarios a veces traen grandes consecuencias.
17: Día libre de rodadas y llamadas secretas.
18: Vínculos.
19: Un choque de frente era lo que se necesitaba.
「𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝐼𝐼𝐼 」
01: Es cuestión de tiempo el adaptarse y que ambas partes colaboren.
02: Atraco a la cocina y una cómoda madrugada.
03: Están bien.
04: Noticias inesperadas y secretas.
05: Pasadas molestias.
06: Primer amistoso.
07: Demuéstralo.
08: ¿Al mismo nivel?
09: Ex compañeros de equipo.
» ¿Por qué dejarlo?
10: Las sorpresas de Madrid.
11: Colisión iniciada.
12: El As bajo la manga.
13: Promesa de tres chispas de esperanza.
14: Más que preparada.
15: Uno no es suficiente.
16: Recuérdales y hazlo saber.
17: Nuevas noticias y apodos.
18: Vínculo entre ex compañeros de equipo.
19: Momento de desestresarse.
Especial 300k
Especial 400K 「capítulo 5, parte I 」

20: Titular.

5.8K 613 60
By nadaqver_

Alida

El gimnasio se veía con más vida que los días anteriores, esta vez sí se podía notar que todos los equipos estaban presentes para poder ver el último partido entre los dos equipos femeninos invictos.

Había colores mezclados, pero con los minutos algunos se movieron de lado para estar del color que eran. Un lado se veía rojo con blanco, mientras que el otro era verde con azul o amarillo.

No iba a mentir, me sentía nerviosa. Mi corazón golpeaba mi pecho con fuerza, podía oír los latidos y en mi estómago tenía un nudo de nervios. No había podido comer a gusto, pero de alguna u otra forma tenía que hacerlo si no quería debilitarme a mitad del partido.

Empezamos a quitarnos el uniforme de encima para prepararnos. La camisa que ahora utilizaríamos era la azul, mientras que Clara llevaba la amarilla. Terminé de quitarme el pants, quedándome en la licra corta y me senté en la banca.

—Creo que vomitaré —escuché a Isabella a mi lado, mirando al frente como la barra de Japón hacía ruido al ver cuando sus jugadores entraron.

Sonreí a medias, no sabía qué decir. Quería concentrarme en poder controlar mis nervios. Saqué mis zapatos junto a las rodilleras y mangas, y guardé el otro uniforme.

Marcelo estaba hablando con los árbitros junto a otros entrenadores. No sabía que tenía planeado para ahora, solamente me indicó que me pusiera la otra camisa.

Apliqué la crema en mi rodilla izquierda y la vende con cuidado de que mis manos no temblaran tanto. Deshice el vendaje una y otra vez, los nervios de verdad me estaban atacando.

—Déjamelo a mí —oí esa voz tan reconocida viniendo detrás de mí y luego vi a Sebastián acuclillarse enfrente de mí, tomando la venda enredada.

Solté un suspiro pesado y miré alrededor, los chicos estaban apoyándonos. Colin estaba poniéndole algunos vendajes en los dedos a Clara, Rick estaba platicando con Cassandra para tranquilizarla, y los demás estaban atentos a ayudarnos con ponernos a algunas cosas que, en otras circunstancias, nosotras las hubiésemos hecho, pero por obvias razones estábamos más nerviosas de lo normal que se nos dificultaba.

Sentí una ligera palmada en mis muslos y miré rápidamente al frente, Sebastián tomó mis manos y las acarició con sus dedos pulgares.

—Eres una magnífica jugadora, pingvin —dijo con suavidad y sonrió, sincero.

Sonreí de labios cerrados, un tanto tensa. Él presionó mis manos, en señal de que lo mirara a los ojos y así lo hice. Observé ese azul grisáceo que nunca me aburriría de ver, que deseaba verlo por el resto de mi vida.

—En mi mundo eres la mejor y también estás empezando a serlo en este mundo —habló, tranquilo, y se levantó para dejar un fugaz beso en mi frente y volvió a acuclillarse. Yo ya estaba sonriendo de una manera más relajada—. ¿Quieres algún vendaje en tus manos?

Miré mis manos, apoyadas en las suyas, y negué con la cabeza.

—Estoy bien —respondí y él sonrió, seguro—. Gracias.

Se sentó a mi lado, mientras yo me terminaba de poner las rodilleras y los zapatos. Me aseguré de atarlos bien, odiaba cuando sentía flojas las cintas y me daba cierta inseguridad. Terminé con las mangas, subiéndolas por completo, donde hacían la ilusión de ser una camisa por debajo al ser cubiertas con las mangas de mi camisa.

Respiré hondo y solté todo el aire de mis pulmones, tratando de sacar esa tensión y la mayor sensación de nervios posibles.

—¿Lista? —Cassandra se acercó, ya lista y yo asentí con la cabeza, tratando de verme lo más segura posible.

Ella me hizo un gesto de que me acercará al círculo que estaban empezando a hacer las demás para la lubricación. Miré una vez más a Sebastián y él me sonrió, sin decir ninguna palabra, sentí su apoyo.

Me levanté y me acerqué, uniéndome a los ejercicios. Las japonesas también estaban lubricando y los árbitros estaban en la espera de indicar los calentamientos de ataque y saque.

Los chicos se alejaron, yéndose a una parte del público. Divisé a mi familia, que supe que estaban nerviosos con solo ver sus caras. Me parecía una lástima que Sophie y Cristhian no pudieran venir debido a sus mellizos, pero estaba segura de que Sophie estuviera gritando a todo pulmón, así como lo hacía su hermano menor.

Marcelo se acercó a nosotras, nos dio unas pequeñas palabras de ánimo y de aprobación, y se fue a la banca a hablar con sus auxiliares.

*

El marcador iba igualado desde que inició el partido.

15-15.

15-16.

16-16.

El bullicio por cada punto o jugada era increíble. Y no me imaginaba la adrenalina que se sentía al estar dentro de la cancha.

Oliveira no me había dado ninguna indicación desde que dio la rotación inicial. Estaba junto a las demás chicas en el cuadro donde debíamos estar de pie y mantenernos en calor.

Chocaba las palmas con Karina y Jazmín cada vez que hacían su cambio con Clara. Podía notar como respiraban agitadamente y sudaban, dando todo en el juego.

No sabía hasta cuando iba a entrar, pero sabía que debía mantenerme atenta a las rotaciones y las jugadas, tanto de mi equipo como las del contrario.

—La siete no siempre llega a los bloqueos, aprovecha eso —le comenté a Karina y ella observó a la jugadora que mencioné.

—Intentaré pelearle balones —dijo, concentrada y se limpió el sudor del cuello con una toalla.

—Clara está más atenta a las largas porque estás bloqueando casi todo ataque que viene —agregué con una sonrisa orgullosa.

Karina me sonrió, agradecida, y me dio una leve palmada en el hombro.

Llegó el cambio de Jazmín y era momento de que Karina volviera, chocaron sus palmas a lo alto antes de intercambiar. También salude a Jazmín y la felicite por el buen juego que estaban llevando.

Los puntos siguieron sumándose, el marcador avanzó hasta llegar a lo decidido.

24-23.

Cassandra necesitaba hacer un servicio para ganar este set.

Jugué con mis manos mientras la observaba posicionarse en la zona de saque. Rebotó el balón repetidas veces hasta escuchar el silbato de autorización.

El gimnasio se sumergió en un silencio tenso, en la espera de que la capitana hiciera su saque.

Antes de que pasaran los ocho segundos, ella lanzó el balón y le pegó. Chocó contra la red y todos hicieron un ruido lleno de adrenalina y suspenso.

Fueron microsegundos, pero para nosotras fueron varios segundos donde se vio como el balón, tras chocar contra la red, quedó al borde de esta para finalmente irse para el lado de Japón.

Las japonesas pudieron elevar ese balón y seguir su jugada, así también el público volvió a hacer ruido para animar a los equipos.

Las chicas estaban listas para hacer un bloqueo de tres, Isabella, Karina y Fabiola estaban listas para el salto. Vi imposible que el balón pasara de ese muro de manos, ellas eran altas y tenían un buen salto.

Pero, no había que olvidar que estaban jugando contra Japón.

La atacante japonesa, al pegarle al balón, le dio una dirección lateral, pasando al lado de ese bloqueo.

Cassandra fue la encargada de defender ese remate y como ella fue el primer contacto, Clara se apresuró a buscar el balón para armar. Lo hizo con antebrazos y Alexandra aprovechó a rematar de zaguero.

Volvieron a posicionarse para defender. Las japonesas se veían decididas a no perder ese set.

Esta vez, solamente Karina llegó al bloqueo. El balón rebotó en dirección hacia arriba y se sabía que iba a ser un momento de pelearlo.

Ella se preparó para volver a saltar, al igual que la japonesa. Pero, Karina tenía brazos más largos, como el balón estaba cayendo justo en medio de la cancha tras un bloqueo, ella inesperadamente golpeó el balón. Y el silbato se escuchó.

Las chicas gritaron con euforia, sobre todo Karina tras hacer ese movimiento.

El árbitro indicó el cambio de cancha y nosotras nos movimos junto a nuestras cosas.

Las felicité por ese intenso set. Mientras ellas se limpiaban el sudor y bebían un poco de agua o suero, Marcelo empezó a hablar.

—No tengo dudas de que en este set entrarán agresivas, buscarán ganar esos dos sets seguidos —habló con seriedad—. Sigan jugando así, estén mucho más atentas —señaló a la dominicana que acaban de hacer el punto de gane—. Excelente ataque.

Karina sonrió, orgullosa, al igual que Marcelo. Comentó algunos detalles de las jugadoras, así como se notó que la opuesta tiene la muñeca lesionada y no llega a bloquear mucho; que quienes tenían un mejor saque era la armadora y una de las centrales.

Cuando el árbitro volvió a pitar, indicando que regresaran a la cancha, Marcelo dio rápidamente las zonas donde se empezaría.

Y no, yo no iba dentro.

Hicimos nuestro gritó al elevar las manos y el público nos acompañó. Choqué las palmas con cada una y les di buena suerte, animándolas.

En estas ocasiones, incluso hasta Clara me sonreía animadamente mientras chocaba mis palmas. Un claro efecto de la adrenalina.

Volví al cuadro junto a las demás y tomé una cuerda para dar un par de saltos, manteniendo en calor mi cuerpo.

—¿Oliveira te dijo si ibas a jugar o no? —inquirió Oliv, una de las puntas de cambio.

Negué con la cabeza.

—Solo me dijo que me pusiera este uniforme y no el de libero —respondí, señalando mi uniforme y dejé la cuerda encima de un maletín.

Volvimos a centrarnos en la cancha cuando escuchamos el silbato.

*

20-20.

Japón llevaba el servicio y noté como la jugadora estaba centrada en Clara. Me sorprendió el hecho de que habían tardado en leerla, en saber que se le dificultaban los flotados, pero creo que era parte de su estrategia.

El silbato sonó y la jugadora hizo su ritual. Le dio un golpe secó al balón y este iba sin rotación, balanceándose sin indicar una dirección concreta de adónde caería.

Clara trató de recibir con ante brazos, el balón le terminó dando un poco más arriba de sus brazos y no hubo suficiente altura. Isabella se encargó de elevarlo y hubo un simple remate sin salto.

Se posicionaron para defender y Japón se llevó otro punto al hacer una colgada por encima del bloqueo.

Cassandra ánimo a su libero, ella sabía que ese balón iría directamente hacia Clara y debía estar lista para buscar ese balón y lograr armarlo.

El saque de nuevo fue un flotado, esta vez la recepción fue un poco mejor. Cassandra logró darle altura con sus antebrazos, no fue una armada perfecta como las anteriores, pero al menos Alexandra alcanzó a saltar y pegar.

Pero, lastimosamente, el bloqueo de Japón interfirió. Clara se había desconcentrado y las demás estaban confiadas en ella.

Se reunieron rápidamente para darse palmadas de ánimo y volvieron a posicionarse para recibir.

De nuevo, el balón iba balanceándose. Clara recibió con toque de dedos, hizo una mueca y volvió la vista al balón demasiado tarde para reaccionar ante el repentino remate en el primer toque.

Japón ahora llevaba tres puntos de delantera y solamente le hacían falta dos para ganar el set. La tensión era muy notoria, sin embargo, Marcelo solo estaba centrado en observarlas.

Cassandra hizo la seña de la siguiente jugada, haría una corta y rápida con Karina. Las demás asintieron y el árbitro autorizó el servicio de la japonesa.

Estaba empezando a molestarme que solamente hiciera saques flotados, sabía que era parte de su estrategia, pero era frustrante de ver cuando sabes lo difícil que son de recibirlos.

El balón iba muy alto y Clara se apartó para dejarlo pasar. Afortunadamente, Isabella supo leerlo y tuvo que lanzarse a recibirlo, no dio un pase perfecto a la armadora, pero Cassandra se apresuró a seguir la jugada que se había decidido.

Karina remató y por suerte el balón cruzó, a pesar de que recibieron con facilidad.

La armadora pasó el balón en su segundo toque, haciendo una finta muy corta y dos se lanzaron para intentar elevarla, pero el balón ya había tocado el piso.

En cuanto el árbitro otorgó el punto, Cassandra rápidamente le hizo la seña de tiempo fuera y él le autorizó.

Me señaló, indicándome que me acercara. Lo hice rápidamente por esos cortos treinta segundos que daban.

—Haz el cambio —ordenó con seriedad, viendo a Marcelo—. Ya estresaron a Clara, quiero a Alida dentro.

Las chicas intercambiaron miradas, disimulando que pensaban lo mismo. Miré a Clara, ella tenía la vista en otro lado y apretaba su mandíbula, conteniéndose.

—Alida ahorita no es libero —señaló Marcelo, indiferente—. La formación sigue como la indique, vuelvan a entrar.

Y justo en ese momento el árbitro hizo sonar el silbato. Cassandra chasqueó la lengua y con pasos firmes volvió a la cancha. No le dijo nada a Clara, pero las demás sí le dieron algunas palabras de aliento.

Yo volví al cuadro de cambio. No sabía si sentirme mal por ella, comprendía esa frustración, pero de alguna u otra manera había que enfrentarla.

Sabía perfectamente que yo hubiera podido recibir ese servicio, pero por alguna razón Marcelo no me había metido en todo el partido, a pesar de que tener a dos liberos dentro era uno de nuestros fuertes.

El árbitro indicó que ese era el punto de set para Japón y pitó.

Como ya era de esperarse, la japonesa hizo un flotado y esta vez lo hizo con salto. Bastaron solo dos segundos para que el silbato volviera a sonar e indicara el cambio de cancha para el tercer set.

Japón celebró ese gane y la racha de cinco puntos seguidos cuando en todo el partido no había más de tres puntos de diferencia.

El ambiente había cambiado entre el equipo de Brasil. La capitana estaba molesta y el entrenador parecía ignorarla, la libero estaba frustrada al borde del llanto y las demás jugadoras no sabían cómo actuar más que intentar elevar los ánimos.

Cassandra empezó a hablar con Marcelo en portugués, ambos eran brasileños y se expresaban mejor en su idioma.

—Dime cómo.

Parpadeé varias veces, quitando la atención de esos dos, y vi que Clara estaba enfrente de mí, un tanto decaída.

—¿Qué debo hacer para poder recibirlos? —inquirió, suplicante, y noté que sus ojos empezaban a ponerse rojos.

Presioné mis labios, pensativa.

—No te precipites —dije en un tono tranquilizador donde ella no se sintiera humillada—. Eleva más tus brazos, casi a tu clavícula, para poder hacer un buen toque de dedos a último segundo.

Ella asintió, incómoda. Solté un suspiro y agarré con suavidad uno de sus brazos, en un intento de reconfortar.

Abrí la boca para decir algo, pero la cerré rápidamente al ver que ella me ganó la palabra.

—Deberías entrar tú.

—No está en mis manos —dije.

—Cassandra ya no me quiere dentro y las demás ya no confían en mí. Será un set lamentable por mi culpa.

—Recuérdales todas esas salvadas que has hecho, que esas recepciones no te afectaron, aunque sabemos que así fue —dije con una pequeña sonrisa—. Tú eres la libero, tú manejas la defensa, debes saber manejarla.

Ella frunció el ceño, confundida.

—¿A qué te refieres?

—A que no es obligatorio que la libero reciba todos los saques.

Ella me miró unos segundos, comprendiendo mis palabras. Solté su brazo con cuidado y el silbato se escuchó para que las jugadoras volvieran a entrar.

Clara respiró hondo y nos acercamos rápidamente para hacer nuestro grito. Como ya Japón estaba en su posición, no hubo tiempo para chocar palmas con todas y fueron directamente a posicionarse en la rotación escogida.

Clara se acercó, sonriendo, pareciendo ver que no estaba afectada. Cassandra le dio ánimos desde su posición inicial, cerca de la red, para esperar el pase.

Empecé a volver a ponerme nerviosa. Se sabía que todo lo que había pasado perjudicaba por completo al equipo. Desde la actitud de Cassandra hasta la actitud de Marcelo, que no estaba dentro de la cancha, pero no permitía hacer el cambio.

El saque lo recibió Alexandra y Cassandra decidió irse firme y decidida a hacer una finta desde su segundo toque. Karina saltó, simulando que atacaría y el balón ya había cruzado al otro lado, y también ya había tocado el suelo contrario.

A pesar de que se sentía la tensión del equipo, el público jamás dejó de apoyar. Se escucharon los gritos de festejo por ese punto.

La capitana tomó el balón y caminó a la zona de saque. Su semblante era serio y de concentración. Sentí esa pizca de que iba a desquitarse en estos servicios y a su vez iba a desahogarse del enojo hacia Marcelo.

El silbato sonó y Cassandra respiró hondo, soltó rápidamente el aire y empezó su ritual. Al ver la altura que tomó el balón al lanzarlo, supe que haría uno en potencia.

Y así lo hizo. El balón iba en dirección a la zona uno, dificultando el pase a la armadora. Se apresuró a posicionarse en defensa.

El balón rebotó en las manos de Karina e Isabella hizo un suave toque de dedos, dándole altura para ella poder alejarse y darle espacio a Cassandra de armar.

Colocó a su quinto e Isabella no dudó en aprovechar esa armada. El silbato sonó y el árbitro señaló el lado de Brasil. Las chicas celebraron y el público gritó.

Cassandra seguía sacando, había que mantener su servicio y la rotación estaba perfecta. Las tres atacantes estaban en la zona de tres, así que se podía hacer ataques más agresivos media vez hubiera un buen pase a la armadora.

Ella volvió a sacar hacia la misma zona y esta vez la japonesa no dejó que su recepción fuera difícil para su armadora. Ellas de verdad sabían leer rápidamente y resolver.

Atacaron en centro, Karina les regresó el balón tras un bloqueo y volvieron a armar. Atacaron en zona cuatro, Karina de nuevo bloqueo, devolviendo el balón con dificultad. Esta vez tuvieron que pasar un balón libre.

El público gritó con emoción. Clara le dio el pase a Cassandra, ella se fue directamente a una corta y rápida para Karina. Un punto más. El saque lo seguía manteniendo.

*

11-12.

Y quien llevaba el servicio era la misma jugadora que había agarrado a Clara. No tenía dudas de que volvería a hacerlo porque en todo el set no había vuelto a hacer flotados.

Cassandra le lanzó una intensa e insistente mirada a Marcelo y luego a mí, señalándome. Pero, él no hizo, la ignoró y dejó que el árbitro autorizara el servicio de la japonesa.

Mi nudo de nervios regresó, me mantuve atenta y con solo ver la mirada de Clara, supe que ella no estaba lista. Había dudas en su rostro.

Fabiola se mantuvo atenta junto a Isabella, que a pesar de que ella la mayoría de veces no recibía, esta vez optó por unirse a la recepción de saques y Clara no tuvo problemas con eso.

Fue la opuesta la que recibió el servicio y a Cassandra le llegó un pase limpio, mandó el balón hacia la atacante lateral, Alexandra, y ella le pegó al balón tras saltar.

La libero japonesa recibió y la armadora se posicionó debajo del balón, en la espera que cayera para hacer toque de dedos y armar.

Las tres chicas estaban listas para bloquear, y fue efectivo. El balón rebotó en los brazos de una de ellas, Cassandra se vio decidida a volver a saltar para pelearlo en medio de la red.

Ambas jugadoras tocaron el balón, empujándolo para el lado contrario. Se terminó deslizando de nuestro lado y a pesar de que estaban cerca de la línea y se pensó que no iba a tocarla, sin embargo, el balón la tocó. No fue fuera, fue punto para Japón.

11-13. Y el gimnasio estaba inundado en gritos, llenos de tensión, emoción y nervios.

Había agarrado la mano de Oliv por nervios y ansiedad. A ella no le pareció importarle porque estaba igual. Moví mis piernas con ansias, no sabía qué hacer en este estado y situación.

Cassandra pidió rápidamente un tiempo fuera y el árbitro se lo dio. Con solo la mirada que me lanzó, supe que debía acercarme de nuevo.

—Soy la capitana, yo soy una de las que está dentro del campo y está jugando —exclamó, viendo directamente a Marcelo—. Tengo mi derecho como capitana para elegir a quien tener dentro de nuestro juego.

—Soy el entrenador y estoy presente, así que yo debo dar la autorización —recalcó Oliveira. Cassandra frunció el ceño—. Sabes que no la daré. Terminen el juego como iniciaron.

—Pensé que de verdad querías vernos como invictas —habló firmemente la capitana y se giró para volver a la cancha.

No se dijo nada, las chicas regresaron a la cancha, pero yo decidí quedarme ahí, cerca de Marcelo.

—Ve a tu zona —me ordenó con seriedad, sin verme.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no me estás permitiendo jugar? —me atreví a preguntar, decidida.

—No eres la titular.

Sentí una sensación de vacío en mi estómago, fue como un golpe de realidad. Mis hombros cayeron y mi mirada quedó fija en algún punto, pensativa.

Sí. Él tenía razón. Yo no era una jugadora titular, no tenía derecho a reclamarle algo así.

—Espero que haya alguna razón, Cassandra no se quedará de brazos cruzados —hablé, tratando de que el nudo en mi garganta no fuera notorio, y me alejé de él.

Escuché el silbato otorgar un punto y seguido se escuchó un silbato largo, la señal de fin de partido. Una parte del público gritó con total euforia y la otra se quedó en silencio, asimilando.

Miré a mi alrededor y me sorprendió ver que aún no tenía la vista nublada, a pesar de sentir picor en mis ojos. Oliv me sujetó de la mano para acercarnos a la cancha y finalizar el partido con la despedida.

Choque mis manos con las jugadoras japonesas, trate de sonreírles mientras ellas devolvían la sonrisa ampliamente feliz. Al llegar a la última jugadora, ella sujetó mis manos con un poco de fuerza, deteniéndome.

—Me hubiera gustado jugar contigo —me dijo y ella sonrió, era una sonrisa sincera que de verdad la sentí.

—Gracias —pude decir y me volví a mi equipo.

Chocamos las palmas como siempre lo hacíamos, solo que esta vez no era con tantos ánimos.

Al regresar donde estaban nuestras cosas, los chicos ya se encontraban ahí, esperándonos para alentarnos.

Miré como Colin se acercó rápidamente a Clara, quien cubría su rostro con sus manos, ocultando sus lágrimas. Colin la abrazó y ella solo se apoyó en su pecho mientras la rodeaba, su pecho subía y bajaba de manera abrupta, señal de un llanto.

—¿Estás bien? —escuché a Sebastián enfrente de mí.

Voltee a verlo y en su mirada únicamente había preocupación mezclada con confusión, pero a la vez con molestia.

—Si, eso creo —respondí, y aunque traté de no sonar decaída, era obvio que lo estaba—. Alguien que no es titular no debería estar llorando cuando ni siquiera jugó —agregué, sarcástica.

—Alida —me llamó.

—Está bien. Tú ve a calentar, yo debo estirar —dije con un poco de seriedad y pasé a su lado, tomando mis cosas para alejarme de la banca—. Buena suerte —lo miré por encima de mi hombro y le sonreí de labios cerrados. Él me devolvió la sonrisa en señal de agradecimiento y asintió.

—Ten en cuenta que siempre te dedicaré mis mejores puntos y jugadas —dijo y yo no pude evitar soltar una pequeña risa nerviosa.

***

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